BALDÉS, ‘piel de oveja curtida’, de origen incierto.

1.ª doc.: baldrés, S. XIII; baldés, Villasandino († 1428), Canc. de Baena, 146.

También en una Ordenanza de Córdoba, 1512 (Leguina); hoy en Asturias. Sin embargo la forma baldrés es antiguamente la más frecuente, y es la documentada en fecha más antigua, ya en los Aranceles santanderinos del S. XIII (Castro, RFE, VIII, 21), en invent. arag. de 1393 y 1397 (BRAE IV, 218), en las Coplas del Provincial, v. 104, en Nebr. etc. (otros, DHist.), y el derivado baldresar en Rodrigo de Arana, Canc. de Baena, p. 4801. En vco. vizc. y b. nav. baldres «loqueteux, déguenillé» (Azkue), acepción que creo existe también en castellano; también vizcaíno baldro ‘haragán’ (lo que ya nos pone en contacto con baldragas, usado también en vasco, vid. las palabras citadas s. v. BALDAR) y vizc. baldraska, baldarrazka «tarasca, mujer desaliñada» (cf. baldatx y baldarr en el cit. BALDAR); baldres con este sentido lo he leído en el vizcaíno de Auñ. y, según L. Mendizabal, L. Vca., 168, es la forma vizcaína equivalente al guipuzcoano baldar «desgarbado, desaliñado». En portugués esta palabra tiene la forma baldreu, ya en doc. de 1253 y en Mestre Giraldo (a. 1318): C. Michaëlis, RL XIII, 265-6; gall. baldrȇu que designa en general ‘persona sucia y despreciable’ (Lugrís, Gram. 157), de donde, por una parte ‘prostituta’ («Que ser un baldreu coma moitas» Castelao 280.7), y por otra parte las personas destinadas en las fábricas de pescado a quitar las cabezas y tripas a las sardinas2; de ahí por cruce con perdida y galdrida ‘mujer picarona y de vida airada’ (F. J. Rdz.) y ‘muerto de hambre, glotón’ (vid. GANDIDO) se formó gall. baldrida «mujer perdida, sin vergüenza, ociosa», «mundana o puta» que ya recogió Sarm. (CaG. 183r, 209v). Se ha relacionado con el fr. baudrier ‘tahalí’, fr. ant. baldrei3, oc. ant. baldrei, baldrat4, a. alem. med. balderich (de origen romance), pero el significado es diferente y el propio origen de esta otra palabra es completamente oscuro (REW, 901)5. Es inadmisible que venga del nombre de los Bardyetes que menciona Estrabón III, 4.126, pues se trata de una tribu de edad remota que ya en tiempo del historiador griego había cambiado de nombre, eran los vardulli de los autores posteriores, y BαρƌυαƗοι de Plutarco. La idea expuesta por Eguílaz en su Glosario, y aceptada por Castro, no es imposible: se trataría de baġdêz o baġȝ, formas que R. Martí, 265, da como variantes del nombre de la ciudad de Bagdad. Como Bagdad se llamó Baldac en castellano medieval, cabría admitir que baġdêz se convirtiera primero en baldés, aunque ésta sea forma menos frecuente, y después en baldrés por repercusión de la líquida. Pero en todo caso esperaríamos -z en cast., carecemos de noticias acerca de que el baldés procediera de Bagdad, y ni siquiera nos consta que esta ciudad tuviera renombre por la fabricación de cueros. De confirmarse la etimología germánica que Gamillscheg propone para la voz francesa, lo más razonable sería admitir provisionalmente que la variante fr. baldrez dió el cast. baldrés por emplearse cueros españoles para la fabricación de tahalíes franceses; el posterior baldés se debería a influjo del nombre propio Valdés; el port. baldreu, a un cambio de sufijo, quizá ya ocurrido en Francia.

1 Goldres sería ‘cuero preparado de cierta manera’ según el Glosario del Cancionero de Stúñiga. No puedo comprobarlo. Pero más bien será la palabra GOLDRE.―

2 Como ya vió F. J. Rodríguez, decano de los lexicógrafos gallegos, viene del bald(r)és o baldreu ‘pellejo manoseado’, pero es voz originariamente gallega y no del catalán, donde no existe el vocablo; cf. el cast. pelleja y lat. scortum ‘pellejo’ > ‘prostituta’. V. Schneider, VKR XI, 262; Pensado, CaG. 169-170.―

3 Hay también una forma baudrez (pl., compl.) que fonéticamente se acerca a la española (así en el Charroi de Nitnes, cita de God. IV, 313b).―

4 Los cat. baldric (Fabra), baldrell (Bulbena), no son seguros. Faltan en Ag. y Alcover.―

5 Últimamente Gamillscheg (Misc. Coelho. 190-1) propone un fráncico *BALTIRÂD, compuesto del latinismo BALTI ‘cinturón’ (ags. belt, a. alem. ant. belz) y RÂD ‘enser’, idea que no carece de verosimilitud, pero que deja sin explicar la -d- francesa. Sin prejuicio de aceptar esta u otra de las etimologías propuestas hasta ahora, recomiendo examinar la posibilidad de que venga de un congénere franco o gótico del esc. ant. bald-rii ‘jinete audaz’ (p. ej. en el Atla-kviƌa in Groenl. § 5, 21b5), compuesto de bald «kühn» y ria ‘cabalgar’; acaso ya en germánico este mismo compuesto se aplicara figuradamente a la funda o vaina de cuero de una espada colgante, que en alguna manera parecía un jinete saltante cuando galopaba el caballero.―

6 Brüch (ZRPh. XLII, 223-7) creía que se encontraban al sur de Córdoba, lo cual recuerda el cordobán; pero según García Bellido FoLiVa I, 103, estaban en Guipúzcoa y Álava.