POLEO, del lat. PULJUM íd.

1.ª doc.: APal. 114b, 369b.

También en Nebr. («ierva conocida, pulegium»), y de uso común en todas las épocas; conservado en todos los romances de Occidente. La cantidad PȢLJUM, si no me engaño, está documentada sólo una vez, en Marcial, mientras que el neolatino postula unánimemente una Ŭ breve (la etimología latina no aclara, pues no es conocida); los varios mss. de San Isidoro traen ya poleium o polegium (ed. Lindsay, Etym. XVII, ix, 59). La E, por lo menos en romance, parece ser abierta (PULĔJJUM, o diferenciación de apertura, vid. s. v. POLEA): oc. polieg, y el nombre de lugar cat. Polig (frente al diminutivo poliol, como nombre común), y aunque en it. es puléggio, quizá este timbre, como el de santoréggia (comp. cat. sadorija), SATURĔJJA, sea secundario y debido al de los presentes verbales en -éggio, -éggia. Port. y gall. poexo y poenxo (Sarm. CaG. 94r, A100r, A151r): éste, pasando por poejo con una nasalización secundaria que se ha producido en bastantes palabras gallegas con -L-, de esa estructura (fento ‘helecho’ etc.).

Para los usos del poleo, y las acs. figuradas que de ahí derivan (entre ellas ‘arrogancia, braveza’, Vz. de Guevara, La Serrana de la Vera, ed. M. P., p. 164), V. lo dicho a propósito de POLEADAS.

DERIV.

Polea ‘poleo’ ast. (Vigón).