REDOMA, voz patrimonial del cast. y el port., documentada en la Península Ibérica desde el S. X, de origen desconocido.
1.ª doc.: arrotoma, doc. de 942, Sz. Albornoz, Estampas de la Vida en León en el S. X, 179, 190.
En Castilla aparece redoma en doc. de 1112 (Oelschl.), y sale ya en Berceo (Mil., 699); también la hallamos en otros textos cast. del S. XIII, en el Fuero de Soria («los pregoneros, sean quantos quier, non lieven todos de una cuba más de una redoma de vino»), la 1.ª Crón. Gral., los Aranceles santanderinos (RFE X, 126); en Aragón hay testimonios de los inventarios de 1331 y 1403 (BRAE II, 553; IV, 524), y en los glosarios del Escorial y de Toledo. Nebr. registra «redoma de vidro: ampulla vitrea»; Aut. define «vasija gruessa de vidro, de varios tamaños, la qual es ancha de abaxo, y va estrechándose y angostándose hacia la boca», y es voz común en los clásicos y en los cuadernos; Cej. V, § 85.
Por el Este los límites del área de la palabra redoma coinciden con los del castellano, pero el port. redoma «manga de vidro, fechada de um lado e destinada a resguardar do pó objetos delicados» es voz de todas las épocas; además de los testimonios arcaicos arriba citados, aparece en las Cantigas (125), rodoma en Mestre Giraldo (a. 1318), ambas formas en los Padres de Mérida de h. 1400 (RL XXVII, 66, 67), etc.; también gall. redroma (Apéndice a Eladio Rdz.). Retomba se empleó con el mismo sentido en oc. ant.; Levy da bastantes ejs.: no todos son seguros, en Flamenca parece tratarse de otra cosa (quizá ‘voltereta’, derivado de tombar), y el sentido es también oscuro en Arnaut Daniel y en otros, pero el de Jaufré es de sentido evidente y también son redomas de vidrio las retumbas de los Établissements de Moissac, de la Costumbre de Montoussin y de alguno más; asimismo es claro el sentido del gasc. ant. artuma en los Établissements de Marmande, de 1396. Hay también algunos ejs. de un cat. ant. retoma en el S. XIII (falta en Ag.): «vinum... una dotzena de retomes» invent. de 1262 (F. Soldevila, Pere el Gran I, 441, § 36; otros, 429, § 1 y passim). Existen algunos ejs. de retombe en francés antiguo (God.) y todavía es corriente en Rabelais: «banquetans souz une feuillade, et beuvans en bellas et amples retumbes vins de quatre sortes» (Cinquiesme Livre, cap. 22, ed. Plattard, p. 76), «cuveaux, retombes, hanaps, jadaux» (íd., cap. 34, p. 136), «Quaresmeprenant a... le front comme un retombe» (Quart L., cap. 31, p. 125; la definición de Plattard «vase de terre, de forme ronde, semblable à une coupole renversée», parece ser arbitraria e inspirada sólo en una etimología inverosímil RETRO-TUMBA; Sainéan, La Langue de Rab. II, 199, dice que hay ejs. franceses desde 1417).
Pero esto no constituye prueba decisiva de que el étimo tuviera MB, pues si es palabra introducida desde España, a través de Aragón o Gascuña (como parece indicar la -t- anómala), era natural que se adaptara a la fonética occitana según el modelo de paloma = palomba. Deducir de ahí una etimología re-tombar ‘volver a caer’, no es claro en el aspecto semántico, y sobre todo no explicaría las formas hispánicas con -d-. Esto me parece que obliga a desechar esta etimología.
Los datos árabes son todos recientes1: los léxicos modernos de Dombay, Marcel, Bled de Braine (que suelen reflejar sobre todo el habla de Argelia) y P. de la Torre, Lerchundi y Brunot (que reflejan siempre la de Marruecos), registran raȓûma o ruȓûma (los dos últimos radûma y rȓûma) con las traducciones «lagena», «bouteille, flacon, fiole», «redoma».
En vista de estos hechos Dozy (Gloss., 329-330) se inclina a creer en un origen arábigo, si bien reconociendo que no ha encontrado el vocablo en autores árabes antiguos ni su sentido se explica por la raíz arábiga ráȓam; Simonet, 23, lo considera voz mozárabe derivada probablemente del lat. ROTUNDA, por su forma2; M-L. (REW 7398 y RFE XI, 7) supone una base *ROTUMBA de origen desconocido. Para fijar esta forma básica repara en la existencia del b. Iat. rotumba y del a. alem. med. rottumbe. Pero ahí no hay más que una coincidencia casual y sin ningún valor: es cierto que en algunos textos del a. alem. med. (Willehalm, Titurel) se encuentra rottumbes y su diminutivo rotumbel, pero estas palabras designan una especie de tamboril, empleado en la guerra y de sonido agudo o resonante, cuyo centro y aro eran de latón o cobre (WS VIII, 117): claro está que esto nada tiene que ver con redoma, y parece claro que se trata de un compuesto del b. alem. med. trumbe ‘tambor’3. En cuanto al b. lat. rotumba éste sí es lo mismo que redoma, pues designa una especie de vasija empleada por los alquimistas (Du C., s. v.), pero sólo se encuentra esta forma en el inglés Johannes de Garlandia, que escribía h. 1040. Esto ni siquiera prueba que el vocablo fuese bien conocido fuera de España, pues los alquimistas de la época estudiaban, como es sabido, en Toledo, y de allí procede ciertamente el vocablo empleado por Garlandia. Se trata indudablemente de una latinización artificial, hecha según el modelo lomo = lumbum, plomo = plumbum, paloma = palumba, etc.; pues, además de que las formas en -ma son mucho más antiguas que Garlandia, contra lo que afirma M-L. una base en -MB- es imposible por la elemental razón fonética de que -MB- no se cambia en -m- ni en portugués, ni en leonés ni en mozárabe, que son precisamente los romances donde el vocablo aparece más temprano y está mejor arraigado4.
Para llegar a una solución etimológica carecemos de elementos5. Hace dudar de un origen arábigo su ausencia en los glosarios hispanoárabes: entre las traducciones que R. Martí y el glos. de Leiden dan a los lat. fíala y lagena no hay nada que se parezca a redoma6. Sin embargo, no se ve etimología romance razonable7. Por otra parte; la aglutinación del artículo ar-, tan extendida en las formas antiguas, evoca el árabe insistentemente (o por lo menos el mozárabe), la estructura morfológica raȓûma en árabe sería posible, y es de notar la mención repetida de una procedencia iraquí en los textos arcaicos. Así no podemos vituperar a Neuvonen por haber hablado nuevamente de un origen arábigo. Y aun quizá no sea imposible relacionar el sentido de redoma con el de la raíz arábiga ráȓam8. Ésta parece ser antigua en árabe, aunque no sé que aparezca en las hablas vulgares modernas, pero la anotan repetidamente los orientales ?auharí (fin del S. X) y Fairuzabadí, y Abendoraid atribuye una de sus acs. al Yemen (Freytag II, 158b). A la verdad estas acs. quedan muy distantes de la idea expresada por redoma: ‘correr lenta y penosamente’, ‘labrar la tierra’, ‘echar o echarse por el suelo’, ‘sentarse inmóvil’, ‘quedarse inmóvil en casa’; pero una comparación de la forma ventruda de la redoma con la de una persona de hábitos sedentarios no sería inconcebible ni desdiría de la mentalidad de los alquimistas orientales. Pero insisto en que todo esto es hipotético y puede ser engañoso. Contentémonos, pues, con llamar nuevamente la atención de los arabistas hacia el problema.
Por lo demás, V. lo que digo a propósito del gall. amboa en OMBLIGO. Desde un célt. *ROTO-MA ‘ruedo’ o ‘bombona trasportable a ruedo’ no sería difícil de explicar el cast. y mozár. redoma ‘ampolleta’ y las variantes gall. redroma y port. rodoma; cf. en REDONDO la nota sobre la teoría de Benveniste.
DERIV.
Redomazo.
1 Falta en PAlc. (s. v. redoma), R. Martí (s. v. rȓm y lagena), Fagnan, Beaussier, Ben Sedira, Bocthor (s. v. fíole, flacon, bouteille), etc.― ↩
2 Esto convenció de tal manera a Dozy, que en una inédita anotación marginal a su Glos. retiró su conjetura arábiga, remitiendo a Simonet. C. Michaëlis, RL XIII, 373-4, introdujo una variante en la idea admitiendo que el masculino ROTUNDUS pasara a *roton en boca de alfareros mozárabes, de donde *rotom y luego rotoma y redoma. Pero esto no es aceptable, pues no se explicaría la -m (y tampoco el cambio de género), como ya indica M-L.― ↩
3 Quizá rot(e) trumbe ‘tambor rojizo’ por el metal de que se hacía, con eliminación disimilatoria de la segunda r.― ↩
4 La forma en -ma es muy común y general, como puede apreciarse por los ejs. ya citados y los demás del S. XIII que agrega Neuvonen, 61. Hay una sola excepción redonba, que aparece una vez en el ms. de la Biblia escurialense del S. XIII. Otro testimonio de la ultracorrección o latinización citada, carente de valor etimológico.― ↩
5 M. P. parece haber vacilado en su opinión acerca del vocablo. En Oríg., § 105.3, lo clasifica entre los arabismos tempranos, pero en § 40.1 clasifica las formas en arr- como prótesis de tipo vasco, como si fuese vieja palabra hispánica. Desde luego es difícil pensar en un origen prerromano, tanto porque no cuadraría a un término de civilización harto avanzada como porque no hay palabras ibéricas ni vascas en R- (claro que redoma podría resultar de una aféresis). Ni siquiera Larramendi se atreve a sugerir un origen vasco, y las correspondencias vascuences que da son completamente diferentes.― ↩
6 La enumeración de R. Martí es tan larga que evidentemente el autor ha tratado de hacer una lista completa de las varias especies de frasco o botella. Cuesta de creer que olvidara redoma si corría entonces como palabra arábiga. Es verdad que el vocablo no existe en cat., lo cual permitiría replicar que pudo no ser usual en el Oriente del Andalús.― ↩
7 A ROTUNDA o ROTUNDUS se opone un obstáculo fonético insuperable. Habría que recurrir a un cruce con otro vocablo. Se podría pensar en el lat. vg. *AMB֊RA variante de AMPHORA supuesta por el oc. ambro ‘redoma ventruda para conservar hierbas aromáticas’, a. alem. ant. ambar, ags. ambor ‘cubo’ (Gamillscheg, R. G. I, 20): ROTUNDA + *AMBRA > *ROTUMBRA disimilado en *ROTUMBA. Pero además de que así volvemos a tropezar con la terminación -ma del portugués, leonés y mozárabe, hay que abandonar la idea porque ni siquiera sabemos que ROTUNDA haya sido jamás el nombre de una botella, y para que un cruce sea posible el primer requisito es que los contrayentes sean sinónimos.― ↩
8 Como no deja de haber algunos ejs. de representación del ȓ arábigo como t romance, aunque ninguno es muy seguro (vid. Steiger, Contr., 161, 162, 163), teniendo sin embargo en cuenta que el resultado del ƫ vacila desde luego entre t y d, las formas cat. y occitana con t podrían apoyar la etimología arábiga raȓûma. ↩