TOBILLO, probablemente de un lat. vg. *TȢBĔLLUMl>, diminutivo de TȢBER ‘bulto’, ‘nudo’, ‘criadilla’, aplicado primeramente al hueso del tobillo; los nombres del tobillo en cat. (turmell), oc. (turmel), vasco (txurmio), port. (tornozelo) y gall. (tornacelo) parecen ser análogamente derivados de turma ‘criadilla’.

1.ª doc.: toviello, Berceo; 1256-76, Libros del Saber de Astronomía.

Donde se lee toviello del sagitario como nombre de la estrella llamada en árabe urqûb ar-râmī ‘corva del arquero’ (Homen. a M. P. II, 691). En la Vida de Sto. Domingo de Silos el santo anuncia al cautivo su fuga miraculosa: «sy catares a tierra verás que el aniello / yazrá con sus sortijas partido del toviello» (723d), aludiendo a los grilletes que le sujetan. La Serrana deforme tiene «los huesos mucho grandes, la çanca non chiquilla / ... / sus tovillos mayores que de una añal novilla» J. Ruiz (1016d). APal.: «calcaneus es so el tovillo», «talus: tovillo... el calcañar está baxo del tovillo» (52d, 487b; 54d; 97d); Nebr.: «tovillo del pie: malleolus». Luego es general en la E. Media la grafía con -v-, y también parece serlo la forma con o pretónica (además tovillo en Carvajales, Canc. de Stúñiga, p. 378). Es palabra de uso general en todas las épocas. El anatómico Valverde (fin S. XVI) muestra que ya entonces, como hoy, se entendía por tobillo sobre todo la garganta del pie, aunque también la protuberancia formada por el hueso: «por ninguna vía puede ser tocado el huesso del tobillo; porque los que nosotros llamamos tobillos, no son sino estas dos cabezuelas»; Aut. al citarlo define tobillo ante todo como el hueso, aunque agrega «llámase también assí la parte que está immediata a él», y hoy la Acad. no quiere reconocerle más que el primero de estos significados, lo cual es debido al prejuicio etimológico. De todos modos se comprende que el nombre pasara de una cosa a la otra.

Acerca de la etimología, ya Covarr. y Aut. lo relacionaron con el lat. TȢBER, -ĔRIS, ‘bulto’, ‘nudo’, ‘criadilla de tierra’, o con su diminutivo TUBERCULUM; Diez (Wb., 491) observa que habría dificultad fonética en partir de este último y se inclina por un derivado romance de TUBER, y M-L. (ZRPh. X, 173; REW 8965) precisa que se tratará de un lat. vg. *TȢBĔLLUM, diminutivo ya formado en latín tal como agellus de ager, puellus de puer, tenellus de tener, etc. Que se trate de esto o de un cambio de sufijo meramente romance con sustitución de la terminación rara -ERCULUM por la frecuente -ELLUM , a la manera como LATERCULUS fué reemplazado por ladrillo, todo es casi lo mismo y no importa mucho la diferencia. Pero dejando aparte estos detalles, objetó Baist (ZRPh. VII, 123) a esta etimología que la o romance se opone a la Ȣ de TȢBER y *TȢBELLUM (M-L. imprime TŬBELLUMl> en el REW por mera distracción). Y en consecuencia propuso Baist un diminutivo de TŬBA ‘trompeta’ (o mejor de TŬBUS ‘tubo’); sin embargo, esto difícilmente podrá defenderse, pues el tobillo es bien diferente de la pierna o de la tibia, que es a las que en rigor habría podido convenir el nombre de ‘canuto’. Conviene atenerse a la etimología tradicional y explicar la o por algún medio fonético o analógico. Es sabido que en castellano antiguo, por repercusión de las formas vacilantes foír = fuir, ordir = urdir, bollir = bullir, acodir = acudir, etc., en todas las cuales una O o Ŭ etimológica se cambiaba en u por metafonía, encontramos también ultracorrecciones analógicas como adozir, enlozir, somir y análogas, donde hay Ȣ en el étimo; algo por el estilo pudo ocurrir a toviello por reacción arcaizante contra el cambio de loziello LOCELLUS en luziello ‘lucillo’. La forma vulgar tubillo que hoy se oye no sólo en Méjico y Colombia, sino también en muchos puntos de España (p. ej. en Almería), y que ya se encuentra en la ed. príncipe y en otras del Buscón de Quevedo (Cuervo, Obr. Inéd., pp. 165, 166n.26), podría ser resabio de esta forma originaria, y así estaríamos en el caso opuesto al de los vulgarismos como uvillo, umbligo, lumbriz, burrico, que ahí cita Cuervo. Sin embargo, en los sustantivos estas vacilaciones son mucho más modernas que en los verbos, y el testimonio de Quevedo es mucho más tardío y pesa mucho menos que los numerosos de tovi(e)llo, con o unánime en la Edad Media, que arriba he citado; de suerte que deberemos admitir, para nuestro caso, un influjo auxiliar: toviello o tuviello tenían un aspecto inequívoco de diminutivos, y el idioma había de tender a relacionarlos con un primitivo romance, que en nuestro caso sólo podía ser toba: realmente la toba forma protuberancias, de suerte que esta etimología popular no carecía de asidero1.

Por lo demás los lingüistas que hasta ahora trataron de la cuestión no pudieron llegar a la certeza por haber estudiado el vocablo sólo en castellano, aislándolo de los idiomas hermanos, cuando en los más afines se encuentran nombres, sin duda relacionados con tobillo, que acaban de aclarar el problema. Formas que correspondan a tobillo rigurosamente no las hay en ninguna parte, a no tratarse de préstamos del castellano2; pero sí hay vocablos bastante análogos. ‘Tobillo’ se dice turmell en catalán (pronunciado con u en Mallorca y en la provincia de Alicante, donde se distingue fónicamente la o átona de la u), y es denominación muy antigua, ya documentada en el S. XIII, en Lulio (Libre del Gentil, ed. Obrador, p. 259). Este nombre se extiende a buen número de hablas occitanas, Rouergue y Aurillac turmel «cheville du pied» (Vayssier; RF XIV, 474), Guienne trumèt «le derrière des jambes, le talon» (Mistral), Landas (NE.) trumét «gras de la jambe, mollet» (Palay). Y volvemos a encontrarlo en vasco, donde es ciertamente préstamo del romance, aunque ya antiguo: Guipúzcoa txurnio ‘tobillo’ también reducido a txurnio allí mismo, o en forma más primitiva txurmio en la Navarra española, en Ulzama y Goizueta (NO. de Nav.) desdiminutivizado en zurmio ‘tobillo’, vid. Schuchardt, ZRPh. XXXVI, 383. Por otra parte ‘tobillo’ se dice tornozelo en portugués, y así se encuentra ya en la Eufrosina (1535), vid. Moraes. Es pueril decir, con ciertos etimólogos portugueses, que tornozelo es derivado de torno porque el tobillo está dotado de movimiento giratorio (?); también en catalán está muy extendida la variante vulgar turnell (pronunciado igual que tornell), alteración debida a la misma etimología popular que esos portugueses toman por etimología auténtica; análogamente tornozelo ha de salir de un más antiguo *turmezelo; por lo demás la terminación diminutiva, igual a la cast. -ecillo, se ve más clara en el gallego del Limia tornacelo (VKR XI, 114; tornucelo en otros pueblos del Limia, tornoselo en otras localidades gallegas, seseantes: Vall.)4. La cuidadosa publicación realizada recientemente por J. L. Pensado, el gran especialista en el estudio de Sarmiento, de nuestra más auténtica fuente de las notas del gran filólogo gallego, confirma ahora en forma brillante y palmaria mis conclusiones sobre el vocablo gallegoportugués, pues lo que trae el ms. es «tormezelo: el tobillo de los pies» (CaG. 11r), que no hay por qué enmendar, claro está: ésta es la única forma antigua en este idioma, igual que en catalán y demás lenguas hermanas.

Claro que el gall. tornocelo no viene de NODELLUS, como quisiera GdDD 4607, y que la variante gall. nocelo es debida a un cruce de tornocelo con su sinónimo nuelo ‘nudillo’, que en algunos puntos de Galicia ha tomado el sentido de ‘tobillo’ (ahí, como a cada paso, me ataca a base de atribuirme cosas que no he escrito, pues en el lugar citado hablo sólo de un supuesto cruce de palabras cuyos sentidos no tienen relación alguna entre sí: ‘codo’ y ‘tobillo’); en cuanto a la forma local todillo (tud-) (GdDD 6895) es ultracorrección fonética de toillo (< tobillo) y sin relación con nudo.

Tenemos, pues, un antiguo radical turm- común al gall.-port., vasco, cat. y occitano, en el cual hay que reconocer la misma palabra que el cast. y cat. turma ‘criadilla de tierra’, ‘testículo’, es decir, un sinónimo del lat. TȢBER ‘criadilla’, de donde procede el cast. tobillo. Que turma tenga que ver con TUBER o sea palabra diferente, no toca analizarlo en este artículo, y para el caso es secundario. Nótese que el gall.-port. tornozelo-tornacelo (< *turmezelo) también podría venir de *TUBERCELUM, con m por cruce con turma5 y metátesis de la -R-.

DERIV.

Tobillera.

1 De hecho TȢBER y TĶFUS ‘toba’ pertenecen en latín a una misma familia etimológica.―

2 Este carácter habremos de reconocer, en vista de la conservación de la -B-, a las formas sardas: logud. y galurés tubizzu, galurés tuppizzu, Sásari tubbezzu (sabido es que una antigua pasa a zz en Cerdeña), aunque estas palabras significan allí ‘nuca’, pero como indicó Jud (Rom. XLIII, 453-4) el nombre de una de estas protuberancias pasa con frecuencia a la otra (it. noce del pede ‘tobillo’ frente a it. merid. noce di cueddo, cat. nou del coll ‘nuca’).―

3 El origen del fr. trumeau, antiguamente ‘pantorrilla’, hoy ‘corvejón del buey’, ‘lienzo de pared comprendido entre dos puertas o ventanas’, ‘espejo que rellena este lienzo’, es ya dudoso que tenga que ver con la voz catalana: se le suele buscar un origen germánico, por lo demás incierto (REW 8719; la actitud dubitativa de Bloch parece más justa que la afirmativa de Wartburg en Bloch2); la diferencia semántica podría sugerir un origen diferente, y la relación etimológica con el hispánico turma obligaría a creerlo así, a no ser que trumeau (que nunca parece haber sido voz muy general) fuese préstamo del Sur. De trumeau con disimilación se tomó el cast. tremó [Acad. ya 1817] o tremol (Acad. 1925, no 1884).―

4 Para el gall. nortello, más generalmente conocido, V. aquí s. v. ARTÍCULO.―

5 O directamente de *TUMERCELLUM en la hipótesis de que turma salga de TȢMĔRA.