TARJA, ‘escudo’, ‘moneda que había llevado la figura de un escudo en su reverso’, tomado del fr. targe íd. íd., y éste probablemente del germ. TARGA ‘escudo’ (ags. y escand. ant. targa íd., a. alem. ant. zarga, alem. zarge ‘borde de un cedazo, de un vestido, etc.’); en la ac. ‘palo o caño en que se hacen muescas para comprobación de una cuenta’ tarja es alteración del antiguo taja, derivado de tajar (por los tajos o muescas que se le hacen), alteración debida a confusión con tarja ‘moneda’.

1.ª doc.: ‘escudo’ 1403, invent. arag. (VRom. X, 208); ‘moneda’, h. 1530, Ant. de Guevara (Aut.).

El diminutivo aparece ya en invent. arag. de 1402 («un escudo e dos tarchetas», BRAE III, 359). De tarja en el sentido de ‘escudo’ hay dos ejs. en el Canc. de Castillo (h. 1500), citados por Cej. (el otro que éste cita no sé si es de Rdz. de Almela, a. 1462); además está varias veces en APal. («las tarjas e los escudos» 49b; «parma es tarja redonda: escudo ligero para cobrir el pecho... parmula: tarjuela pequeña» 342b; 293b); Aut. y Fcha. citan ejs. del S. XVI. La ac. ‘especie de moneda’ aparece en la Pícara Justina (Fcha.) y en el G. de Alfarache: «ni a él se le diera una tarja que se fueran o volvieran» (Cl. C. I, 184.14, donde se cita otro ej.), «por cualquier niñería que hiciera, todos me regalaban: uno me daba una tarja, otro un real, otro un juboncillo, ropilla o sayo viejo» (ibid. II, 59.20). Burlescamente se tomó por ‘golpe, azote’ (Aut., y ej. de Quevedo en Fcha.).

En las dos acepciones básicas se tomó tarja del francés, donde con el sentido de ‘escudo’ se halla desde los orígenes del idioma (Roland), y en el de ‘especie de moneda’ aparece en algunos textos, sobre todo del S. XV y referentes a Bretaña (God. X, 744; Belz, Die Münzbezeichnungen in d. afrz. Lit., 72), pues se trató primitivamente de una moneda de los duques de este país que llevaba un escudo en el reverso; también lo llevaban las tarjas navarras del S. XVII según Mateu y Llopis; más frecuente que en el Norte de Francia parece ser esta acepción en bearnés (ejs. desde el S. XV en Levy; hoy tàrie, tàrye, Palay; Rohlfs, ASNSL CLXXIII, 55), que actuó de trasmisor del vocablo a España.

En la ac. «palo de madera, partido por medio, con un encaxe a los dos extremos, para ir marcando lo que se saca o compra fiando, haciendo una muesca: y la mitad del listón se lleva el que compra y la otra mitad el que vende: y al tiempo del ajuste se conforman las muescas del uno y otro, para que no haya engaño en la cuenta», aparece primeramente en Aut., donde se cita un pasaje del G. de Alfarache, pero la ed. original en este pasaje trae taja: «¿en qué confitería no teníamos prenda y taja, cuando el crédito faltaba?» (Cl. C. V, 39), y así escribe también Oudin «taja: une taille de bois à tailler et marquer le vin qu’on prend à taverne ou le pain au boulanger». Indudablemente es ésta la forma propia y primitiva, aunque la alteración en tarja por confusión con tarja ‘moneda’ se comprende muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que este vocablo según la Acad. tomó también el sentido de ‘tablita o chapa que sirve de contraseña’1: de ahí vendrá el que los aldeanos de Albacete llamen tarjas los billetes de ferrocarril (RFE XXVII, 253)2. He aquí la evolución en la Arg.: «nuestro paisano... llamó tarja al doble corte en ángulo, o corte encontrado, uno de derecha a izquierda, y otro a la inversa... hecho en un poste de corral, en una vara... o en un trozo de cuero seco, y hasta la simple marca con un pedazo de carbón o de tiza, que servía de unidad a los antiguos estancieros para el recuento de sus haciendas... El nombre pasó después a un aparato más perfeccionado, una plancha de madera o cuero, con una doble fila de perforaciones y una clavija o un tiento... también supo llamarse tarja al tajo o barbijo que se hace en la cara de una persona con arma blanca» (Inchauspe, La Prensa de B. A., 8-X-1944; Silva Valdés, La Prensa, 3-II-1940).

El origen del fr. targe ‘escudo’ puede darse ahora por averiguado con bastante seguridad. El oc. ant. targa [S. XII]3 y el it. targa [frecuente desde el S. XIV por lo menos] prueban que la g (=j) francesa proviene de una antigua G velar. Ahora bien, TARGA se encuentra en varios idiomas germánicos: escand. ant. targa (en dos poetas de med. S. X), ags. targe f. y targa m. (6 ejs., uno de las glosas de Kent, del S. IX), todos ellos con el sentido de ‘escudo’. Los germanistas han vacilado algo acerca del autoctonismo de estas palabras, que algunos habían creído de origen oriental, importadas a través del romance, y otros han supuesto que en anglosajón eran préstamo escandinavo o viceversa; pero además de que la voz arábiga dár(a)qa (de donde nuestro ADARGA) parece ser préstamo de otro idioma, quizá no europeo4, desde que Toller señaló ejs. de la palabra anglosajona a partir del S. IX difícilmente puede ya dudarse de que es voz originariamente germánica, y emparentada (como admiten Kluge y otros)5 con el a. alem. ant. zarga, a. alem. med. y mod. zarge ‘borde de un cedazo, de un vestido, etc.’, que parece ser el significado originario, de donde luego ‘borde del escudo’ y el escudo mismo, comp. ags. rand ‘borde’ y luego ‘borde del escudo’, finalmente ‘escudo’. Luego difícilmente cabe vacilar en traer el fr. targe, oc. e it. targa del germánico. Menos seguro es cuál sea la lengua germánica que proporcionó el vocablo al romance; no puede ser el escand. ant., pues entonces no habría cambio de G en j en francés; por esto M-L. (REW 8579), Gamillscheg (EWFS, s. v.; R. G. I, p. 178) y Bloch-W.1 y 2 coinciden en partir de un fránc. *TARGA, admitiendo que el it. targa es préstamo de la lengua de Oc. Esto puede ser muy bien; sin embargo, como el vocablo no se encuentra en neerlandés, y en alemán sólo tiene el sentido etimológico de ‘borde’, la atribución de *TARGAescudo’ al fráncico es algo aventurada; por otra parte el it. targa es aún más frecuente que en lengua de Oc6. Es posible que se trate de un préstamo del germánico común al latín vulgar, que se perdiera en España o no llegara a penetrar en la Península. ATARJEA es arabismo y no tiene nada que ver con este vocablo, contra lo que dijeron Diez y Schade.

DERIV.

Tarjeta (del fr. ant. targette ‘escudo pequeño’) ‘escudo pequeño en que va pintada la divisa’ [1577, B. de Villalba, Fcha.; ejs. de Lope ahí y en Aut.]7, de donde ‘tarjeta de visita’ [Acad. ya 1817], por otra parte ‘adorno arquitectónico con escudos y emblemas’ [1600, Terlingen, 140-1; es posible, pero inseguro, que en este sentido influyera el it. targhetta]; tarjetero; tarjetón; tarjeteo. Tarjón antic. [targón en Fz. de Oviedo, Fcha., quizá tomado del it. targone]. Ta(r)jero. Tarjar [Quevedo]; tarjador. Retarjo arg. (término insultante)8.

1 Debió de contribuir también el ár. ƫáraɅ ‘sustracción, descuento’ (> TARA), y aun es verosímil que fuese éste el influjo predominante, en vista de que tara con el valor de ‘tarja, palo de madera para la cuenta’ está en Aut.―

2 Por el contrario tarja ‘escudo’ pudo pasar a taja en algunos lugares. De ahí el leon. taja ‘tabla que usan las lavanderas para restregar sobre ella la ropa’ (Acad.), y ‘armazón compuesta de varios palos paralelos que se pone sobre el basto para llevar la carga’ (riojano según Aut.).―

3 Tarja en autores septentrionales como Bertran de Born, corno es natural, y quizá también en alguno meridional, por influjo francés; pero targa está asegurado en otros por la rima y por la grafía targua (comp. los derivados targar y targon).―

4 Si acaso del norm. targue o del it. tarda, no del b. latín, como dice Dozy. Pero V. ADARGA. Los testimonios del b. lat. targa que dan Du C. y Baxter-J. son tardíos [1190], y por lo tanto se trata de latinizaciones de la palabra romance. El inglés tomó posteriormente su targe (pron. tar) del francés, pero target ‘escudo, blanco’ (pron. tárget) supone un norm. targuette.―

5 Kluge cita también un b. alem. targe (que no se encuentra todavía en b. alem. med.), pero el vocablo falta en neerlandés. También en dano-noruego (lo cual quizá sea causa de la sospecha de Cleasby de que el escand. ant. targa pueda ser advenedizo). La parentela de la voz germánica en otras lenguas indoeuropeas es algo incierta, vid. Walde-H. I, 807.―

6 Si realmente el ár. dáraqa fuese préstamo europeo, no es fácil que venga de un norm. targue a través de las Cruzadas. Más comprensible sería un préstamo por conducto del it. y del b. griego (donde también se encuentra τάρƔα), lo cual exigiría que el vocablo fuese muy antiguo en Italia.―

7 Otro del mismo: «la enpresa vea / que en esta adarga ha mandado / pintar. ―Trayga en la adarga una targeta y un páxaro pintado en ella y la letra alrededor», Pedro Carbonero, p. 36.―

8 Quizá ¿‘marcado con un barbijo en la cara’? (comp. tarja ‘barbijo’ arriba): «instigado por el fondero Gómez, dije una vez ‘retarjo’ al cartero Moreira, que me contestó ‘¡guacho!’» (Guiraldes, D. S. Sombra, ed. Espasa, p. 15) (falta en Garzón y en Malaret Dicc. y Supl.).