PARIHUELA, del mismo origen incierto que el port. padiola o paviola, and. paviola, parece ser palabra de procedencia mozárabe, quizá disimilación de *paliola, procedente del lat. PALLIOLA ‘mantas de cama’, aplicado a la camilla para llevar enfermos, cuyos maderos deben cubrirse con mantas.
1.ª doc.: parigüela, Terr.
La Academia sugiere que sea derivado de par, sin duda por ser dos las varas con que se lleva. Esto es natural en cuanto al sentido: el nombre catalán-galo-retorrománico-italiano de las parihuelas (civira, civière, tschiviergia, civèa), de origen oscuro, se ha sospechado venga de un galo dialectal *TSIBĔRէA < *DWI-BĔR-IA, formado con DWI- ‘dos’ (la etimología tradicional CէBARIA es imposible fonéticamente y poco probable por el sentido); en apoyo de la idea cita Krüger (BDC XXIII, 49) parelho ‘parihuelas’ en el gascón pirenaico de Gavarnie y parellas con el mismo sentido en el aragonés de Echo (RLiR XI, 197; ZRPh. LV, 595) que parecen representar una variante sufijal *PARէCŬLA; aunque la otra forma también usual en Echo pariellas no se explica con este sufijo; y así este detalle como el hecho de que en gascón sólo se emplee en una localidad fronteriza de Aragón, sugieren que esta palabra no es más que una corrupción del cast. parihuela, que reducido fonéticamente a *pariela sufrió el influjo del sufijo aragonés -iella. El obstáculo a la etimología par es de naturaleza morfológica: un diminutivo castellano de este vocablo habría sido *parillas o *paritas o a lo sumo *paruelas, pero no parihuelas. Podríamos pensar en una base latina *PARI֊LA diminutivo del lat. PARէA, neutro plural de PAR (aunque no se vea el por qué del neutro, puesto que sustantivos como FUSTIS y PALUS son masculinos y PERTICA y PALANCA femeninos), pero nótese que entonces el resultado castellano sería necesariamente *piruela, comp. viruela de VARI֊LA (pasando por vairola, veruela); y, en general, la fecha sumamente tardía de parihuela (todavía ajeno a Aut., Covarr., Oudin, etc.) obliga a desconfiar de todo étimo del latín vulgar; cultismo, parihuela no puede serlo, puesto que no existe tal voz en latín clásico ni medieval, y además entonces habría dado * pariola en castellano1. Por encima de todo hay que abandonar esta etimología porque no explica las formas más antiguas del vocablo.
Gall. padióla ‘angarillas’ (Sarm. CaG. 202v). Port. padiola «taboleiro quadrado, com 4 braços, um em cada ponta, que serve para o transporte de fardos, de terra, de areia, e é levado por 2 ou 4 homens» ya figura en Bluteau (1715), en Moraes, etc. Queriendo explicarlo, Gonçalves Viana (RL I, 215; Apostilas II, 204-6) propone una base *PALEOLA, derivado de PALA ‘pala’, etimología aún menos defendible que la académica, desde el punto de vista semántico, fonético (habría dado *pajuela, port. *palhó) y morfológico, puesto que *PALEOLA sólo podría ser diminutivo de un *PALEA y no de PALA. Por otra parte en portugués hay una variante provincial paviola (empleada por Herculano según Fig.), que es más antigua que padiola, puesto que figura en Fernandes Ferreira (h. 1610, cita de CortesƟo) y en Bento Pereira (1647, cita de Moraes). Siendo esta forma la más antigua, es la que tiene más probabilidades de ser la originaria, sea en portugués o en castellano, tanto más cuanto que en Andalucía se dice también paviola «parihuela con fondo de caña en la que se escurre el jugo del atún y la caballa después de cocidos» (AV) y es además la forma gallega que da Vall.; por otra parte es fácil explicar un cambio de *pavihuela en parihuela por la etimología popular par, ayudando la disimilación de labiales, mientras que el paso de *pariola a paviola sería más difícil de comprender; también se podría justificar la variante port. padiola por influjo de padejar ‘revolver con pala’ o ‘hacer pan’, pues así los albañiles como los panaderos emplean parihuelas. Gonçalves Viana trata de explicarse la conservación sorprendente de una -L- intervocálica en portugués admitiendo que en este idioma sea castellanismo, pero esto es inverosímil, así por la fecha más antigua en Portugal como porque no explica las formas portuguesas con -d- y -v-; por lo demás los castellanismos de este tipo suelen más bien terminar en -oula que en -ola (tejoula, etc.). Teniendo en cuenta la existencia de paviola en Andalucía, la fecha tardía de la voz castellana, y el hecho de que la forma fonética -ola, así en andaluz como en portugués, es irregular, yo me inclinaría a sospechar que el vocablo sea oriundo del Sur de España y Portugal, y por ello tiene en ambos países formas mozárabes. Reconozco, sin embargo, que estas razonables conjeturas no me han señalado el camino de una etimología que se imponga. En árabe no hay nada parecido. Un gótico *BAÍRA equivalente del alem. bahre ‘parihuela’ (> fr. bière) no nos llevaría lejos, pues no explicaría la terminación -iola ni la p-. Se podría pensar en un céltico *DWIBERIOLA (diminutivo de la voz arriba citada) de donde *bebriola, etc., y pab(r)iola por ultracorrección mozárabe, pero es combinación demasiado audaz desde todos los puntos de vista.
En portugués existe padieira, con variante pavieira, ‘dintel, o tabla sobre el dintel’, que parece derivado de un *pádia procedente del grecolatino PATէNA, de donde vienen el fr. panne y el alem. pfette ‘madero que forma el lomo del tejado’ (REW 6293); este mismo madero en castellano se llama parhilera [Acad. 1817] y también hilera [íd.], que se explica fácilmente como derivado de FզLUM (comp. cat. y oc. fila ‘viga delgada’, BDC XXIII, 291), pero parhilera, que por razones morfológicas no puede ser un compuesto de pares ‘cabrios’ e hilera, ha de ser la equivalencia castellana del port. padieira, o sea un *padinera cambiado en parilera por etimología popular. Sea de ello lo que quiera, si existió un port. *pádia ‘viga, pértiga’, de aquí pudo derivar padiola. Esta conjetura es mucho más razonable que las anteriores, aunque hay varios detalles que me impiden aceptarla como segura, además del carácter hipotético de este *pádia2.
También se podría pensar en un VէBI֊LA diminutivo de VIBIA ‘travesano’, registrado en Ausonio y en las glosas isidorianas: *bebiola habría pasado a paviola por ultracorrección mozárabe, y la denominación aludiría a los travesaños entre las dos varas que forman la parihuela. Esto tampoco sale de lo razonable, pero es pura hipótesis.
Lo único firme hasta ahora me parece ser que así en portugués como en castellano ha de ser mozarabismo. Ahora bien, sabemos por FERRERUELO que el lat. PALLIOLUM fué popular y estuvo arraigado en la latinidad del mediodía hispánico, y por PAÑOL que también lo fué en el Oriente de España. El plural PALLIOLA ‘mantas de cama’ daría una buena base semántica para un nombre de la camilla o litera, cuyos maderos debían recubrirse de mantos para hacer llevadero el traslado al enfermo. PALLI֊LA daba *palióla en mozárabe, de donde las disimilaciones divergentes padiola, paviola (nótese la calidad velar de la l portuguesa) y *pariola, castellanizado luego en parihuela. Si hoy distinguen algunos entre las parihuelas para trasportar piedra y las andas o camilla para llevar personas, no siempre ha sido así, y Terreros y la Acad. coinciden en que puede ser lo mismo que camilla: éste será el sentido primitivo. Ferreruelo y parihuela pertenecerían a distintas variedades mozárabes, sea cronológica o geográficamente: por lo pronto aquél es forma más arabizada, con su f-.
1 Seguramente por haber advertido estas dificultades propone Cuervo partir de un diminutivo de pareja (Ap., § 805), admitiendo que parejuela pasara a *parijuela por metafonía; entonces parihuela se debería a una ultracorrección de la supuesta aspiración de una h. Que tal forma ultracorrecta se generalizara en España y en todas partes es tanto más inverosímil cuanto que es increíble que en un derivado tan tardío de pareja se cambiara la e en i por metafonía. Además esto tropieza con las formas portuguesa y andaluza y no explica la variante colombiana perihuela que interesa especialmente a Cuervo.― ↩
2 No se explica bien entonces la variante más antigua paviola. Si -ola es mozárabe deberíamos partir del primitivo mozárabe, que sería pádena y no pádia. ↩