TORMO, ‘peñasco suelto’, ‘terrón’, origen incierto, probablemente prerromano.

1.ª doc.: princ. S. XV; el nombre propio de lugar Tormillos (prov. Burgos), ya en doc. de 1075 (M. P., Oríg., 169).

Páez de Ribera, quejándose de la pobreza en que ha caído, manifiesta sentirse «atanto pesado / que non se me puede el cuerpo mover / a cosa del mundo que quiera fazer, / sy non commo tormo estarme asentado» (Canc. de Baena, n.º 291, v. 16): es decir, ‘como peñasco’. Falta en los dicc. clásicos y preclásicos, hasta Covarr.: «tormo, peñasco eminente desatado de otros, pero de piedra viva; éstos suelen romper con más facilidad que otro género de pedrera, para sacar piedras»1; Aut. copia la definición de Covarr. A lo mismo se atuvo la Acad. hasta fecha reciente, en que introdujo (1914 o 1925) una variante tolmo, dándole categoría de forma básica del vocablo, y definiéndolo «peñasco elevado que tiene semejanza con un gran hito o mojón», al mismo tiempo que le atribuía la etimología TŬMŬLUS ‘otero, colina’; coincidencia cronológica sospechosa: cabe suponer que la forma con -l- no tenga mucha más base que esta pretendida etimología.

Esta variante con -l- tiene dudosos fundamentos: G. Soriano la da como murciana, como equivalente de «tormo, terrón»; parece emplearse en la prov. de Albacete2; AV como andaluza «plasta o terrón grande que saca el arado», citando ejs. del poeta almeriense Álvarez de Sotomayor. Pero ni en Murcia ni en Andalucía, ni particularmente en Almería, se distingue la l de la r en esta posición. Gálvez Cañero (BRAE XXII, 496) explica que tolmos o tolmeras son «grandes cantos, solos o amontonados, procedentes de la descomposición del granito, que forman parte del estrato cristalino», en la Sierra de Guadarrama, y cita el testimonio de C. de Prado, quien menciona el Canto del Tolmo, famoso en dicha sierra; pero es probable que estos autores se atengan, en cuanto a la l, a la autoridad de la Acad., y en efecto L. Mallada, Explicación del Mapa Geol. de España (I, 91), llama al mismo peñasco Canto del Tormo. Hay también un Val del Tolmo entre Quinto y Codo, partido de Belchite (mapa gral. de carreteras del Inst. Geogr. y Catastral), y G. de Diego (Contrib., § 614) dice que tolmo se emplea en Huesca, pero todo esto tiene asimismo muy poca autoridad. Como J. Magaña en su vocabulario de la Rioja toma constantemente por modelo la Acad., quizá no debamos dar importancia a la -l- cuando nos dice que tolmo ‘terrón’ se emplea en Pradejón, mientras que ya son fidedignas la variante tormón íd., que localiza en Huércanos, y termón, en otros pueblos (RDTP IV, 300).

En efecto el auténtico tormo en Aragón es forma general o poco menos: así está en Borao para ‘terrón de tierra o de azúcar’, la recoge Casacuberta en Ansó con este último valor (BDC XXIV, 182), y Kuhn con cualquiera de los dos en muchos pueblos desde Ansó hasta la Sierra de Guara (ZRPh. LV, 573; RLiR XI, 161), vco. (ronc. y salac.) tormu «motte de terre». M. P., Oríg., 200, reúne los nombres de lugar Tormo en Castellón, Tormillo en Huesca, Tormillos en Soria y Burgos, Turmiel en Guadalajara, y el colectivo Turmeda en Lérida (que es también apellido de un famoso escritor mallorquín del S. XIV)3.

Por lo demás el área del vocablo entra ampliamente en tierras catalanas, y aun es allí donde encontramos su testimonio más antiguo, Ipsos Turmos en el Acta de Urgel de 832 (y análogamente en copias mss. de los siglos inmediatos siguientes), como nombre del pueblo de Els Torms en el partido de Solsona; hay otro Els Torms en el de Las Borjas (ya loch dels Torms en 1359, Col. de Docs. Arch. Cor. Ar. XII, 20). Me dicen que en Alguaire (al N. de la ciudad de Lérida) se emplea trm sin -o como apelativo, pero quedaba la duda de si se trata de un topónimo o de la forma tormo, la que conozco viva en todas partes; más tarde anoté tórm como forma viva en varios pueblos del Priorato y el Pallars. Además en ciertos topónimos menores la forma en -m funciona casi como apelativo: la Roca’l Trm en Blancafort, donde el Ribagorzana cruza el Montsec; el pueblo Els Torms en las Garrigas, y en otros lugares, en los que hoy ha predominado la forma mozár. tormo.

El vocablo vive como apelativo en la forma trmo en una larga zona, que incluyendo varios pueblos junto a Lérida, se extiende desde allí hacia el Sur, abarcando toda la mitad Oeste de la provincia de Tarragona (donde lo tengo anotado en muchos pueblos de todas las comarcas)4, y desde allí (a juzgar por la toponimia) entra en el País Valenciano: Turmell picacho del alto Maestrazgo (término de Xert)5, Valldeltorno pueblo catalán de la prov. Teruel, font del Tormo en Tavernes de Valldigna (Bol. Soc. Castellon. de Cult. XVI, 325), El Cantal Gros o Tormo monte en Carcaixent (Geogr. Gral. Val. II, 158), Tormos pueblo en el Norte de la prov. de Alicante, El To(r)mo Gord, gran peñasco en la Sierra de Albaida, con disimilación que revela poca conciencia del sentido del vocablo; pero quedan bastantes más.

En la zona de las provincias de Tarragona y Lérida me lo definieron en muchos lugares como bloque de roca desprendido de un riscal y caído al fondo del valle, en otras partes como peñasco que descuella en la cuchilla de la sierra, etc., «pedra grossa» en Tortosa (BDC III, 111). En calidad de mojón extremo al Nordeste cito tormo ‘tronco viejo de olivo con raigambre, empleado para plantar’ en Maldá (Segarra, BDC X, 128). En palabra tan arraigada en el terruño no cabe pensar en castellanismo, ni apenas en aragonesismo local: la forma en -o deberá explicarse como resabio mozárabe. Nótese además la -r- constante, que en catalán y aragonés nunca puede confundirse con -l-. Todavía encontramos tùrmo «grosse pierre», tùrmou «rocher de fortes proportions», en el gascón limítrofe del Pays de Barèges (Palay), con u (= ü) notable; aunque también tenemos troumaquère «amas de pierres, de blocs de rocher, chaos» y el nombre de cerro Troumouse en la misma zona.

En cuanto a la etimología, la de la Acad., TŬMŬLUS, fué avalada (¿o propuesta?) por A. Castro (RFE III, 194) y G. de Diego l. c.). No deja, en efecto, de tener visos de verdad, aunque un tormo no es una colina, pero se hubiera podido pasar de una idea a la otra. Queda alguna huella suelta de este vocablo latino en Italia y en francés antiguo (REW 8982); de ahí vendrá también el trasm. tômboro ‘otero’, documentado en escrituras de 1457, y 1501, con calificación expresa de voz local de la tierra de Braganza (Viterbo; RL XXVII, 270), tombro según Leite de V. (RL III, 49; comp. III, 187): éste es desarrollo fonético normal de TŬMŬLUS en portugués, y de ahí tômboro por anaptixis6. No hay que dudar de que TŬMŬLUS pudo dar tolmo por trasposición, como TUBULA > tolva, SIBILARE > silbar, y en particular CÙMÙLUS > COLMO (comp. estudio de conjunto de estos grupos en AILC I, 178), y así yo mismo me había inclinado a admitir esta etimología. Pero lo tardío y dudoso de la forma tolmo me disuade ahora de hacerlo, en lo cual coincido con Kuhn; más decisivo es todavía el hecho del cat. tormo, y de su forma arcaica Turmos del S. IX, que no sólo obligan a no admitir una disimilación que partiera de Tormillo o tormellera (como quisiera Brüch, VKR III, 83), sino que se oponen a la trasposición M-L > lm, imposible en catalán7.

Pero menos aún convence la idea que con mucha duda sugiere M.-L. (REW 9005) de partir del lat. TŬRMA ‘batallón’, ‘bandada de personas o de animales’, suponiendo que habiéndose tomado el lat. TURMA por un plural neutro, se sacara de ahí un singular *TŬRMUM: además de que es proceso poco verosímil, objeta Brüch con razón que el sentido de tal vocablo apenas podía ser otro que ‘hombre o animal suelto’. Tampoco hay relación posible con el alem. turm ‘torre’ (como sugería con mucha reserva Diez, Wb., 492), pues ésta y la más antigua turn, son formas tardías tomadas h. el a. 1000, del fr. ant. torn, torz, sacado de TURRIS por un fenómeno analógico propio de la declinación francesa.

Tratándose de una voz tan vinculada al terreno es sumamente probable que estemos ante un vocablo prerromano, más bien ibérico o céltico que vasco (el b. nav. y ronc. tormu ‘terrón’ vendrá del romance). Aunque nada comparable se conoce en celta8, la estructura del vocablo sugiere vagamente un origen indoeuropeo, de la raíz TU-hinchar’: comp. scr. turáɅ ‘fuerte, robusto’, escand. ant. thori ‘masa, bulto’, ‘multitud’, gr. τύμβος ‘colina’, scr. túmraɅ ‘relleno, robusto, fuerte’; de la misma ampliación TUR- de esta raíz indoeuropea, además de las citadas palabras índica y escandinavas, parecen derivados los lat. (ob)tūrare ‘taponar, atascar’ y turgēre ‘estar relleno’ (Walde-P., 708-11), y de ahí pudo formarse un TŬR-MO- en lígur u otra lengua indoeuropea conocida en España: al fin y al cabo no veo nada que se oponga a que el lat. tŭrma (cuyo origen no se ha logrado concretar) se formara de este modo partiendo de la idea de ‘bulto, masa’. A la misma raíz deberíamos atribuir un importante grupo de voces hispánicas, todas antiguas, sin etimología aceptable, y explicables por la idea general de ‘bulto’ (de donde ‘terrón’ y por otra parte ‘peñasco’): me refiero a TURMA ‘criadilla’ y al cat. turmell, oc. turmel, port. tornozelo (< tormezelo) ‘tobillo’ (para éstos, V. mi artículo TOBILLO). Forjar un *TȢMĔRA, cruce de TUBER con TUMERE, no es posible, pues MR no dió ni pudo dar otro resultado que mbr, no sólo en cat, y port., sino también en cast. (recuérdese hombro, remembrar, etc.); en cambio sí es posible admitir que TŬR-MA ‘bulto’, ‘criadilla’, diera turma en cast. por influjo de la Ȣl> de TȢBER (port. túbara)9. Que este grupo de palabras venga de un origen común, y que éste sea prerromano, me parece en conclusión sumamente verosímil, aunque ya es mucho menos cierta la etimología indoeuropea indicada (por lo demás vaga), pues siempre hay el peligro de una homonimia casual, en palabras, como éstas, de cuerpo reducido. Sin duda se dirá que pues admito como posible el cambio de ‘bulto, masa’ en ‘bandada de gente’, también se puede admitir la posibilidad del cambio opuesto, y por lo tanto, debo reconocer que el lat. TŬRMA pudo pasar a ‘masa’, ‘bulto’, y luego a turma ‘criadilla’10 y tormo ‘terrón’ y ‘peñasco’; pero aunque los cambios semánticos son frecuentemente reversibles, no creo que nadie sostenga que lo sean siempre: en nuestro caso este cambio no sólo es enteramente hipotético, sino que me parece muy difícil de concebir. No creo, pues, aceptable esta etimología latina11. En un vocablo arraigado en el terruño es ya sumamente inverosímil partir de un étimo griego, no trasmitido al latín, como quiere Alessio (RFE XXXVIII, 236), τóρμος ‘hueco para un taco’, ‘tarugo, clavija’.

DERIV.

Tormera. Tormagal ‘sitio donde abundan los tormos’ [Acad. ya 1925, no 1884]12. Tormellera [Acad. ya 1884; derivado del Tormillo arriba citado]. Destormar murc., estormar alto-arag., tormar en Panticosa ‘romper los terrones’ (RLiR XI, 161; ZRPh. LV, 573).

CPT.

Aguaturma [Acad. ya 1817].

1 Apenas hay que decir que no puede venir del gr. Ȏρƪσμóς ‘acantilado’, ‘altura’, como quisiera Covarr.―

2 H. Breuil y R. Lantier, Villages Préromains de la Pén. Ibérique. II. Le Tolmo à Minateda, Valencia 1946.―

3 Quizá el nombre del río Tormes, en Salamanca, tenga el mismo origen, pues Gálvez Cañero nos informa de que al Oeste de Alba de Tormes hay fenómenos de desagregación del granito semejantes a las tolmeras del Guadarrama.―

4 Varios al Norte y al Sur de la capital leridana; Els Torms, Juncosa, La Pobla, La Granadella, Maials, Margalef, Flix, El Pinell del Broi, Ginestar. Además EIs Tormos del Benet, Collet dels Tormos de la Margarida, en el sistema montañoso Tivissa-Coll de Balaguer.―

5 Para la u de esta forma y de Turmeda, comp. el cat. turment ‘tormento’, constante desde la Edad Media.―

6 Hay contacto pero secundario con el sinónimo cômoro o combro, que Moraes documenta desde el S. XVI, procedente de CŬMŬLUS.―

7 Nadie querrá seguir a Brüch en su supuesto de que TŬMŬLUS se metatizara en *tólomo desde el latín vulgar bajo el influjo de TOLESbocio’. «Papierne Kombinationen» dirían con razón sus compatriotas.―

8 Lo más cercano en celta parece ser el galés twf ‘fuerza’ tyfu «crescere» (TŬM-), bret. ti?va ‘crecer’ (TȢM-), irl. ant. teo ‘fuerza’ (TAVI-, del simple TU-), Stokes-Bezz. 131, 135; Pedersen I, 178.―

9 En el cat. turmell, oc. turmel, la u puede obedecer a la misma causa, pero más bien se tratará del fenómeno fonético, propio de la posición pretónica, al cual me refiero en la nota 5.―

10 Turma ‘trufa, criadilla de tierra’ ya está, h. 1400, en el glos. de Toledo, varias veces en Villena, Arte Cisoria, luego APal. («yna en griego son turmas de tierra» 545b; 511d), Nebr. («turma de tierra: tuber»), «hongos, turmas, xetas» J. del Encina ed. 1496, fº 112 vºa, Rob. de Nola a. 1525 (p. 151), Oudin («truffe...», también «bosse, glande, druge»), Covarr., Aut. En la ac. ‘testículo’ figura en los mismos dicc., desde APal. («suffiscus era el cuero d’encima de las turmas de los carneros, que usavan por bolsa» 479d); lo empleó, entre muchos escritores, Quevedo («suele ser forzoso pedir un guisado o un pastel de turmas, y por no empreñar la prosa se irá castrando la palabra de esta manera: ―denme un pastel de virilidides o hágase hombre el guisado», Cl. C. IV, 164). En catalán sólo tiene esta última ac. (Fabra; ya en Jaume Roig: «ab almorzàs / e berenàs, / turmes, rasoles, / e leteroles, / formatges freschs...» v. 5235); en la otra pasó el vocablo al mozárabe (aunque falta en PAlc.), pues Colin (Hespéris VI, 63) cita et-turmât «champignons» en el Gassaní (¿se refiere al tradicionero español, † 1104, comp. Gnz. Palencia, Hist. de la Lit. Ar.-Esp., p. 246?) y hoy ƫọrma ‘trufa blanca’ en Rabat y Salé (Brunot). Ya Schuchardt (ZRPh. XXXVI, 38) y M-L. (REW 8966) relacionaron turma con el lat. TUBER, port. túbara, y gall. tormelo ‘orzuelo’, pero con reservas y reconociendo las dificultades fonéticas. En apoyo de que turma venga de TŬRMA ‘bandada de gente’ (it. torma, etc.), no se puede citar el empleo de turma ‘multitud’ en Berceo (Mil., 596, 889), pues ahí se trata de un latinismo esporádico del buen clérigo, como lo es también el port. turma.―

11 El venec. ant. tórmene «altura tondeggiante isolata» (RLiR XII, 122) sólo por casualidad recordará el cast. tormo: quizá sea cruce de CULMEN con TUMULUS. Nada que ver con todo esto tendrá tampoco el turminem de la Mulomedicina Chironis (p. 17.4), que Oder explica por «spartea solea» mientras Heraeus traduce «rotula lignea», «Zauberrad» (ALLG XIV, 123).―

12 Comp. el gasc. troumaquère arriba citado. De ahí puede salir asimismo tramacal ‘agujero grande de conejos’ en la Sierra de Guara (RLiR XI, 183, 192) (quizá por hacerse debajo de un tormo o entre tormos), comp. Tortosa tormina ‘madriguera grande y honda’ (BDC III, 111).