BRIBÓN, derivado de briba, bribia, ‘vida holgazana del mendigo o del pícaro’, ‘arte de engaño de los que la llevan’, y éstos, por comparación, de biblia en el sentido de ‘sabiduría’, ‘gramática parda’.

1.ª doc.: Ya 1601, Rosal, ZRPh. LXXII, 385; 1604, Palet (Gili).

Como nombre de las Sagradas Escrituras hallamos blibia en el testamento de Alvar Gómez de Castro, Toledo 1580 (BRAE XV, 549), y en la Crón. Gral. de Ocampo, y con pronunciación leonesa bribia en el Lucidario del S. XIV publicado por Nachbin, RFE XXIII, 1611, así como en Santillana, Gómez Manrique, el Canc. de Baena (Cuervo, Obr. Inéd., 241) etc.; ésta es todavía la forma usada por los sefardíes de Marruecos (BRAE XIV, 579). Que bribia indicaba propiamente el arte del pícaro o del mendigo para vivir a costa del prójimo, lo prueban también los textos: «brivia: halagar con buenas razones para engañar a alguno; brivión: el que lo usa» (Juan Hidalgo, a. 1609), «ningún mendigo... destas naciones, se junte con los de otra... que, aunque todos convienen en la mendiguez, la bribia y labia son diferentes» (G. de Alfarache, Cl. C., II, 184.15). Por este texto se ve que bribia era en particular la elocuencia persuasiva del mendigo para inspirar lástima y para mover el público a la generosidad, en lo cual las oraciones y los argumentos religiosos, sacados de los textos sagrados (ya que no de la biblia), desempeñaban una parte principal2. De aquí que el arte del mendigo recibiera ocasionalmente el nombre de arte bribiática (G. de Alfarache, II, 179.14), formado con sufijo helenizante. De bribia, briba, vinieron el verbo bribar [1599] y el sustantivo bribón o bribión3. El significado de bribe francés, ‘mendrugo de pordiosero’, y luego ‘migaja, fragmento de cualquier cosa’, es secundario: Sainéan observa que primero se dijo assembler ses bribes «manger de compagnie, les gueux» (Sources Indig., I, 340, comp. 343)4. En inglés, partiendo de bribe ‘limosna, regalo a un pobre’ se llegó a ‘cohecho, donativo corruptor’. Del español pasó también al catalán briba ‘holgazanería’ (Maestrazgo, Tortosa, Rosellón: García Girona, s. n.; Moreira, 552; Misc. Fabra, 183), y a la lengua de Oc, donde de acuerdo con los hábitos locales se produce la metátesis en sílaba pretónica: langued. birbà ‘mendigar’, birban «gueux», prov. birbandejà, luego birbo ‘pan mendigado’, y de aquí el it. birbone, birbante, birba. Creo, en efecto, que el punto de partida para toda Europa fué el castellano, el idioma de la picaresca. Pero la emigración debió ya producirse mucho antes del florecimiento de este género novelesco, gracias a la antiquísima Internacional de los pordioseros, pues brimbe ‘mendrugo en un saco’, ya aparece en Francia en el S. XIV, mucho antes que en los textos castellanos estudiados. Tendrá que ver con esto el trasiego de romeros entre España y Francia, y de vagos más o menos devotos, a que daban lugar las peregrinaciones a Santiago de Galicia, léase mi artículo GALLOFA. La escasa antigüedad de la literatura jergal española, con escasos antecedentes poco anteriores a Juan Hidalgo (1609), documentada mucho más tarde que la francesa, pero que existió desde mucho antes, produce esta aparente anomalía cronológica. Claro que es imposible partir del a. alem. ant. bilibi ‘pan’ (derivado de hleib, hoy laib), etimología de Diez, ya rechazada por muchos y aun por él mismo, y ahora desenterrada por GdDD 1037a. Comp. GODIZO.

Por un hecho nada raro en filología hay un cat. brivó o bribó documentado en 1578, 1583, 1586 y 1595, fechas anteriores a las del cast. bribón que es probablemente la fuente del catalán (y no viceversa): pronto cayó en desuso en catalán el vocablo. G. Colón (Enc. Ling. Hisp. II, p. 222) atribuye mucho peso al hecho de que los documentos castellonenses de 1583 y 1595 empleen pare de brivons para el protector de niños mendigos o huérfanos, y objeta ingenuamente a mi etimología el que estos niños no podían conocer la Biblia (!) ni saber mucha gramática parda. Tampoco sus padres o explotadores conocían... la Biblia, claro. Se trata evidentemente de un desarrollo secundario gracias a una institución local de Castellón.

DERIV.

Briba, bribia, bribar, véase arriba; embribar, salm. Abribonado [Torres Villarroel, p. 359 (Nougué, BHisp. LXVI)].

1 «Porque lo dize en la vrjbia que dixo Dios quando formó Adan: fagamos honbre a nuestra semejança» (ms. del S. XVI).―

2 «Remataban con la plegaria, que es las mil y quinientas de la bribia», Quevedo (DHist.). «Echar la brivia: hazer arenga de pobre, representando su necesidad y miseria» (Covarr.).―

3 Brivión ‘pordiosero’ en un romance de germanía publ. por Salinas, RH XIII, 38. Más ejs. en el DHist., en Covarr. y en el Maestro Correas (Gili).―

4 «Naturelment chascun poursuit / Ce qui luy touche mieulx au cuer. / Coquin en bribes se deduit / Et en bon vin le bon buveur», Proverbios rimados del British Museum, S. XV, v. 635, publ. por Grace Frank, RRQ XXXI, 220. Cotgrave: «bribe: morceau de pain donné à un mendiant».