RENCO, cat. y oc. ranc, it. ranco íd., tomados de un derivado del germ. WRANKJAN ‘torcer’ (voz probablemente hermana del a. alem. ant. wrẹnken, alem. renken, ags. wrencan, ingl. wrench), pero la historia y procedencia exacta de la palabra romance no están bien averiguadas, aunque podría tratarse de un adjetivo gótico *WRANKS; en castellano el vocablo sufrió el influjo del verbo derrengar, de otro origen, de donde la e de renco, y la -g- de la forma dialectal y americana rengo.
1.ª doc.: 1570, C. de las Casas: «renco: sciancato».
La variante rengo es usual en la mayor parte de América (arg., chil., per., ecuat., colomb. y parte de Méjico), mientras que en Honduras, Costa Rica y Venezuela se dice renco. Por lo demás en arg., venez., centroamer. y quizá en otras partes de América, rengo (-co) ha ampliado su significado aplicándose a los cojos en general, de suerte que en estos países no está en uso popular la palabra cojo; en España sólo tengo noticia de que se emplee rengo en Asturias (en toda la prov según Acevedo-Fz.)2, y en Extremadura («el que, teniendo torcida la espina dorsal, tiene un hombro más bajo que el otro», BRAE IV, 101); además salm. rengue ‘jorobado’, renga ‘joroba’ (Lamano), trasm. rengo «derreado, coxo» (Fig.; RL V, 103) y gall. rengo (Cuveiro). Los únicos autores que, según mis noticias, emplearon esta forma, son también leoneses: Hernán Núñez y Correas recogieron el refrán «renga, renga, y a casa venga», con la explicación «del que pone tacha a la cosa, y la desea y quiere, y que no se deje perdido lo que en algo puede aprovechar». En Andalucía, y particularmente en Granada, se empleará la forma general renco, puesto que allí se dice renquear según AV.
El étimo no creo que pueda ser un *RୱNէCUS, derivado de REN ‘riñón’, como supuso A. Castro (RFE VI, 344-5), pero Spitzer rechazó con razón esta idea (Lexik. a. d. Kat., 114-5); en efecto renco es inseparable de la palabra que significa lo mismo en otros romances, a saber, cat. ranc (ya frecuente en el S. XV, Auziàs Marc, etc., vid. Ag.), oc. ranc (ya frecuente en el S. XII), it. ranco íd.3, usual, como demuestra Gamillscheg, en dialectos de toda Italia. Aunque en cast. es casi general la forma con e tónica, no falta algún testimonio suelto de formas con a: segov. ranquear ‘renquear’, ya empleado por Calderón, ast. ranguitu ‘cojo’, ‘derrengado’ (Vigón, Vocab. de Colunga; en el glos. de sus Juegos dice el mismo autor que también se emplea en Villaviciosa y Caravia)4; quizá ranco en J. Ruiz (G 458b). Es difícil decidir la importancia del vco. erren ‘cojo’ (¿formación regresiva?).
Está claro que la forma ranco, más extendida en romance, ha de ser la primitiva; tanto más cuanto que el oc. ranc se encuentra desde el S. XII, y el cast. renco sólo desde el XVI, de suerte que bien podría tratarse de una importación occitana o catalana. Como ya indicaron Diez (Wb., 263) y M-L. (REW 7044), debe de tratarse de un germanismo, emparentado con el a. alem. ant. wrẹnken ‘torcer’ y demás formas arriba citadas, así como el ags. wrenc ‘torcedura’, ‘astucia’ (ingl. wrench), a. alem. med. ranc m. ‘movimiento o quite brusco’, alem. rank, ränke ‘astucias’. Se trata de una palabra limitada, por lo que sabemos, al germánico occidental, pero con vieja parentela indoeuropea (sánscrito, griego, vid. Kluge), así que no es demasiado audaz suponer su existencia en gótico, donde bien pudo emplearse un adjetivo *WRANKS ‘torcido’, quizá ya en el sentido romance. Atinadamente observa Gamillscheg (R. G. I, pp. 228, 273, 370), que el área del vocablo romance, ajeno al francés y bien arraigado en toda Italia, no es favorable al supuesto de un étimo franco (que admite M-L.), sino más bien a un origen gótico. En Castilla y León, donde existía el vocablo romance DERRENGAR, de sentido tan semejante, es natural que se produjera una contaminación: de ahí la e del cast. común renco, y la -g- de las formas leonesas y americanas; viceversa, el ast. derrangar ‘derrengar’ (V) con la a etimológica de ranco. Para más detalles y documentación, V. mi artículo en RFH VI, 154-65.
DERIV.
Renquear (V. arriba); en América renguear. De la misma raíz germánica parecen venir el trasm. rancolho, and. rencojo ‘mal castrado’ (AV), ast. rancoyu ‘falto de un testículo’ (R), bret. rangoul o rangoulliar ‘eunuco’ (S. XVIII; Dottin, Louis Eunius, poème en breton trégorois, París, 1911, p. 119), aunque es oscura la terminación -ojo (-olho); acaso un antiguo compuesto *RANCUS COLEI ‘torcido del testículo’. Con otro sufijo, y tanto en la variante -nc- como -ng- tenemos en Galicia: estou feito un arrangallo ‘arrancallo’, ‘persona enferma o vieja que no sirve sino de estorbo’ (P. Sobreira); «preferiu aboiar polas ruas a servir de arrangallo na casa», Castelao 234.13; en Orense ‘el niño que no deja acción a su madre’ y arrancallado ‘impedido de obrar’ (DAcG.); vasco arrakoiྋ, ar(a)koiྋ ‘monorchide’, lab., b. nav., sul. (Azkue, Supl., Lhande): en vista de la falta de n en las formas vascas quizá podamos lanzarnos a postular un lat. *UNէCĶLĔUS, que en romance pasaría a *UNէNCĶLĔU por propagación de nasal, de donde *(U)RէNCOLĔU disimilado; en vasco *unekoil pasaría a urekoil / urakoil con -r- antihiática e influjo de palabras varias como arakai ‘cochon à l’engrais’, arrakal ‘hendidura’.
1 Así también en la ed. príncipe (f°7v°), aunque Aut. cita el pasaje con la forma renga.― ↩
2 En acepción secundaria, gall. rengo ‘especie de grama muy rastrera y dañosa a las viñas’, Sarm. CaG. A168v.― ↩
3 No encuentro en God. el supuesto fr. ant. ranc que citan Diez y M-L.― ↩
4 Trasm. rancatrilha (junto a rencatrilha) «o que coxeia, arrastando uma perna», RL V, 103. Colomb. rango ‘rocín, rocinante, matalón’ y también hipocorísticamente (Cuervo, Ap.7, p. 516).― ↩
5 V. allí también para la locución dar o pegar con la de rengo, que quizá no tenga que ver con nuestro vocablo y deba escribirse con mayúscula. Documentación de la misma en Quiñones de B., NBAE XVIII, 773; Quevedo, Cuento de Cuentos, Cl. C., p. 182; Cotarelo, BRAE V, 226-9. Para un menorq. rengo, vid. Moll en AORBB III. No creo tenga que ver con nuestro vocablo el ast. occid. rengo ‘lechón’, hermano del trasm. y mirand. reco ‘cerdo’ (Munthe; RL I, 216; II, 159). ↩