CELLENCO ‘achacoso, decrépito’, y CELLENCA ‘ramera vieja o sucia’, con su variante zullenco, zullenca, son alteraciones de sellenca ‘la ramera que espera sentada en el burdel’, derivado de siella por ‘silla’; más tarde, al aplicarse al viejo que se ensucia involuntariamente con su deposición, el vocablo se alteró en zullenco a causa de zullarse ‘ensuciarse al ir de vientre’, que viene del cat. sullar-se (o sollar-se) ‘ensuciarse’, del mismo origen incierto que el fr. souiller ‘ensuciar’ (V. mi DECat.).
1.ª doc.: Quevedo, antes de 16171.
Cellenca significaba además ‘mujer pública’ (según la Acad., eds. de 1832 a 1843, con nota de anticuado, que después se le ha suprimido; sin esta nota ya en 1780). Ahora bien, cellenca en este sentido es leve alteración de sellenca ‘la ramera que aguarda sentada en el burdel’, que figura en ediciones tardías de Oudin (cita de Cej. IX, p. 388; no en la de 1616), y deriva de siella ‘silla’. En efecto, era común decir que las rameras tenían silla o cadira en tal burdel: Juan de Mena en una diatriba obscena dijo que fulana «aun en el burdel de Valencia ha tenido cadira» (Canc. de Obras de Burlas, 169). Sellenca, como palabra insultante, acabaría por designar despectivamente a las rameras viejas y aun se aplicaría como injuria a cualquier vieja de aspecto repugnante y despreciable. Entonces el vocablo cayó bajo el influjo del catalanismo zullarse ‘ensuciarse con excrementos’: de ahí la forma contaminada zullenca (después zullenco) y aun la c de la forma intermedia cellenca, que sea en el significado de ‘ramera’ o en el de ‘vieja odiosa’ aparece ya en Quevedo5. Spitzer, RFE XII, 234, cree que cellenco significaría primitivamente ‘caballo viejo’ y vendría de CELLO ‘aro’, al cual atribuye la ac. ‘cincha’, propia de su étimo CէNGŬLUM, comp. it. stare sulle cigne, frase aplicada a caballos enfermos y a personas enfermizas, que apenas pueden tenerse de pie, y mall. cingladura ‘enfermedad que padecen las caballerías en el lugar donde se les cincha’; idea que no puede aceptarse en vista de la relación con zellenco, zullarse; a lo sumo podría imaginarse que un zullenco derivado de zullar se alterara en cellenco por influjo de cello, pero el hecho es que no hay testimonios de que cello o cellenco se aplicaran jamás a caballerías. M-L., en la primera ed. del REW (1802), quiso derivar cellenco de CELLA en el sentido de ‘inmovilizado en su celda o cuarto’, idea que Segl, ZRPh XLII, 99, aceptó extendiéndola a la ramera, como persona confinada a la celda de un burdel; como reconoció M-L. en su tercera edición, tal etimología tiene escaso fundamento semántico y no da cuenta del singular sufijo del vocablo. En cuanto al étimo SENէCŬLUS ‘viejecito’ (Acad.) es imposible fonéticamente, e inverosímil desde todos los puntos de vista.
Del fr. souiller deriva el fr. ant. souillard ‘pinche de cocina’ [1356, en el DGén., todavía empleado por Rabelais]6, que pasaría al castellano en la forma *sollarte, alterándose luego por repercusión y disimilación en *sollartre, sollastre (comp. pillastre de pillard, cast. ant. pillarte; sastre de sartre), documentado primeramente en el sentido propio en 1428, trad. de la Commedia atribuída a Villena (traduciendo a «i cuoci a lor vassalli», Inf., XXI, terc. 19), en la traducción del De las Ilustres Mujeres de Boccaccio, Zaragoza, 1494 y en 1599, G. de Alfarache7, y luego ‘pícaro redomado’ en Quevedo (evolución semántica documentada en PÍCARO y ACOQUINARSE), vid. Aut. y Fcha. (falta todavía en C. de las Casas y Covarr.).
Igual que del francés podría tratarse del oc. ant. solhart «marmiton» (Mistral, souiart), documentado por Levy en la forma solhardo coquine en dos docs. latinos de la Gironda (solhardus «garçon qui lave la vaisselle» está ya en los Estatutos de Magalona de 1331, ARom. III, 372), derivado de oc. solhar ‘ensuciar’, equivalente de dicha voz francesa. Etimología que ya indicó G. de Diego, RFE VII, 116, aunque sin explicar la evolución fonética castellana (no es derivado de un cast. sollar con sufijo -ASTER, como dice M-L., R. G. II, 523, y quizá entiende M. P., Fg. Mussafia, 388). Sollastría. La frase cubana arrancar el sollastre (Pichardo, s. v. arrancar) ‘hablar mal de alguno’ es deformación de arr. el sollate o soyate ‘pellejo’ (Pichardo s. v.; Ca. 40), el cual parece ser lo mismo que el mej. y hond. zoyate ‘palma’, tomado del náh. çóyatl íd. (Molina), cambio de sentido explicable porque se arrancan las hojas de la palmera (pegadas al tronco como el pellejo al cuerpo humano) para hacer esteras, etc.
1 En el DHist. se cita además un texto manuscrito sin fecha.― ↩
2 Según Oudin éste vale ‘pedo’ («vesse») y zullonear «vessir».― ↩
3 «El que se gita en elles [criatures], a lo millor ja se veu orinat o çullat», M. Gadea, Tèrra del Gè I, 391. Ag. la documenta en el S. XVII.― ↩
4 Escrig-Llombart trae cellench con la misma definición que la voz castellana, pero poca fe se le puede dar, teniendo en cuenta que los autores de este diccionario valencianizan muchas veces las palabras halladas en el diccionario académico español.― ↩
5 Parece ser ‘ramera sucia’: «¿Quemé yo tus abuelos sobre Cuenca, / que en polvos sirven ya de salvadera, / aunque pese a la sórdida cellenca?» (composición satírica Riesgos del Matrimonio, Rivad. LXIX, 235). Reconozco que no puedo explicar la alusión ahí encerrada, y que también podría tratarse de ‘vieja decrépita’. Otras ediciones traerían la variante zullenca, que es como cita este pasaje el diccionario de Autoridades (la, ed. crítica de Fz. Guerra, II, 263, trae también cellenca.― ↩
6 «Aussi bien se fasche Lucifer de leurs ames; et les renvoye ordinairement aux Diables souillars de cuisine, sinon quand elles sont saulpoudrées» IV, cap. 46, p. 170.― ↩
7 «Parecióle mejorarme sacándome de aquel oficio a sollastre o pícaro de cocina», Cl. C. II, 56.1. ↩