ALHAMAR, ‘tapiz’, ‘manta’, del ár. magr. Ʌánbal ‘tapete para cubrir un banco’, ‘tapiz’, ‘alfombra’, ‘prenda de ropa usada’.

1.ª doc.: alfamar, 1159-60; alhamar, 1527.

La afirmación de la Acad. de que se trataba de un cobertor encarnado se basa únicamente en una etimología falsa (ȐáɅmar ‘rojo’)1. Para la etimología, vid. Dozy, Gloss., 101-2 (adoptada por Eguílaz y Steiger). No es aceptable la que propone Neuvonen, 103-4, pues ȟámar ‘cosa donde se oculta alguien (p. ej. árboles)’, ‘lugar oculto’ (Freytag, I, 524a), además de no convenir semánticamente2, parece ser voz ajena al árabe vulgar (nada en Dozy, Suppl. I, 404). El port. ant. alfámbar ‘cobertor de lana’ [1267: Viterbo3], confirma plenamente la etimología de Engelmann y Dozy. Aunque en hispanoárabe existió la acentuación Ʌánbal (PAlc), existiría la variante vulgar Ʌanbál, como en muchos casos análogos. Nos lo prueba otro descendiente castellano del mismo vocablo arábigo, a saber, arambel ‘colgadura que se emplea para adorno o cobertura’ [1527], ‘andrajo’ [1615]4, forma disimilada de la port. alambel, port. ant. lambel ‘tapete de colores’, Évora lambel ‘harapo’ (RL XXXI, 111)5; claro que arambel no viene de un *FIMBRIELLA (> *FRIMBELLUS), GdDD 2932a, imposible en lo fonético y en todos los aspectos. Para explicar el que la a final de al-Ʌanbál no se cambiara en e, como es regular en hispanoárabe, deberá admitirse que el cambio de la -l en -r se produjo ya en hispanoárabe (comp. BDC XXIV, 76). Un ejemplo de alfamar en las Cantigas de Alfonso el Sabio deberá considerarse castellanismo6.

1 En consecuencia hay que separar de alfamar la voz alfamarada ‘llamarada del rostro, vergüenza’, en Juan de Pineda (1589). Se tratará de una variante dialectal de flamarada por llamarada.―

2 No es pertinente la comparación con acitara, palabra que ya significa ‘cortina’ en árabe.―

3 No sé si está bien comprobada la acentuación alfámbar que dan Moraes y Fig. Éste también acentúa lâmbel, indudablemente sin razón.―

4 También en Vélez de Guevara (1629), BRAE IV, 155, y en Quiñones de B. (NBAE XVIII, 562). Otra disimilación en la forma alambér que Franciosini traduce por «orlo o cairello» (además arambel «tappeto»). No tiene fundamento suficiente la duda de Baist, RF IV, 362-3, acerca de la etimología, a causa de la forma harambel; el testimonio de Simonet, al citar jarambel como andaluz, no debe ponerse en duda (aunque podría tratarse del caso de loh ómbres > lo jombres), pues Víctor y Franciosini dan harambel. Pero es fácil explicar esta forma, sea por influjo de harapo, handrajo, sea por metátesis alhambel > halambel. No tendrá que ver con HARAPO, como cree Simonet (s. v. harabal), entre otras razones porque así no explicaríamos la m ni las formas arriba citadas.―

5 Las formas hispánicas no pueden venir del fr. lambeau, fr. ant. lambel ‘andrajo’. Por otra parte es improbable que la voz francesa proceda de España, no sólo porque ya se halla en el S. XIII (para hispanismos franceses, ya antiguos, en el lenguaje de los pordioseros, vid. BRIBÓN), sino porque la variante fr. ant. label confirma la etimología germánica labba que suele admitirse. Luego parece que es un caso de coincidencia casual.―

6 Otro ej. en PMH, Leges, I, 867, pero es leonés y no portugués.