FALÚA, probablemente del ár. falûwa ‘potranca’, que también significa ‘pequeña nave de carga’.
1.ª doc.: falúa, 1582 (Jal, 681a); Lope, La Infanta desesperada, ed. Acad. I, 2396; 1611, Covarr.; la forma hoy anticuada faluca, aparece entre 1653 y 1673, en Varén de Soto (cita de Aut.).
Completo la documentación reuniendo las formas citadas por Jal: cast. falúa, aa. 1582, 1588 y 1638, falucho 1841 (p. 681, con descripción detallada; así aparece también en Espinel, Escud. 3.10, en la ed. Rivad. XVIII, 459a, pero es probable que sea una alteración del editor, del mismo modo que faluga, forma que presenta la ed. príncipe de La Española Inglesa de Cervantes, Nov. Ej., f° 109 v°, se convierte en faluca en la Rivad. I, 157b), fr. falouque (entre 1639 y 1650, p. 680a), felouque, 1681 y 1685 (342b, 265a), it. filughetta, 1606, filuca, 1614 (696a), feluca, 1630 y 1657 (962b, 339b). Ahora bien, de estos datos y de los reunidos arriba, resulta que la forma más antigua en los tres romances ibéricos es la terminada en -úa, seguida en catalán por su sucedánea en -uga, y que aun en italiano ésta se halla antes que feluca; en cuanto a las formas francesas, son meros reflejos de las italianas o de otras formas mediterráneas, y por lo tanto tienen escaso valor. Esto me conduce a una idea nueva. Es probable que tuviera razón Dozy al considerar que la voz falûwa del Makrizí, que además se halla ya en una narración de h. 1370 relativa a Alejandría (Göttinger Nachrichten 1882, 448), no tiene nada que ver con fúlk y no sea más que una aplicación figurada del árabe común falûwa ‘potranca’, ac. figurada muy comprensible, pues según nos explica el historiador egipcio, la falûwa es un barquichuelo destinado a transportar provisiones de boca y otros objetos.
Sabida es la frecuencia con que nombres de animales se han aplicado a naves de tipos especiales: galera procede del gr. Ɣαλέα ‘comadreja’ cárabo y carabela vienen de κάραβος ‘cangrejo’, y Vidos en su monografía sobre la primera de estas palabras agrega muchos ejemplos del caso. En el nuestro la falûwa se parecía a una caballería en servir para el transporte de objetos, pero siendo pequeña le cuadraba mejor el nombre de potranca que el de yegua. No habría dificultad en admitir que falûwa con este valor se trasmitió al cat. falua ya en el S. XIV (J. Marc), y que la misma forma emergió en Castilla doscientos años más tarde, al tomar incremento la marina castellana con los descubrimientos oceánicos; la variante faluga, con -g- antihiática, es de explicación evidente, y su terminación pudo cambiarse en -uca en España misma por ser este final de vocablo, más frecuente que -uga, o si se quiere la variante con -c- pudo nacer a modo de toscanización al trasmitirse este arabismo hispánico desde Génova a la costa toscana y al Mediodía de Italia: entonces el cast. tardío faluca y el fr. felouque serían italianismos; finalmente el vocablo, así alterado, volvió a los dialectos africanos, donde será de origen europeo, como ya afirmó Dozy.
De hecho las variantes en -uca son la única dificultad que presenta esta etimología, dificultad superable en la forma indicada. La lección felwa propuesta por Dozy (en lugar de falûwa), además de ser hipotética, no sería obstáculo aun si estuviese asegurada, pues de hecho sabemos que en el sentido de ‘potranca’ el vocablo tiene las variantes fílwa y falûwa (también fílw, falûw y otras, para el masculino ‘potro’), pero la que en el árabe de España se empleaba era la segunda, ya que PAlc. registra felú y felúa, por lo demás en el sentido de ‘borrico, borrica’. De hecho nos consta que el masculino filw ‘potro’ se empleaba también en el S. X en el sentido de ‘chalupa de un navío’, según las Merveilles de l’Inde de Buzurq ben Xahriar (cita de Brunot, Vocab. Mant., s. v.). Que en el árabe de Egipto el vocablo tiene otros empleos figurados lo comprueba la expresión f-l-wat aǷǷahr ‘espinazo’ (Ƿahr ‘espalda’), recogida por Bocthor6.
1 La forma ffalua, como rima en -úa en Jacme Marc, a. 1371, será lo mismo, aunque no consta su significado. De ahí la comparación colls com a faluques, hablando de muchachas altas y delgadas, en el valenciano Martí Gadea, Tèrra del Gè II, 48. También en italiano se dice que una persona alta y seca pare una feluca. En Cataluña la comparación es petit com una faluga.― ↩
2 Como fúlk no puede arrancar del significado de la raíz semítica f-l-k ‘ser redondo’, es probable que venga del gr. έưάλκιον ‘chalupa que se lleva a remolque’. Entonces falûka no podría explicarse como otro derivado de la misma raíz, a no ser partiendo de un falûk plural de fúlk, pero observa Dozy que no hay tal plural y que la forma verdadera del plural es fúlk, idéntica al singular.― ↩
3 Eguílaz llama la atención hacia la forma f-l-wa ‘barquichuelo’, empleada por el egipcio Makrizí (princ. S. XV), que él lee falûwa, mientras Dozy (Suppl. II, 282a) vocaliza fálwa. Es verosímil que tenga razón Eguílaz en este punto.― ↩
4 De ahí el ár. marroquí falûƇu, de origen español (Lerchundi, s. v. falucho).― ↩
5 En la Arg. falucho es el sombrero de dos picos y ala abarquillada que usan militares y diplomáticos. Se explica porque la falúa sirve para los jefes de marina y autoridades de los puertos, que pueden llevar esta especie de sombrero. Comp. it. cappella a feluca íd.― ↩
6 Friederici, Am. Wb., 250, estudia nuestro vocablo aduciendo bibliografía de interés. Pero es inadmisible su idea de que sea voz malayopolinesia, pues con referencia a Oceania no aparece el vocablo hasta 1672, y como observa él mismo los dialectos filipinos no poseen la letra f. Por el contrario, las formas indígenas que él cita no son más que la voz española estropeada. Ya impreso este artículo aparece el de los Kahane en NRFH VII, 56-62, que pretenden derivar «el término mediterráneo faluca» del ags. hulc «especie de embarcación». Mala idea siempre la de explicar una palabra mediterránea por un étimo nórdico, pero además hay toda suerte de dificultades fonéticas, y en particular la epéntesis de vocal entre l y k, fenómeno inconcebible si se trata de la vocal tónica. Sin duda existe en inglés medio una variante holok, mucho menos frecuente que la otra, con una anaptixis nada rara en este idioma; pero ni que decir tiene que esta o secundaria es átona y que nunca habría podido atraer el acento. El ags. hulk dió por cierto un fr. ant. h(o)ulque y gasc. holque, pero nada que ver tiene con esto el romance falu(g)a, y casi nada el gasc. halop (f-), que aparece dos veces en textos del S. XV, y que los Kahane quisieran arbitrariamente «corregir» en *halok: se trata de la voz gascona bien conocida calup, -op (vid. CHALUPA), levemente alterada por influjo del sinónimo holque. ↩