TETA, voz común al cast. y al port. con el fr., y conocida dialectalmente en otros romances, de creación expresiva, primitivamente voz infantil; aunque vocablos semejantes existen en griego, en céltico y en ciertas lenguas germánicas, no hay razón para creer que se tomara de ninguno de estos idiomas.
1.ª doc.: Berceo.
El REW (8759) da una idea enteramente falsa de la extensión del vocablo, al presentarlo como panrománico; por lo pronto es enteramente ajeno al catalán, donde mamella es popular, y como voz infantil meta (‘pezón’ es mugró), y éstas son las únicas palabras conocidas en este idioma. En francés el vocablo y sus derivados vuelven a ser de uso general; tette es hoy anticuado o dialectal del extremo Norte, y si se emplea en el francés normal significa ‘pezón’, pero antes valía ‘teta’ y es palabra frecuente y popular desde los orígenes, del idioma; tétin para ‘pezón’ y téter ‘mamar’ son y han sido siempre palabras de uso general. Pero no ocurre así en los demás romances: es ajeno a gran parte de las hablas occitanas antiguas y modernas (donde predomina popa para ‘teta’ y ‘pezón’ en el Sur y Sudoeste, mamela y teta en otras partes) e italianas, donde predomina poppa (y capezzolo ‘pezón’), aunque tetta es conocido en algunos dialectos o bien como voz jocosa (hay también un antiguo zizza). En rumano se emplea una forma divergente ţiţă quizá tomada del griego; en Cerdeña es corriente titta, que podría corresponder fonéticamente a la voz castellana, pero la existencia de variantes con th o ts indica más bien una forma primitiva semejante a la rumana, y hay otra forma sarda dedda (RF XIV, 481) que enlaza con el lat. tardío DIDA1, bien documentado en la baja época como nombre de la teta, y que a su vez se da la mano con el cat. y mozár. dida ‘nodriza’ (realmente en sardo es ȓȓedda, abrev. de tittèȓȓa, M. L. Wagner, RFL XIX, 258). Tenemos, pues, un conjunto de formas divergentes en su aspecto fonético y aun en su significado, e irregularmente repartidas en la Romania, cuya antigüedad no es posible precisar; a diferencia de DզDDA, el tipo *TէTTA supuesto por el cast., port. y fr. no está documentado antes de la aparición literaria de estos romances2, y ni siquiera es bien seguro, aunque sí probable, que existiera en latín vulgar, por lo menos localmente.
Fuera del romance, τιτȎóς ‘pezón’, τίτȎƓ ‘nodriza’ y τιτȎεύειν ‘dar teta’ existen ya en griego clásico; en céltico el vocablo es común a las tres lenguas britónicas y el tratamiento regular de la -TT- en cada una de ellas es signo inequívoco de considerable antigüedad (Thurneysen, Keltorom., 80), pero en cambio parece ser ajeno al grupo gaélico; en germánico es común a las varias lenguas del grupo occidental (alem. zitze ‘pezón’, voz familiar; el ingl. teat parece haberse tomado del fr., pero existió un autóctono titt en ags., y el vocablo reaparece en neerl. y b. alem.), pero sólo en anglosajón aparece en fecha antigua, en alemán es posterior a la Edad Media, y el a. alem. ant. sólo conoce una forma diferente tutta. En una palabra, las formas germánicas son ajenas al escandinavo y al gótico, y aun en la rama occidental se presentan en forma irregular e incoherente; su forma fonética no corresponde a la que tendría una voz heredada del indoeuropeo, hermana de las formas griegas y célticas citadas, y mucho menos a la raíz indoeuropea que significa ‘dar teta’ (lat. felare, gr. ȎŲσȎαι, scr. dháyati, a los cuales responderían formas anglosajonas en d-, y altoalemanas en t-); además no existiendo el vocablo en gótico, no pudo tomarlo de éste el cast., y faltando en los romances intermedios entre el cast. y el fr. tampoco puede mirarse como un préstamo germánico al latín vulgar, ni como un préstamo fráncico por conducto del francés al castellano.
Hay que llegar a la conclusión de que lo mismo en romance que en germánico, céltico y griego, se trata de una creación paralela, propia del lenguaje infantil, y rechazar la idea de un préstamo (que todavía admiten Diez, Bloch1 y 2, Gamillscheg EWFS, y la Acad., pero que ya pone en duda M-L. en el REW, y rechazó razonablemente Sainéan, Sources Indig. I, 428); tanto más cuanto que lo mismo se encuentra en lenguas no indoeuropeas, entre ellas el vasco guip. y vizc. titi, lab., b. nav. y sul. dithi «pecho, mama» (> bilb. titi, Arriaga).
DERIV.
Tetilla [«papilla: tetilla» APal. 339b; «tetilla: mammilla» Nebr.]; en la ac. ‘mamadera’ reemplazado por tetera en mej. y antill., tetero colomb.; atetillar. Teto ast. [‘teta’ Aut.; ‘pezón de la ubre’ V] y gall. ‘pezón de la teta’3, ‘casco o cuarterón de naranja y limón’, etc., Sarm. CaG. 161r. Tetón. Tetona [Covarr.]. Tetuda [Nebr. «mammosa»]. Destetar [S. XV, Biblia med. rom., Gén., 21.8; «ablacto» Nebr.; ast. desatetar, V], de donde se sacaron secundariamente los raros tetar [princ. S. XVII, Aut.] y atetar [1634, DHist.].
CPT.
Teticiega.
1 Aun cuando es ésta la forma documentada, más bien parece que haya que suponer una base *DIDDA, a juzgar por el sardo dedda y la conservación de la intervocálica en catalán, en coincidencia con la geminada de *TITTA y de τίτȎƓ. Verdad es que en palabras infantiles no hay deducciones fonéticas seguras.― ↩
2 Titia está en el glosario del seudo-Filóxeno, recopilado en el Sur de Italia no más tarde del S. VI, pero con el sentido de ‘carne’ y, a juzgar por la variante ζίζει, no parece, contra la opinión de Heracus (ALLG XIII, 165), que tenga que ver con teta, sino con otra voz infantil: chicha (comp. SALCHICHA).― ↩
3 «A nosa vaca ten o pesebre en Galiza e os tetos en Madrid» Castelao 255.21. ↩