TROZO, voz tardía en cast., probablemente tomada del cat. o del oc. tros ‘pedazo’, de origen incierto, pues hay dificultad en identificarlo con el fr. ant. trous ‘troncho de planta’, ‘trozo de lanza’, que parece relacionado con el lat. THYRSUS ‘tallo’; es posible que destrozar sea alteración del oc. y cat. ant. destrossar ‘desvalijar, saquear’ (perteneciente a la familia de TROJAR), y entonces las irregularidades fonéticas que presenta el oc. y cat. tros como descendiente de THYRSUS se explicarán por el influjo de este verbo destrossar.

1.ª doc.: APal. «lancinare es mucho arrincar y fieramente fazer troços y despedaçar en partes».

Para el estudio del origen de trozo y destrozar es fundamental el cuidadoso trabajo de Malkiel, Philol. Q. XXIX, 1950, 151-71. No se le puede reprochar más que un defecto, pero éste es grave: el haber querido resolver un problema interromance ateniéndose sólo a la historia del vocablo en castellano; si trozo sólo existiera en este idioma, sería una solución sencilla del enigma la que él nos propone de ver en destrozar la continuación de un *DESTRŬCTIARE derivado de DESTRUERE (siguiendo una idea de Cabrera y de M-L., REW, 1.ª ed., 2605), y mirar trozo como derivado regresivo de destrozar, según el modelo de pedazo junto a despedazar. Malkiel subraya con razón la modernidad de trozo y destrozar, pero no presta atención al hecho de que el oc. y cat. tros se documenta tres siglos y medio antes que la voz castellana, puesto que ya está en Marcabrú y en Girart de Rossilhon, y tampoco menciona la diferencia de vitalidad y frecuencia de empleo que existe entre la voz catalano-occitana y la castellana.

El cat. y oc. tros es el vocablo único que tienen estos idiomas para expresar la idea de ‘pedazo’, mientras que, según él mismo observa, el cast. trozo sólo aparece en los clásicos en el sentido de «pedazo o parte de alguna cosa materialmente cortada o separada de otra»: Diego Gracián (h. 1545) y Cervantes sólo hablan de troços de lança, Franciosini de cruz de dos troços, para Covarr. troço es ante todo «el pedaço del leño», y la escasa vitalidad del vocablo por este tiempo se refleja en el hecho de que no sólo falta del todo en los dicc. de Nebr., PAlc., A. de Molina, C. de las Casas (1570), etc., sino que es vocablo todavía ajeno al léxico de autores tan tardíos relativamente como Góngora y Ruiz de Alarcón. Es cierto que el arag. troz es más antiguo, pues ya aparece con cierta frecuencia desde 1369 (Pottier, VRom. X, 213), pero esta anticipación aragonesa es nuevo indicio del carácter importado del vocablo.

En los idiomas vecinos del Nordeste, a ambos lados del Pirineo, tros ha sido siempre la traducción normal de ‘pedazo’, de suerte que en catalán es forzoso decir un tros de pa, de roba, de carn, de camí, de terra, etc.; claro que hoy expresiones equivalentes serían, al menos en parte, posibles en cast. y en port., pero no lo eran en el Siglo de Oro, y hoy el cast. trozo sigue teniendo un fuerte resabio literario, como voz del lenguaje elevado, lo que hace que sea mucho más corriente hablar de trozos escogidos o de trozos para lecturas que de trozos de carne o de tierra; un campesino dirá normalmente en Cataluña me’n vaig al tros cuando se dirige al campo de su propiedad, pero una expresión semejante resultaría inaudita en castellano, a no ser en el de Aragón. La diferencia fonética entre la forma trozo del cast. normal y el arag. troz es otro indicio del carácter advenedizo, que ya sospecharon M-L. y otros en vista de la correspondencia anómala de la o no diptongada castellana con la ྿ abierta del catalán y la lengua de Oc1. Trata Malkiel de explicar la fecha tardía de trozo con su idea de considerarlo derivado secundario de destrozar, pero poco adelanta con esto, puesto que destroçar sólo se documenta desde el Laberinto de Juan de Mena (1444), cuarenta y seis años antes que APal.: diferencias tan reducidas no es seguro que sean significativas, y aunque puede ser cierto que en el período preclásico destroçar fuese algo más usual que troço (hasta 1550 sólo logra Malkiel agregar un ej. de destroçar en 1461 y otro en Garcilaso el Poeta), no parece tampoco que fuese voz muy extendida (es ajena p. ej. al léxico de la Celestina).

Si cotejamos con el léxico portugués se confirma tanto la fecha tardía del sustantivo y el verbo en iberorromance como la escasa diferencia entre la aparición de los dos: del port. troço hay ya varios ejs. en la 1.ª mitad del S. XVI (Albuquerque, Mendes Pinto, Juan de Barros, Lopes de Castanheda), del port. destroçar el primero parece ser el que Moraes cita de la Crónica de Alfonso V por Ruy de Pina h. el a. 1500.

De una palabra tan tardía es arriesgado pensar que continúe un lat. vg. *DESTRUCTIARE, que, gracias a su significado, habría tenido muchísimas ocasiones de figurar en las infinitas narraciones bélicas que forman la literatura cast. y port. medieval, entre ellas obras como los Poemas del Cid, de Alfonso XI y otros, de los cuales poseemos vocabularios completos. Lo probable es, pues, que destronar no existiera en el castellano medieval; así y todo, podríamos arriesgarnos a admitir esta etimología si la existencia del vocablo estuviera confirmada por otros romances, que no es el caso, o si nos decidiéramos a dar un étimo diferente a destrozar y a trozo (según hacía M-L. en la primera ed. del REW, pero Malkiel tiene razón al afirmar que alguna relación ha de haber entre las dos palabras, y esta misma idea parece haberse impuesto a M-L. cuando suprimió el artículo *DESTRUCTIARE en su última ed. Pero si admitimos que destrozar y trozo son solidarios, es evidentemente imposible decir que trozo se sacó de destrozar, cuando un verbo análogo ni siquiera existe en lengua de Oc y apenas puede decirse que exista en catalán, lenguas donde tros tiene precisamente su hogar propio y su existencia más antigua2. Debemos reconocer, pues, que el camino indicado por Malkiel es impracticable, por mucho que lo sintamos, pues esto aportaba una solución simple de un problema ciertamente oscuro y embrollado.

Me apresuro a conceder que casi todos los otros étimos que se han propuesto son manifiestamente imposibles: Spitzer (Lexik. a. d. Kat. 132) sugería con reserva un cruce del it. tozzo ‘zoquete, pedazo’ (de origen muy incierto: él lo deriva de un *TUDITIARE en relación con TUNDERE ‘golpear’, solución inverosímil) con el tipo trencar ‘quebrar’ (V. TRANZAR), idea vaga e increíble a todas luces; Brüch (Misc. Schuchardt, 69) quería partir dcl galo, lo que estaría bien si pudiera encontrarse algo análogo en las lenguas célticas, pero nada hay3; la idea de García de Diego de partir de TORĶSUS ‘abultado’ (BRAE VII, 260; RFE IX, 347) debe calificarse de descabellada.

Sólo es posible abogar en favor de la etimología de Diez (Wörterbuch, 322), que igualaba a tros con el it. tórso ‘tallo de planta’, ‘busto de persona’, prolongación evidente del lat. THȷRSUS ‘tallo’: para ello se apoyaba en el fr. ant. trs, trous, que significaba ‘troncho de col y de otras plantas’, pero acumulaba con ésta la significación de ‘trozo o pedazo de lanza’4, en común con el oc.-cat. tros y el cast. trazo. Era apoyo tan bueno que esta etimología ha seguido siendo admitida por muchos autores más modemos, y M-L. (REW 8725), aun reconociendo las graves dificultades fonéticas, no se decidió a descartarla. Pero estas dificultades son muy reales: la metátesis de la R es completamente anómala, al menos en sílaba acentuada5; el cat. tros tiene o abierta constante, y éste es también el timbre que predomina en lengua de Oc; además en el occitano medieval hay dos o tres testimonios de una final trotz (Canson de la Crozada, Mulomedicina).

¿Hay, pues, que postular un tipo *TR֊CIU de origen desconocido, quizá prerromano? Tal vez sí, y de ninguna manera quiero asegurar que no sea esto lo mejor. Sin embargo, he de advertir en seguida que esto no lo arreglaría todo ni mucho menos. Por lo pronto hay otras rimas en lengua de Oc antigua que prueban un timbre trs (justamente en los dos primeros testimonios, Marcabrú y Girart de Rossilhon), y hoy esta pronunciación es propia del Lemosín, y según Mistral se encuentra en los Alpes y parte del Languedoc, o sea en zonas donde forma la continuación natural del fr. ant. y dial. trous. El sentido de éste se separa considerablemente del tros cat.-oc., pues es solamente ‘troncho de planta’ o ‘pedazo de lanza’, acs. que se explican muy bien por THYRSUS. ¿Habrá que explicar el fr. trous por THYRSUS y el cat.-oc. tros ‘pedazo en general’ por un étimo desconocido, pero diferente, y adnútir que hubo roces y compromisos entre los dos tipos? Esto ya se iría haciendo verosímil, pero siempre permanecerá dudoso mientras no pueda concretarse más la etimología de tros. Por otra parte, cuesta creer en la realidad de esta separación. También el oc. tros significa ‘troncho de col’ en Marcabrú y en Daudé de Pradas, y por otra parte hay una variante tors documentada muchas veces en el Jaufré, los Gesta Caroli, el Breviari d’amor y el Donatz Proensals (Levy, VIII, 315, 498), y si en uno de estos textos vale ‘pedazo de lanza’ en los demás tiene precisamente el sentido cat.-oc. de ‘trozo en general’: «tors: pars piscis» (Donatz), pecejar a menutz tors (Jaufré, etc.). justamente este tors, que tan bien coincide con THYRSUS en la posición de la R, por otra parte revela su identidad con tros en el detalle de tener o abierta en las rimas de estos dos textos.

Pues bien, ahí tenemos el cuadro de contradicciones típico de los vocablos resultantes de un cruce o contaminación entre dos familias distintas. ¿Serán éstas THYRSUS y el ignoto *TR֊CIU? Puede ser, pero antes de resignarnos al reconocimiento de impotencia, que es siempre el postular una base sin asidero en ninguna parte, hemos de ver si queda otro camino, y en este sentido puede haber algo de bueno en la actitud de Malkiel de conceder una parte importante al verbo destrozar. Como pone de relieve el hispanista californiano (en sus notas 25-31), los ejs. más antiguos del cast. destrozar no presentan el sentido de ‘partir en pedazos’, sino el de ‘derrotar, desbaratar’ y hasta ‘destruir’: «una gente... la qual venía destroçada e vencida de gente enemiga» (Crónica de Lucas de Iranzo, a. 1461), «sabiendo como venían destrozados y huyendo» (López de Gómara), «que aquel terrible furor loco / les empeciese poco y recibiese / tal estrago que fuese destrozado» (Garcilaso), «de banderas rompidas, / de naves destroçadas, de hombres muertos» (Góngora), etc.; esto coincide con los ejs. antiguos del cat. destroça: «ferí en mig dels moros tan bravament que feren una gran destroça», «anà contra Alcúdia y los del Rey matarenlo en una destrossa», o sea ‘matanza’, ‘descalabro’.

Pero en realidad hay ejs. más antiguos del cat. destrossar, que presentan un sentido muy distinto y revelador: el rey de Nápoles, hablando de la hazaña de Curial al despojar de su nave a un corsario, dice «molt m’a servit en destrossar aqueu ribaut d’Ambrosino de Spíndola», y luego, refiriéndose al rey de Sicilia, de quien era súbdito este corsario agrega «si Corralí no·l ha destrossat, havent-lo·y ell merescut, com lo destrossaré yo, que a mi ni a vassalls meus no ha feta ofensa alguna?» (Curial e Güelfa, N. Cl. III, 30.13, 31.7, 8), es decir: si Conradino no le ha despojado de su galera cuando cayó en su poder, ¿cómo voy a quitársela yo? Estamos, pues, ante la misma palabra que el oc. ant. destrossar y fr. ant. destrousser «détrousser, dévaliser», otras veces ‘saquear, despojar’, del cual tenemos claros ejs. occitanos del S. XIV («gent d’armas lor feriron desus e los destroseron et prezoneron la majer part», «e disso lo dit messatge que era stat destrosat en lo camin») y otros muchos en francés medieval, desde el Roman de Thèbes6. Es evidente que esto es un derivado negativo de trousser, oc.-cat. trossar ‘cargar un animal’, de donde des-trossar ‘despojar de la carga’. Pero como destrossar se aplicaba a acciones de guerra, era fácil que el vocablo entrara en contacto con tros ‘pedazo’ y que la idea de ‘saquear’ tendiera a convertirse en ‘hacer estrago en el enemigo’ bajo el influjo de trozo: sobre todo en castellano, donde el verbo trosar ya no existía en el S. XV (ni siquiera apenas en la forma TROJAR, ya fuertemente alterada y alejada fonéticamente), destrozar había de aparecer como un derivado de trozo, tal como despedazar lo era de pedazo, y evolucionar semánticamente en consecuencia.

Que este influjo actuara ya en catalán y occitano quizá es menos evidente, pero no menor seguro, pues los ejs. de destroça en el Tirant y en el S. XVI lo comprueban, y hasta lo permiten los citados testimonios occitanos, donde tanto como de un desvalijamiento parece tratarse de la destrucción global de una partida de gente («los destroseron e prezoneron»). Ahora bien, el presente de trossar, y por lo tanto el de destrossar, tenía o abierta, y si destrossar sufrió el influjo semántico de tros es también probable que la acción fuese recíproca, y que a ella se deba la o abierta de tros y aun la metátesis de su r7. En el caso del fr. antiguo trous, si tal influjo existió, era ya más remoto, pues a ello se prestaba menos el sentido más restringido del vocablo (‘trozo de lanza’ y ‘troncho de col’), pero todavía no es inconcebible mientras de trozos se trata, y sobre todo bastaba la vacilación general del fr. ant. entre trossel y torsel ‘paquete’, trossoire y torsoire ‘atadura de paquete’, trosser y torser ‘enfardar’, para que esto pudiera repercutir sobre THYRSUS, determinando la metátesis trous. Así, pues, quedarían eliminadas las dificultades que se oponían a la vieja etimología THYRSUS. Quizá será mejor no darla como segura del todo mientras no se encuentren en el Sur y en el Norte de Francia testimonios más copiosos y más claros del influjo de tros sobre destrossar, pero desde ahora me parece que ésta es la solución más defendible, y la única que tiene un grado considerable de probabilidad.

Al corregir las pruebas llega a mis manos el artículo de J. Hubschmid, Rev. Port. de Filol. V, 1-25. Vuelve esencialmente al punto de vista de Brüch: separar el oc.-cat. tros y cast. trozo del fr. ant. trous, derivando éste de THYRSUS y relacionando aquél con el galés trŵch. En principio no hay por qué rechazar la posibilidad de un origen prerromano, por más inverosímil que resulte separar etimológicamente dos vocablos romances tan íntimamente trabados. Pero la relación con trŵch no logra establecerla sino a costa de hacer una quíntuple violencia a los hechos o a las opiniones comúnmente recibidas: 1.º prescindiendo del hecho de que el cat.-oc. tros presenta o abierta y no la continuación de una Ŭ; 2.º rechazando (sin mencionarla siquiera) la etimología comúnmente aceptada que enlaza trŵch con la familia TRENK- (a base de TRONK-SO-), bien representada en céltico; 3.º atribuyéndolo a una raíz ajena al céltico y sólo documentada en báltico, la del lit. trùkti ‘desgarrar, reventar, romper’; 4.º como ésta sólo permitiría una base TRUK-, con -K- sencilla, en desacuerdo con la ch galesa, admitiendo que hubo una «geminación expresiva» *TRUKK-; y 5.º el galés sólo permitiría suponer *TRŬCCO-, e imagina un derivado *TRUCCIO- como punto de partida de las voces romances. Es precisamente este cúmulo de detalles distintos que no coinciden el que constituye la señal más característica de las pistas etimológicas falsas. Seguramente por ello trata de apoyar su hipotético TRUCCO- buscando una serie de datos romances que corroborarían la existencia de este eslabón de enlace entre lo romance y lo posible en céltico. Pero ninguno de estos datos está documentado antiguamente, ninguno es palabra bien conocida y perteneciente a una lengua o dialecto importante; sus fuentes son obras de tan mala fama como los dicc. de Bulbena y Griera (llenos de erratas de comprensión y de copia) y un inventario catalán que contiene otras palabras manifiestamente mal leídas y cuyo contexto, por lo demás, no revela en absoluto lo que pueda significar el vocablo; lo peor es que estos datos son esporádicos y aislados geográficamente unos de otros (luego es difícil que haya ahí nada de prerromano), y todavía alarma más el hecho de que en su mitad procedan de zonas tan ajenas a lo céltico como Calabria y el País Vasco. Está claro que este bearnés local trouc ‘tuero o pedazo de tronco’ resulta de un cruce de los sinónimos conocidísimos trounc y souc (de la familia del fr. souche, vid. TOCÓN); que si el cat. troc8 existe realmente saldrá también de tronc cruzado con soc; que algo paralelo ocurrirá con el leonés local trueco (tronco × zueco); y que el calabr. tròccanu viene de tronco combinado con ciocco (con el cual lo traduce Rohlfs). Ahí mismo rechaza Hubschmid un artículo de Tilander (Studia Neophilol. XVI, 185-194), que me había escapado, donde este erudito explica trozo a base de un *TORTIARE, derivado de TORTUS ‘torcido’ (propuesta desde luego inaceptable), y en ZRPh. LXXII, 4, n. 1, agrega contra éste la razón suplementaria de que destrozar tendría z sonora en castellano antiguo, citando un ej. aislado de este vocablo en el Fuero de Soria de 1256: por lo visto ignora Hubschmid que los mss. del S. XIII no distinguen todavía entre ç y z, empleando ésta para representar la sorda.

DERIV.

Troza ‘tronco aserrado’ [Acad. ya 1843]. Trozar [princ. S. XVII, Pícara Justina; B. Valbuena]9. Trocear murc., arag. (V. arriba). Trojezada, conserva ~ [Acad. 1936, no 1843], seguramente tomado del cat. trossejada ‘cortada en pedazos’, con metátesis. Sotrozo [1696, Vocab. Mar. de Sevilla]. Con sotrozo puede relacionarse Campoo escontroz ‘pieza de madera que sirve para calzar piedras o maderos para que, cargados al carro, no se escurran o desnivelen’ (G. Lomas); no puedo confirmar la existencia de un port. entronço o retrouço (no en Fig.), santand. controzo (no G. Lomas), Soria entrozo, zamor. estrouzo, todos ‘sotrozo’, citados sólo por GdDD 6692 (y que si existen nos invitarían a revisar la derivación de sotrozo).

Destrozar [1444, V. arriba; ast. estrozar, V]; el santand. esturunciar(se) ‘descomponerse, destrozarse’, ‘desencajar, romper con violencia’, ‘derrumbar’ (G. Lomas) está seguramente por *destrunciar, alteración de destrozar bajo el influjo de TRANZAR (desde luego, no de *DETRUNCEARE, así GdDD 2235); santand. tronzar ‘aserrar’ parece sacado de tronzón ‘tarazón, trozo’ (ibid.), y éste del fr. tronçon. Destrozodestroço de gente: profligatio», Nebr.]; destrozador; destrozón. Gall. estrocelar ‘hacer pedazos’ (Sarm., 1755, CaG. 183v).

CPT.

A troche (y) moche [Covarr.]10 parece asimilación (provocada por la rima) de a *troce y moche, postverbales de trozar y mochar.

1 El verbo trocear sólo es murciano y aragonés (empleado por A. Oliván, † 1878, de esta región), mientras que el cat. trossejar ‘despedazar, desmenuzar’ es voz general en el idioma, con sus derivados trossejament y trosseig. También esta menor facilidad para formar derivados es típica de los préstamos lingüísticos, estériles como buenos híbridos.―

2 Ag. no tiene un artículo destroçar, y hoy sigue siendo esta palabra incomparablemente menos empleada y castiza que su concurrente trossejar. Sí hay un artículo destroxa ‘matanza’ en Ag., documentado sólo en un texto mallorquín de h. 1525 y en un pasaje de Tirant lo Blanc (h. 1470). Pero ya veremos como puede explicarse esta palabra.―

3 Es abusivo decir, como hace, que el galés trŵch ‘mutilado’ permita suponer un galo *TROCOS (de donde el *TROCIOS que habría dado tros): la ch galesa tras vocal no puede venir de una -C- intervocálica (que en galés daría -g), sino de ciertos grupos de sibilante como -SW-, -PS-, -XS-, -SP- (Pedersen, Vgl. Gramm. I, 517). En efecto, el galés trŵch representa una base *TRONK-SO según Walde-P. (vid. mi artículo TRANZAR).―

4 Muy frecuente desde el S. XII (Chrestien, Wace, Les Loherains) hasta Rabelais, y todavía usual en dialectos del Centro, Sudeste y Sudoeste. A los ejs. de God. agréguese trous «trongon, bout» en el Tournoiement d’Enfer escrito en la zona de Blois a fines del S. XIII (Rom. XLIV, 557).―

5 Aun en casos como cat. préssec, cast. prisco PERSICUS, o en trossa, trossar, probablemente de TORSUS (V. TROJAR), hemos de creer que el punto de partida de la trasposición estuvo en derivados de la misma familia donde la r estaba en sílaba átona: trossar, presseguer.―

6 De esto hay que poner aparte destroissier «mettre dans la détresse» y alguna vez ‘hacer matanza’ (V. los ejs. en God. y Tobler), que va con détresse y por lo tanto es *DESTRICTIARE; y también el raro destrochier ‘dispersar’ en Guillaume Guiart (Orléans, 1307), que deriva de troche «paquet, faisceau», hermano del cat. troca ‘madeja’, que suele derivarse de TORCA = TORQUES.―

7 En cuanto a la forma trotz ya no se explica así, pero de todos modos se trata de una fonna minoritaria y relativamente tardía. Los ejs. del S. XII (Marcabrú; G. de Rossilhon) tienen -s asegurada por la rima, y lo mismo ocurre en la gran mayoría de los ejs. Trotz sólo está en la Cansó de la Crozada y en la Mulomedicina; en la Cansó está repetidamente, pero alterando con el plural trosses, luego será una forma analógica de bratz frente al plural brasses, latz ~ lasses, litz ~ lisses, etc.―

8 En el DAlcM., cubierta del fasc. 88 (1953), se prueba que este cat. troc(h) es en parte una errata de lectura por croc(h) ‘gancho’, en parte error de copia por tronc, y que fuera de esto, troc(h) solamente significa ‘agujero’ (< TRAUCU = fr. trou).―

9 «Bien troçada su cola» hablando de un caballo en la Crónica de Iranzo (cita de Malkiel, nota 46), más bien me parece corresponder al fr. troussée. Trozar ‘hacer trozos’ es popular en Cuba, Venezuela y otros países de América (Malkiel, notas 48, 49), también en la Arg. (Tiscornia, M. Fierro coment., p. 110; Luis Franco, La Prensa, 17-IX-1944). Ejs. antiguos en Cuervo, Disq. 1950, p. 138.―

10 Como voz vulgar o mal sonante en Pedro Espinosa (1625), Obras, 194.13. Ejs. clásicos, BRAE XII, 679-80.