ZOPO, ‘lisiado, especialmente el que lo es de los pies’, voz hermana del port. zopo (zoupo) íd., it. zòppo ‘cojo’, fr. chopper o achopper (antiguamente çoper) ‘tropezar’: de origen incierto, probablemente onomatopeya de los choques con el suelo que acompañan la marcha del lisiado; no puede descartarse del todo, aunque es menos probable, la posibilidad de que el punto de arranque de este adjetivo fuese el lat. arcaico y tardío SŬPPUS ‘que anda a gatas’, ‘supino’, influído después por la onomatopeya.

1.ª doc.: Nebr.

En la 1.ª ed. de este dicc. leo «çopo: trunco pedibus aut manibus», lo que debería entenderse como verbo con el sentido de ‘amputar de pies o de manos’. No se puede negar del todo que haya podido existir tal verbo, pero como Nebr. da los verbos castellanos (no los latinos) en infinitivo, hemos de creer que hay errata y leer truncus (en lugar de trunco) ‘mutilado, lisiado (de pies o de manos)’. Así lo entiende PAlc. al traducir çopo por mabƫûl, que en otras partes de su obra hace equivalente de «lisiado, tollido, manco de manos» (comp. Dozy, Gloss., 235-6; Suppl. I, 96a). Percivale: «çópo: maimed, lame, halting»; Oudin: «çopo: estropié, qui a les pieds ou les mains coupées»; y análogamente Covarr.; Aut. «el lisiado de pies o manos», «el sumamente desmañado, que se embaraza y tropieza en todo». El sentido, como se ve, no es bien preciso: la definición de Nebr. y de Oudin significaría ‘cojo, amputado de los pies’, mientras que Aut. sugiere una lisiadura menos grave. Aquello es, sin embargo, lo que dan a entender algunos autores del S. XVI: «ojos fuí al ciego y pies yo para el zopo» Fr. Luis de León, «nació falto de pies o manos, zopo o manco» Valderrama (estas y otras citas en Cej. IX, p. 24). Pero otras veces, ya en el Siglo de Oro, se trata mas bien de la ac. de Aut.: «los malos tienen los pies zopos porque se vuelven a revolcar en el cieno de los vicios» Fr. A. de Cabrera († 1598), «aludiendo a la falta natural que tuvo en los pies; aunque nunca se vio menos zopo que quando subió a la cumbre del Parnaso» Quevedo (Aut.). Hasta hoy es voz bien conocida, aunque mucho menos general que cojo, y además sufre la concurrencia de renco. Cej. le atribuye, creo con razón, la ac. especial de «el que tiene los pies hacia dentro al andar, desde el tobillo», y cita de Fco. del Rosal (1601) la definición «el que tiene los pies o sus dedos tuertos», y el pasaje del también andaluz Estébanez Calderón «cierto desengarce del pie izquierdo, que retorciéndolo para adentro, y no acudiendo ni con tiempo ni con habilidad, quedó con la donosa figura que, con perdón sea dicho, llamamos zopo» (ej. de zopez en el mismo, RH XLIX, 641): es, pues, palabra avulgarada. Advierte Aut. que «algunos dicen zompo, especialmente en Castilla la Vieja», pero cita ej. del murciano J. Polo de Medina; Oudin «çompo: boiteux». En Murcia y Albacete, zompo es una peonza sin púa (G. Soriano; RFE XXVII, 253). Esta alternancia con y sin nasal es muy propia de las palabras onomatopéyicas y expresivas1.

En otros romances hay palabras muy semejantes a zopo, como el tortosino (¿y val.?) sompo ‘deficiente en el uso de brazos y piernas’ (BDC III, 110; XIX, 206). Entre estas palabras es conspicuo el it. zòppo ‘cojo’, palabra esencial del idioma (con zoppicare ‘cojear’)2, cuya área se extiende en la forma sòp hasta los Alpes provenzales, donde ya se encuentra un ej. medieval. Además hay el port. zopo, zoupo, zoupeiro «trôpego», «acanhado, indolente, mandriƟo» (Fig.), zoupeira «a velha decrépita que ja nƟo pode bullir comsigo» está ya en Bluteau (h. 1715); la z- sonora de la voz portuguesa (que no parece pueda mirarse como castellanismo), en contraste con la sorda del it., el cast. (y el fr.), es también otra vacilación de carácter expresivo; por lo demás, hay çopo con ç- en las Ctgs.3 y CortesƟo cita ej. de çopegar ‘cojear’ en un texto port. del S. XIV o XV4, y sopo «cavallo que tem algum casco recurvado, assentando á parte anterior em vez da planta» es trasmontano. Hay más todavía: el fr. chopper o achopper ‘tropezar’ es palabra muy importante, que en el S. XII aparece en la forma çopper; no creo que la ch- sea debida ni a una contaminación ni a un dialectalismo picardo, sino a variante en la base onomatopéyica; en el prov. assupà ‘tropezar’ la variante afecta otra vez al vocalismo, pero es consonántica en el sic. toppu ‘cojo’5. Y así sucesivamente.

Más detalles acerca de este grupo léxico pueden verse en Schuchardt, ZRVh. XV, 108ss., y en Spitzer, Lexik. a. d. Kat., 50. Ambos indican ya más o menos claramente que se trata de una familia onomatopéyica o expresiva, a lo cual replica M-L. (REW 9598) que esto «no es decir nada». Con razón podrían replicarle, sin embargo, que quien no dice nada es él al explicar, recogiendo una superficial propuesta de Brüch, el it. zoppo y afines por un cruce de zanca Con el tipo galorromance clop ‘lisiado’. Basta observar que zanca designa, una pierna o un calzado, pero nunca ha sido adjetivo, y así, no siendo sinónimo de clop, no podía cruzarse con él; además, zanca es ajeno al Norte de Francia (y sin duda lo fué siempre esta palabra de origen meridional, iránica), y clop lo es a Italia y la Península Ibérica, de suerte que el área de los dos vocablos no coincide más que en lengua de Oc, donde justamente no existe o casi no existe el tipo zopo; inútil decir que tampoco se explica así la z- portuguesa, etc.

En cambio, hay indicios de sobra para creer en una onomatopeya, comp. el vasco tzipi-tzapa «marcher à quatre pattes», citado por Spitzer. Se trata de la marcha sincopada del cojo o renco y de los choques que va dando rítmicamente con el suelo: una onomatopeya tsuppu-tsuppu expresa esta marcha perfectamente. Ya no me quedaría duda alguna si no existiera un lat. SUPPUS, cuyo significado no está muy alejado del de zoppo. En Lucrecio significa ‘el que anda a gatas’: «adsimili ratione animalia suppa vagari / contendunt» (I, 1061; en III, 172, se trata de una conjetura, evidentemente incierta). Verdad es que el sentido más frecuente es el que hace a suppus sinónimo de supinus ‘boca arriba’ (así en Festo), ‘tumbado a la bartola’ (en Lucilio); no hay que creer que sea voz exclusivamente arcaica en latín, pues también la encontramos en San Isidoro, como nombre de uno de los golpes en el juego de los dados: «jactus quisque apud lusores veteres a numero vocabatur, ut unio..., trinio, quaternio... Postea appellatio singulorum mutata est, et unionem canem, trinionem suppum, quaternionem planum vocabant» (Etym. XVIII, lxv); se ha sugerido que este golpe se llamara así por quedar el dado en posición supina6. Parece segura la interpretación de Ernout-M. y otros de suppus como abreviación expresiva de supinus, comp. el umbro sopo- (supo-) «suppus, supinus, the under» adj., «the under parts» neut. pl. (Buck). La marcha del cojo puede compararse con la del que anda a gatas, y así está lejos de ser absurda la idea de que zoppo pueda ser continuación del lat. popular SŬPPUSl>. Claro que para explicar la z-, la ò italiana y otros detalles tendríamos que echar mano de todos modos al influjo de la onomatopeya. Así y todo, habría que adoptar esta solución intermedia si se tratara de dos palabras de cuerpo bastante extenso, pues entontes costaría creer en la falta de toda relación entre dos adjetivos casi iguales de forma y de sentido conexo, pertenecientes a la etapa antigua y a la fase moderna de un mismo idioma: latín e italiano. Pero zoppo es palabra muy corta, y en estas condiciones es fácil que haya una mera coincidencia. Y como la forma no corresponde del todo y la ac. más frecuente ‘supino’ está harto alejada del sentido romance, me inclino más bien a creer que se trata de un parecido casual. Con mayor razón es de creer que haya mera coincidencia con el a. alem. ant. zumpo ‘pene’ (Sütterlin, IdgF IV, 93), por más que haya nasal en el cast. dial. zompo y que un tránsito semántico mediante la idea de ‘muñón, tronco mocho’ no sea inconcebible; pero z- alto-alemana supone T- en germánico común, ieur. D-, y se le compara con el ave. dūma- ‘cola’; no hay segunda mutación consonántica en ninguna lengua germánica de España, luego la fonética histórica se opone (por más que no todas las fuentes de la z visigótica estén bien averiguadas).

DERIV.

¿Zopetero ‘ribazo’ [como provincial, Acad. 1817; arag. según Cej.]? Zopenco [Terr.: «lerdo, tardo, zopo»; Acad. ya 1817 «tonto y abrutado»] podría ser derivado de zopo, del que he citado arriba acs. semejantes (comp. chopo en nota), pero como el sufijo -enco es raro en cast. (salvo i voces jurídicas) y la ac. «zopo» sólo figura en Terr. y es insegura, quizá sea preferible descomponer en so penco (como interpelación injuriosa), que pudo tomar z- sea por influjo de ZOTE o de la alternancia so = zo en el sufijo procedente de SUB7>.

1 Otra alternancia de este tipo sería la consistente en cambiar la z- en ch-. Ahora bien, en todo el interior argentino se emplea chupino por ‘rabón, el que le han cortado la cola’. En Mendoza es popular la copla «cuando baila la cueca / el sanjuanino / no se pisa la cola / porque es chupino»; lo recogen el cordobés Garzón (citando ej. del Gral. Mansilla) y los catamarqueños Lafone y Avellaneda; Carrizo, en su Canc. Pop. de Tucumán, 2069, dice que lo ha oído como sinónimo de moto ‘(cuchillo) sin punta’, ‘(perro) sin rabo’, y lo emplea el escritor de esta provincia Fausto Burgos: «el poncho chupino que usaba en vez de guardamonte» (La Prensa, 23-XI-1941). También oí en Mendoza a señoras que se quejaban de una modista porque les había dejado chupino un vestido. Lafone parece tener razón al suponer que deriva del quich. Ƈúpa «cola, rabo, rabadilla» (Gnz. de Holguín), tal como rabón de rabo. Sin embargo, puede haber un encuentro casual, pues en Venezuela se emplea chopo «torpe, bruto, ignorante» (Picón Febres), y en Cómo se canta la poesía popular (p. 68), del chileno Desiderio Lizana, encuentro chope explicado «torpe, de muy cortos alcances» en una obra del «pueta» Juan A. Pizarro, nacido h. 1815 (Lenz sólo recoge un chil. chope ‘palo puntiagudo’, que explica como araucanismo). Comp. todavía POCHO, que en Chile vale «romo, achaparrado» (Román; uñas: pochas: Vicuña Cifuentes, Mitos y Supersticiones del campo chileno, p. 171).―

2 El cat. ensopegar ‘tropezar’, al que todos atribuyen el mismo origen, quizá a pesar de todo sea otra cosa, en vista de que lo antiguo parece ser encepegar (¿derivado de CIPPUS?, V. mi artículo en BDC XIX).―

3 «En guarir çopos e cegos alumear» 37.18, 316.28; «se cavalo çop’ ouvesse e lho comprassen por sƟo» CEsc. 362.14.―

4 También en los MirSgo. 59.28 parece ‘cojear’: un impío apedreó a los apóstoles y «desque enton Santiago començou a çopegar moyto senpre», ac. que parece bastante clara en 52.29. El cat. ensopegar, en cambio, significa ‘tropezar’, pero en BDC XIX, 39, atendiendo a la mayor frecuencia de la variante encepegar en la Edad Media y a otros hechos, admití que es alteración de ésta y deriva de CIPPUS ‘tronco clavado en el suelo’.―

5 No concreta bien su idea Sainéan (Sources Indig. I, 130) al decir que zoppo y toppu vienen de una palabra que significa ‘cepa de árbol’. Hay relación, pero indirecta. Más palabras de esta familia cita dicho autor en sus pp. 124, 130, 131, 133, 134.―

6 Más documentación, aunque más dudosa, en Forcellini-Perin, s. v. sipo, y CGL VII, s. v. supes.―

7 Es improbable que haya relación con Canarias chupenco «casita de pobre, casi una choza» (Millares, p. 96); ¿acaso voz guanche? Pero más bien tendrá que ver con el port. choupana, gall. chopete (V. aquí CHOPA).