POLACRA, término náutico mediterráneo de origen incierto; en castellano se tomó del cat. pollacra (también pollaca), quizá derivado del lat. PŬLLUS ‘animal joven’, con la terminación de CARRACA.

1.ª doc.: polacre, 1709, Tosca (Aut.); polacra, Acad. ya 1817.

Aut. define «especie de embarcación usada en el Mediterráneo, que lleva una vela Latina en la mesana, otra en el artimón, y quadradas en el maestro y el bauprés»; la forma polacre, que en este dicc. se califica de masc., debe de ser debida a una mala inteligencia del plural cat. po(l)lacres; la Acad. rectificó el error en la forma del vocablo, pero todavía lo clasificaba como masc., en sus eds. de 1817 y 1843. El cat. pollacra es nombre de una pequeña embarcación de unas 200 toneladas, y también de una pequeña vela triangular suplementaria que se sujeta al botalón de proa, en las barcas de pescar y de cabotaje, con el objeto de aprovechar mejor el viento (BDC XII, 57); en esta última ac. me es bien conocido como palabra viva en la Costa de Levante catalana; en Valencia dicen igual o bien pollaca (Flores, Misc. Fabra). Ag. cita un ej. de esta forma (escrita con -ch-), con aplicación a una especie de barco, en un texto mallorquín que supongo es el Llibre de N.ª S.ª de Lluch de Rafael Busquets, publ. en 1684 (quizá se trate de un doc. anterior, citado en ese libro); hoy mall. pullaca ‘embarcación muy semejante al jabeque’ (Amengual); el propio Ag. en su Catálogo de Obras en L. Cat. (n.° 2964) describe un folleto publ. en 1642 sobre la «presa de quatre vaxells, vna pollaca y una barca, que anaven a portar socorro de blat...». Del it. polacca (más raramente pollacca) hay noticias frecuentes desde 1614, y hoy se registra dialectalmente en Venecia, Cerdeña y Sicilia; el fr. polacre se documenta desde 1622, con variante menos frecuente polaque: las menciones francesas hacen referencia siempre al Mediterráneo, una de ellas a Italia; también pasó el vocablo a otros idiomas, entre ellos el inglés, ya en 1625, pero con localización en dicho mar, y el neogriego πουλάκρα [1709], también πουλάκα y πολλά⺊κ⺋κα (Kahane, Byz.-Ngr. Jahrbücher XV, 107). Me baso en los datos de Jal, del Diz. di Mar. y sobre todo los de Vidos, Parole Marin., 538-40, completándolos por mi cuenta.

En su parte negativa pueden suscribirse las conclusiones de Vidos: la etimología πολύ ‘mucho’ + ıκρα ‘punta’ no es posible, y la identificación con el étnico polaco es inverosímil por razones histérico-geográficas. Las conclusiones positivas de su estudio consisten en que el vocablo se propagaría desde Italia a los demás países, excepto la forma con r, que se formaría ―con r secundaria― en Francia. Que la r se debe a repercusión de la otra líquida me parece seguro, pero la procedencia del vocablo y sus variantes es dudosa, como ocurre todas las veces que estas conclusiones se sacan solamente de la, documentación, que siempre tendrá carácter provisional. Jal, que entendía como nadie en estos asuntos, describe la poacra detenidamente como un barco catalán.

Quizá el lugar de origen estuvo en Italia, quizá estuvo en Cataluña, quizá el vocablo apareció simultáneamente en los dos países, y nunca sabremos dónde se creó; que la variante con -r- se originara en francés es idea que debe rechazarse, ya que de una nave mediterránea se trata. El cast. lo tomaría del cat., puesto que no es italiana la forma con -r- (quizá con influjo it., en vista de la -l- sencilla): no se olvide que Tosca era valenciano.

En cuanto a la etimología, no estoy seguro de ella, pero deseo llamar la atención hacia la posibilidad de que sea un derivado de polla ‘gallinita’, como tantos nombres de embarcaciones basados en nombres de animales (V. FALÚA, GALERA, etc.): en nuestro caso se explicaría por la pequeñez de la polacra respecto de otras embarcaciones de carga, comparables a la gallina madre; la idea se apoya en la -ll- constante del cat., difícil de explicar como una alteración; en Italia el vocablo se habría propagado, como de costumbre, desde Génova y Venecia, lo que explicaría la -l- predominante en este país. Sin embargo, nos deja en fuerte duda la escasa frecuencia del sufijo -ac(c)a (comp. cat. rufaca, barraca, parrac, cast. pajarraco, libraco, bicharraco, etc.); es verdad que también CARRACA podría ser derivado de carro; y también cabría suponer que primero se dijera *polla o *pollina (propiamente ‘mulita’), y que por influjo del más antiguo carraca se cambiara en pollaca: el hecho es que ambas naves lo son esencialmente de trasporte (vid. Jal y el folleto citado de 1642), y por contraste con la pesada y voluminosa carraca era natural que se comparara a la polacra con una mulita u otro animal pequeño. Así enmendada, esta idea tiene probabilidad considerable. Nótese que el cat. pollina se emplea como término de maestranza (BDC XII, 58, 114).