PÁRAMO, del hispano-lat. PARହMUS íd., documentado desde la Antigüedad en la mitad occidental del Norte de la Península; de origen prerromano, aunque no vasco ni ibérico ni céltico, pero es probable que proceda de otra lengua indoeuropea de España.
1.ª doc.: docs. leoneses de 1142 (BHisp. LVIII, 362) y 1211 (Oelschl.).
En España su extensión puede trazarse gracias a la toponimia: Madoz registra dos localidades del nombre de Páramo en Burgos, 2 en Palencia, 2 en Asturias, 2 en León, 2 en Lugo, 2 Pontevedra y 4 en La Coruña (donde hay además un Paramado y un Paramoyño1 [?]), y es nombre también frecuente en el Norte de Portugal; se podrían agregar la Paramera de Ávila y varios lugares en la Sierra de Guadarrama. Quizá se pudiera completar esta área con toponimia menor de Castilla la Nueva, y la ausencia en Andalucía, puede no ser muy significativa dado el carácter del paisaje de esta región, pero desde luego páramo es voz totalmente ajena al territorio lingüístico catalán, y no representada tampoco en tierras de Aragón, quizá tampoco en el Oriente castellano; en Cataluña y Aragón el lugar estaba ocupado por términos prerromanos sinónimos, allá el céltico calm f. (calma), acá soso de origen desconocido (por razones fonéticas y semánticas está claro que no puede venir del lat. SAXUM, como han admitido Alvar y, con dudas, Rohlfs). Saso no es sólo aragonés, pues además de que el nombre propio catalán occidental Lo Sas se localiza con muchos ejs. desde el Ebro hasta el Pirineo central, sas con apelativo es vivísimo en toda la zona Fraga-Lérida- Tamarit de Llitera. Se trata siempre de una meseta llana y poco fértil, aunque a menudo se cultiva; como suele ser pedregosa y varios autores la describen precisamente como tal2, me pregunto, ya que fonéticamente no es posible partir de SAXUM, y que es palabra documentada abundantemen en el alto Aragón desde princ. S. XI3, si no ser posible admitir que el vasco sats significó originariamente ‘escoria, escorial’, puesto que además de la ac. común ‘estiércol’ (satsua ‘sucio, inmundo’, satsena ‘lo más despreciable’), sastar vale ‘basura’, saskara ‘productos que las aguas del mar o de los ríos acarrean a las orillas’, ‘conjunto de cosas inútiles’, saskarri ‘broza, restos de que se forma estiércol’ (Azkue), lab. y b.-nav. sastar «broussaille», b.-nav. sasma «broussailles», sasmadoi «fourrés» (Lhande) (comp. sits que también va ‘basura’ y ‘estiércol’ y que comparte con sats el sentido seguramente secundario de ‘polilla’). Lo que más me hace pensar en un origen vasco es la terminación del nombre de lugar antiguo Sasabi (que Alvar, Dial. Arag., § 34b, documenta en el Alto Aragón desde el S. XI; comp. ibid., § 97) < sasa-bi ‘debajo la sasa (o saso grande)’, con una postposición vasca. Para la etimología de saso, V. ahora mi nota monográfica en Estudis de Toponímia Catalana II, 175-195. De calm me ocuparé en mi DECat.; de acuerdo con la afirmación de Pok. IEW 544.26 (rectifíquese ahí calma ‘desierto’ en calmis ‘meseta’), no es céltico, pero sí es indoeuropeo, cf. bált. kalnas, kalns ‘monte’, kalvà ‘colina’, saj. ant. holm ‘colina’ y tal vez el prus. ant. kalmis ‘sombrero’, salmis ‘casco’, a base de la idea de ‘cabezo’ o ‘cubierta’.
Los testimonios antiguos de páramo corresponden a la misma zona en que aparece el vocablo en la actualidad. Ya Tolomeo y varios autores antiguos más hablan de una ciudad Segontia Paramica4 en el territorio de los Vacceos (prov. de Valladolid, Palencia, León y Zamora), que Leite de V. (Philol. Mirand. I, 140-2) identifica con Sahún; en una inscripción versificada del S. II d. C., encontrada en un cipo en León, se ofrendan los cuernos de un venado que un Tulio Máximo cazó en la llanura del páramo, in aequore parami; Julio Honorio, en su Cosmografía escrita en el S. V, explica que el Duero «currit per campos Hispaniae inlustrans paramum; deinde disrumpere, loca montuosa, dividens Galliciam et Lusitaniam... occidit in Oceano»; y en una crónica zaragozana cuya fecha ignoro se narra la batalla que en 458 libraron los Godos a los Suevos junto al río Órbigo «in campo Paramo» (Holder, Altceltischer Sprachschatz, s. v.); Oelschl. señala otros ejs. latinos, de Cárdena y de Sahagún, en los años 961 y 1060.
Leite relaciona con este vocablo el port. ant. y leon. parámio (o paramho, paranho), que él documenta en la primera forma en doc. mirandés de 1758 definiéndolo ‘casa en ruinas’; el sentido entonces se relacionaría con el de páramo a base de la idea de ‘desierto’5. En efecto, -AMIOS es bien conocido como sufijo céltico (irl. menme ‘inteligencia’ *MENAMIO-, Pedersen Vgl. Gramm. II, 61, y vid. ANDAMIO y CANDAMO).
Ahora bien, como PARAMUS no es palabra latina ni griega, de este examen documental resulta claro que es voz prerromana, oriunda del Noroeste de la Península. Así esta área como la terminación -ହMUS son menos favorables a una procedencia vasca, o ibérica stricto sensu, que a una derivación del celta o de otra lengua indoeuropea, en las cuales es frecuente dicha terminación, V. lista de nombres antiguos que la contienen en Philipon, Mélanges d’Arbois de Jubainville, p. 268; por lo demás el apoyo que a un origen indoeuropeo pueden prestar el nombre de persona Parameius hallado en una inscripción gala, y Paramonus, -ona. frecuentes en inscripciones de Dalmacia (Holder): es muy vago e insuficiente para corroborar definitivamente esta conjetura; en cambio la procedencia propiamente ibérica o vasca es improbable a causa de la inicial p- que es ajena a este idioma y rara en aquél6.
A la verdad, aunque no ajena al galo, donde puede corresponder a una Kw- indoeuropea, esta inicial tampoco es frecuente en este idioma, que dejó caer las P de la lengua madre. De suerte que tropezamos con grave dificultad (como observa Carnoy, Le Latin d’Esp., 256-7) para ver en PARହMUS, según quería Philipon (Les Ibères, p. 19), el equivalente del scr. par-amá- ‘lo más lejano’, cuya p- inicial habría desaparecido en céltico. Pero hoy está averiguado que existió en el centro de España un dialecto de abolengo indoeuropeo ―sea una forma de celta ultra-arcaica, sea perteneciente a otra rama lingüística, V. mi artículo en Zs. f. celtische Philol. XXV, 20 ss.― que conservaba las P del idioma proétnico: testigo COMPLȢTUM ‘Alcalá de Henares’, situado en una confluencia de ríos, y que por lo tanto procede de un COM-PLOU-TOM, donde PLOU- / PLEU- es raíz indoeuropea bien conocida en el sentido de ‘fluir’. ¿Pertenecería a este idioma nuestro PARହMUS? Entonces sí podríamos relacionarlo con la citada palabra sánscrita, tanto más cuanto que la misma raíz, con otro sufijo, ha dado el irl. eross ‘altura’ prolongación de un precéltico PEROSTU- (Stokes, p. 37).
Hacen suya esta sugestión Pokorny, ZCPh. XXI, 1938, 150 y Tovar, Cant. Prerr. 28 (que cita además a G. Souillet, Annales de Bretagne LX, 1953, 216-8, que no está a mi alcance). Y por lo mismo me inclino yo, pues el scr. parama- no es sólo ‘el más lejano’ sino también ‘el más alto’7, ‘enormemente grande’ (y ‘excelente, el mejor’) y es derivado del superlativo de para- ‘el más alto, el extremo’, ‘mejor y más alto que’, ‘de más allá’, ‘lejano, extranjero’8 (emparentado con el al. ant. fern, ferro ‘lejano’, gr. πέρģν) ‘más allá, del otro lado’, περαƗóς, ‘situado más allá’) así que su aplicación a lugares elevados y a vastas soledades nada tendría de extraño. El adelanto de nuestros conocimientos relativos al sorotáptico, desde 1951 permite dar hoy por segura la pertenencia del vocablo a esta lengua, y por sumamente probable este análisis de la palabra, que en la 1.ª ed. daba yo como una mera hipótesis. Lo confirma todavía la estructura del adjetivo correspondiente en el lenguaje de numerosas inscripciones prerromanas: paramikos, -ikā en inscripciones de la zona central (donde el céltico o celtibérico se superpuso más tarde a lo sorotáptico), y paramaecos (-megos) en las de la zona NO. y O., donde el sorotáptico permaneció más vivo: distribución de acuerdo con la extensión de las dos variantes del mismo sufijo indoeuropeo: -ikos, -ika en celtibérico, -aikos (> -aecus) en sorotáptico. La forma paramaecos aparece, entre otras, en dos inscripciones halladas en Lugo, aplicadas al dios Ianos (equivalente del lat. Iúnus y del letón Jānis) [aunque en una de ellas el publicador ha leído Ianoalio paramego por Iaho paraliomego], cf. J. M. Blázquez, Hom. Tovar 1972, 88.29, 30, y Religiones Primitivas, 139, así como mi nota en Col. Prerrom. Salam. 1974, 363-5; además el Paropamisos, nombre del Hindu Kuș de Afganistán (páramo altísimo si los hay) en la Antigüedad; claro que con éste el paralelismo es sólo parcial, pues aquí se trataría de la combinación indoeuropea PARA-UPO-M-.
También podríamos entonces pensar en un derivado que estuviera formado en este idioma ignoto con la equivalencia del latino PAR ‘igual’, en el sentido de ‘parejo, llano’, teniendo en cuenta que el lat. aequor y el alemán ebene, derivados de voces que significan ‘igual’, han tomado el valor de ‘llanura’: M. P. (Oríg., 343, n. 1) había pensado en derivar nuestro vocablo de esta voz latina, y rechazó la idea por no ser -ହMUS sufijo latino; menos prudente, Hubschmid (RF LXV, 279-81) se empeña en rehabilitar esta sugestión, invocando el logud. in paris «in sito piano» (que no tiene nada de comparable con páramo, pues no es más que el adverbio paris «del pari, insieme» sustantivado); modificada en la forma que indico, la idea ya no sería imposible, pero sí demasiado hipotética puesto que no conocemos equivalentes de PAR en otros idiomas indoeuropeos documentados9. Es imposible y en realidad ridícula la etimología PALMULA ‘palma de la mano’ preconizada últimamente por Harri Meier, junto con bastantes lindezas semejantes, ante las cuales con razón se escandalizan Rohlfs (Mitteilungsblatt des allg. dt. Neophilologenverbandes, 23-VII-56), Hubschmid y por suerte la gran mayoría de los romanistas. Renuncio en general a rechazar estas ocurrencias poco serias, porque realmente no hace falta. Para otra idea, V. PARRA I.
DERIV.
Paramera (parramera ‘extensión que abarca una cosa’ Cespedosa, RFE XV, 261, con influjo de desparramar; ‘páramo vasto’ en La Paramera de Ávila). Paramero ‘viento helado’, en la zona amazónica, h. 1855 (Fried.). Emparamarse ‘morir helado de frío’ colomb., venez. [1755, Fried.]. Paramar ‘lloviznar’ colomb.
1 Es parada do moíño, Piel, RF LXX, 136.― ↩
2 «Yermos de tierra ligera, abundante en cantos rodados» define el geólogo Gálvez Cañero, en BRAE XXII, 494-5, que debe verse para más datos, junto con mi nota de RFH V, 8.― ↩
3 Alvar, Top. Alto Valle Aragón, p. 54, cita sasso en un doc. ribagorzano de 895 y en otro arag. de 1046; Sasor en la toponimia menor de Canfranc en 1727 y 1841.― ↩
4 En II 6, 49 localiza Tolomeo (según Holder) ∑εƔοντία ∏αραμίκα entre los vacceos; en II 6, 65 ∑. ∏αράμικα entre los Várdulos, que Tovar (Cant. Prerr., 28) identifica con Cigüenza, partido judicial Villarcayo.― ↩
5 Paramio se lee en doc. portugués de 1050 y cuatro veces en otro de 1220 (CortesƟo). Otras citas en C. Michaëlis, ZRPh. XX, 167, notas 1, 3, 4, RL XXVII 259-60, y RABM 1875, 122; Viterbo da otros de h. 1300, pero si este autor y C. Michaëlis lo entienden bien, en realidad sería voz derivada de parar en el sentido de ‘amparo’, ‘coto’. En realidad paramio debería separarse, vid. RPF I, 177.― ↩
6 M-L. decía primero que era voz ibérica (R. G. I, § 21), más tarde (Einführung, § 225) que quizá fuese ibérico «a pesar de la p-»; últimamente calificó de «celtibérico o ibérico» (Germ.-Rom. Monatsschrift I, 646) o de «kelt.-iber.» (REW 6228).― ↩
7 Éste puede ser el sentido etimológico en nuestro caso, y en efecto en sánscrito es documentado con mayor frecuencia en nuestra fuente más arcaica, el Rig Veda: lo aplica repetidamente al cielo, a las nubes, a los estratos más altos del mundo; p. ej. de B࿋haspatiɅ (una especie de Hephaistos hindú) dice que es prathamáྔ jȄyamānaɅ paramé vyoman «first being born in the highest heaven» (IV, 50.4b, que es el libro más arcaico de todos, según Benveniste, Les Inf. Ave.), las nubes son apāྔ padáྔ paramáྔ «the highest step of waters» (P, 35.14a), VíɊȠoɅ padé paramé ‘en el paso más alto de Visnú’ (I, I54d).― ↩
8 También védico, y gático en el Avesta. En avéstico sustituyen a párama- otros derivados de este adverbio, paraka-, paranka-, pero el equivalente de parama- existiría en otras lenguas iranias por lo menos hay un sogdiano p[a]r[a]m «e avant jusqu’à», «sur», común a todos los dialectos (maniqueo, budista, cristiano), con sus probables derivados parambar «tout droit, directement (de loin)» y farmāk ‘noble’ (cf. Benveniste, Gram. Sogd. II, 154, 155, 93). En todo caso la formación en -ama- nada tiene de peculiarmente índico pues es simplemente el sufijo de superlativo, común, como es sabido, con el griego, céltico, itálico, etc. Nada hay que se oponga a la idea de que *PARAMO- o *PERAMO- ‘ulterior’, ‘superior’ fuera, en un tiempo más o menos remoto general a todo el inmenso dominio indoeuropeo al menos a una gran parte del mismo.― ↩
9 G d’Alessio, ARom. XX, 153, supone sea derivado «mediterráneo» de una raíz PAR(R)A ‘roca’, en el sentido de ‘landa pedregosa’, pero tal raíz, qu él no identifica, me es desconocida. Pensar en un célt. *AIP-AR-AMOS, con radical equivalente a del lat. aequus, y romanizado en *aeparamus; paramus, es inaceptable, primero por la fecha demasiado antigua de las formas en P- inicial también porque no se conocen equivalentes de aequus en céltico ni en otras lenguas indoeuropeas. ↩