BISAGRA, origen incierto; acaso procede en última instancia del avéstico bizangra- ‘de dos pies o pedúnculos’, que aparece más tarde aplicado a barras y cerrojos (seguramente en cuanto a piezas de dos barritas o bases metálicas, como bisagras): pasando por el árabe, en España pudo sufrir el influjo del nombre de la famosa Puerta Bisagra de Toledo, de etimología diferente.

1.ª doc.: Nebr.

Éste y PAlc. (1505) registran sólo visagra de mesa, que el primero traduce «mensae vertebra» (articulación de mesa plegadiza); también tratan de las visagras de mesa las Ordenanzas de Sevilla (1527), cita de Mariátegui, en López de Arenas Carpintería de lo Blanco, ed. 1912, p. 175; después se ha aplicado principalmente a bisagras de puerta. Los autores de los SS. XV-XVII escriben con v- (pero port. bisagra1). Según el testimonio de aquellos dos lexicógrafos, confirmado por la pronunciación actual en judeoespañol de Marruecos (BRAE XIV, 579) y en portugués, tenía s sonora. En este último idioma hay variante misagra (Cornu, GGr., I, § 170), myçagra (Moraes), propia de la lengua náutica según C. Michaëlis. Quizá del portugués o del castellano antiguo esté (V. infra) tomado el marroquí bizagrâƫ «gond», «femelots du gouvernail dans lesquels passe une tige à fer», usual en Rabat (Brunot).

Podría suponerse que significara originariamente ‘puerta’ y que derivara de un nombre propio,

el de la famosa Puerta Bisagra de Toledo, pero ésta, si deriva del nombre de La Sagra (V. BARBACANA), debió tener s sorda2. No es aceptable la idea de la Acad. de que provenga del gr. ıκρα ‘punta’ con el prefijo bis- ‘doble’, entre muchas razones porque las dos piezas que componen la bisagra no son agudas.

Antoine Thomas, autor del DGén., seguido por C. Michaëlis (en el artículo Gonzo, tirada aparte de A Águia, n.° 45), quería partir de bisagra o bisagre ‘palo que usa el zapatero para alisar el canto de la suela de los zapatos’ (Terr.), port. biségre (Moraes) «pau de buxo, curto e grosso, com o qual os sapateiros brunem as bordas das solas», en francés bizègle [1751] o bisaiguë íd., que según el DGén. vendría de BIS + AEQUAREigualar’, y según Michaëlis de BIS + ACREMpuntiagudo’, pero esta ac. de ACREM no está documentada en romance, y el nombre de la herramienta de zapatero, de fecha muy moderna y de área muy diferente, ha de separarse del nombre hispano-portugués de la bisagra o charnela, objeto que nada tiene de agudo y que en nada se parece a aquella herramienta3. La etimología AEQUARE no es menos infundada. Todo indica que la forma primitiva es la del fr. besaiguë, que designa una ‘herramienta de carpintero acerada por los dos extremos’ y otros utensilios técnicos, compuesto de bes- ‘doble’ y aigu ‘agudo’: esta forma se alteró en bizègle por una contaminación (quizá la de besicle, bericle), y de ahí pasó al cast. bisagre, port. bisegre e it. biségolo, -évolo (Tommaseo; como propio de Siena en Petrocchi), según ya indica REW, 1122. No parece existir el fr. ant. bisaigre supuesto por C. Michaëlis (falta God. y FEW I, 378-9).

Que bisagra significara primitivamente una puerta no es verosímil. Si pudiera probarse que la Puerta Bisagra había tenido unas bisagras muy visibles y notables, se podría admitir, en cambio, que viniera de este nombre (quizá por abreviación de una locución como charnelas de Bisagra > bisagras). Queda la dificultad de la -s- sonora (bien atestiguada por el judeoespañol, portugués, marroquí y Nebrija), aunque la grafía myçagra que cita Moraes parece indicar que no fué la única pronunciación existente. Así y todo es dificultad muy seria, pues no puede ponerse en duda la etimología, evidente, de Puerta Bisagra4, la cual supone indiscutiblemente una -ss- sorda. Pero podría admitirse que la bisagra de zapatero sea bastante más antigua de lo que indica la documentación (lo cual siempre es legítimo en tecnicismos de oficio) y que aunque las dos palabras sean etimológicamente distintas, se influyeran recíprocamente, debiéndose la -s- sonora del sinónimo de ‘charnela’ al influjo del término de zapatero, y la a y aun la -r- de éste al influjo de aquél.

Pero hay otro parecido muy llamativo: el del adjetivo avéstico bizangra- ‘de dos pies’, ‘de dos tobillos’ (Reichelt, p. 464), compuesto normal de dos palabras iranias (indoeuropeas) muy conocidas: bi- ‘dos’ y zanga ‘tobillo, pierna’5 [cf. aquí, s. v. ZANCA]. Una bisagra es esencialmente una pieza de dos clavijas o pedúnculos. El vocablo pudo transmitirse por el árabe, como tantos persismos (FARNACA, etc.), de donde pudo tomarse el marroquí bizagrâƫ arriba citado, y la desaparición de la nasal sería precisamente muy explicable por adaptación a la estructura morfológica del árabe. Claro que mientras no se puedan señalar más testimonios del vocablo en los dialectos arábigos y en las lenguas iranias, esta pista quedará muy incierta; de todos modos, aunque debo dejar la identidad de bizangra- con estos vocablos pendiente de confirmación por parte de los iranistas, existe en persa bazang ‘barra, cerrojo («a bolt»), llave’ y baɁang ‘llave’ (Steingass). También es cierto que si la palabra castellana entró por el árabe, esperaríamos -z- y no -s-, pero esto se explicaría convincentemente por el influjo del nombre, tan conocido, de la puerta Bisagra: el influjo sería recíproco, de donde la -s- sonora de Juan Ruiz en el nombre de la Puerta, y la s sonora, pero no africada, en el nombre de la charnela. Tampoco me atrevería a prescindir de la posibilidad de que este término iranio, y transmitido por el árabe, hubiera prendido en la terminología náutica del portugués (cf. nota 1, y ya tal vez en el Golfo Pérsico) y, que a través de esta lengua, hubiese entrado en castellano; esto permitiría explicar adecuadamente que esta palabra aparezca con -s- y no con -z-. Pero forzosamente este nuevo camino para la explicación etimológica de bisagra ha de esperar la aparición de más datos arábigos o iranios.

1 Desde el S. XVI (Héitor Pinto, † 1584), pero visagra se halla también en este idioma y ya a mediados del siglo, en las Comedias de Camoens y en el Palmerín. Está ya en doc. de 1522 («umas táboas de cavalgar... com bisagras de ferro douradas»; visagias (errata por -agras) en doc. de 1538, bysagras en 1534 (citas de C. Michaëlis).―

2 Cierto es que Puerta de Visagra está escrito con -s- sencilla en Juan Ruiz, 1306d, pero no es prueba decisiva.―

3 Suponer un *BI(S)SECULA (de SECAREcortar’), como base del fr. bizègle ‘alisador de madera’ (GdDD 1047) es etimología muy improbable; para bisagra ‘gozne’ es desde luego imposible, más todavía que BIS-AQUILA.―

4 Esta puerta da al Norte, o sea hacia La Sagra, detalle que Madoz, s. v. Sagra y s. v. Toledo, p. 812b, confirma como conocidísimo (V. el 2.º pasaje citado para detalles históricos y arqueológicos de gran interés); así que debe de ser cierto lo que piensa Madoz sobre la entrada de los cristianos a través de ella al tomar la ciudad. Tratándose de la capital de España en los SS. XII a XV, no hace tampoco falta que una puerta así tuviese bisagras muy notables para que llamara la atención; en todo caso, en puerta tan grande tenían que ser muy visibles. En el S. XI, luego de reconquistar la ciudad, durante muchos años, casi todo el tránsito sería por esta puerta, pues por el Sur el enemigo no estaba lejos; además la Sagra es la parte más feraz de la campiña toledana, otra razón para que cruzara cotidianamente esta puerta gran parte de la población.―

5 Ch. Bartholomae, Altiranisches Wörterbuch, 966, 1660; Reichelt, Awestisches Elementarbuch página 464; Pokorny, IEW, refrenda la etimología indoeuropea de los dos componentes.