ZARAPITO, ‘ave zancuda de pico delgado, largo y encorvado’, alteración del antiguo y gallego zarapico, cerapico, de origen incierto, aunque es probable sea compuesto de pico; quizá esté por cierra-pico.

1.ª doc.: 1251, Calila.

Ahí se refiere el «enxemplo de las garças e, del çarapico» (Rivad. LI, 74; ed. Allen, 189, 93). La serrana deforme tenía según Juan Ruiz «el su pescueço negro, ancho, velloso, chico, / las narizes muy gordas, luengas, de çarapico» (1013c). Hernán Núñez en sus refranes (med. S. XVI); recoge todavía la misma forma en la frase proverbial «Madre, casar, casar, que zarapico me quiere llevar». No está en los léxicos medievales ni en los del Siglo de Oro, pero como la terminación parecía la diminutiva -ico, desprestigiada en español moderno, se sustituyó por zarapito. Así está ya en los Diálogos de la Montería de Barahona de Soto (1586): «tres formas hay de chorlitos...; otros llaman zarapitos y son mayores, más carnudos y cenizosos» (cita de Cej. IX, p. 578), y en la Ballestería de Mtz. de Espinar (h. 1640): «hay otras aves que llamamos zarapitos, del mismo color del alcarabán: son mui altos de piernas y tienen el pico mui largo y delgado». De acuerdo con esto, Aut. registra zarapito «ave de color algo más pardo que el de la liebre, y como el alcotán; es alta de piernas, el pico mui largo, delgado y algo corbo; susténtase de gusarapillos y semillas, y cría entre los juncos, y anda siempre en lugares húmedos; hai dos especies de esta ave, y a la mayor, que regularmente anda en el agua, llaman zarapito real». Pero la forma antigua todavía se conserva en el Ecuador: «zarapico: ave zancuda que vive en las extensas playas de nuestros ríos o en las orillas de los esteros; se alimenta de moluscos» (Lemos, Semánt. Ecuat., s. v.); y en Galicia, levemente alterada: «zarrapico, zarrapito: Scolopax arquata seu Numenius arquala: zarapito real, chorlito... tiene el pico muy largo, cilíndrico en toda su extensión y arqueado...» (Vall.)1; allí también mazarrico (Sarm. CaG. 20v), o mazarico (íd. 91v; Ávz. Giménez): como en gall. ‘pico’ es bico, esperamos un *zarrabico, con metátesis un *bazarrico y asim. *mb > m. No es conocido en portugués, pero debió de existir en el Norte del país, pues en Tras os Montes hay tres o cuatro localidades llamadas Çarapicos (pron. con ç- y no s-), como hay un Zarapicos en Salamanca; observa Leite de V. (Est. de Philol. Mirand. I, 81-82) que una de ellas se nombra en las Inquirições de 1252 en la forma Cerapicos.

Estas formas del gall.-port. bastan para mostrar que no tenemos ahí ningún sufijo -ico ni -ito,

los cuales no existen en gallego. Las indicaciones repetidas de autores sin preocupaciones etimológicas, que arriba he citado, prueban que el pico de esta ave es lo que en ella llama más la atención, y así no me cabe duda que la voz pico entraría en la formación de su nombre. La duda está en cuál sea el primer componente. La forma en -e- de las Inquirições, y también el gall. zarrapico, podrían sugerir un compuesto con el imperativo del verbo cerrar, SERARE en latín: ‘cierra pico’, aludiendo a la forma encorvada del mismo. Sería compuesto tan antiguo, y pronto estereotipado, que ya no participaría en la diptongación de la e, que quedó inacentuada. Me causa algún escrúpulo el sentido, que no corresponde perfectamente a la idea de ‘cerrar’, y sobre todo la -r-, sencilla en casi todas partes; de acuerdo con el lat. SERARE, es verdad, pero ningún romance ha conservado huellas de esta antigua forma etimológica. ¿Será más bien compuesto con el vasco vizc. zara (o zaran) ‘cesto’, que parece ser voz antigua en vasco? Sería, pues, ‘pico de cesto’, por alusión a la forma encorvada, como de una chistera vasca. Entonces lo que causa escrúpulo es el carácter híbrido del compuesto; por lo demás, no sé que el zarapito tenga nombre semejante en vasco (Larramendi le da el de iyunchuri, que falta en Azkue). Claro que podríamos conjeturar la existencia de un vasco *zaramoko (formado con el vasco moko ‘pico’), cuyo segundo elemento se habría traducido al adoptar la palabra en romance, porque la forma del ave ayudó a reconocer el vocablo. En definitiva, y por ahora, lo más razonable me parece cierra-pico, como una especie de descripción de lo que hace el ave al zamparse los animalitos de que se alimenta. Claro que todos los pájaros y aves vienen a hacer lo mismo, pero la forma llamativa y el tamaño enorme del pico del zarapito daba mayor relieve psicológico a la operación: recuérdese el dicho recogido por Hernán Núñez, en que se compara a la ardiente muchacha, presa fácil de la glotonería donjuanesca, con el bicho víctima del pico ávido de la zancuda.

DERIV.

Zarapicar ‘trompicar y caer’ ast. (V, R): es proverbial lo mojado que va siempre el zarapico (vid. zarrapico y enzarrapicarse ‘mojarse’ en el dicc. gallego de Vall.).

1 También debe de decirse zarapico en Andalucía, pues así se alteró allí, por etimología popular, el nombre del CARRASPIQUE.