FIDEO, palabra creada en el romance mozárabe y extendida desde ahí a los tres romances ibéricos y a los dialectos occitanos, francoprovenzales, italianos y rumanos; parece formada con el verbo fidear ‘crecer’, ‘extravasarse, rebosar’, hoy conservado en judeoespañol, y derivado a su vez del ár. ȓ (imperativo fiȓ, etc.), íd.: los fideos recibirían este nombre por su propiedad de aumentar de tamaño al cocerlos.

1.ª doc.: fidêuš en Abenaljatib, † 1374, y ya en el Xecurí1; fideos, 1525, Rob. de Nola, p. 83; 1541, Fernán Flores (V. la cita s. v. HORMIGOS); 1607, Oudin2.

Covarr. y Aut. describen también los fideos, y el último cita testimonios en una pragmática de 1680. Las autoridades cristianas más antiguas se hallan en catalán, donde fideus ya figura en el diccionario de J. Esteve, impreso en 1489, y en documento de 1429 (Aguiló); el diccionario Balari cita más autoridades antiguas, entre ellas una de 1500 aproximadamente; además, me comunica un erudito tan serio como Marçal Olivar una cita de un texto catalán, en un inventario, creo que valenciano, «paropside una cum aliquot fideus»3. Existe también la contraprueba de su especial arraigo y variedades en la toponimia catalana de substrato mozárabe: El Fidèu es nombre de una partida del término de Guadasséquies (entre Játiva y Albaida) y se referirá al exceso de agua o desborde de las acequias. El Fidèu está en la parte alta del término, pero como este municipio es pequeño, se riega más o menos todo, aunque a esa parte sólo llegará el agua cuando las acequias van muy llenas. Palabra de la misma raíz que la de la famosa acequia de Alfait en la Huerta de Valencia, cf. el andaluz alfaide cit. más abajo. Ahí tenemos pues el vocablo en su originaria acepción etimológica, mientras que en los otros varios datos recogidos en mi investigación toponímica del dominio lingüístico se trata de la pasta y de sus derivados, o bien existe duda entre las dos acepciones: en La Pobla Tornesa vi la «Caseta deis Fidèus» (a más de medio camino de la sierra al pueblo, luego ya seguramente en tierra regada y así no juraría que el informe de mi guía, de que había habido una máquina de fabricar fideos, sea cierto); ya no cabe duda en cuanto al nombre de persona «El Fidever» en Vilafranca del Maestrazgo, ni en cuanto a Cá’s Fidever, casita rural, ésta en Mallorca, en el término de Deià4. En fin, de que en Valencia fideu es de origen mozárabe y no traído con la Reconquista catalana hay un testimonio terminante en el timbre de la Ɇ que, no hallándose ante una u de origen dental, supone necesariamente procedencia arábigo-mozárabe, y ya hemos visto que en este timbre coinciden los tres testimonios recogidos, de procedencia dispar e independiente. Del port. fidéus no hay autoridades, aunque ya figura en Moraes a fines del S. XVIII.

En Italia se halla solamente desde 1599, en una fuente genovesa, escrito fidelli. Por lo demás sabemos que hoy fidêous (pron. fids) se emplea en varias localidades del Hérault, Gard y Provenza; fidées, fideï, en Saboya y Suiza francesa; fideli, en la alemana; y en Italia se extiende por dialectos de todo el país, exceptuando Toscana y Sicilia5, pero no Cerdeña6; también el idioma literario y común ha permanecido reacio a esta denominación de procedencia forastera, y sólo emplea spaghetti o vermicelli (de donde el fr. vermicelle). Finalmente el vocablo se extendió hasta el rum. fideà, f. (dial. fedeà), donde designa sólo los que se expenden en el comercio, no los de elaboración casera; y hasta el neogriego ưιƌές o ưίƌιον7. Mucho antes que entre los cristianos hallamos el vocablo en la España nusulmana: fidawuš (o sea fidéuš) en Abenaljatib († 1374) y ya en el Xecurí. Además figura en el almeriense Arbolí (S. XV) y, en Marruecos, en Almacarí (1631); hoy fidêuš, fedáuš, y formas análogas siguen siendo usuales en este país, en Argelia y aun en el lejano Egipto8. Por lo demás, la estructura fonética de estas formas denuncia a la legua su procedencia hispánica o romance.

Pero como la gran antigüedad de la documentación mozárabe y la considerable de los documentos catalanes, muy anterior a los hallados en Italia, no puede ser casual, es verosímil que fideos sea palabra creada en el Andalús, quizá en su parte oriental, y transmitida desde allí a Europa por Valencia y Cataluña, donde es conocida la antigua tradición con que cuenta la fabricación de pastas para sopa. El área del vocablo en el Sur de Francia, exclusivamente languedociana y provenzal, comprueba, en efecto, que fideus se propagó desde Barcelona. La propia Acad., nada sospechosa en esto, ya dijo que fideo es un préstamo del catalán. Y yo mismo puedo en esta ocasión añadir pruebas que imponen este supuesto. Bernart Alart, el sabio e ilustre archivero y romanista rosellonés, en su monumental Inventari de la Llengua Catalana (todavía inédito, para humillación de los eruditos catalanes y vergüenza del Estado francés) reunió de primera mano seis testimonios del vocablo (tan claros como «media libra de fideus» en bajo latín 1383) procedentes todos del dominio catalán, desde 1377 y años intermedios hasta 1433; un poco más tarde ya había pasado a Aragón, donde se lee «dos costales de cueros de buey: dos quintales de fideos e muytas otras mercaderías e ropas partiendo de one tierra de Barbaría, do havía cargado las ditas mercaderías» (Bol. de la Acad. de Bones Lletres de Bna. V, 295).

El análisis lingüístico arroja resultados acordes. Es verdad que se ha propuesto una etimología italiana, especiosa por cierto. Se trataría de *filelli, diminutivo de filo ‘hilo’, disimilado en fidelli, y cambiado en fideus al pasar por Provenza, en el curso de la transmisión desde Génova a España. Tal es la idea de Flechia9. Pero es imposible porque la vocalización de -el en -eu no es anterior, en el dialecto provenzal, a finales del S. XVI (Ronjat, Gramm. Istor., II, 310), es decir, unos trescientos años más tarde de la aparición de fidéuš en mozárabe. Sólo Bellaud de la Bellaudière, en 1595, generaliza la vocalización, mientras que en textos de fines del S. XV y mediados del siguiente sólo se halla tras a, y no siempre. Por el contrario será el prov. fideus el que, al transmitirse a Génova en fecha tardía (1599), sufrió la adaptación al sufijo italiano -elli, al cual el -eus provenzal solía corresponder. Ya Merlo (It. Dial. II 285n.) hizo objeciones a la etimología de Flechia y Schiaffini por razones cronológicas y de fonética genovesa.

Pero no siendo provenzal la terminación -eu, -eo, sólo puede ser española, ya que tal sufijo es ajeno al árabe y a los demás romances que poseen el vocablo, aun el catalán. Y en efecto, sólo un dialecto español nos ofrece el verbo del cual puede derivar fideo.

Fidear significa ‘crecer, prosperar, sobresalir’, y fidearse ‘desbordar (un líquido), extravasarse, rebosar’, en el dialecto de los judíos españoles de Marruecos (Benoliel, Bol. de la R. Acad. Esp., XV, 190): se dice, por ejemplo, que el café, la leche, etc., están «fervidos fideándose» (ibid. , XIII, 533); es decir, ‘derramándose’10. Creo que se trata de un vocablo heredado de los moriscos, que al ser expulsados de España se establecieron en el Norte de África, y conservaron durante algún tiempo su habla romance: nada de extraño, pues, que transmitieran vocablos a los otros hispanohablantes de la zona. Por lo demás, nada se opondría a considerar que fidear es palabra llevada desde España por los sefardíes, cuyo lenguaje estaba ya muy sometido al influjo árabe antes de la expulsión.

Ya Benoliel reconoció que el vocablo es de raíz árabe, y para mí no cabe duda que se trata del verbo ȓ ‘abundar, desbordarse, derramarse, propalarse’, perteneciente al árabe común, y en particular a las hablas vulgares de España y del Magreb, puesto que PAlc. lo registra en el sentido de «sobrar lo que queda», y en formas derivadas «colmar la medida», «rebossar lo lleno»; Ramón Martí lo traduce por «redundare» y «superfluere»; y otros occidentales por ‘crecer’ (Dozy, Suppl., II, 293b); de suerte que el sustantivo correspondiente ȳȓ era «rebossadura, colmadura de medidas» (Alc.), y era corriente en el Andalús con el valor de ‘creciente de un río’ y ‘pleamar’ (Dozy, Gloss., 100), de donde el andaluz alfaide, que tiene este sentido.

Está a la vista que fidear(se) es un híbrido de raíz semítica y terminación romance, como los que vemos en tanta abundancia en los textos aljamiados y judeoespañoles, y como los que ya apuntan en el lenguaje del hispanoárabe Abencuzmán y sus coterráneos11. En efecto, muchas formas del citado verbo tienen i como vocal radical: ȓtu ‘yo me desbordé’, nafîȓu ‘yo me desbordo’, en el árabe literal, y aunque Alcalá da el vocalismo faȓt, nifâȓ, como propio del dialecto granadino, esta conjugación no sería general en España, y en todo caso él mismo, como imperativo, registra fiȓ, que es la forma de todas partes.

Muy probable me parece que se llamara ‘crecimientos’ a los fideos por la propiedad bien conocida que tienen estas pastas, filamentos finísimos cuando crudos, de multiplicar varias veces su grueso al cocerlos12. Nótese, por lo demás, que no es fideos la única denominación de esta pasta que procede de la España árabe, pues el antiguo nombre castellano aletría (conservado en Murcia, entre los judíos de Oriente) viene del ár. íƫriya.

1 Creo que este médico, cuyo Tratado sobre la Disentería estudió Dozy en un manuscrito de Leyden, no sería posterior al S. XIII, pues su nombre, derivado de Segura, ciudad musulmana del reino de Murcia (vid. Moslem Encyclopedia, s. v. Še྆ūra), nos indica que probablemente nacería allí antes de la reconquista definitiva, ocurrida h. 1260.―

2 «Taillerins de paste ou d’autre chose molle». Además da fideo como equivalente de fasol, legumbre, une espèce de pois, en lo cual debe de haber una confusión con los sinónimos judigüelos y figüelos (vid. FRIJOL).―

3 Por desgracia en las notas no queda claro si la fecha es 1438 o 1348, pues hay contradicción en las dos copias.―

4 También conviene atender a las razones que me da D. Josep Giner i March: «Las tierras del mediodía valenciano no son trigueras pero comen mucho pan, de importación, los de allí tienen fama de ‘ser molt paners’, luego es muy natural que hicieran pastas: el pan de trigo no lo han comido en abundancia hasta el S. XX, y hasta el XIX comieron en todos los pueblos ‘pa de dacsa’ (maíz). Del poco trigo que compraban era natural que hicieran fideus pues en aquella parte del País no se cosecha arroz; por lo demás aun en la Huerta de Valencia se consumen muchos fideos. No es éste el caso de Andalucía, tierra más rica en trigos y menos en actividad manufactura o culinaria, y el primer libro que trae el cast. fideo (Nola) es una traducción del catalán, cuyo texto originario es de un catalano-hablante que creo valenciano».―

5 A las citas de Schiaffini (ARom. VIII, 294-301) y Wartburg (FEW III, 539a, y 542, n. 85) pueden agregarse Fermo (Marcas) fidilini; Metauro fedelin; Abrazos fetelin (BhZRPh. XI, 65).―

6 Donde el origen catalán o español es evidente, según reconoce Wagner, RFE IX, 234: campid. findéus, logud. findéos. No es raro que tales nn parásitas aparezcan en los hispanismos sardos.―

7 La acentuación y la terminación de la primera forma, además del sentido forzado, me impiden creer en la etimología de Flechia, griego ƽưις, ƽưεως ‘serpiente’, o su diminutivo ƺưίƌιον. No importa que esta última forma hoy se emplee también en el sentido de ‘fideo’: es por etimología popular.―

8 Véase Simonet, 213-4; Lerchundi, fedáux. Por tratarse de una publicación poco accesible extracto los datos que publica Dozy en su Lettre à M. Fleischer... sur le texte d’Almakkari, p. 178. Los manuscritos de este autor traen f-d-w- š y f-d-w-s; el del Xecurí, fidawš; Dombay y Paulmier, f[i]dâwš «turundae»; Hélot, f[i]dâwš «macaroni» y f[a]dāš «vermicelle»; Daumas, fedaouch, íd; Boqtor, f[i]dâwš «pâton, morceau de pâte pour engraisser les volailles» (significado alterado, que no podemos extrañar en país tan remoto como Egipto).―

9 AGI II, 345-6. La aceptó y desarrolló Schiaffini, l. c., con la aprobación del REW, núm. 3306, y el FEW. La de Attilio Levi, fidelin < fidalin < filadin it. filatino (ARom. IX, 215), viene a resultar en lo mismo.―

10 No hallo noticias en otras hablas hispánicas, ni siquiera en varios glosarios del habla de los sefardíes de Oriente.―

11 En el judeoespañol de Constantinopla los verbos formados con una raíz turca, como adladear, agidear, arlanear, abladear, basear, baxladear, etc., se cuentan por docenas (M. L. Wagner, Judsp. von Konstantinopel, § 165). Algo parecido ocurría ya en el lenguaje de los moriscos, donde se hallan muchos verbos, como açaguear, formados con una raíz arábiga, y donde abundan más todavía los ejemplos del tipo de harreinar ‘prohibir’ (Ʌarram), ȟalegar ‘crear’ (< ȟalaq), maɊɅar ‘frotar’, açajdar ‘adorar’, etc. (Nykl, Recontamiento de Alexandre, RH LXXXVII, glosario). El árabe ȟárab, cast. harbar ‘trabajar aprisa y malamente’, es jarbear entre los judíos de Marruecos. Etc.―

12 Menos probable creo que el nombre aluda a la forma de fabricarlos descrita por Covarrubias: «los van colando por ciertos peroles agujereados, y apretando la masa sale por ellos igual, y larga cuanto quieren». Esta forma de salir podría calificarse de ‘rebosadura’, como traduce Alcalá. Para descripción y grabados de la maquinaria empleada en la elaboración popular y tradicional de los fideos en Mallorca y Bajo Aragón, V. la explicación y grabados del Dicc. Alcover, s. v. fideuer. No hay necesidad de insistir en que fideos no puede proceder del latín fides ‘lira’, en algunos textos ‘intestinos’, y quizá ‘cuerdas de los instrumentos musicales’, según quieren Covarrubias y Simonet, pues esta palabra no ha dejado descendencia en ningún romance. Véanse, además, las pertinentes objeciones fonéticas y morfológicas de Flechia.