TAUJEL, origen incierto, quizá de un ár. vg. taȬǤîh ‘acción de apuntalar o apoyar’, derivado del verbo ǤǤah.

1.ª doc.: 1633, Lz. de Arenas, Carpintería de lo Blanco.

Dozy, Gloss., p. 349, lo cita de este autor con la definición «regla o pieza de madera que sirve para mantener la forma semicircular en una media naranja o cúpula de madera»; de Dozy debió de tomarlo la Acad., que admitió el vocablo en 1884 (no 1869). Mariátegui en el glosario a Lz. de Arenas: «el primer palo que trazan los carpinteros, y del cual copian los demás que necesitan; patrón» (V. ej. en el texto, p. 33). Se limita Dozy a preguntar cuál es la etimología. Eguílaz, menos cauteloso, define «cinta de tabla de que los oficiales carpinteros sacan las piezas para obras de lazo» (?), y afirma que viene del mozár. ƫaȬǤûl «sagitta» sólo documentado en R. Martí y como apodo de un morisco granadino (Simonet, s. v. thauchol); esto, que ya no convence por razones semánticas, es imposible fonéticamente, puesto que -ûl no podría dar -el1. Sólo veo una posibilidad. El verbo árabe ǤǤah es clásico y muy conocido en acs. como «donner une tournure, un mode (à une affaire)», «donner à la terre une face unie (pluie)», «arranger l’affaire convenablement», «élever quelqu’un à un rang», «envoyer quelqu’un pour une affaire»; pero además en escritores hispanos y occidentales (Abenjaldún, Almacarí) vale ‘apuntalar, apoyar’, y en otras fuentes vulgares ‘disponer, arreglar bien (unas piedras)’ (Dozy, Suppl. II, 784b): está claro, pues, que el nombre de acción correspondiente taȬǤîh podía emplearse como término de arquitectura, y si el verbo en cuestión vale ‘apuntalar, apoyar’ su infinitivo o nombre de acción taȬǤîh es ‘acción de apoyar, apuntalar’, definición bastante adecuada para el objeto que nos describe López de Arenas; desde la idea de ‘dar forma, arreglar’ también se llega fácilmente a ‘modelo, patrón’2. Es natural que la final extranjera -h fuese reproducida aproximadamente por -l, sonido que además pudo nacer espontáneamente por una especie de «cambio de sufijo», como en ALBAÑIL, ALBAÑAL y otros tantos arabismos. Por otra parte, el cambio de î en e, que sería normal ante Ʌ es más sorprendente ante h, pero no es inverosímil que abundaran las confusiones entre estas dos aspiradas en el árabe de España, y PAlc. en su transcripción no las distingue en absoluto.

También se podrá pensar en taȬšîɅ nombre de acción de ššaɅ ‘poner un cinturón’ (y aun sería preferible en el aspecto fonético), pero ésta es palabra menos conocida (aunque R. Martí registra ššaɅ y taȬɅ con las traducciones «cingere», «ornare» y «cingulum»).

1 Tampoco cabría pensar en una variante arábiga con vocalismo diferente. No se trata de una voz arábiga, sino romance, equivalente al cast. tochuelo diminutivo de tocho ‘garrote’ (comp. Ibn-aƫ-ƫáȬǤ, literato valenciano del S. XI, citado por Simonet). Luego la -Ǥ- de R. Martí es notación imperfecta de ch: otro obstáculo fonético.―

2 Bastaría que existiese ǤǤah para que pudiésemos asegurar que se empleó taȬǤîh. Por otra parte, éste se halla atestiguado: el Mohit-al-Mohit le da el valor de «poste que le souverain confie á un de ses employés dans une province» (Dozy, Suppl. II, 787b), y Beaussier «envoi, action d’envoyer; action de diriger, toumer vers; grades, décorations que l’on confère; bulletin officiel». También está en R. Martí.