DUEÑO, del lat. vg. D֊MNUS, lat. D֊MէNUS, ‘dueño’, ‘señor’.
1.ª doc.: donno, doc. Huesca, 1062-3 (Oelschl.); dueño, Cid.
En árabe la palabra ȝū ‘dueño, propietario’ (y su femenino ȝât), se empleaba con valor pronominal, equivalente a ‘el de’, o a un mero sufijo: ȝū l-qarnáȳn ‘el de los dos cuernos (Alejandro el Magno)’, ȝū ȶalaȶ waraqât ‘el de las tres hojas, trébol’, e infinitos ejemplos (vid. algunos en Dozy, Suppl. I, 491). Esta llamativa particularidad gramatical se imitó en el español de la Edad Media, diciendo p. ej., el dueño de la razón por ‘el demandante’ (Fuero Juzgo, Fz. Llera, s. v. domno), y seguía empleándose en el Siglo de Oro, el dueño de las quejas ‘el que se ha quejado’ (Vélez de Guevara, La Serrana de la Vera, v. 3019), el dueño de la historia ‘el que la inventó’ (Ruiz de Alarcón, Verdad Sospechosa, ed. Reyes, 75) y muchísimos ejs. en Lope (el dueño de aquella plática, d. del pleito, d. de la traición, d. de la pendencia, d. de la quistión, d. de aquellos pensamientos, d. de este romance, d. de aquellas quejas: ejs. en la citada ed. de Reyes, y en la del Marqués de las Navas por Montesinos, pp. 206-7). Es uno de los casos más flagrantes de calco lingüístico árabe-hispano, al que se ha prestado, sin embargo, poca atención. No parece, en cambio, ser arabismo sino, como nota M. P. (Poesía Ár. y P. Europ., p. 53n.), debido a una interdicción lingüística, la aplicación del masculino dueño a una mujer, que es común en el español clásico2, probablemente para evitar el mal sentido que habría tomado dueña en el lenguaje amoroso3. Para la antigua apócope que sufría dueño, vid. DUENDE.
DERIV.
Dueña [orígenes del idioma, ejs. en Oelschl., s. v. donna; nótese especialmente illa duenna donna Urracka ‘la señora doña Urraca’, en el doc. de S. Juan de la Peña, 1063, publ. por M. P., Oríg., 46, donde se advierte el distinto tratamiento fonético de DOMINA como sustantivo tónico y como adjetivo-título átono], toma también el significado de ‘señora, dama’ [Cid], de donde especialmente ‘dueña de servicio, mujer acompañante’ [Cid; en lo antiguo podía ser joven, después se restringió a mujeres de edad], y, especialmente en textos hispanos orientales (comp. Cat. dona4 ‘mujer’, it. donna), ‘mujer en general’ (Berceo, Mil., 50b; Alex., 951d, con el sinónimo fembra en 953d; inventarios aragoneses de 1362 y 1374: BRAE III, 225, II, 352).
Dueñesco (1615, Quijote). Donear ‘galantear’, ant. [Alex., 334; J. Ruiz, ed. Rivad., 501; ms. G. del Santo Grial, RFE XIII, 298], calco de oc. ant. domnejar íd., derivado de domna ‘dama’; doneador, doneo; más tarde se dijo también doñear.
Empleados como título de respeto, precediendo inmediatamente al nombre propio, los lat. DOM(I)NUS y DOM(I)NA, pronunciados sin acento, no sufrieron diptongación, y el primero se apocopó (comp. lo dicho acerca de dueña), de donde don5 [h. 950, glosas Emilianenses], doña [doc. de 924, en Oelschl.].
Dóñigo o dongo o duéñigo, que aparecen en la toponimia, antes dómnigo (doc. de León 908, M.P., Oríg., 181), del lat. vg. D֊MNէCUS (comp. el duplicado dominicus y sus descendientes, más abajo), que ha dejado descendencia además en retorrománico y en sardo, vid. mi nota en Festschrift Jud, 579-80; de ahí doñegal o doñigal o doñeguil [J. Ruiz; frecuente en el Canc. de Baena], comp. M. R. Lida, RFH II, 116-8n. E. García Gómez (Al-And. XIX = 1954) ha estudiado un mozárabe dwnkyr , en el cual lo mismo puede sospecharse el equivalente de un *doñeguero que una variante del documentado doñeguil, con el conocido cambio hispanoárabe de L en r (BDC XXIV, 76). Adueñarse [fin del S. XIX, Pérez Galdós, en DHist.]. Para el gall. donosiña ‘comadreja’ y gall. Orient. dóna de paredes, V. DONAR.
Doncella [-z-, Berceo, S. Or., 45; Alex., 1712; más en Cuervo, Obr. Inéd., 238], del lat. vg. *DOMNICէLLA, diminutivo de DOMNA por DOMINA ‘señora’; de ahí doncellez [1605, López de Úbeda, p. 160b (Nougué, BHisp. LXVI)], doncellil, doncellería, doncelleja, doncelluela, doncellueca; doncel [donzel, Berceo, Mil., 718], del cat. donzell y éste del lat. vg. *DOMNICէLLUS. Suele decirse que doncella y sus afines proceden de un lat. vg. DOMNICĔLLA (que en el REW figura sin asterisco y en el FEW con él), lo cual obligaría a creer que en castellano fuese palabra tomada del catalán (como indudablemente ha de serlo doncel, en vista de la caída de la -U). En realidad el vocablo no está documentado en ningún texto latino (a no ser en la baja Edad Media), pero la coincidencia del cast. con el port. y oc. donzela, el cat. donzella y el fr. ant. damoiselle, asegura su existencia en latín vulgar; pero la falta de diptongación en castellano, junto con el timbre vocálico de oc. ant. donzẹl, -ẹla, mall. donzêlla y cat. or. donzȇlla, prueban que debemos partir de una base en -էLLUS, -էLLA, y que por consiguiente el femenino castellano es voz castiza, de acuerdo con su gran frecuencia y carácter popular desde los textos más arcaicos; el timbre cerrado de la vocal occitana (aunque negado arbitrariamente por Levy) está comprobado por docenas de rimas medievales (vid. muchas en Brunel, ed. de Jaufré I, p. LIV; R. Vidal, Castiagilós, en Appel, Chrest., v. 445; Girart de Rossilhon, ibid., v. 311; Amanieu de Sescás, ibid. 100.4; etc.); para la pronunciación mallorquina, vid. Alcover, y la antigua en catalán oriental he podido comprobarla en muchos nombres de lugar, p. ej. en la zona de Ripoll (aunque hoy en Barcelona se ha incorporado al timbre mas corriente del sufijo -ẹlla). Para formaciones análogas en -illus, comp. coricillum (Petronio), ipsitilla (Catulo), verticillus, auricilla, etc. Para la historia semántica de doncella, y sobre todo de sus congéneres de Francia, proporciona datos Hilde Hofmann, en su tesis Zu... DOMNICELLA im Galloromanischen, Zürich 1939.
Domeñar [domellar, 2 ejs. S. XIII, trads. de la Biblia; domeñar, 1529, Guevara, y frecuente desde entonces; vid. ejs. en Cuervo, Dicc. II, 1314 y Oudin, Minsheu], suele explicarse (Cuervo; REW, 2735) por un verbo del lat. vg. *DOMէNէARE, derivado de DOMէNէUM dominio (comp. ORDEÑAR, caso paralelo), que habría dado también el sobreselv. dumignar (presente damogna) ‘dominar, sujetar’; tal vez con razón, pero es algo dudoso en vista de la sucesión de las formas y lo tardío de domeñar, aunque domellar6 podría explicarse como disimilación de nasales; como el vocablo está muy aislado, así en España (falta en port. y cat.) como en los Alpes (falta en engadino), y como el primitivo DOMINIUM apenas ha dejado descendencia romance (sólo el nombre propio Domeño en Navarra y zona castellana de Valencia, cat. Domeny, pero la explicación del fr. domaine no es segura, y en todo caso no puede ser descendiente hereditario), deberá examinarse la posibilidad de un cruce entre domar y otra palabra, quizá mellar ‘menoscabar’; domeñable.
Cultismos. Dominar [1423, E. de Villena; ejs. Cuervo, Dicc. II, 1315-6], de domĭnare, íd., derivado de dominus; dominante, dominación, dominador, dominatriz, dominativo; dómino, o más comúnmente dominó, de domĭno ‘yo gano’, primera persona del presente de dicho verbo latino, en el segundo caso pronunciado a la francesa; predominar [-du-, Corbacho (C. C. Smith, BHisp. LXI); Sz. de Figueroa, † 1639]; predominación [Corbacho (C. C. Smith)]; predominante [íd.; como voz astrológica, en la Comedia Tebaida (princ. del S. XVI), p. 451]; predominancia; predominio [Corbacho (C. C. Smith)]. Dómine, del vocativo singular de domĭnus ‘dueño, maestro’, empleado al dirigirle la palabra sus alumnos. Dominio [Vidal Mayor 5.20.13, 12; Celestina, ed. 1902, 20.33], de domĭnĭum ‘propiedad, dominio’; demanial ‘relativo al dominio’ [1648, Solórzano], del b. lat. demanialis, domanialis, íd., derivado del fr. domaine ‘dominio’, que es dudoso si viene de DOMINIUM o de DOMINICUS (FEW III, 130b), la Acad. define equivocadamente en razón de una falsa etimología. Domingo7 [princ. S. XIII: Disputa del Alma y el Cuerpo, Fuero de Guadalajara, Berceo], descendiente semiculto del lat. (DIES) DOMէNէCUS ‘día del Señor’; domingada, dominguejo, dominguero, dominguillo8, endomingarse, endomingado; duplicados más cultos: domínica, domínico ant. y amer. (con las variantes afrancesadas dominica, dominico, predominante ésta por lo menos en España9); dominical, dominicano, dominicatura. Condómino, condominio (faltan aún Aut.).
CPT.
Dompedro. Dondiego. Donjuán; donjuanesco, donjuanismo. Además vid. DUENDE.
1 «¿Qués ser a miña dona?», «a miña nai e a miña dona cando sofrisen ó pé do meu leito» Castelao 285.1, 58.23.― ↩
2 Por ej. Rojas Zorrilla, Cada qual lo que le toca, v. 529; Vélez de Guevara, El rey en su imaginación, v. 385; íd., La Serrana de la Vera, v. 1602; Calderón, El Mágico Prodigioso, II, xxvi, ed. Losada, p. 223.― ↩
3 Comp. la advertencia de Valdés «dizen mi dueño por dezir mi amo o mi señor, y aunque sea buen vocablo para dezir: Adonde no stá su dueño, allí stá su duelo, y Dado de ruin, a su dueño parece, no es bueno para usarlo en aquella manera de hablar», Diál. de la l., 105.20.― ↩
4 Cast. dona, empleado en el Libro de las Donas (S. XV) o Carro de las donas (1541), traducción de Eiximenis y en otros textos del XIV y XV, es catalanismo, más tarde italianismo.― ↩
5 Dom como título de los cartujos y benedictinos no parece ser apócope fonética, sino la abreviatura de dominus, leída como si fuese palabra entera.― ↩
6 Lo empleó también el madrileño Arriaza, † 1837.― ↩
7 Vco. vizc. domeka ‘domingo’ equivalente al guip. igande, L. Mendizabal, Lengua Vasca; sin embargo, el que aparece en Auñ. es éste.― ↩
8 De formación paralela es su sinónimo matihuelo [1598, Fonseca, en Aut.], diminutivo de Matías o de Mateo.― ↩
9 Dominico, está ya en Cáncer, 1651, asegurado por la rima: dominica en el mismo y ya en Torres Naharro, 1517. La Acad. admitió dominica hasta 1853, después domínica, como dicen también en Bogotá, vid. Cuervo, Ap § 54; en la Argentina y seguramente en otras partes dicen domínico para ‘fraile dominicano’. El galicismo es seguro pero ha de ser ya antiguo, aunque la discrepancia de América es desfavorable a la idea de relacionarlo con la venida de los monjes de Cluny. ↩