SIN, del lat. SէNE íd.

1.ª doc.: sen, 2.ª mitad S. X, glosas de Silos, n.º 107 (sine testibus, glosado sen tiestes); sin, Cid, etc.

Como resultado del lat. SէNE esperaríamos sen en castellano, tal como hay sem en port., sens en cat. (sense modernamente), ses o senes en lengua de Oc, senz en francés antiguo, etc.; el cast. sin está completamente aislado en romance. De hecho la forma sen no es rara en la lengua medieval, especialmente en textos leoneses y aragoneses: Alex., 121; Fuero de Avilés; Fuero Juzgo; doc. de Sahagún, año 1282 (Staaff, 64.35); invent. arag. de 1369 («una tavla sen piedes»), BRAE II, 708. Hay también, con -s adverbial, senes: «oviera senes dubda tomada mala çaga» Alex., 518d (asegurado por el metro, a pesar del sin de P); senes falla, Apol., 543b; doc. toledano de 1213 (M. P., D. L., 271.14). La variante con i y -s adverbial, es más común todavía, por lo demás: Cid (ed. M. P., p. 391.13, 296.24); Auto de los Reyes Magos; Tres Reys d’Orient, 191; Berceo, S. Mill., 376; Apol., 249; y hasta muy modernamente en Aragón, sobre todo en la combinación sines de: «una guitarra sines de tavla», invent. de 1373; íd. 1403 (BRAE IV, 347, 522)1. En los mismos dialectos encontramos sien, quizá explicable como un compromiso entre sin y sen (a la manera como el fr. vierge salió de la lucha entre verge y el más culto virge, ambos explicables a base de VէRGէNEM); leemos sien en el Fuero Juzgo, en doc. de Palencia 1194 (M. P., D. L., 262.54), León 1246, Santander 1252, leonés central 1289 (Staaff 28.36, 39.17, 69.36), invent. arag. de 1362 (BRAE IV, 210); Tilander, Los Fueros de Aragón, s. v., agrega otros ejs. leoneses y aragoneses de sien y sienes, y no falta ej. de sien en un doc. toledano de 1212 (M. P., D. L., 270.15). Más documentación de estas variantes reunió Pietsch, ZRPh. XIX, 21.

El porqué de la i castellana es completamente oscuro; Menéndez Pidal, Manual, § 129, se limita a declararla inexplicada; M-L. (REW 7936, simplemente guarda silencio; lo mismo hace Hanssen en su Gramática; en Espicilegio Gramatical (tir. aparte de AUCh., 1911, p. 8) sugiere un influjo de sino, partiendo de la semejanza de empleo en frases como sin éstos hay otros ‘además de...’ y por otra parte no hay otros sino éstos. Es explicación ingeniosa y no puede rechazarse del todo; realmente sin con el valor de ‘fuera de’, ‘además de’, no es raro: «sin los otros servicios, muchos e muy granados, / dos iaçen en escripto, éstos son más notados...» Berceo, Mil., 51a; «muchos cabritos y gansos, mucha fruta de la Vera / y seys pellejos, sin esto, / de vino...» Vz. de Guevara, Serrana de la Vera, v. 1377. Sin embargo, el parecido de empleo con sino ‘salvo, excepto’ es sólo relativo, de suerte que la explicación resulta rebuscada.

Pero no debemos olvidar que una preposición como sin es palabra átona, expuesta por lo tanto a influjos fonéticos de tipo excepcional; dudo que haya paridad real con ni de NEC (donde había la posibilidad de tratamiento pre-vocálico, y pudo haber vocalización de la -C en combinaciones como NEC TU, ambas cosas sin aplicación a sin), como sugiere M. P., aunque debe concederse que la posibilidad de un paralelismo entre ambos monosílabos átonos es menos remota que la explicación de Hanssen (a pesar de que el área de ni, común con el cat. y el fr., es muy diferente de la de sin). Además debemos tener muy en cuenta tratamientos excepcionales ante nasal que no dejan de presentar analogía con el nuestro: mundo MŬNDUS, según (otra preposición) y segundo SECŬNDUM, junco JŬNCUS, por otra parte rincón < rencón, arrincar y arrencar como variantes de arrancar, minguar junto a menguar, pingar de PENDCARE (y port. língua, vingar), etc.; si a la posición pretónica agregamos el influjo palatalizante de la s espesa castellana, y la frecuencia con que sin se encontraba ante voces en velar (c-, g-, h?-), debemos reconocer que sin no es forma muy sorprendente.

La variante aragonesa sinse, documentada en inventarios de 1478 y 1497 (BRAE VI; IX, 269), en doc. de 1471 (sinse licencia e voluntat de sus padre e madre, BRAE, IV, 27), en la profecía aragonesa de fin S. XVI (cita dada a propósito de crido = grito), y todavía viva en la actualidad, enlaza con el cat. mod. sense, la variante rara oc. ant. sensa, y el it. senza, engad. sainza, cuya explicación es dudosa: trataré del problema en mi DECat.2.

Para fraseología y documentación relativa a sin, vid. Cej. VIII, § 68.

1 Además de sines de y sin de, se halla también, aunque más raramente de sin, vid. M. P., Yúçuf, § 34.―

2 La explicación a base del ablativo ABSENTIA, aceptada por M-L., Gamillscheg y Migliorini, y no rechazada del todo por Bloch (por lo que hace al fr. ant. senz), es desde luego muy discutible; las objeciones de Diez, Wb., 92, no han sido rechazadas, ni tampoco sus sugestiones para la explicación fonética de senza a base de SINE. Resulta extraño explicar el it. senza y fr. ant. senz por ABSENTIA y el cat. sense por SINE, como hace M-L.; y sin embargo casi se impone considerar que la forma cat. tan moderna sense, sucediendo cronológicamente al cat. ant. sens, ha de ser alteración de éste (que claramente viene de SINE más -s adverbial), y no proceder de un étimo distinto. Que el fr. ant. senz venga de ABSENTIA es el colmo de lo inverosímil. El caso del it. senza es más discutible. De todos modos no hay que perder de vista un hecho: que *SINES con -s adverbial ya debió de pertenecer al latín vulgar, de otra manera no se explicaría la conservación de la segunda e en el oc. ant. y cat. ant. senes, que en cambio es natural si combinaciones como SINES TERRA ya son antiguas. Ahora bien, una preposición se pronuncia rápidamente y así SINES pudo contraerse en sens, senz, aun en italiano; duplicados como fuori y fuora, dunque y donca, INTRO e INTRA, SUBTUS y SUBTA (cat. sota), etc., pudieron dar nacimiento a la -a de senza. Desarrollo más esta idea en mi artículo acerca de la Gram. de Rohlfs en NRFH X, 184. Senza es forma muy antigua en Italia, pues la latinización sentia ya figura en un doc. del Piceno, de 1193 (Monaci, Crest., p. 17, y aquí s. v. RIESGO).