CARROÑA, tomado del it. carogna íd., procedente del lat. vg. *CARĶNĔA 1.ª doc.: 1601, Rosal («se dice por denuesto a la vieja»); Covarr.; Acad. ya 1783; Bretón de los Herreros (ed. 1883).
Fracasaron intentos anteriores de aclimatar el vocablo; lo cual, por lo demás, sólo se hizo en acs. secundarias: carroño adj. ‘podrido, achacoso’ [Quevedo, que también emplea encarroñar: Musa 6, Rom. 85, Rivad. LXIX, 220a; viejo lobo, carroño «astuto y torpe» Correas, Vocab., p. 658a], explicable por el empleo del fr. charogne como término injurioso; caroña ‘carnosidad de las llagas’ en la Albeitería de Reina (1576); en cuanto a caroñoso en el Centón Epistolario de Cibdarreal, es una de tantas voces inexistentes en castellano, que contiene esta falsificación italiana del S. XVII; y carroñar ‘causar roña’ en la Vita Beata de Lucena (1463) es palabra incierta (derivado de ROÑA). Si *CARĶNĔA hubiese dejado descendencia en castellano, sería seguramente en la forma *carrueña (comp. risueño, halagüeño, vergüeña, etc.) (como ya indicó Tuttle, ZRPh. XLI, 687). Para la duplicación de la -rr-, que por lo demás ya se halla en gascón, V. s. v. CARRAZO. 1 G. Alessio, Fs. Wartburg, 1958, 20-21, piensa que el it. carogna y sus congéneres no vendrían de CARO ‘carne’, sino del gr. χαρǠνεια ‘cavernas llenas de vapores malolientes a la entrada del infierno’ (derivado de Xα/ρων Caronte, ‘representante mitológico del infierno’); el sentido primitivo sería el conservado por el port. cauronho ‘maloliente’. Parece tener razón (cf. la opinión de Spitzer, según la cual carona tampoco tendría nada que ver con CARO, -NIS).― ↩ 2 Este derivado es el único representante iberorromance de *CARONEA con filiación autóctona. Nótese que aun en lengua de Oc antigua caraunhada [fin S. XII: Rom. XXXIV, 536] es bastante más frecuente que el primitivo caronha, que sólo se generalizó en la lengua moderna, por influjo francés. ↩