SOCAIRE, término náutico peculiar del cast. y del port. (socairo); como antiguamente se aplicaba a los que cuidaban del madero en que se enrollaba un cabo cuando lo halaban, parece haberse tomado del cat. socaire ‘el que azoca o tesa una cuerda’ (derivado de socar = AZOCAR); por tratarse de una faena de poco esfuerzo en comparación de la de tirar del cabo, se dijo después estar al socaire para ‘estar a cubierto del viento’ o ‘rehuir el trabajo’.

1.ª doc.: 1587.

García de Palacio en el glosario de su Instrucción Náutica (153) define: «socayre es quando halan o tiran de algún cabo, y otros tienen y dan buelta a un madero de la nao, para que no torne o se largue lo que halan». Según la Acad. (ya 1884, más claro en 1925) tomar socaire es «sujetar un cabo que trabaja [= ‘está tenso, tirando de algo’] o del que se está tirando, dándole una vuelta sobre un barraganete u otro madero, para que no se escurra»; según Cej. (IX, 50-51) esto mismo se dice tener el socaire o cobrar el socaire o aguantar socaire. La idea se aclara más si consideramos el sentido del cat. socaire ‘el hombre que está al pie del xigre1 cuando se arrolla en éste una cuerda, cuidando de que se arrolle bien, sin irregularidades’, como definen Amades y Roig (BDC XIV, 62, pigre por errata), explicando que por ser faena muy descansada suele encargarse a gente de edad que ya no tiene brío para hacerse a la mar; hacer esta faena se llama fer socaire (ibid., p. 28). Pero socaire es uno de tantos nombres de agente catalanes en -aire derivados de verbos, en nuestro caso el verbo socar o assocar, que he oído en la Costa de Levante como término de marinos en el sentido de ‘atar fuertemente un paquete apretando el cordel’, ‘atar fuertemente el car a la roda de proa para evitar que oscile la vela’, y en general ‘tesar un cabo para que no se afloje’ (Fabra), lo mismo que sus equivalentes el fr. souquer y el cast. AZOCAR. En castellano, donde no existe el sufijo de agente -aire el vocablo se tomó como nombre de la acción que desempeñaba esta persona, o como nombre del lugar donde estaba ésta; y como se trataba de una faena descansada, estar (o ponerse) al socaire tomó el sentido de ‘esquivar y rehuir el trabajo’ (Acad.) o «hacerse remolón el marinero en su coy sin salir a la guardia» [Aut.]; también se aplicó en general a los que se ponían a cubierto de los peligros, y en particular del viento en tiempo tempestuoso, y así socaire acabó por designar el paraje a cubierto del viento, p. ej. detrás de la vela [Aut.]: en América, como tantos términos náuticos, pasó al uso terrestre, designando un abrigo del viento (Cej.), aunque aun allí lo más común es que aparezca en la locución ponerse al socaire2; y en Córdoba y otras partes es término de cazadores con sentido análogo3.

Documentado más abundantemente y con otros sentidos encontramos el vocablo en lengua portuguesa. Moraes cita un pasaje de Lopes de Castanheda (med. S. XVI, traduciéndolo mal «amarra de popa»), donde el vocablo designa a mi entender el palo donde se arrollaba el cabo de cuerda, en la operación descrita: «os que levavƟo a toa soltarƟo coro medo o socairo, e a nao dera á costa se outros nƟo acodissem a tomar o socairo». Pero pronto aparece el significado secundario en la locución ao socairo de ‘al abrigo, al amparo de’: «outras fustas que estavƟo ao socairo da fortaleza» en JoƟo de Barros (med. S. XVI), «retirar-se ao socairo de huma ponta da ilha ou recife» en Pinto Pereira (h. 1575), «se abrigou com a armada de remo ao socairo da nao e do galeƟo» Lemos (1585) (citas en Bluteau y Moraes). En este sentido el vocablo estaría anticuado en portugués si hemos de prestar crédito a Bluteau, quien en efecto ya no lo entiende bien. Según Fig. hoy se conserva como sustantivo aplicado a varias cuerdas, y la primera ac. está todavía bastante cercana al sentido cat. primitivo: «cabo que sobeja [‘que sobra’] ao fazerem-se certas maniobras náuticas», «laço que uma corda dá, em volta dos tornos do carro e ata ou subjuga os volumes que o carro transporta», «correia, corda ou corrente que passa por uma argola na extremidade do cabeçalho e cujas pontas se prendem à canga» (con este oficio designa una «corrente de ferro» en Évora, RL XXXI, 135).

Salta a la vista que fuera de su lengua de origen nuestro vocablo, dejando de ser comprensible, sufrió la atracción semántica de varias palabras, en castellano principalmente aire (de ahí la aplicación preferente al viento), y en portugués cairo ‘cuerda de fibra de coco, muy empleada en náutica’, voz de origen tamul abundantemente documentada en el portugués de la India desde 1502 y pronto extendida a Portugal (Dalgado, I, 173-4): esto mismo explica el cambio portugués de socaire en socairo, y su aplicación preferente a cuerdas y objetos análogos. Pero está claro por razones fonéticas que socaire no puede derivar de aire, y no lo es menos que no puede ser derivado del port. cairo, ni aun como nombre de un cabo de cuerda, pues sería demasiado singular la función del prefijo so- en este caso; y mucho menos en la ac. antigua ‘al abrigo’, que entonces quedaría enteramente inexplicable. Por lo demás no se han propuesto etimologías serias, pues no es posible la de Eguílaz (p. 530), quien pretende partir de una forma ceceante andaluza zocaire, sacándola del ár. Ɋuȟáȳra diminutivo de ȟra ‘peñasco’: pero esta voz arábiga habría dado *zofaira o *zoaira en castellano, *çofaira en portugués. Más natural habría sido partir de un derivado del cat. caire (QUADRUM) ‘ángulo recto’ y después ‘canto, borde de un objeto’, que habría podido aplicarse a la borda del navío; pero hay que desechar esta idea, pues socaire en el sentido de ‘abrigo del viento’ no ha sido nunca catalán, y además so- no es prefijo vivo en catalán moderno ni medieval4; tampoco es posible suponer que socaire fuese derivado castellano de un catalanismo náutico caire ‘borda’, pues no se conoce la existencia de tal palabra en castellano.

Desde luego es evidente que el vocablo no procede del lat. CAURUSviento NO.’, pese a GdDD 1555, quien se funda en una serie de palabras gallegas a las que supone descendientes hereditarias de este vocablo latino, pero que deben de resultar de alguna confusión, pues no hay nada de esto (al menos con estos significados) en Vall. ni en Carré. Por otra parte vid. CAÑÓN.

DERIV.

Socairero ‘remolón’ (Acad.), ‘el marinero que tiene el socaire’ (Cej.). Asocairarse ‘ponerse al socaire’, ‘remolonear’ (Cej.).

1 Especie de cabria o caballete donde se arrolla la cuerda. Los propios Amades y Roig dan en la p. 69 la forma femenina xigra. Se tratará de un préstamo del fr. chèvre, frprov. chivra, que designa cabrias y aparatos semejantes en muchos puntos de Francia: FEW II, 299.―

2 «En verano el sol alumbraba sin piedad su quieta y desmedrada figura, poniéndose al socaire pasaba su tiempo mirando cambiar el paisaje» en el argentino norteño Alberto Córdoba, La Prensa, 25-VIII-1940.―

3 «Al socaire, que no vaya el aire del cazador a la caza; socaire, lugar donde se burla el aire con la disposición del terreno (Córdoba)», «socaire de la caverna: el hueco o dentro de ella» (Cej.). Pereda empleó al socaire de los montes, al socaire de la pared; A. Lerroux (y muchos más), al socaire en el sentido de ‘al amparo’ (de una idea, de una frase, de un principio, etc.), V. ejs. en Pagés.―

4 Lo es, con el mismo valor, sots- o sos- SUBTUS-, y así quizá venga de caire el mall. soscaire ‘fracaso, contratiempo, desgracia’, de sentido enteramente distinto del cast. socaire.