ATERIR, ‘envarar, dejar sin tacto (el frío)’, origen incierto, quizá del antiguo enterecer íd., y éste de ENTERO en el sentido de ‘envarado, todo de una pieza’.

1.ª doc.: J. Ruiz, 1349c.

Lo común es el participio aterido (así en J. Ruiz; en Juan de Torres, Canc. de Stúñiga, p. 164; etc.), algunas veces se usa el infinitivo reflexivo aterirse, muy pocas el transitivo aterir, nunca las demás formas del verbo (V. ejs. en Cuervo, Dicc. I, 745; DHist.). Ya Diez (Wb., 185), indicó sumariamente la etimología anotada arriba, y luego la aceptaron y documentaron Cuervo, l. c., y Guarnerio (Rom. XXXIII, 50-51). Pero estos filólogos identificaron con la palabra castellana, además de algunos congéneres reales, varias palabras romances, entre ellas algunas de tan claro origen onomatopéyico como el cast. tiritar: it. intiriżżire (it. antic. intiriżżare) ‘envarar (el frío)’, logud. attetterare íd., tetteru ‘rígido’. Reaccionó M-L., ZRPh. XXVIII, 635 (y REW 8664), haciendo notar que hay ahí una onomatopeya tan clara como en el alem. zittern ‘temblar’, y esta opinión, evidente en el caso de tiritar, y verosímil para las voces italiana y sarda, principalmente por razones morfológicas, la hizo extensiva a todas las formas estudiadas por sus predecesores, obteniendo la adhesión de Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 129) y de G. de Diego (Contr. § 596). Equipara M-L. el it. intiriżżare con el port. inteiriçar ‘envarar (el frío)’ diciendo que es imposible, por razones fonéticas y semánticas, derivar estas palabras de INTEGERentero’. Es peligroso este método generalizador, pues salta a la vista que el port. inteiriçar no puede separarse de inteiriço ‘enterizo, envarado, todo de una pieza’, que nadie se atreverá a separar del cast. enterizo y por lo tanto de entero; la diferente calidad de la sibilante entre intiriżżare e inteiriçar hubiera debido ponerle en guardia, revelándole que estas dos palabras sólo se parecen algo por una coincidencia. La onomatopeya en cuestión consta de una vibrante y dos oclusivas dentales (o una oclusiva y una africada): esta alternativa expresa justamente la repetición propia del temblequeo: tiritar (t-r-t), intiriżżare (t-r-dz), attetterare (t-t-r), zittern (ts-t-r). Es claro que debe apartarse de aquí el port. inteiriçar; en cuanto a nuestro aterido es más difícil decidir, pero me parece muy dudoso su valor imitativo faltando la segunda dental, y además ya no estamos en el caso de ‘temblequear, tiritar’, sino en el de ‘envarar, poner rígido e insensible’, lo cual puede coincidir con el temblor, pero no siempre1. Sabido es que ha tenido gran extensión una forma aterecer (Nebr.; ejs. de los SS. XVI-XVII en DHist.; gall. «un vello aterecido», «aterecidos de medo», Castelao 273.1f., 126.5; hoy en Asturias, León y Albacete: RFE XXVII, 244-5; y en partes de Castilla: Terr.), que no siempre indica la rigidez producida por el frío, sino también por el terror («fulgur... se atribue al tatto y al flato y al pavor de los animales que se aterecen», APal. 171d), y esta forma en -ecer es muy propia del derivado de un adjetivo como entero. Pero además la forma originaria enterecer no es hipotética, pues se halla en la Agricultura de G. A. de Herrera (1513), autor de lenguaje popular, arcaizante y muy auténtico (vid. Cuervo). Además tenemos enterido ‘tullido, privado de movimiento’ en el portugués de los Padres de Mérida, h. 1400 («ficou logo todo enterido», «seus corpos ficar? entiridos»: RL XXVII, 34), y sospecho que enterimento o intirimento, que sale varias veces en Mestre Giraldo (a. 1318), significa también ‘rigidez’, a pesar de que C. Michaëlis, con su gran autoridad, propone entender ‘disentería’ (RL XIII, 251n. 4) o ‘enteritis’ (ibíd. 306), dejándose guiar por una etimología ƒντερον ‘intestino’, que fonéticamente sería posible; pero me confirma en mi sospecha el que el breve trozo de texto citado explique que en latín (se refiere al bajo latín de la Escuela veterinaria de Salerno) la misma enfermedad se llama arrigiatura, lo cual parece un evidente derivado de RIGIDUS2. Para casos parecidos de sustitución de un seudoprefijo por a-, V. ATACAR, ATIBORRAR, ATIBAR.

Ampliaciones fonéticas de aterido, enterido (con repetición de la líquida, a manera de repercusión) me parecen entelerido ‘sobrecogido de frío o de pavor’ (así entellerido [?] en Cervantes, vid. Fontecha; entelerido como voz rústica de las Batuecas en Lope: Aut.), ‘enteco’ en Venezuela (Picón Febres), Costa Rica (Gagini), Honduras y Andalucía, arag. ant. atelerido ‘aterido’ (G. de Diego; ¿en qué texto?)3.

1 Creo ahora, 1975, que hay que descartar definitivamente esa mala etimología onomatopéyica. En cambio me parece ―aunque sea apartándome del consenso de los demás etimologistas― que no procede descartar otra vía etimológica que todos desdeñan pese a su sencillez fonética: el lat. atterere ‘frotar’ pasando a través de ‘desgastar por el roce o la fricción’ toma el sentido de ‘debilitar’, ‘consumir’ (de donde el cultismo atrición). Si aterir no es esto, no queda lejos; y de todos modos podríamos admitir que resulte de una suma o cruce de atterere con la familia de enterecer. En textos romances arcaicos no deja de encontrarse algún testimonio de supervivencia de aquella voz latina. La traducción de la Leyenda Áurea realizada al catalán del S. XIII en las Vides Rosselloneses trae «visc Sent Barnat ab tanta d’abstinència e de trebal que, vetlan, ateria son cors aytant fort co si fos malaute» (f° 177v2), traduciendo precisamente corpus suun attrivit del original. Cierto es que los dos mss. han alterado este vocablo (que debió de quedar pronto desusado en catalán, pues no conozco otros testimonios del mismo) poniendo P atenria y B anuyà.―

2 Para decidir debiéramos tener a la vista todo el contexto de Mestre Giraldo y de los Padres de Mérida, de lo cual no dispongo por desgracia.―

3 Terecerse aparece en el sentido de ‘tener gran temor’ en el Rimado de Palacio (ed. Janer 1523b; ed. Kuersteiner, N1541b, falta en el ms. E). Pero es dudoso este vocablo, y aun creo que se trata de una grafía imperfecta por terrecerse ‘estar aterrado’ (TERRRE).