TRINQUETE mar., antiguamente triquete, origen incierto, probablemente tomado del fr. ant. triquet (hoy trinquet), y éste diminutivo de trique ‘bastón’ por ser el más pequeño de los tres mástiles principales; la forma moderna se debe al influjo de trinca y TRINCAR.
1.ª doc.: triquete, h. 1440, Juan de Mena; trinquete, 1492 (Woodbr.).
La documentación de lengua francesa ha sido recogida muy insuficientemente: trinquet aparece en un texto de h. 1500 y en tres más del S. XVI (DGén.; God. X, 810a); Jal (1490) agrega varios ejs. posteriores y da también uno de la forma primitiva triquet: «avec leurs voiles, bastarde, bourde, trieu, triquet» en una ordenanza de 1548 (Jal, 1491b). La escasez relativa de formas francesas1 se explica por la falta de atención de los lexicógrafos hacia un vocablo moderno y muy conocido, y por otra parte también por la menor abundancia de fuentes francesas en la época de los grandes descubrimientos, en comparación con las españolas y portuguesas, que entonces están en primer plano. En italiano, como reconoce Vidos, no hay documentación anterior a un doc. genovés de 1495, y a la narración del primer viaje de Américo Vespucci: en ambas aparece ya la forma alterada trinchetto (ejs. posteriores en Zaccaria, s. v., sobre todo en traducciones del español y portugués). Finalmente tenemos trinchettus en la narración del Viaje a Jerusalén de Bernardo de Breydenbach en 1488 (Du C.). Del it. procede el vocablo en turco y en neogriego, donde hay diversas variantes, entre ellas la forma regresiva τρίƔκος (Kahane, Byz.-Neugr. Jahrbuch XV, 108; Journ. of the Am. Orient. Soc. LXII, 254); del fr. sale el ingl. trinket [S. XVI].
En cuanto al origen, es problema poco estudiado hasta ahora: el DGén., Gamillscheg y Bloch (1.ª ed.) no proponen etimología y se limitan, según el comodín de los etimologistas franceses en tales casos, a achacar la paternidad del vocablo al italiano. La cronología de la documentación de que disponemos no apoya esta afirmación, aunque tampoco demuestra la opuesta de un origen francés de la voz italiana; a lo que sí es desfavorable es a la tesis de Terlingen (pp. 263-4) y Vidos de que en España proceda de Italia; Zaccaria sostiene lo contrario, con mejores apariencias. La verdad es que la cronología de la documentación no basta para decidir estas cuestiones, al menos cuando la diferencia, como en este caso, no es sumamente grande.
Diez (Wörterbuch, 328) fijándose en que el trinquete es tanto el nombre de una vela como de un mástil, y en que esta vela según algunos es triangular, propone derivar el vocablo del cast. trinca ‘trinidad, grupo de tres cosas o personas’; tesis puesta en duda por M-L. (REW 8910) y más decididamente por Gamillscheg, pero aceptada en forma no menos decidida por Vidos (Parole Marinar., 596-8). La doctrina de éste (aunque adoptada por Wartburg en Bloch, 2.ª ed.) es contradictoria, pues si bien reconoce que trinca es palabra solamente hispánica e inexistente en Italia, afirma por otra parte que trinquete es en todas partes de procedencia italiana y más precisamente genovesa: claro que esto carece de base desde el momento en que va contra la explicación lingüística admitida por él mismo; tampoco se apoya en la cronología.
Que trinquete derive de trinca es poco probable porque una trinca no es un objeto triangular, sino un grupo de tres objetos, y además trinca es palabra relativamente moderna y de procedencia humorística o jergal, que desde luego no puede venir de *TRզNէCA, como admite Vidos (vid. aquí s. v. TRINCAR); por otra parte es muy discutible la tesis de que trinquete fué primero el nombre de la vela que del mástil: Jal, mejor enterado que nadie, sostiene lo contrario (1490b); ¿qué es lo primero en los docs.? Se trata de la vela en el Tirant, en Colón, en Vespucci, pero es el mástil en el doc. catalán de 1467, en el genovés de 1495, en Ant. de Guevara (puesto que dice «vela del trinquete»), en Mendaña, en García de Palacio y en muchos más del S. XVI; y en apoyo de esto último, hay un hecho decisivo: la terminación masculina, que no se comprendería en un nombre de vela; luego podemos admitir la afirmación de Jal: «la voile du trinquet s’appela du nom de ce mât; on dit la voile du trinquet, puis le trinquet».
En cuanto a la procedencia geográfica del vocablo, a falta de indicaciones cronológicas inequívocas, hemos de atenernos a los hechos lingüísticos: el sufijo -ete difícilmente es compatible con un origen cast. o port., y (sin excluir el cat. o el it.) sugiere en primer lugar una procedencia francesa, con lo cual está de acuerdo la temprana aparición en Castilla y en Portugal, más favorable a un origen atlántico que mediterráneo. En estas condiciones nos vemos conducidos a creer que el origen de trinquete ‘mástil’ es el mismo de trinquete ‘lugar para el juego de pelota’ [Covarr.; Quevedo], el cual es bien conocido: del fr. ant. triquet ‘juego de pelota’ [1381, God. X, 76b], que también tiene variante trinquet (1409), y que se conservó posteriormente, en los SS. XVII y XVIII, como nombre de la pala para dicho juego; ésta es la ac. etimológica, pues el vocablo deriva, según es bien sabido, del fr. trique ‘garrote’, ‘palo’ [1385]. Trique a su vez es variante de estrique (1429), forma documentada en textos del Nordeste francés, que se cree procedente del neerl. striker (Bloch, 2.ª ed.; V. ahora el art. *STRIKAN del FEW, anticipado en Mélanges Charles Bruneau, 1954, 91-99), que el origen verdadero sea éste o una onomatopeya, lo que importa poco para nuestros propósitos, pues de todos modos se trata de una voz francesa. No veo la menor objeción posible a derivar triquet ‘palo de proa’ de trique ‘garrote’, pues este diminutivo cuadra perfectamente al menor de los mástiles de una nave: la alteración de triquet en trinquet pudo ya producirse en Francia, puesto que trinquet ‘juego de pelota’ ya aparece allí en 1409, aunque sea en calidad de hápax, pero quizá sea más probable que la alteración naciera en castellano, por influjo de la familia náutica de TRINCAR, y desde el castellano se contagiara al francés y a los demás romances en la época de las grandes navegaciones oceánicas.
De las demás etimologías propuestas la más defendible sería la de Storm (Rom. V, 186), quien partía del lat. trĭquĕtrus ‘de forma triangular’ preferible semánticamente a la idea de Diez y Vidos, pero improbable también por las razones expuestas, y por la aplicación de un latinismo culto (forzosamente tendría que serlo dado el tratamiento fonético) como término de marineros. La de Jal, que deriva del verbo trincar en el sentido de ‘ir a la bolina’, es improbable por razones morfológicas, puesto que -ete es sufijo denominal y no deverbal, y además la aparición de trincar en este sentido es bastante posterior a la de trinquete. En general cualquier etimología que parta de la variante trinq- es menos probable que la que tome como base triq-, pues además de que la desaparición de la nasal sería tan injustificable fonéticamente como fácil de explicar su adición, los datos filológicos indican claramente que triq- es la forma originaria2.
DERIV.
Trinquetada. Trinquetilla [Acad. 1925, no 1843; > cat. trinquitilla ‘foque pequeñísimo’, anotado en L’Escala].
1 Vidos, a propósito del uso de trinquet en el Lago de Ginebra, dice vagamente que allí existe desde el S. XIII, pero como no cita pruebas, contra su costumbre, hemos de pensar que lo deduce de su teoría de que la terminología náutica de este lago procede de esta época, en que los Duques de Saboya formaron su escuadra ginebrina con la ayuda de marinos genoveses; teoría que puede tener algo de cierto, pero que en nuestro caso no ilustra sobre la fecha del vocablo.― ↩
2 No hay que pensar en un derivado del adverbio griego τρίχα ‘en tres partes’, voz arcaica y poética en griego e inexistente en latín, de la cual no pudo por lo tanto formarse un derivado con el sufijo -et, puramente romance. Sainéan, Sources Indig. II, 109, dice que trinquet viene de la familia de oc. trencar ‘romper’ (V. TRANZAR), opinión sin base semántica, lanzada a la ligera. ↩