ZAPA, término militar tomado del it. zappa ‘azada’, derivado probablemente de zappo, que en los dialectos del Centro de Italia designa el chivo, por comparación de las dos puntas de las azadas antiguas con los dos cuernos de este animal; este nombre del chivo, muy extendido en los idiomas eslavos y balcánicos, es de origen incierto, pero es probable que proceda del grito ¡tsap! empleado en muchas partes para hacer acudir a este animal.
1.ª doc.: 1594, Bernardino de Mendoza.
Como ya indicó Rufino J. Cuervo, la restricción semántica y la fecha tardía prueban que se trata de un préstamo del italiano, donde zappa es la palabra de uso general y agrícola para designar la ‘azada’ y ya aparece en Dante y Boccaccio; son también préstamos italianos el fr. antic. sape [1601], con su derivado saper [1494; comp. RF XXXII, 159], el alem. sappe [1653, MLN XLIV, 144-5], etc., que son igualmente términos militares. En glosas latinas aparece ya un sappa ‘instrumento de labranza’, pero estas glosas vienen en parte de fuentes italianas (Papias, S. XI), y las restantes, que no se pueden localizar con seguridad (incluyendo las llamadas glosas isidorianas), tendrán la misma procedencia1; la grafía con s- es representación imperfecta de la africada. También en griego medio existe τζάπιον, τζαπίον (SS. VIII, X) y hoy se emplea τσαπί o τσάπα, ‘azada’.
Como indicó Gerhard Rohlfs (ZRPh. XLV, 662-75) este nombre de apero de labranza no es más que una aplicación figurada de la palabra zappo (y variantes), que como nombre del chivo (y a veces la cabra y el cabrito) se emplea en los Abruzos y el Lacio, ora con z sorda, ora con sonora, y que reaparece más al Norte en Umbría y las Marcas con la forma ciappa; formas muy semejantes se encuentran en los Balcanes y en lenguas eslavas: neogr. τσάπος, alb. tsap, sྃap, svcr. y eslov. cáp, ucraíno, polaco, checo, húng. cap, rum. ţap, dalmático zapo ‘chivo’, ‘cabrito’. Se ha discutido mucho acerca del origen de este nombre de animal, que muchos se limitaron a mirar como desconocido o calificaron vagamente de ilírico (Bartoli, Das Dalmatische I, 291; M-L., REW 9599), otros han creído de origen albanés (correspondencia del lat. caper, G. Meyer, Alb. Wb., 387), otros creyeron procedente de los pastores rumanos (Berneker) y otros eslavistas miraron como tomado del iránico (persa Ƈapiš ‘cabrito de un año’); lo más convincente es creer, como sugirieron Hepites y Pedersen (Zs. f. vgl. Sprachfg. XXXVI, 337) y probó detenidamente Rohlfs, que se trate de la llamada ¡tsap! para hacer acudir al animal. Documentó Rohlfs la existencia popular de esta llamada de la cabra, en Grecia en la forma τσαπ, en los Hautes-Alpes diáp, en dialectos alemanes zub, en árabe hab, mientras que la existencia de zap como nombre del ternero en muchas hablas del Norte de Italia indica que en esta región sirvió la misma llamada para otro animal según es común en casos semejantes (V. aquí PERRO); comp. ZAPE.
Siendo esto así parece superfluo averiguar cuál es el punto de partida del vocablo, que ya es antiguo en Italia (pues zappu «hircus» se documenta en una glosa trasmitida por ms. del S. X): lo más sencillo es creer que existieran tres zonas de creación del vocablo, en el Centro de Italia, en los Balcanes y en Persia, por aplicación más o menos independiente de la llamada tsap.
En cuanto a la extensión del nombre del cabrito a la herramienta de labranza, aparece también como probable en vista de paralelos como los lat. capreolus, ferrum bicorne, sarculus bicornis, Champagne bigorgne, it. beccastrino «zappa grossa per cavar sassi» (derivado de becco ‘macho cabrío’), aun descartando otras etimologías imposibles o improbables que con esta ocasión sugirió Rohlfs (V. aquí VIGA, y el cat.-oc. bigòs); de hecho los grabados publicados por Rohlfs (p. 666) prueban que en la época romana, y todavía ahora en las zonas suditalianas de cultura más primitiva, estaba muy extendido un tipo de azada cuya hoja está sustituida por dos puntas de hierro paralelas, fácilmente comparables con los cuernos de un caprino; y aunque actualmente en Italia, como en todas partes, predomina la azada de hoja, está claro que el nombre pasó de aquel tipo de azada arcaico al apero moderno que lo ha sustituído. La restricción de este nombre a la zapa militar en los préstamos cast., fr., etc., se explica por el gran influjo internacional que tuvo la terminología militar italiana en el S. XVI.
Desde luego, pese a cierta apariencia, no hay relación entre zapa y el scr. sápati ‘seguir’, ‘servir’, ‘cortejar’ (que va tal vez con sáptiɅ ‘(jinete) corredor’, ‘caballo de carrera’, Rig V. I, 85.1a, 85.6a), avé. haptī ‘tiene (en la mano)’, ‘apoya’, pues esto procede de una raíz SEP- ‘cuidar, honrar’ (= gr. -ƅπω, -σπεƗν, lat. sepelire, Benveniste, Or. F. N. Ie. 47, Pok. IEW 909.2).
DERIV.
Zapar [«çapar: sapper, miner, fouyr, bescher», Oudin; azapar, 1619, DHist.]; zapador [íd.].
CPT.
Zapapico [Acad. 1884, no 1843].
1 A las que cita Rohlfs puede agregarse «rastrum, genus strumenti rusticorum, sappa», en las glosas Amplonianas (ZRPh. I, 420). ↩