POLEO, del lat. PULୱJUM íd.
También en Nebr. («
ierva conocida, pulegium»), y de uso común en todas las épocas; conservado en todos los romances de Occidente. La cantidad
PȢLୱJUM, si no me engaño, está documentada sólo una vez, en Marcial, mientras que el neolatino postula unánimemente una
Ŭ breve (la etimología latina no aclara, pues no es conocida); los varios mss. de San Isidoro traen ya
poleium o
polegium (ed. Lindsay,
Etym. XVII, ix, 59). La
E, por lo menos en romance, parece ser abierta (
PULĔJJUM, o diferenciación de apertura, vid. s. v.
POLEA): oc.
polieg, y el nombre de lugar cat.
Polig (frente al diminutivo
poliol, como nombre común), y aunque en it. es
puléggio, quizá este timbre, como el de
santoréggia (comp. cat.
sadorija),
SATURĔJJA, sea secundario y debido al de los presentes verbales en
-éggio,
-éggia. Port. y gall.
poexo y
poenxo (Sarm.
CaG. 94
r,
A100
r,
A151
r): éste, pasando por
poejo con una nasalización secundaria que se ha producido en bastantes palabras gallegas con
-L-, de esa estructura (
fento ‘helecho’ etc.).
Para los usos del poleo, y las acs. figuradas que de ahí derivan (entre ellas ‘arrogancia, braveza’, Vz. de Guevara, La Serrana de la Vera, ed. M. P., p. 164), V. lo dicho a propósito de POLEADAS.