PREMIA, ‘violencia que se hace a uno’, ‘coacción’; en cast. ant. no hay duda de que se relacionaba con el verbo premer ‘apretar, oprimir’, procedente del lat. PRĔMĔRE íd.; sin embargo, como un lat. *PRĔMէA, derivado de este verbo, no está comprobado en textos ni representado en otros romances, no es inverosímil que se trate en última instancia del lat. PRAEMէA, plural de PRAEMIUMbotín, presa’ (y después ‘recompensa’), pasando por ‘despojo infligido a alguno’, e influído por el sentido de PREMERE.

1.ª doc.: doc. de 979; Cid.

Cita aquel doc. en su ed. del Cid M. P.: «sine anubda et sine fonssatera, et sine ulla causa vel premia que ad rex pertinet»; «quien quiere ir comigo cercar a Valencia, / todos vengan de grado, ninguno non ha premia, / tres días le speraré en Canal de Çelfa» (Cid, 1193)1. Esos textos muestran la ac. ‘coacción’ que se suele dar como la más propia de nuestro vocablo, y que indudablemente es una de las más extendidas (Nebr.: «p., forçosa condición: coactio»). Otras veces se trata más bien de ‘opresión, aprieto’, como en Berceo, Sacrif., 218b («quando don Jesu Cristo, el pastor natural, / vino quitar el mundo de la premia mortal») o en Fn. Gonz., 601c («non quiere que salgamos de premia nin d’ardura») o en Alex., 41c («mas vivré con rencura, morré con repentencia, / si de premia de Dario non saco yo a Grecia»)2.

Pero no es menos común que el matiz sea ‘violencia que se hace a alguno’, y que ello se refiera a la que podían ejercer los señores del mundo feudal sobre el pueblo o la iglesia inermes: que una propiedad deba poseerse «sine premia de seniore et de ullo nomine» no se halla solamente en doc. de Sahagún del a. 1163 (Vignau, Índice, n.° 1644), sino que es frase que pertenece al formulario mismo de los notarios castellanos y portugueses de estos siglos, pues es jumamente común; a ello se refieren las Partidas, donde la posibilidad de que «el obispo con su cabildo hobieren de facer alguna cosa a premia» se opone a que lo hagan «por su voluntad e non por premia» (I, xiv, 10), en el Fuero Real «de su grado e por su voluntad, sin otra premia ninguna» (Cej.). Estas expresiones, pertenecientes a la terminología exacta y precisa del lenguaje legal, es probable que contengan el sentido prístino del vocablo. Que por lo demás es común en textos de todas clases: «que a la yent pagana tolliesse podestat / de fer a los christianos premia e crueldat» (S. Dom., 76d), «ennas elecciones anda grant brenconía, / unos vienen por premia, otros por simonía» (Alex., 1663b), «las mañas del villano...: / non faze cosa por ruego, / y la premia consyente, / quebrantadlo y verés luego / commo vos hes obidiente» (Sem Tob, 275b); a veces desde ‘violencia’ se llega a otras acs. no menos materiales como ‘rigor, mortificación’: «estar: debe un año a prueba el que quiere tomar hábito de religión... por veer si podrá sofrir las asperezas et las premias de aquella regla» (Partidas I, vii, 3).

El matiz anda por la misma dirección en port.,: donde prema es el resultado regular según la fonética del idioma: «o Rei nom deve consentir a nenhum de fazer obra de poderío nem de prema contra os seus sobjeitos», «fazendo-lhes grandes premas e constrangimentos (aos Judeos)», «os matrimonios por prema nom ham boa cima», «homens de prema» (‘obligados por fuerza’), son frases que Moraes cita de las Ordenações Afonsinas y de otros textos de los SS. XV y XVI3. Es voz ajena a otros romances, aunque alguna huella suelta parece hallarse en el cat. arcaico: «hun llibre en que eren scrits tots los mals feyts e les injúries e les emprendes que Carles e sos ballius los havien fetes» (Desclot, ed. Coroleu, 161); del cast. pasó al vasco premiya ‘necesidad, obligación’4.

En cuanto al origen pocos son los que lo han estudiado, tan obvio parece. Y en efecto es fuerza reconocer que M. P. (Cid, p. 808) y M-L. (REW 6738) tienen las apariencias en su favor cuando derivan del lat. PRĔMĔRE, rechazando la idea de Diez (Gramm., ed. 1871, II, p. 23; no trata del vocablo en el Dicc.) de partir del lat. PRAEMIA; concretamente alega M. P. que es derivado formado como desidia de desidere, corrigia de corrigere, vindemia de demere, etc., y que el sentido se opone a relacionarlo con PRAEMIUM. Por mi parte agrego que premer o premir es voz muy corriente en el cast. medieval, V. varios ejs. en el Cid, y otros citados, en su vocabulario, de Alex., Apol. y Berceo; además: «quando en tierra fué echada / a Dios sse acomendava; / premió los ojos bien convinientes, / cerró su boca...» Sta. M. Egipc., 1321, «apremir: premo» en Nebr., presso ‘apretado’ en Alex., 1708, etc.

Pero los paralelos morfológicos que cita M. P. pertenecen todos al latín clásico y hubieron de formarse en el período arcaico del idioma; desde luego no hay ejs. semejantes de formación puramente castellana: aunque Hanssen (Gram., § 280) admite esta etimología, se observa que el caso de premia es el único que puede citar de formación romance de este tipo5. Por otra parte, el étimo de Diez nos parecerá menos imposible que a M. P. en el aspecto semántico, si estudiamos bien la historia de PRAEMIUM. Este vocablo, derivado de EMEREtomar’, era etimológicamente sinónimo de praeda ‘presa, botín’, y luego más restrictamente ‘porción del botín puesta aparte para ofrecerla a la divinidad o al general que han obtenido la victoria’ (vid. Ernout-M.), ac. todavía bien clara en Tito Livio, mientras que Virgilio lo empareja netamente con praeda; en el sentido de ‘botín, despojos’ se lee todavía en Tibulo (I, ii, 25), Propercio (II, xxiii, 67) y Ovidio (Met. VI, 518). Es más, el verbo praemiari ‘reservarse las recompensas, el botín’ es corriente en escritores posteriores a Augusto, praemiatus ‘el que ha hecho ganancias’ está en Nonio, citado por Festo; el sustantivo praemiator llega a ser un mero sinónimo de ‘bandido’, en Nevio citado por Nonio, y en efecto los glosadores lo definen «praemii atque praedae appetens» (CGL IV, p. xviii; Rhein. Mus. XL, 327) y praemiatoris ‘praedonis’ en CGL V, 645.27 (glosa de un códice del S. VIII o IX). Ahora bien, ante estos testimonios es difícil sustraerse al recuerdo de ejs. antiguos del cast. apremiar, que también tuvo variante premiar, en port. premar6; véase por ejemplo: «echavan pechos a los prelados e a las eglesias e a la clerizia... e los apremiavan a ello, tomando lo que avían a ellos e a sus vassallos» Cortes de 1295, «los que estaban en estos logares facían grand daño, et apremiaban mucho las gentes de aquella comarca» Crónica de Alf. XI, «ordenamos que ningunos consejos ni señores de lugares non constringan ni apremien a los clérigos, iglesias e monasterios que pechen» Ordenanzas Reales de Castilla (citas exactas en Cuervo, Dicc. I, 559-60, y DHist.); siempre, como en premia ‘violencia’, se trata de las depredaciones de un señor poderoso, unas veces con nombre de pecho, otras como despojo desembozado: «mandamos que todos los condes e los merinos... que non apremien a los pobres sen derecho» Concilio de Coyanza, «los que avian el poder... apremiaban a los que poco podían» Crón. de Alf. XI, «el león, con la ayuda del toro, apremiaba a todas las otras animalias» Conde Luc., etc.

¿No estamos ahí ante una supervivencia directa del praemiari latino en el sentido de ‘reservarse los despojos’ y de praemiator ‘bandido’? La idea es tanto más tentadora cuanto que ya se ha observado la persistencia en hispano-portugués de voces latinas de sentido jurídico-religioso perdidas en otros romances (PREGUNTAR, TOMAR); y tanto más cuanto que, a juzgar por el catalán, pudo existir el verbo (a)premiar sin la existencia del sustantivo premia, lo cual sería impracticable en caso de tratarse de un derivado de PREMERE: apremiar se halla, en efecto, en el cat. medieval, de suerte que no es castellanismo: «los dits que la dita comanda li hauran feta no·1 poden de res als apremiar ne destrenyer» (Consulado de Mar, ed. Pardessus, cap. 235), y otro ej. del S. XIV o XV en Ag. Está claro que este verbo premiar o apremiar ‘despojar’ y el sustantivo premia *‘despojo’ y luego ‘violencia’, coexistiendo con el verbo premer, estaban abocados fatalmente a sufrir el avasallador influjo semántico de este último; y así fueron identificándose cada vez más con las ideas de ‘oprimir’ y aun ‘apretar’. Pero esto puede muy bien ser secundario. No niego del todo la posibilidad de que se creara en latín vulgar un sustantivo *PRĔMէA derivado de PREMERE; pero el que esta creación sea completamente espontánea, y no una renovación disfrazada del contenido semántico del viejo PRAEMIUM (una vez rotos completamente los lazos etimológicos con EMERE en la conciencia popular), no es cosa que parezca fácil7. Spitzer, MLN LXXII, 586, me atribuye un prejuicio contra todo derivado romance en -´ia , -´io átono; prejuicio que no tengo. El vocablo pudo formarse así, aunque el hecho sea raro; pero es más probable y sencilla la deformación semántica de praemiari, y es la única que puede explicarnos la existencia de apremiar en cat. antiguo, donde no existe premia.

DERIV.

Premioso ‘gravoso’ ant. (S. XV, Pulgar, en Aut.), ‘que se mueve dificultosamente’ [Aut.], ‘carente de espontaneidad y soltura en la expresión’; premiosidad. Apremiar [Berceo: Cuervo, Dicc. I, 558-60; «compello, ago», Nebr.]8; apremiadura [Nebr.]; apremiador; apremiante; apremio [Cervantes].

Premidera [1524, Lozana Andaluza (Nougué, BHisp. LXVII); Oudin; Acad. 1925, no 1843], es derivado del ant. premer ‘apretar’ (V. arriba); acaso adaptación de una voz cat. o extranjera, en vista de su fecha tardía. En cuanto a premura [Aut.; no en Covarr. ni Oudin], que según este diccionario era del estilo familiar, se tomó del it. premura íd. [Davanzati, fin S. XVI; frecuente en el XVII; luego no es hispanismo como cree Zaccaria], derivado de prèmere (mi preme ‘tengo prisa’) como ardura de ardere, paùra de pavere, etc.

1 Así la asonancia de este pasaje como la acentuación de innumerables versos medievales (p. ej. Mil., 297c, J. Ruiz 205a, Alex., 41, etc.) muestran inequívocamente, por si hubiera alguna duda, que la acentuación era premia y no *premía (lo que hubiera sido más fácil comprender como derivado castellano del verbo premer).―

2 Premia era todavía muy usual a med. S. XVI: «el asno para sin premia de freno», Pero Mexía, Diálogos (1.ª ed., 1547), ed. Iowa, 122.4.―

3 Dice Viterbo que es voz del S. XV y da ej. del XIV; CortesƟo cita otros del XV. En castellano, además de los ejs. numerosísimos de la época arcaica y S. XIII (Fn. Gonz., 212c, d, 223c; Alex., 74c, 41d, 232b, 1663b, 1947a), está también en Juan Ruiz y Juan Manuel, en APal. (213d, 473d) y Nebr. (ej. del mismo en Aut.), y hay varios en la Celestina. Después queda anticuado, aunque todavía se puede señalar algún ej. en la 1.ª mitad del S. XVI (Alejo Venegas, Agonía IV, 9; Canc. de Castillo, dos ejs. en Cej., Voc.). Desde luego Aut. lo da expresamente como anticuado.―

4 Manterola, Canc. Basco, serie III, S. Sebastián, 1880, p. 211.―

5 Uno habría podido dar, lazeria, de LACERARE. Pero está completamente aislado, y es muy probable que se deba al influjo del cultismo miseria sobre un postverbal *lazera; adviértase que esto es poco menos que forzoso, pues aunque supusiéramos un lat. vg. *LACĔRէA, siempre nos encontraríamos en el aprieto de explicar el que no se redujera a *lazera, tanto más cuanto que un cultismo no cabe en una formación del latín vulgar. El caso de premia es diferente, pues ahí es regular la conservación del nexo mȳ. En cuanto a la falta de diptongación de la E abierta tónica, si no hay semicultismo (lo que sólo sería posible en la etimología PRAEMIA), deberá explicarse por la influencia metafónica de la siguiente, comp. novio (el caso de *tiebio > tibio, es algo diferente, pues aquí la es secundaria, procediendo de *tiébedo).―

6 «Vergonça más que miedo los tenié premiados», Alex., 1518c; «como melhor pudesse fazer dano a aquelles infieis, e os sojugar e premar», S. XV, Moraes.―

7 En apoyo de la idea se podría invocar el uso de premio con el valor de ‘premia, coacción’ en Álvarez Gato (S. XV, NBAE XIX, 229a), citado varias veces por Cej., Voc. Pero la interpretación que éste da a los versos «que pues amor verdadero / no quiere premio ni fuerça» no me convence: creo que hay disyuntiva y no acumulación sinonímica en premio ni fuerça, y que por lo tanto estamos ante el sentido ordinario del vocablo.―

8 A menudo han confundido los lexicógrafos el verbo apremiar con el antiguo apremir ‘bajar, apretar’: así apremió la cabeça en Berceo y «luego se apremió la palma fasta los pies de Santa María» en los Castigos de D. Sancho (Rivad., LI, 145b) no son formas de apremiar, como aseguran Lanchetas y Gayangos en sus glosarios respectivos, sino de apremir. No es extraño que el pueblo llegara a confundir las dos palabras alguna vez, de donde el aislado apremiar las apostemas duras, de la Celestina.