QUILMA ‘costal’ voz emparentada con el ár. qírba ‘odre’; pero este vocablo en África era anterior a la invasión árabe, pues ya se hallan κίρβα y girba ‘zurrón’, ‘mortero’, en Mauritania y en el Sur de Italia durante el Bajo Imperio, y hoy Ƈirma, Ƈelma, ‘saquito’ en esta región; es posible que en España también fuese anterior a la conquista musulmana.
1.ª doc.: Berceo.
Así es en efecto (vid. Alcalde del Río y G. Lomas); de allí se extiende su área hacia el Oeste, por Asturias (‘saco de lienzo para poner o transportar granos, harinas y otras cosas semejantes’ V), Astorga (Garrote), el Bierzo («saco grande destinado a transportar granos», G. Rey), Sanabria (‘saco cuando no es de piel’, Krüger, Gegenstandsk., 135) y Salamanca (Lamano). Ya no entra, que yo sepa, en Galicia ni Portugal, y de América sólo sé que se emplee en Venezuela («saco, mochila: o costal» Picón Febres). Se trata, pues, de una área estrictamente leonesa y del extremo Norte de Castilla.
No tengo noticias de Aragón2 ni del Oeste de Cataluña, pero quiuma vuelve a aparecer en el catalán oriental, especialmente en la zona de Vic, Lluçanès, Camprodon, Olot, Alto y Bajo Ampurdán; también, según algunos, en el Vallés (?), Falset y Menorca, noticias éstas que necesitarían confirmación (Ag.; BDC X, 124; Griera, Tresor, s. v.)3; también es antiguo en catalán, pues la forma quilma se encuentra ahí con frecuencia en el S. XV, desde 1406, y guilma tres veces en doc. de 1403; se trata especialmente de un saco de cáñamo para la harina, o para la cosecha de aceitunas.
Nada de análogo en el Sur de Francia; en cambio, parece que existió antiguamente en la zona de Genova, donde un doc. de 1144 trae «habeant potestatem capiendi denarios 4 de una quaque kilma lini» (Rossi, Gloss. Mediev. Ligure, apéndice). Finalmente algo parecido volvemos a encontrar en el Sur de Italia, en una área que comprende toda Calabria, el Este de la Basilicata, Cilento y Salerno, donde las formas Ƈirma, Ƈirmu, y derivados y variantes de menor importancia, significan ‘saquito’, y en especial el empleado para el pienso del caballo; también, probablemente, el abruzo merid. Ƈelma, Ƈelmetta, «sacchetto ripieno per lo più di grano o di farina» (Rohlfs, EWUG 1002; ZRPh. LVII, 452).
Ahora bien, ha de ser antiquísimo en esta región, pues Hesiquio (S. III) trae κίρβα (y como variante etolia κίββα), glosado ‘zurrón pequeño’, y es el caso que este vocablo no se ha conservado en dialecto alguno de Grecia y sí solamente en el griego de Calabria (Ƈirma y Ƈirveȓȓa); como Hesiquio recogió muchas palabras de las hablas helénicas de la Magna Grecia, es probable que allá corresponda este dato suyo; por otra parte girba ‘mortero medicinal’ aparece varias veces en la trad. latina de Dioscórides (S. VI), de la cual sólo sabemos que se escribió en Italia, pero la presencia en la misma de vocablos hoy sólo conservados en la zona meridional (bufa, ciribru, ficedula, gisentera, etc.) conduce a Rohlfs (Griechen und Romanen in Unteritalien, 21 y 100) a la lógica conjetura de que este autor debía proceder de aquella región. Sólo otro dato tenemos de este vocablo en la Antigüedad latina, y éste procede de un autor africano, el médico Casio Félix (S. V), nacido según parece en Cirta, hoy Constantina, en el Oriente argelino; Casio Félix emplea varias veces girba, nuevamente en el sentido de ‘mortero farmacéutico’, y como este autor suele mencionar en sus obras palabras púnicas empleadas en su patria africana, deduce plausiblemente Helmreich (ALLG I, 328) que ésta lo era también.
Efectivamente estamos en presencia de una raíz común a las varias lenguas semíticas: además de que girba ‘odre de cuero para líquidos’ está en una glosa del Talmud babilónico, tenemos el ár. Ǥirâb ‘saco de piel’, ‘zurrón de pastor’, ‘polaina’, arameo ge?râ༠ ‘odre’, ‘jarro de barro’, etiópico gerāb y acádico gurābu ‘odre’ (Walde-H.); también es de notar que hoy se emplea girba en Abisinia para una especie de gran odre de cuero de buey para conservar el agua; y finalmente qírba es árabe en el sentido de ‘odre’: «a kind of skin used for water or for milk and sewed on one side», que Lane documenta en muchos léxicos clásicos desde h. el año 1000, y advierte que hoy sigue siendo voz generalmente conocida para nombrar un odre de piel de cabra sólo empleado para contener agua; este vocablo no debe de estar en el Corán, puesto que no figura en Penrice, pero como lo trae Dieterici debió emplearlo el autor de la novela El Hombre y la Bestia, que refleja el lenguaje del Iraq a med. S. X. Luego es voz antigua y bien arraigada en árabe; todo indica que sigue siendo viva en el árabe vulgar, pues qírba designa una gaita u odrecillo musical en Egipto (Bocthor), gárba es ‘jarro’ en el Norte de África (Dombay), gérba ‘odre’ en Argelia (Beaussier, Ben Sedira) y qirâb es ‘vaina’, ‘estuche’, ‘caja’, ‘saco’ según fuentes sirias, egipcias, marroquíes y españolas (Dozy, Suppl. II, 323a); en particular qírba ‘odre’ no debió ser desconocido en el árabe de España, puesto que R. Martí registra con este sentido qárba y qírba, y qirâb «pera».
Hasta ahora nadie ha dado la menor conjetura aceptable acerca del origen del cast. y cat. quilma ‘costal’, pues no vale la pena discutir el étimo *CULEAMEN (derivado de CULEUM) que propuso Rönsch y ya rechazó Diez (Wb., 749), ni CUMULUM que sugiere Monlau; el de Eguílaz ár. qíma⺆ ‘embudo’ (en R. Martí qimā) no satisface por el sentido y sobre todo no explica la l (como ya noté en AILC II, 138-9). Desde luego es muy preferible suponer que quilma venga del ár. qírba. La discrepancia fonética podría quizá solucionarse suponiendo que qírba fuese contaminado en España por qíma⺆ ‘embudo’, ya que precisamente este tipo de embudo era el empleado para sacar el líquido del odre (según se deduce de qáma⺆ ‘vaciar un odre’): de ahí pudo resultar una variante vulgar *qírma, cuya r se cambiaría en l al pasar al romance, como tantas veces ocurre en los arabismos (BDC XXIV, 75-76). Sin embargo, hay varios escrúpulos graves que hacen dudar de esta explicación: es extraño, siendo arabismo, que no se le aglutinara el artículo al-, y aun más extraña es el área tan septentrional del vocablo, tanto en Cataluña como en Castilla y León; sobre todo una i árabe cogida entre las dos enfáticas q y r debía forzosamente cambiarse en e romance4. Por otra parte, puesto que nos consta que gírba era voz púnica usual en África en el S. V y κίρβα o girba se empleaba en los SS. III y VI en la Magna Grecia, hemos de creer que a esta región pasó desde el púnico africano; ahora bien, de estas formas se impone derivar el calabr. Ƈirma y seguramente el abruzo Ƈelma y aun quizá el genov. ant. kilma, que coinciden con la voz española en la l y la m, y designando un saco de harina se le aproximan semánticamente todavía más que el árabe qírba. Nótese también que la alternancia q ~ Ǥ, observable en las formas semíticas, no es normal: parece que o el ár. qírba o el ár. Ǥirâb ha de ser préstamo de otro idioma. ¿Sería el púnico, o una lengua camítica, como el copto o el bereber? Resolver esta cuestión sale completamente de mi competencia5. Pero si el vocablo hubiese existido en camítico cabría examinar si en España pertenece al léxico heredado del ibero, en lo que éste tenía de común con las lenguas africanas; aun si sólo fué semítico, hay la posibilidad de una voz púnico-fenicia traída por los cartagineses o los colonos de Gades, Málaka, etc. Así podría explicarse la discrepancia entre el grupo -lm- del español y -rb- del árabe, y aun podría comprenderse también el área septentrional del vocablo, pues el Norte de España es la zona de las reliquias prerromanas6. Es de notar, sin embargo, que un obstáculo dificulta el origen prerromano, y es que una K- prerromana ante I habría debido mudarse en ç-; ¿o es que existió en ibérico una consonante postvelar del tipo del q camito-semítico y capaz de resistir a la palatalización romance? Algún hecho suelto podría dar lugar a esta conjetura, como las dificultades con que sin ella tropezamos en la etimología de IZQUIERDO 7. Otra posibilidad es que quilma, siendo nombre de un recipiente útil para el transporte de mercancías, fuera traído a España por vía comercial mediterránea, después del S. IV (fecha aproximada de la palatalización) y antes de la invasión arábiga. Además véase ESQUILMAR.
1 ‘Zurrón de pastor o de viajero’.― ↩
2 Pero vasco roncalés y salacenco krima (Azkue, confirmado por Michelena) que ya Araquistáin recogió en el Roncal, pero apuntó klima.― ↩
3 Falta en el dicc. mallorquín de Amengual, y el valenciano de Escrig lo registra, pero limitándose a remitir a esportim y cofí, lo cual no basta como prueba de que se emplee en el país Valenciano.― ↩
4 No hay testimonios seguros de una variante quelma en romance; verdad es que ésta aparece en el ms. P del Alex, (una vez, 800b), pero como el grupo ue está abreviado en el ms. (V. la ed. Willis), y se parecen tanto las abreviaturas de que y qui, debemos sospechar que la lectura no fué correcta.― ↩
5 Sólo puedo observar que esta raíz parece ser ajena al bereber rifeño; nada semejante hay en las letras k ni q del diccionario de Ibáñez. Los vocablos que éste da como traducción de ‘odre’ (aiȝiȝ, ŷa) y ‘costal’ (zašyarz y variantes, zaginiwin, saxxu, zasemuƫ, aȝerar) son completamente distintos. Nada análogo tampoco en el árabe marroquí; según Lerchundi.― ↩
6 La -m- en lugar de -b- hace pensar en el vasco, pero en vasco moderno no hay nada parecido (zorro ‘costal’, zisku ‘bolsa’, zagi ‘odre’ y los romanismos saku ‘saco’ y zakel ‘bolsillo’). Por lo demás la -m- se encuentra también en Italia.― ↩
7 No es inconcebible que los iberos romanizados continuaran empleando esta consonante durante cierto tiempo, hasta después de consumada la palatalización. De todos modos es una hipótesis más, y no carente de audacia. Quizá tampoco necesaria, pues así izquierdo como quilma pudieron tomarse de un dialecto vasco de la zona cántabro-pirenaica después de la palatalización romance, y como esta habla puede corresponder a una zona donde hoy se ha extinguido el vascuence no sería sorprendente que el vasco actual no conozca el vocablo. ↩