ENCARAMAR, ‘levantar hasta la cumbre’, ‘subir (a alguien o algo) a lugar alto o escarpado’, significó antiguamente ‘amontonar’, ‘hacer que algo se eleve en forma puntiaguda’, ‘ponderar en exceso’, y parece ser metátesis de *encamarar, hermano del b. lat. incamarare ‘adulterar, desnaturalizar’, cat. ant. y oc. ant. encamarar íd., lat. camerare ‘construir en forma de bóveda’, ‘fabricar con arte’, derivados del lat. camĕra ‘bóveda’.

1.ª doc.: 1438, Coronación de Juan de Mena: «assí como la cabra se encarama y sube pasciendo» (cita que me proporciona D. Agustín del Campo); Nebr.: «encaramar: fastigare, fastigiare»1.

En Lope de Rueda es ‘amontonar, acumular’2, significado apoyado y confirmado por el de caramillo ‘montón desordenado de cosas’ [Sánchez de Badajoz, Recopil. II, 264]3, y de ahí ‘chisme, enredo, embuste’ (es decir = lo que se le acumula a alguien), que se halla desde la Celestina y el propio Sánchez de Badajoz (vid. DHist.), leon., maragato y ast. caramiello ‘el tocado típico de las gallegas, que éstas llaman mouquelo, pero en esta tierra leonesa lo emplean sólo las casadas (las solteras, suelto el cabello o en una especie de cofia)’ (Sarm. CaG. 149v, 154r2f.). Para datos sobre las variantes de caramillo ‘montón desordenado’, etc., vid. Krüger, Bibl. RDTP IX, 82-83, 161-2. En cuanto al origen de caramillo ‘montón desordenado’, que en el artículo CAMARANCHÓN dejo en suspenso, si bien rechazando la posibilidad semántica de partir de caramillo ‘flauta’ (la indicación de Krüger, p. 171, en este sentido, no es clara ni practicable), creo que se trata del resultado de un encuentro semántico entre caramillo ‘flauta’ CALAMELLUS, que proporcionó el cuerpo del vocablo, y encaramar, que ha dado su contenido semántico. No creo que estemos ante un préstamo del cat. caramull (con cambio de sufijo), como sugiere Krüger, p. 81: para ello es demasiado antiguo y popular el arraigo del vocablo en castellano.

El problema etimológico del cat. caramull es a su vez complicado, algo más sin duda de como lo ven, harto superficialmente, Montoliu y los autores del Dicc. Alcover, seguidos por Krüger: un sufijo -ull es muy poco vivo en catalán para haber engendrado un vocablo tan antiguo e importante. V. ahora el artículo del DECat. Parece claro que hay ahí cruce del sinónimo curull (como digo en la nota 3) o bien de CUCȢLLUS (teniendo en cuenta que hay un port. caramulo, pero no *curulo) con otra palabra, pero en cuanto a ésta, surgen las dificultades: que se trate de un equivalente cat.-port. de caramillo, como digo en esta nota, me pareee ahora inverosímil dado el carácter puramente hipotético de este equivalente, y dado el modo de formación de caramillo ‘montón’ en castellano, que en cat. y port. (donde no hay encaramar) sería imposible. CULMEN (según la idea de Montoliu) no puede ser, pues éste no ha dejado descendencia catalana, y en cast.-port. no ha dado nada con el sentido que necesitamos. CUMULUS, como admite Krüger, sólo sería posible a condición de admitir que existió un adjetivo *cómol (port. *cômoo), sinónimo de curull en catalán preliterario. Quizá sea esto (comp. trèmol TREMULUS), pero es extraño que este *cómol no haya dejado huellas directas en el catalán histórico.

De caramillo viene a su vez el vocablo villanesco encaramillotar ‘encaramar’ (Lope de Vega, Las Batuecas), y hoy encaramillar ‘acumular objetos unos encima de los otros a manera de pirámide o columna’, encaramillo ‘aglomeración de objetos unos encima de los otros’, en Cuba (Martínez Moles; Pichardo, p. 103); encaramillarse ‘elevarse, ensalzarse’ está ya en Gil Vicente y en Torres Naharro (V. la ed. de Gillet III, 335-6)4; para la relación semántica comp. el colomb. encucurucharse ‘encaramarse’ (Malaret, Supl.), derivado de cucurucho, por el amontonamiento de objetos que contiene el cucurucho. Otra ac. antigua de interés es la de ‘ponderar o alabar en exceso’, ‘encarecer por extremo’, que todos recordamos de Fr. Luis de León5, y que reaparece en Malón de Chaide («todo esto junto es ocasión a que las lenguas libres se desmanden, y que encaramen y aseguren sus sospechas y las tengan por certezas»), en Covarr. (encaramar, «encarecer una cosa con mucho extremo») y aun, en el S. XVIII, en T. Villarroel (Cl. C., 195).

En otro artículo, CAMARANCHÓN, he discutido la relación entre este vocablo y el nuestro, confirmada por el salm. encaramanchar ‘saltar con fuerza para subirse a un sitio alto’; también encaramanchao ‘encaramado’ en el andaluz de Cabra, Rdz. Castellano, RDTP IV, 599. Ahora me parece claro que esta relación existe en el sentido de que ambos vienen en definitiva del lat. CAMĔRA (lat. vg. CAMRA) ‘bóveda’, en nuestro caso con el sentido de ‘formar un montón en forma de bóveda’, ‘subir a la cumbre de un edificio’, y por otra parte ‘construir artísticamente’ (de donde ‘adulterar, falsificar, exagerar’). Por lo demás, es muy posible que el sentido de ‘amontonar’ pertenezca ya al étimo ante-románico del vocablo, que aunque pasa por ser propiamente griego (y quizá no sea más que esto), el hecho es que καμάρα parece ser voz preindoeuropea en griego, como admitieron F. B. J. Kuiper, en Museum, Leiden, LIX, 1954, 4a, y Solmsen, BPhil. Woch., 1906, 852-3 (el cual lo cree cario), pues el vocablo se presenta con varias acepciones aberrantes en las fuentes arcaicas (‘plazas fuertes’, etc.), y en particular obsérvese que en Heródoto aparece una vez en el sentido ‘carro cubierto’ (I, 199)6 y en otro pasaje parece ser ‘montón (de ramuja)’ (şμαξαν καμάρƓς ưρυƔάνων πλƲσωσι) lo cual, en todo caso, está confirmado por dos glosas de Hesiquio καμάρƓς ƌέσμƓς ‘fajina, haces’ y καμαρεύω σωρεύω ‘yo amontono’), como observaron L. Weber (Philol. Wochenschrift, 1934, 1068-71) y Ph. Legrand en su ed. del historiador (G. Budé, 1960, IV, p. 88n.; cf. Boisacq, Dict. Et. Gr. 492n.; Pok., IEW 525.2). De este καμαρεύω greco-asiánico pudo salir precisamente el románico encaramar, pasando por el latín coloquial.

Comp. el cat. ant. y oc. ant. encamarar ‘desnaturalizar (una mercancía), adulterar, falsificar’ (FEW II, 130a, s. v. CAMERA, sin explicación semántica)7, sic. cammararsi ‘contaminar’, Reggio ncammarari ‘supurar’, Catanzaro cambarare ‘corromper con dádivas’, napol. cammarato ‘echado a perder, infectado’ (que no creo vengan de κάμμαρον ‘acónito’, como dijo Alessio, ZRPh. LIX, 245-6); b. lat. incamarare ‘adulterare’ (con ej. de los Estatutos de Marsella, en Du C.), lat. vg. camarare glosando a foedare, inquinare, sordidare en CGL V, 500.42, lat. camerare ‘construir en forma de bóveda’ (en Plinio, Ulpiano e inscripciones), ‘disponer artísticamente’ (eloquium cameratum en Casiodoro).

En definitiva, pues, se debió de pasar de la idea de ‘construir en forma de bóveda’ a ‘construir artísticamente’, de ahí por una parte a ‘adulterar, desnaturalizar’, y por otra parte ‘exagerar, ponderar’; desde ahí, pasando por ‘elevar en altura y dignidad’, se pudo llegar hasta ‘subir a un lugar alto y escarpado’, o bien a esta idea se llegó desde ‘construir en bóveda’, pasando por ‘acumular en montón’.

En realidad el origen de encaramar queda dudoso, pero no por falta sino por sobra de etimologías verosímiles. Verdaderamente hay tres posibles y las tres son muy defendibles: siguen siéndolo las tres después de confrontarlas. La primera es la expuesta antes; he aquí la segunda. En los Diálogos de la Montería, Barahona de Soto (h. 1580) dice que son equivalentes perro de encaramo, perro de encarbo y perro de enramo, empleados cada uno en diferentes lugares; ese perro servía para obligar a la perdiz a subirse a lo alto de la carrasca (donde el cazador podía tirarle fácilmente) y esto se llamaba encaramarse o encarbarse la perdiz. Está claro que en otras partes (aunque esto no lo haga él constar) debía decirse enramarse. Y así vemos que la etimología de encaramarse sería en realidad otra: cruce de encarbarse con enramarse, derivado éste de rama y aquél de carba, como es natural, puesto que se trata de subirse a las ramas y precisamente a las de una carrasca, también llamada carba (cf. los datos que reúno en la nota 4, que así hay que juzgar de otro modo). Realmente hubo también contacto con INCAMARARE, pero éste podría ser secundario y aun reducirse sus efectos a la ac. ‘encarecer por extremo, artificialmente’. Alguien quizá objete a la nueva etimología que de encarbar × enramar esperaríamos *encarramar, pero no es objeción de peso, entre otras razones porque debió existir una variante anaptíctica *encarabar, cf. engarabitar documentado en la nota 4 (con el cual relaciónese la variante engarbar con -g- también documentada en Barahona).

Veamos ahora la tercera posibilidad etimológica. La raíz krm es común y fecundísima en el árabe de todas las épocas, estilos y regiones: sus sentidos básicos son ‘ser noble, ilustre, generoso’, de donde se pasa a ‘honrar, venerar, hacer reverencia, prestar homenaje’ etc.; palabras como káram ‘nobleza, aristocracia’ y karîm ‘noble, ilustre’ pertenecen al vocabulario árabe más común y divulgado, desde el tiempo del Corán. Era también vulgar en España, como en todas partes: PAlc. define karam «onrar» «catar reverencia»; R. Martí análogamente, y da karîm ‘ilustre’ y karâma «convivium»8. PAlc. nos da un vasto repertorio de este último: «onor, onra, onra por los hechos notables, favor, insignias de onra, de vencimiento, merced por beneficios, magnificencia en los gastos», bikaráma ‘famosamente’; en el Edrisí es «marque d’estime», en Abenjaldún «faveur surnaturelle», en las Mil y Una Noches ‘consideración demostrada a alguien’; además kârama «traiter qn. avec générosité» en Abenalabbar y otros y mákruma «témoignage d’estime» en el Riyad an-Nofús de Cairuán.

Está claro que, así partiendo del verbo kárama como del sustantivo karâma, tan generales en árabe, se podría llegar a un derivado castellano encaramar ‘ensalzar’. La idea sería más evidente tomando como base una 7.ª forma radical de esta raíz, que sería precisamente Ȑinkárama. Esta forma se puede crear siempre, según las normas gramaticales, y suele tener un sentido medial-pasivo y reflexivo (inkásara ‘hacerse añicos’, p. ej., corresponde a kásara ‘romper’), luego en nuestro caso inkárama valdría ‘ensalzarse’ ‘volverse honorable’ que coincide, tanto con el encaramillarse ‘elevarse, ensalzarse’ de Gil Vicente y Torres Naharro, y aun con el encaramar ‘encarecer por extremo’ de Fr. Luis de León, de Covarrubias, etc. Es verdad que no siempre existen todas las «stirpes» radicales del verbo árabe y la VII no figura en la mayor parte de las fuentes lexicográficas, pero aunque no se comprobara su existencia en ninguna de ellas (falta en Dozy II, 459, Belot y R. Martí) no sería razón terminante para negar que tuviera curso en el vulgar hispánico, ya que puede crearse siempre.

De todos modos es forma comprobada como usual hoy en Argelia, y precisamente en el sentido más adecuado para esta etimología: «être traité généreusement, reçu honorablement» (Beaussier). Por lo demás, también sería posible suponer un «cambio de prefijo» en la IV forma Ȑákrama «déclarer qn. généreux, lui faire honneur» (Belot), «gratifier» (Boqtor), «donner une hospitalité généreuse» (en un historiador magrebí de los extractados por De Goeje), «reconduire d’une manière fort honorable» (en un historiador de los Abadíes), o en las formaciones nominales Ȑákram ‘más noble, más generoso’, Ȑakrâm «honorarios, salario» en el Edrisí y el Cartás. Ya Asín (Al-And. IV, 457) sugirió partir para encaramar del ár. kárm(a) ‘viña’, comparando subirse en la parra ‘encolerizarse’, lo cual no es absurdo, pues se puede sospechar que el enlace semántico entre los sentidos básicos de la raíz krm y el sustantivo para ‘viña’ o ‘vides’ (que es lo que significa karm) se halle en la idea de ‘vid que se encarama’; pero reconozcamos que ello no pasa de una hipótesis sin comprobación, pues ‘parra’ no es karm en árabe sino arîš(a).

En conclusión, las etimologías I, II y III son defendibles casi por igual. No es verosímil que el parecido entre encaramar ‘levantar algo hasta un lugar alto o escarpado’, ‘ponderar’ y por otra parte el cat. y oc. encamarar ‘construir en bóveda’, b. lat. incamarare ‘adulterar, desnaturalizar’ y salm. encaramanchar ‘saltar con fuerza para subirse’ (junto a camaranchón ‘bovedilla’) sea fruto de una mera casualidad; pero tampoco que lo sea el encaramarse la perdiz de Barahona con encarbarse y enramarse, ni que lo sea el del encaramillarse de Torres Naharro y encaramar (la gloria) de Fray Luis con el karâma ‘fama, magnificencia’ del árabe (y su derivado inkárama). Lo prudente fuera, pues, suponer que un vocablo procedente de CAMERARE, bajo el influjo del grupo del ár. karâma se refundiera con él, dando la palabra que nos interesa; y aun debe mirarse como probable que hubiese también aportación de encarbarse, dando en fin la forma única encaramar, que acumuló todas estas acs.

No es posible la etimología CALMUS ‘caña’ (como empinar de pino), propuesta por G. de Diego, Contr., § 939, puesto que no podría explicarnos el cambio de -L- en -r-, y es forzada semánticamente. Si en carámbalo (-ano es cambio de sufijo) hay -r-, es por disimilación, lo que no sería posible en encaramar; en cuanto a burg. cárama, Palencia cárama, engrama, cambriza, ‘escarcha’, no apoyan el étimo CALAMUS de GdDD 1255, pues no hay ahí la menor afinidad semántica con encaramar ni con CALAMUS: el origen de los nombres de la escarcha (a que ya me he referido arriba, s. v. carámbano) es oscuro. Los demás vocablos que cita ahí este filólogo tampoco vienen de CALAMUS.

DERIV.

Encaramadura [Nebr.]. Encaramillotar (V. arriba).

1 Es decir: ‘elevar en forma puntiaguda’, ‘elevar en altura o en dignidad’, fastigatus ‘que se eleva en punta, en forma piramidal o de combrera de casa’. La ac. ‘hacer trepar a lo alto’ se halla ya en Argote de Molina (1582) y otros, que pueden verse en Aut. Añádese: «muger de piedra en lo espetado y tieso, / encaramada en dos chapines», Vélez de Guevara, Serrana de la Vera, v. 1596.―

2 «¡Ay, señora! En mi ánima si pensé que acabara hoy su madre. ¡Jesús, y si ha encaramado de disparates!», Comedia Armelina, ed. Acad. II, 105.―

3 De un equivalente catalán de caramillo, por cruce con el cat. curull ‘colmo de medida’, ‘colmado, muy lleno’ (< *COROLLIUM, derivado de COROLLA), vendría el cat. caramull, mozár. qurqumûl, íd. (véase, sin embargo, más arriba: 591b45 y ss.).―

4 Engarabitarse ‘subirse a lo alto’ [Aut., sin ejs.], hoy empleado en el Bierzo (G. Rey), en Murcia (G. Soriano), en el catalán de Valencia (Escrig) y en otras partes, parece ser derivado de garabito ‘gancho, garabato’ (Acad., falta aún 1884), ‘palo largo, encorvado en un extremo, que sirve para agarrar las ramas de los árboles a fin de coger la fruta’, en el Bierzo (G. Rey), pues en la misma comarca es especialmente ‘subir a lo alto de los árboles’ (es decir, ‘agarrándose como con garabito’), vid. GARABATO; nótese que en Salamanca engarabitarse es ‘encogerse, entumecerse los dedos de la mano’ (o sea ‘quedar en forma de gancho’). El vocablo sufrió luego la contaminación de encaramar, de donde engaramitáse en Asturias (V), encarapitarse ‘encaramarse’ (con -p- por dilación de la sordez como en Rápita por Rábita), en el Ecuador (Lemos, Semánt.), encaramitarse en Colombia (Sundheim), encaramicharse en Sto. Domingo (Brito, Hz. Ureña, Patín, Maceo); vid. además Toro, BRAE X, 539-40. No creo que tenga que ver con esto el vocablo carapito que aparece en el Fuero de la Novenera como nombre de una medida de mosto o de suero (Tilander, p. 208; será la forma aragonesa de cabrito, de suerte que cien carapitos de siero significaría ‘suero en cantidad como la que consumirían cien cabritos o que tenga el mismo valor que cien cabritos’). En cuanto a engarbar ‘subirse la perdiz u otra ave a lo más alto de la carrasca o pino’, vid. CARBA. Cf. también, más arriba, p. 592b47 y ss.―

5 «No cura si la fama / canta con voz su nombre pregonera; / no cura si encarama / la lengua lisonjera / lo que condena la verdad sincera», Qué descansada vida, v. 13.―

6 Pero van Groningen (Herodot Kommentaar) entiende aun ahí ‘baca o cubierta de un carro’ («Wagenhuiven»), lo cual se acerca a la ac. del IV, 69.―

7 Para ejs. catalanes, vid. Ag., y añádase «si la dita roba o mercaderia no será axí bona e fina... ans será trobada mala e encamerada», Consulado de Mar, CCXLVIII, ed. Buchon, p. 350; «les peixcadores / grans robadores... / peix de fer esch / venen per fresch; / lo d’Albufera, / riu de Cullera, / per peix de mar: / l’encamarar / saben bé fer», Spill, 7454.―

8 Partiendo de la idea de ‘hospitalidad’ (honra que se hace a alguno) que presenta en Aben-Djobair y en historiadores.―

9 En este sentido podría mencionarse el colomb. caramero ‘palizada’ (Rivera, Vorágine, p. 107), que ahora no puedo estudiar, pero que deberá explicarse de otro modo. El venez. caramera ‘dentadura mal ordenada’ parece indicar relacionar con caramillo, quizá en el sentido de ‘cañaveral confuso’.