RANGUA, ‘pieza donde se apoya el gorrón de un árbol’, probablemente del lat. RANŬLA ‘rana pequeña’, por el gruñido de esta pieza al girar el molino: rangua debió de tomarse de una habla gallegoportuguesa, donde es regular el cambio de RANULA en
1.ª doc.: 1680, en Aut.
Es probable que haya habido en este vocablo ciertos cambios de sentido, como lo muestra no sólo la divergencia entre la Acad. y Krüger, sino también la otra ac. que éste recogió en San Ciprián ‘aguijón o gorrón del eje’ (Gegenstandsk. 132n.5)2; lo que define Aut. se llama en Sanabria sapa, en Galicia, Tras os Montes y el Minho portugués ran, rã, rão, es decir, ‘rana’, y Krüger parece rectificar sus informes en VKR IX, 71, donde nos asegura que sapa, ran y análogos designan el travesaño en cuestión. En parte habrá ahí rectificaciones del dialectólogo, pero también en parte confusiones de nomenclatura por parte del dialectante y el molinero3. Sea como quiera, rangua y ran han sido sinónimos y lo son en muchas partes. En algunas se emplea el diminutivo rela, es decir, rãela ‘ranilla’: así en BaiƟo «rela: seixo levemente côncavo que se encaixa no centro do urreiro e sobre o qual assenta e gira o aguilhƟo» (RL XI, 199).
Que tenemos en todo esto el nombre de la rana no cabe duda, en vista de los numerosos paralelos, además del ya citado sapa o sapo, el fr. crapaudine (de donde grapaldina o crapodina empleados en cast., BRAE XI, 256; grabaldina en Mallorca, BDC XXII, 17), langued. grapelo, Ariège raineto, Aveyron gronouillo, port. merid. cágueda, propiamente ‘galápago’, ast. marrana (V), gall. porca, ast. occid. vírxenes (VKR IX, 70-71). Según muestran estas variantes, entra ahí una metáfora sexual, que eligió varios animales o conceptos femeninos para designar la pieza hueca donde juega el gorrón; a la elección del sapo o de la rana quizá contribuyeran otros empleos de esta pieza donde juega con el rodezno debajo del agua, como sugiere Krüger en RFE X, 165-6, pero más bien creo, por ser ésta una característica constante, que se tendría en cuenta el gruñir incesante de las piezas, comparado al croar de los batracios.
Fonéticamente, en el caso de rangua, habrá que partir de otro diminutivo, en nuestro caso RANŬLA (conservado en romance: REW 7047). Para explicar la evolución es preciso admitir que rangua es forma tomada del gallego o portugués, como ya lo sugiere su presencia en las regiones bilingües de Sanabria y el Bierzo. El primer paso hubo de ser rãua, pues es sabido que si bien la -L- y la -N- intervocálicas se perdieron más o menos simultáneamente en cuanto a consonantes, la -N- persistió durante varios siglos en forma de una nasalidad que afectaba la vocal. Pronto se intercaló regularmente una -g-, como por ej. en mangual < MANUALE o en Yanguas de JANŬAS; pero en port., cuando la nasalidad vocálica viene a hallarse ante consonante, vuelve a concretarse en consonante, conforme ocurrió en JENIPERU > jẽibro > jĩbro > jimbro; vẽido > vĩdo > vindo; tẽía > tĩya > tinha; gall. gando < gãado < ganado, etc. Y así había de resultar rangua; posteriormente pudo haber reducción a ranga, tal como quando pasa a gall. cando, etc.4. De hecho, la aplicación de RANULA a la rangua no es hipotética, pues el it. dial. rànola es «pezzo di acciaio incavato in cui gira il perno dell’asse del molino idraulico», y este perno se llama en Campania rúospo, propiamente ‘sapo’ (Rohlfs, ASNSL CIL, 78-82).
Estas denominaciones son desde luego muy antiguas, pues ya en una inscripción latina de España leemos «aquam in balineum usque ad summam ranam hypocausti et in labrum praestare debeo» (CIL II, 5181), donde vemos una extensión de la terminología de la balsa del molino a la de los baños.
1 Por lo tanto, no hay que pensar en el étimo germ. *RANDA ‘borde’, según quiere Krüger, que ni conviene semánticamente ni es voz arraigada en esta región (V. RANDA).― ↩
2 Otra definición diferente todavía en El Dialecto de San Ciprián, p. 127.― ↩
3 Para otra rectificación semejante, relativa a la rangua y su adminículo el tejuelo, vid. M. Velasco de Pando, BRAE XI, 225-6.― ↩
4 No creo tenga que ver con rangua el ecuat. andino y colomb. ranga ‘caballo pequeño, flaco y matalón’, de donde el ecuat. costeño rangalido ‘el que anda sucio, roto, mugriento, desvalido o menesteroso’ (Lemas, Semánt., s. v.); vid. RENCO. ↩