ABRANGIR, BRANGIR o ABANGUER, palabra propia de algunos dialectos leoneses, hermana del port. abranger ‘abarcar’, gall. abranguer ‘alcanzar, coger lo que apenas está al alcance de la mano’, origen incierto, quizá de una voz prerromana de origen indoeuropeo *BRANGĶyo oprimo, aferro’, afín al gót. ana-prangan ‘oprimir’, a. alem. med. pfrengen ‘apretar atornillando’, ingl. med. prange ‘angostura’, ingl. prong ‘horca de heno’, lit. brañktas ‘garrote para tensar una soga’, scr. bháti ‘tira de, arranca’, escand. ant. branga ‘perjuicio’; parece existir un cat. dial. abragir con el mismo sentido que en portugués.

1.ª doc.: en port., S. XIV; en leonés, S. XIX.

En el dominio lingüístico leonés la palabra tiene muy escasa extensión, y se halla con forma y sentido algo alterados. Sólo me consta bien su existencia en el astur. extremo-occidental abanguer ‘alcanzar de lo alto’: el que ten maos, abangue mazás (‘manzanas’) (Acevedo-Fernández); y en el Bierzo, donde brangir es ‘mover violentamente una cosa a una y otra parte: sacudir’, mas por el sustantivo correspondiente vemos que se trata también de ‘alcanzar fruta de un árbol sacudiéndolo’, pues brangión m. "sacudida" viene ejemplificado con la frase le di un brangión tan grande que la caña quedó casi sin fruta (García Rey). La falta de la r radical en el habla asturiana debe explicarse por algún accidente fonético o más bien por contaminación de una palabra, también leonesa, de sentido muy cercano: salm. abangar ‘torcer, encorvar la madera’, abangarse ‘alabearse’, extremeño occid. abanga(d)o, -gâ, «se dice del árbol cuyas ramas se tuercen o inclinan hacia el suelo por el peso del fruto» (en Alburquerque, Cabrera BRAE III, 658); para la cual cabe sugerir relación con las palabras tratadas aquí s. v. ABANAR, o BANZO, más bien que con VANO, y que en todo caso tiene sentido y forma tan alejados del vocablo portugués que se impone separarlos etimológicamente.

En Galicia vemos en cambio firme arraigo y amplia extensión. Sarmiento anota abranguer ‘alcanzar (algo) o del suelo o de lo alto’1 y el Dicc. de la R. Acad. Gallega define abranguer «coger alguna fruta de un árbol, alcanzar con la mano, hurtar, llevarse una cosa, alcanzar con la vista, tocar (p. ej. la felicidad)», y Carré «coger algo que está al alcance de la mano; alcanzar»; p. ej. encomezamos a dar en folletín... noso vocabulario, sen que poidéramos abranguer a sua compreta pubricazón, frase que copio de allí mismo (p. 509)2. Pero acepciones mucho más cercanas a las normales en portugués no están menos arraigadas en Galicia: Carré define también «abarcar», la Acad. Gall. «en algunos casos equivale a abrazar», y de la pluma del secretario de la propia Acad., Ramón Piñeiro, leemos: «está a xurdir ―unha nova etapa― na que o galego abrangue a amplitude total da cultura, escrita e falada, -non só a campesiña», «a cultura galega pode hoxe abranguer a toda Galicia e non limitarse á Galicia rural» (Grial, n.° 42, 1973, 395, 394) y de Castelao: «a saudade: velahí o sentimento que abrangue a Portugal e a Galiza nunha soia eternidade» (267.6f.). En Moura (Orense) abranxar es ‘abarcar con los brazos’ (Cuad. Est. Gall. III, 426), donde vemos que en la parte Sur del país el vocablo tiene formas correspondientes a la portuguesa en -ger (-Ȥer), con el normal ensordecimiento gallego, y paso ocasional al tipo de conjugación más numeroso.

En cuanto al portugués propiamente dicho excusaré detenerme mucho, puesto que se trata allí de una palabra de la lengua literaria y común empleada desde siempre, y sobre la cual disponemos de explícitos estudios filológicos, por ej. el de C. A. de Carvalho en Boletim de Fil. VI, 329. El significado moderno es allí ‘abarcar, comprender’, sobre todo en las acs. abstractas más que en gallego, y con ellas aparece ya, p. ej. en el S. XVI, en Sá de Miranda. Lo cual no es decir que allí no hayan tenido curso las más concretas: en ellas lo encontramos ya en el Glosario latino-portugués del S. XIV publicado en RPhilCal. VI, 76 (267) traduciendo el lat. a(t)tingo ‘yo alcanzo’ y 79 (646) vertiendo, junto con acontecer, el sinónimo parcial de aquél, contingo.

Son forzadas todas las etimologías propuestas hasta ahora. Cornu, GGr. §§ 90 y 168, partía del lat. VERGEREtomar tal o cual dirección’; aunque llega a significar ‘extenderse (geográficamente)’, todavía queda esto muy lejos de todas las acepciones de la voz romance en general, y en particular de la predominante en portugués, que perteneciendo a una gran lengua literaria, y estando por lo tanto aprobada como la más propia por muchas generaciones de gente de lengua tradicionalista, sería inverosímil considerar tan secundaria. Claro que todavía son más graves y terminantes las objeciones fonéticas, que están a la vista; y agregúese a esto el escrúpulo que siempre causa la supuesta pervivencia de un vocablo clásico que no haya dejado descendencia en otra lengua romance que el gallegoportugués (concedo que no sería caso único, cf. port, despir, descer, cedo, algures). Spitzer, AILC II, 1-3, propuso, por lo tanto, partir del lat. FRANGEREromper, quebrar’, lo cual por lo menos evita la última objeción y choca con menos obstáculos fonéticos; le orientaba en este sentido un alentejano esbranger ‘derrochar, disipar, estragar’ recogido por Fig. Pero ¿qué tiene en común esta idea con las expresadas por abranger? Todo induce a creer que este localismo del Alentejo es resultado más o menos esporádico de un cruce de sinónimos franger (no del todo ajeno al portugués) con esbanjar ‘derrochar, desperdiciar’, y que nada tiene en común con abranger. Además, en cuanto a éste, si partiendo de FRANGERE no habría más dificultad que el cambio de FR- en br-, abr-, esta dificultad fonética, por sí sola es gravísima, insuperable, por lo menos con carácter meramente fonético (los paralelos reunidos por Spitzer son de etimologías muy inciertas y aun falsas, y alguna alteración por cruce, etc.).

Una cosa hay que reconocer a los esfuerzos de Cornu y Spitzer (coincidentes en este punto) y es que un verbo en -er tiene que ser muy antiguo, y la disyuntiva entre la g (Ȥ) del portugués-orensano-berciano y la gu (g oclusiva) del gallego y asturiano, que repite el caso de tanger-tanguer, erger-erguer, cingir-cingo, etc., es demostración elocuente de ese mismo carácter arcaico. En otros términos, abranger y variantes no pueden ser resultado de una creación esporádica o de una desviación secundaria: la alternancia -GO ~ -GERE está asegurada en un caso así como existente desde antes de la época visigótica por el doble resultado consonántico, y como los verbos en -ERE quedaron reducidos desde esas mismas fechas a la mínima expresión, se convirtieron en una categoría muerta, el verbo tenía que existir ya con -GERE en su terminación desde la romanización del Oeste hispánico o muy poco después. Por ello se explica que lingüistas, tan poco amigos de las construcciones arbitrarias o de las búsquedas lejanas, como Cornu y Spitzer se empeñaran, contra lo verosímil por otras razones, en buscar ahí una base latina en -GERE a toda costa.

Justamente es esta razón morfológica la que me pone escéptico ante un enlace que ya parece más razonable en lo fonético y semántico. Existiendo un a. alem. med. pfrengen ‘apretar con tornillo’, con el sustantivo pfragina ya documentado en a. alem. ant. con el valor de ‘barrera, recinto, liza’, ideas conexas con la de ‘abrazar, estrechar’, y siendo el suevo, lengua germánica arraigada en el Noroeste, un dialecto de la misma lengua que el alto-alemán, no sería inconcebible postular un suevo *phrangan de ese significado, y aun podríamos suponer que la debilitación de la oclusiva causada por la aspiración alto-alemana ph- (más tarde la africada pf) fuese imitada imperfectamente con una b- romance. Pero aun admitiendo esto, y dejando a un lado que son en número exiguo las voces legadas por el suevo al gallego (y no se diga ya el portugués), quedamos escépticos ante el hecho de que el resultado haya sido en todas partes en -er y no -ar, y de que la g germánica se haya convertido en Ȥ en la mayor parte del área del vocablo.

Sin embargo existe en algún modo una salida. Puede haber sido realmente una palabra de esta familia, pero no germánica sino prerromana. Si un *BRANGĶ existió en la lengua indoeuropea prerromana del Oeste hispánico ―aunque ignoremos cómo terminara en infinitivo y demás formas― es evidente la del presente en -Ķ, claro que en el momento de la romanización este *BRANGĶ tenía que incorporarse a la clase de los lat. tango-tangĕre, pango-pangĕre, frango-frangĕre, ringo-ringĕre, tingo-tingĕre, cingo-cingĕre, ungo-ungĕre, etc. Ahora bien, el léxico indoeuropeo nos da base suficiente para admitir la existencia de tal vocablo en sorotáptico (o acaso en alguna variedad céltica); pues tenemos el lit. brañktas m. ‘garrote de tensar una soga (al atar la carga, etc.)’, letón brankti ‘arrimado firmemente’, el scr. bháti ‘él tira, arranca’, el escand. ant. branga ‘perjuicio’. Desde luego es en germánico donde esta raíz alcanzó la extensión y desarrollo más amplio, y allí aparece en todos los dialectos y con acepciones mucho más primitivas que la secundaria en que lo presenta el escandinavo épico. El gótico ana-pragan es ‘oprimir’, sueco ant. prang ‘callejón angosto’, ingl. med. prange ‘angostura’, ingl. prong ‘horca (de coger heno, etc.)’, b. alem. med. prangen ‘apretar’, pranger ‘picota’ (que desde ahí ha pasado al alemán común), a. alem. med. pfrengen ‘apretar atornillando’. Todo esto nos permite inducir una ac. primitiva ‘apretar, aferrar’, desde donde se llega fácilmente por una parte a ‘abrazar, comprender’, por la otra a ‘empuñar firmemente’ y en ciertos casos ‘arrancar’ o ‘dañar’, etc. La presencia o ausencia alternativa de la -N- temática (que no está en sánscrito ni en el a. alem. ant. pfragina), de vocalismo E, O (> germ. y bált. a) y cero (scr. bháti), la derivación en -TO- del báltico: he aquí las más claras características de una vieja raíz indoeuropea. No descarto del todo que esta raíz se enlace de lejos con la tan general le BHREG-, de donde salen el lat. frangere, el gót brikan ‘quebrar’, etc. (tanto menos cuanto que ésta ha dado p. ej. el ags. ābrākjan ‘comprimir’), pero es dudoso pues bien parece que la nuestra terminaría en aspirada -GH (aunque no deja de haber ciertos casos de alternancia radical G-GH)3>. Creo, en efecto, que se trataría de un *BHRE(N)GH- primitivo; la disimilación de aspiradas, que en forma tan sistemática practica el griego y que se dió con mayor o menor intensidad en todas las familias del grupo, haría que en sánscrito y en germánico el vocablo aparezca con b- y no bh- inicial, y aquélla, en virtud de la mutación germánica, pasa aquí a p-; pero sería sumamente inverosímil admitir una raíz en B- no aspirada originaria, categoría rarísima en indoeuropeo; aunque tanto la -g radical del germánico como la -h índica (y aun -nk- ensordecido ante la -t- en báltico) suponen concordemente -GH4.

Queda un pormenor incierto, pero de importancia mínima, en el vocalismo radical. Si el lenguaje sorotáptico cambiaba la O indoeuropea en a, como el germánico, el báltico, etc., obtenemos BRANG- partiendo de un vocalismo (nada anómalo) BHRONG-. Pero aun si así no fuese, siempre sería lícito partir de *BRENGĶ con vocalismo E, y atribuir la a a una disimilación romance, como la que se da en los port. costranger, ranger, de CONSTRINGERE, RINGERE, y realmente en Galicia existe una variante abrenguer (DAcadGall., etc.). Quede, pues, este punto en suspenso ya que no afecta la posibilidad de la etimología.

Y otro más importante, que todavía la reforzaría mucho, y que no me atrevo a asegurar en firme. Si bien con extensión pequeña y sin informes antiguos parece existir un congénere de la voz portuguesa en una pequeña zona dialectal de Cataluña. Montoliu (BDC VI, 38) registró en el Campo de Tarragona un cat. abragir ‘rodear con los brazos el tronco o estirpe de un árbol’, con variante bragir en el Pla de Cabra, uno de los pueblos de la zona: «aquesta alzina té un tronc tan gros que tres homes no la podrien bragir», registrado por el DAlcM5; por lo demás, ya el DAg. había recogido ablagir en Valls («és un roure que dos hòmens no podrien ablagir»). Todo ello está pues en esta pequeña zona comarcal tarragonense6. Las apariencias son pues de que en algún punto de Cataluña pervivió también esta voz sorotáptica, y si bien aquí no tenemos la -n- portuguesa, la alternancia BREG ~ BRENG-, tan normal en la morfología indoeuropea, no haría más que reforzar la verosimilitud de esta etimología prerromana7. Lo exiguo de los datos catalanes y el propio hecho de no tener yo confirmación personal sobre la existencia del vocablo, aconseja reserva en este punto. Por otra parte la existencia de esta viejísima palabra con una mayor extensión en el catalán arcaico, sería una explicación razonable de por qué el lat. SPARGERE pasó al catalán común en la forma esbargir ‘esparcir’ con un extraño cambio de SP en sb inexplicable si no es, a causa del influjo de este parónimo.

Sin embargo la existencia de una variante sin -n- parece recibir otra confirmación independiente en el Noroeste. El Dicc. de la Acad. Gallega registró una voz medieval, hoy extinguida sin duda, abreger con variante aberger. El significado es un tanto divergente, pero relacionado; era evidentemente un término legal o jurístico, cuyo sentido es evidente en el contexto, según los dos documentos en que figura, a saber ‘guardar, observar’: «eu, o dito Frey Lopo, ...recebo en min os ditos bees et outorgo... de vos cunplir et abreger estas ditas condiçoos segundo ...en esta carta he contiudo», «nos anbas as ditas partes, F. d’Obre... et abbade et convento et monges outorgamos de aberger et conprir et gardar so a dita pena ...ditas cousas et condições contiudas et declaradas en este contracto»; escrituras publicadas ambas por el concienzudo erudito gallego Martínez Salazar en sus Docs. Gall. de los SS. XIII al XVI, pp. 127 y 134. Claro que ahí intervino inoportunamente el etimologista poco crítico ―habitual calamidad de la filología hispánica―, agregando a la interpretación evidente, y dada efectivamente por la Acad. Gallega, unas definiciones fundadas en la seudo-etimología fr. héberger (aceptada también por la Acad.): «albergar, hospedar, arrendar, recibir, recoger». La propia vaguedad de sentidos tan heterogéneos, sin confirmación en los textos y tan discrepantes del que exige el contexto, muestra ya que aquí no tenemos ninguna acepción sino una etimología manifiestamente errónea disfrazada de definición. En efecto, el vocablo no consta en ninguna otra fuente lexicográfica8, ni se ha dado nunca la menor precisión o prueba de que hayan existido las referidas acepciones. Salta a la vista que esta etimología es imposible: en calidad de préstamo de un verbo francés en -er el resultado habría sido un verbo en -ar, como se practica en todas las lenguas romances (y desde luego en gallegoportugués : arranger > arranjar, -xar), y el germanismo directo resultado de HARIBERGON (fr. héberger) es gall.-port. albergar sin que nunca GO pueda dar Ȥe o še9.

En cambio no hay gran dificultad en entender que de ‘contener, comprender, abarcar’ se pasara a ‘conservar, guardar, observar’. Hay pues dos fuertes indicios, no del todo claros, pero concordes, de que junto a *BRENGO poseyó la lengua prerromana la variante temática esperable *BREGĶ y que ésta dejó también algunas huellas en gallegoportugués y en catalán, los dos dominios donde se han encontrado inscripciones sorotápticas (y donde lo céltico estaba también presente). V. mi contribución a los Coloquios de Lenguas Prerromanas de Salamanca, Actas, 1976, pp. 42-3.

1 «Abrángueme ese fuso, as peras» CatVG. 59v; «non puden ~ nos currunchos do maxín unha boa iñorma pra matá-lo» Castelao 188.2.―

2 Linda copla de Pondal: «Dill’ éste á meniña, / c’un doce mirar /.../ ―Agora é o tempo das zreixas pillar―. / Ε díxolle, rindo, / a tenra beldá: / ―Pois sube abranguélas, / se che gusto dan». Más citas en el diccionario académico. También tiene el sentido de ‘alcanzar’ en las Ctgs. «e as omages [‘imágenes’] toller / das paredes e raer / a quant’edes abranger / podían por seu pecado» (99.24).―

3 Es lo que cree en este caso Wood (ZVglSprfg. XLV, 61) para enlazar bháti con brikan y congéneres.―

4 El Vgl. Wb. Idg. Spr. II, 119, 677 s. de Walde supuso una raíz BRONK- implicando la ley de Verner para explicar la g germánica; y Pok. IEW 103 no se ha atrevido a rectificar a su antecesor, lo cual le conduce a suponer una raíz en B- no aspirada. Esto es mucho más forzado.―

5 Con la sugestión de que sea variante fonética de abrigar, idea fantástica que se pretende apoyar en que esta palabra aparece con Ȥ en localidades de Auvernia (!), mostrando extraña ignorancia de los hechos dialectológicos más elementales en Francia.―

6 Lo de que se emplee también en Mataró debe fundarse en alguna confusión: no se me habría entonces escapado el vocablo en un momento u otro de mi vida.―

7 Siendo catalán oriental, por a debe entenderse ə que igual se podría escribir e.―

8 Falta en Valladares, Cuveiro, Eladio Rodríguez, y en la rica colección de variantes comarcales cuidadosamente localizadas, que se ha publicado como apéndice de éste en la edición de Vigo, Galaxia, 1961. Sólo Carré formó un artículo aberxer pero dejando prudentemente la responsabilidad a la Acad., con asterisco, y limitándose a cambiar g en x.―

9 Además la dirección normal de la trasposición de r es bre´ > beŕ, no lo contrario (salvo alguna rara ultracorrección). Así esta razón como el significado se opondrían rotundamente a derivar abreger de VERGERE: la ac. ‘guardar’ está todavía más alejada de vergere ‘dirigirse, tender’ que los sentidos de abranguer.