CRENCHA, ‘raya que divide el cabello en dos partes’, ‘cada una de estas partes’, del mismo origen incierto que el port. antic. crencha ‘trenza’ y cat. clenxa, crenxa, ‘crencha’: por razones fonéticas no puede ser voz genuina a la vez en los tres romances ibéricos, pero es dudoso desde cuál de los tres se propagó a los otros dos.

1.ª doc.: APal. 72b, 118b, 420b1; crenchador ya en 1402.

El contexto de este autor muestra que él empleaba el vocablo en el sentido casi-abstracto de ‘partidura del cabello’, que le da también Covarr.2; o en éste o en el concreto de ‘raya del cabello’ lo emplea Diego Gracián (1548), mientras que Oudin le da claramente éste («crencha: la grève de la teste»)3, y en el refrán citado por Mal Lara (1568) es ‘cada una de las dos mitades del cabello separadas por la raya’; de aquí se pudo llegar fácilmente a ‘trenza de cabello’, que es el sentido que tenemos en Vélez de Guevara († 1644) y en el Conde de Rebolledo (1650)4 y el único que consta en portugués5. En catalán volvemos a hallar el sentido de ‘raya del cabello’, que ya aparece en el más antiguo documento del vocablo: clenxa, en las Històries Troianes de J. Conesa (S. XIV, vid. Alcover). En valenciano no se emplea en el sentido de ‘raya del cabello’ (que se llama ralla en Valencia), sino sólo en el de ‘mechón de pelo’ (como los que se atan las mujeres, como el de los niños de cabello largo, o también en el sentido de ‘greña’): así lo mismo en el Maestrazgo que en la capital y en la Font d’En Carroç (J. Giner). Hoy es general en todas partes6, aunque junto a él hallamos ‘cabellera bien peinada’ en Mallorca, ‘greña’, ‘cada una de las dos mitades en que se divide el cabello del hombre o las crines del caballo’ en el Maestrazgo (crentxa, grentxa, grintxa, grintxera: G. Girona)7, y en J. Roig tenemos crencha ‘mechón’, en un contexto muy semejante al del refrán comentado por Mal Lara8. Finalmente notemos que en catalán existe un verbo clenxar ‘hacerse la raya’9, que debe de ser muy antiguo a juzgar por la fecha remota del derivado crenchador ‘partidor: alfiler o peineta para marcar la raya’, en aragonés («hun crenchador de vori», es decir, de marfil, a. 1402, BRAE II, 222), y en catalán, donde clenxadós de vori (pl.) ya aparece nada menos que en 1346 y crenchiador en 1489 (Ag., Alcover); hallo además clenxador de vori en docs. roselloneses de 1363, 1370 y 1385 (Alart, Inventari de la Ll. Cat., Bibl. Munic. de Perpiñán, s. v. cl- y toch), y crencher en rima con aguller (canuto de aguja) en el Spill de J. Roig, de 1460, v. 2167. Además es verosímil que en una Estampida de Cerverí de Girona (h. 1260) tengamos ya nuestro verbo clenxar, aunque la haya alterado el códice único, omitiendo la c- inicial, hablando de una dama que se está peinando: «Amors, mal sias estenxa, / car midons no m’as atenxa / sol d’aytan que quan se [c]lenxa, / tengués l’espill o la penxa» (‘siquiera cuando se peina, pudiese yo sostenerle el espejo o el peine’, ed. Ugolini, p. 584, v. 43, ed. Riquer n.° 25). Confirma la gran antigüedad del vocablo en catalán la perfecta correspondencia del timbre de la é en los tres dialectos principales: clnxa en mallorquín (Alcover, Amengual), clnxa o crnxa en catalán occidental (Borges Blanques: BDLC VI, 40) y valenciano, y clȇnxa en catalán oriental (así ya en el diccionario de rimas del barcelonés Lluís d’Aversó, h. 1390, según Tallgren, NM XIV, 215), que en armonía con la falta de diptongación en castellano postula una base con o է primitiva. Sin embargo, si el vocablo fuese genuino en catalán, no podría serlo en castellano ni en portugués, pues -nx- en aquel idioma sólo puede venir de un grupo -NTIC- (panxa PANTICA, porxo PORTICUM, escorxar EXCORTICARE, gronxar *CRONTICARE), que hubiera dado -nc- en los otros dos. ¿Supondremos que se trata de un catalanismo, como invitaría a creerlo la temprana aparición en Cataluña? Pero aunque la antigüedad del verbo clenxar y la definición cuasi-verbal de APal. estarían acordes con un étimo en -ICARE, a base del indicado tipo fonético no se ve ninguna etimología posible, y por otra parte la vacilación catalana entre cl- y cr-, y la ausencia total del vocablo en los dialectos de Oc, serían favorables a un origen castellano10 y aun mejor portugués. Quedamos en duda ante estos argumentos contradictorios.

Ya Cabrera (seguido por Leite de V., RL II, 268-9) sugirió el étimo CRզNէCŬLUS, diminutivo conocido de CRզNIS: como éste significaba no sólo ‘cabello’, sino también ‘cabellera’, y en Plauto, Varrón y otros es ‘crencha, coca’, ‘trenza’, su diminutivo bien pudo aplicarse a las partes en que la cabellera se dividía, y habiendo convertido CRINIS en femenino la lengua castellana bien pudo el latín vulgar hispánico conocer una forma *CRզNէCULA. Que hay analogía semántica entre crencha y crines está fuera de duda: Cabrera observa que en el refrán «hace crines madrina; y ¿dó el cabello?», este vocablo tiene al parecer el sentido de ‘crencha, mata de pelo’, y a contaminación del mismo se deberá la variante crenche citada por Covarr., crinches f. en Marruecos, grintxa en el Maestrazgo y en el Valle de Arán; comp., además, el origen de CERNEJA y el de CRIZNEJA, que deja bastante asegurada la existencia de *CRINICULA en iberromance. Pero esta etimología sólo sería admisible si el vocablo fuese de origen portugués en castellano, y de ahí se hubiese propagado a la franja oriental de España: entonces la evolución fonética crĩelha > crylha > cr(y)encha sería comparable a FENUCULUM > fulho > f(e)ũlho > funcho, a JENէPERUM Ȥĩebro > Ȥymbro > zimbro, o a CէNզSէA > cisa > cĩsa > cinza; el tratamiento del grupo -NICUL- en -nch- no ofrecería dificultad alguna, y únicamente sería algo sorprendente la desaparición de la զ de la primera sílaba, aunque podríamos explicarla, sea por simplificación del grupo cre, complejo y en portugués inusitado, sea por un cambio de timbre motivado por la nasalización e inverso al que advertimos en JENÍPERUM > zimbro, o sea más bien por una disimilación CRզNզCULA > crílha > cré(i)nlha > crencha11. En conclusión, esta etimología no es imposible, pero queda muy hipotética mientras no se señalen ejs. de crencha en el portugués medieval, ya que según la documentación actual más bien deberíamos creer que este idioma fué el último de los tres en adquirir el vocablo. En rigor, teniendo en cuenta que crenchador, clenxador, aparece siglo y medio antes que el sustantivo crencha, podríamos partir de un verbo *CRզNզCULAREhacer las crines o crenchas’ (o si se prefiere *DISCERNICULARE, de DISCERNICULUM, cruzado con CRINIS), que en castellano mismo pudo dar directamente crenchar, y de ahí se derivaría crencha como postverbal; sin embargo, esto también causa escrúpulo no habiendo otros testimonios latinos ni romances de la existencia de tales verbos, y adviértase que el sustantivo CRINICULUM (o en su caso DISCERNICULUM) habría estorbado probablemente la síncopa de la I interna del verbo.

G. de Diego, RFE XII, 1-3, rechaza el étimo *CRINICULA por escrúpulos fonéticos y admite que crencha es debido a un cruce de greña con el adjetivo gallego crecho ‘lo que tiene lana o pelo ensortijado, rizado, retorcido’ (Vall.), que vendría del lat. CRէSPŬLUS ‘rizado, rizadito’. Es una idea muy audaz, que debemos calificar de descabellada a no ser que realmente existiera un sustantivo *crecha ‘mata de pelo rizado’, sustantivación del mencionado adjetivo; y aun concediendo que así fuese que en realidad parece que nada de eso hay (V. abajo los datos críticos), el hecho de hallarse esto en gallego solamente, no en portugués, y de no contar con documentación antigua, daría motivo de sobra para dudar de la etimología latina CRISPULUS, voz que no habría dejado otro descendiente que éste en toda la Romania12. En definitiva, lo menos aventurado por ahora se nos antoja, al menos según las apariencias, el expresado origen portugués, aunque conviene dejarlo en cuarentena mientras no se confirme documentalmente que es palabra muy antigua en este idioma13 (V. CRESPO).

Hay en el extremo Norte del dominio catalán una palabra afín cuya forma puede señalar una interesante pista. En Ralleu (Conflent) oí muchas veces, y anoté, clenca con el mismo valor que el ribag., pall. y arag. clentxa ‘línea de cumbre’: després de la clenca baixeu cap a..., les «Collaes» ja són a la clenca. Quizá pueda deducirse de ahí que el vocablo procede de un verbo del latín vulgar en -TICARE. Pero no me satisfaría mucho postular un célt. *CRIN-TICARE, de la raíz KRI-separar’ (del gr. κρίνω) y el lat. cerno, que no fué ajena al céltico, Pok., IEW 946), no sólo a causa de la -l- sino también porque ahí la -n- pertenece a la formación temática del presente y ante la -T- del participio esperaríamos KRIT- y no KRINT-. Algo más convincente podría ser KERN-, puesto que tenemos bret. kern ‘coronilla de la cabeza’ y aun ‘raya del cabello’ («scheitel»), irl. med. cern ‘rincón’ y aun formas semejantes en germánico (hirn, etc.). Pero además de que haría falta un temprano desplazamiento de la -r- juntándola con la K-, queda sobre todo el hecho de que en catalán, donde aparece primeramente esta familia, tiene cl- y no cr-, mientras que esta variante con -r- puede ser debida a cambio fonético de la -l-, no sólo en portugués, sino también en castellano. Por ello pienso ante todo en una raíz balto-eslava de la forma KLEN- que tenemos representada por el prus. ant. pre-klantits ‘condenado’ («verdammt») (catecismos III y II), pro-klantits en el dialecto del catecismo I), en frases como ‘quien no cree será condenado’ (pp. 92, 108, 171 del facsímil de Maɀiulis). Aunque Pokorny no ha recogido estas palabras, me parece bastante claro que se trata de la familia balto-eslava KLANA-inclinación’, catalogada por Pok., IEW, en 928.26-28, a la cual pertenecen lit. klãnas ‘poza, bache’, klõnis ‘valle’, klon ‘hondonada’, kluõnas y letón kluõns ‘era de trillar’, que constituye ampliación radical de un más primitivo ոLEI-inclinar’ (Pok. IEW 601.1, 12, 23, 25, 39)14; por otra parte, con el otro tipo de K- (= Q), vid. Pok. 928.33, 32 (cf. 603.13-21); todo lo cual muestra una raíz representada en varias familias indoeuropeas. Luego si KLEN- valió ‘inclinar, hundir, condenar’ y tenía derivados con -T- (prus. -klantits), bien podíamos suponer que el sorotáptico, tan afín al léxico balto-eslavo, formara partiendo de ahí un KLENT-IK-inclinar, domeñar (el cabello)’. Todo lo cual queda, desde luego, muy hipotético, pero señala una pista que no convendrá perder de vista ya.

DERIV.

Grenchudo.

1 «Cernere... y viene discerniculus partido o en dos partes o en diversas: como los cabellos de las mugeres que se parten en la crencha con algund instrumento luengo y agudo que se llama en latyn discerniculo»; «discriminalia los ramales que son puestos para partir la crencha de los cabellos de las donzellas»; «ricinum... ricinum... es aguja o spinilla con que las donzellas se fazen la partidura de los cabellos delanteros, que dizen crencha».―

2 «Crenche, la partidura del cabello, por medio de la cabeça, frontero de la nariz, echando la mitad de la cabellera a una parte, y la otra mitad a la otra... Dixose a crine. Juan de Malara, en el comento que haze al refran la crencha al ojo, marido tinoso...».―

3 Hoy en Cespedosa grencha ‘crencha o raya del pelo’ (RFE XV, 147). Lo mismo crencha en el gallego del Limia (VKR X, glos.).―

4 «El cabello sobre el hombro/ lleva partido en dos crenchas» y «En crenchas lleva el tocado / la Serrana de la Vera», en la comedia de este nombre, del primero de estos autores, vv. 2215 y 211; «El cabello en dos crenchas dividido, / inundaba la espalda en hebras de oro», en el segundo (Aut.).―

5 Tres ejs. de h. 1600 en Moraes. Otro, más antiguo, significará probablemente lo mismo (aunque cabría entender ‘raya’): «e irƟo suas criadas / n’hum lago d’azeite todas, / sem crenchas, descabelladas, / como salvagens pasmadas / de tƟo altissimas vodas», Gil Vicente († 1540), Cortes de Júpiter, ed. Lisboa, 1843, II, 412. Una evolución secundaria análoga notamos en el judeoespañol de Marruecos: «alfiler... llevábase... en lo alto de la frente, en la raya que dividía las crinches, especie de cabellera postiza de seda negra» (BRAE XIV, 569).―

6 De ahí grinxa ‘línea de cumbre de una montaña’, en el Valle de Arán, crentxell íd. en Espot (Pallars), crenxa en otros puntos de esta comarca y en Tortosa, aran, grintxo ‘peñasco’. También en tierras ribagorzanas es corriente la ac. ‘línea de cumbre’, con la cual he anotado kl༱ྜƇa en Tragó de Noguera y Blancafort y kr༱ྜƇa en Camporrells y el Torricó. Realmente es grande la extensión y arraigo de esta acepción en la Alta Ribagorza y Alto Pallars (he oído, p. ej. klnƇa en Beranui, grnƇa en Castrocit, y en otros muchos lugares de estos altos valles pirenaicos). En resumen: crntxa ‘línea de cumbre’ en toda la zona catalana de Huesca y pueblos vecinos a la izquierda de la Ribagorzana, pero cléntxa en la Conca de Tremp (Sra. Engràcia, Gurp), el Flamicell y el Valle de Ássua, gréntxa en Moror, crentxó ‘loma lateral’ en Giró; y una variante clintxa la he oído por una parte en lo alto del Pallars (Espot, junto con un masculino clintxo) por otra en el Norte valenciano, en Alcalá de Xivert. En este sentido el vocablo está muy propagado en el NE. del dominio alto-aragonés, grenchas en Torla etc., y en Bergua toma el sentido de ‘conjunto de piedras puestas derechas encima de una pared que cerca un campo, con objeto de hacerla más elevada y difícil de cruzar’ y aun puede darse allí este nombre de grencha a cada una de estas piedras (materiales recogidos oralmente para el Onom. Cataloniae). Este arraigo en el terruño, en la parte más conservadora del dominio catalán, refuerza la sospecha de una procedencia catalana en castellano y portugués, que ya nos producen las fechas de la documentación más antigua en los tres idiomas. Provisionalmente y siempre con reservas me voy inclinando hacia el tipo céltico *CRIENTICAREseparar, discernir’ a que apuntaba ya en el DCEC (notas 13, 6, 7 y p. 37).―

7 El valenciano Sanelo (S. XVIII) define «carrera, señal que dexa el pelo quando se parte en la cabeza», pero en los extractos que sacó Tastu (que en general provienen de esta misma obra), hallo «mecha de pelo que se suelta». Sanelo cita demás clenxa «el partidor de los cabellos», del Thesaurus Puerilis del gerundense Onofre Pou (S. XVI). Hoy tiene este sentido clenxar en Mallorca (Amengual), y la forma crencher lo tiene ya en el valenciano J. Roig (1460), n. 2168.―

8 «Veus-les brodades, / e divisades, / coha tallada, / crencha calada / fins a les celles», n. 10024.―

9 Hoy está muy extendido clenxinar en catalán oriental y en rosellonés (Alcover; Misc. Fabra, 185). Me es familiar enclenxinar. Ambas formas se deberán a un cruce con pentinar ‘peinar’ PECTINARE.―

10 Crin, que a juzgar por la -n conservada, debe ser castellanismo en catalán, tiene una variante catalana clin. También hay allí clina en el sentido de ‘línea de cumbre de una sierra’, que nos recuerda la misma evolución semántica que acabo de citar para crentxa. Claro que ninguno de los indicios apuntados es inequívoco. Los ejs. de cr- > cl- son frecuentes en voces genuinas en Valencia: cluixir ‘crujir’, clossa ‘muleta’ < crossa, fleix ‘fresno’ (pero clenxa es más antiguo que estas formas y a diferencia de ellas es común a casi todo el territorio lingüístico catalán).―

11 Quizá para huir de esta dificultad prefería Diez, Wb. 443, partir de un *CRENICULA, emparentado con el fr. cren, crenel, crenelure, ‘muesca’. Hoy sabemos que no hay tal palabra *CRENA en latín, como la que entonces se suponía. Wartburg (FEW II, 1342), para esta familia romance representada en francés, retorrománico, alto-italiano y alemán del Sur (poco en lengua de Oc), admite como base un verbo céltico *CRINAREhender’; de éste o del fantástico lat. *CRENARE vendrían Sajambre y ast. grinar ‘hacer marcas en las orejas al ganado’ (G.ª Oliveros), ‘marcarlo’, grino ‘marca’ (Fdz. Gonzz., Oseja, 272). De *CRINARE pudo formarse un derivado hispanolatino *CRINICULARE que explicaría directamente el verbo crenchar, de donde como postverbal crencha, autóctono entonces en cast. y port. y trasmitido por aquél al cat. Semánticamente tendríamos un caso análogo en CERNEJA. Pero debemos mostrarnos muy escépticos ante una etimología rebuscada mientras no se hallen rastros del simple *CRINARE, o de sustantivos como cren, en iberorromance.―

12 Nótese además que debería suponerse un cruce en dos etapas: greña x *crecha > grencha, y grencha x *crecha > crencha. Finalmente yo no creo en la posibilidad de que la nasal intervocálica de greña diera lugar a la implosiva de grencha, crencha.―

13 La única alternativa que nos quedaría sería tomar como única forma genuina el verbo catalán y postular, si ello fuese posible, una base como *CRENTICARE derivada de la raíz indoeur. K(E)R-cortar, separar, distinguir’. Pero el participio o adjetivo verbal del lat. CERNERE es CERTUS, y el del gr. κρίνω es κριτóς; y aunque esta raíz existió también en céltico (Pedersen I, 134; Walde-P. II, 584; Stokes-B. 95), tampoco ahí damos con la base necesaria en -NT-. Lo más cercano, dentro de esta raíz, son los tipos galos CRIENTAcascabillo, salvado’, *CRIENTIAREbeldar, limpiar el trigo’ (FEW II, 1335-6), cuyo significado queda muy lejos, o bien *CERENTIAREpasar el lino o cáñamo por el rastrillo’, *CERENTION (fr. séran) ‘peine para rastrillar cáñamo o lino’ (FEW II, 594), que semánticamente se aproximan algo más, pero que vuelven a alejarse de la base fonética que nos haría falta. Y en general me parece poco aconsejable buscar un étimo prerromano a una palabra que signifique lo que crencha.―

14 Cierto es que otros han buscado otras etimologías, al parecer más problemáticas, a este grupo báltico, vid. las citadas en Walde-Pok. I, 500, y en Trautmann, Balt.-Slav. Wb. 135.