PALOMA, del lat. vg. PALŬMBA, lat. cl. PALUMBES, ‘paloma torcaz’.

1.ª doc.: Berceo.

El latín distinguía entre COLŬMBA ‘paloma’ y PALŬMBES ‘paloma silvestre o torcaz’. Esta distinción se ha mantenido en lengua de Oc, mientras que los demás romances han conservado sólo una de estas dos denominaciones, dándole el sentido de ‘paloma domesticada’, y han distinguido la torcaz con un adjetivo o un sufijo (fr. pigeon ramier, it. colombo selvático, colombaccio, port. pombo bravo) o introduciendo una palabra nueva (cat. tudó, sardo tidu, tudone, engad. tidun); el castellano, el portugués y el rumano (porumb) se han decidido por PALUMBA, -US, los demás por COLUMBUS, si bien quedan en todas partes huellas sueltas de PALUMBA en acs. secundarias o en la toponimia. El castellano toma una posición todavía más aislada por mantenerse fiel al latín clásico en el género, al seguir empleando paloma, continuación de PALUMBES, como nombre general de la especie, sin distinción de sexos, y recurriendo solamente a palomo como nombre privativo del macho, en tanto que los demás romances, aun el portugués e incluyendo el leonés (Colunga palombu ‘paloma’), dan la preferencia a la forma del masculino, que en latín es de creación más tardía y de uso más limitado, así en el caso de PALUMBUS1 como en el de COLUMBUS. El límite exacto entre el área de preferencia de PALUMBA y el de COLUMBUS, en fecha antigua, no es posible trazarlo por insuficiencia de los datos conocidos2.

En castellano paloma ha sido siempre de uso general (ejs. en Juan Manuel, Rivad. LI, 250b 27, 59; Juan Ruiz, etc.). La forma palomba no sólo se halla en leonés y en mozárabe, sino también en Berceo (Sacrif. 7, 21; S. Or. 37, 40, 49; Mil. 36; paloma, S. Or. 46), pues en la Rioja había otro foco de conservación del grupo MB. Nebr. cita varias especies: «p. duenda o çorita: columba cicur; p. çurana: c. livia; p. palomariega: c. miscella; p. torcaza: palumbes». Como acs. secundarias me limito a citar dos. En Murcia significa ‘mariposa’ (Wagner, RFE XI, 281), lo cual se dice palometa en el Alto Aragón (BDC XXIV, s. v.; AORBB II, 260), palomita en Méjico (BDHA IV, 63), Córdoba y Málaga, palomica en Zaragoza y Aspe (pueblo murciano de Alicante), palomilla en Jaén (VKR I, 319); en forma semejante se emplea paloma o palometa en el gascón del Valle de Arán y en todo el catalán occidental y valenciano, palumba en el Sur de Italia, y análogamente se emplean con este sentido paxarico en judeoespañol, pappagallu y (uc)celletta en varios dialectos sardos y suditalianos. Paloma es, según Aut., cada una de dos gazas que se pasan por la verga, donde se hacen firmes las ostagas para izar [1696, Vocab. Mar. de Sevilla]: en sentido análogo se emplea paloma en catalán («la cuerda que se hace pasar por el rumbo»), palombe en francés, paloumbo en provenzal [1268, Jal.]; paroma «stroppolo» en el dialecto italiano de Manfredonia debe ser catalanismo (ZRPh. XLI, 455); quizá se explique esta denominación por la agitación o aleteo de estas cuerdas (comp. pajaril, en sentido semejante, s. v. PÁJARO), más bien que por el color grisáceo de sus hilos (según quiere Sainéan, Sources Indig. I, 175); comp. EMPALMAR.

DERIV.

Palomo [h. 1400, Glos. del Escorial; Nebr.: «macho desta especie»; V. arriba]; palomino [1290; «pollo desta especie», Nebr.; palomino, síncopa asegurada por el verso, en D. Sánchez de Badajoz, RFE IV, 21]. Palomar m. [1144, BHisp. LVIII, 362; Berceo, S. Or. 37, -mbar]; palomariega [Nebr.]. Palomear. Palomero; palomera; palomería. Palometa [ac. arquitectónica, 1633, Lz. de Arenas, p. 53], cub. ant. ‘tela para abrigos’ [S. XVIII, Catauro, 118]. Palomilla ‘especie de mariposa’ [Aut.], ‘parte anterior de la grupa de las caballerías’ [Aut.; ‘parte de la carne de los vacunos’ cub., Ca. 61], etc. Palomina ‘fumaria’ [Nebr.], en palombina ‘en volandas’ ast. (Vigón). Palomita. Empalomado ‘murallón que se construye dentro de un río para que el agua, represada, entre en las acequias’ [Acad. S. XX]. En forma culta: palumbario.

1 Aunque PALUMBUS se documenta desde Varrón (ALLG XI, 316), su empleo genérico se consideraba vulgarismo; de ahí la advertencia del Appendix Probi, n.° 99: «palumbes, non palumbus».―

2 M. P., Oríg. 409, afirma que el mozárabe oriental, o sea las primitivas hablas romances de Valencia, Baleares y Sur de Cataluña, preferían PALUMBA como el castellano, fundándose en nombres de lugar y en un testimonio suelto de polonbina ‘stercus columbarum’ en R. Martí; pero nombres de lugar como Palomera, Palomar, no presentan menos densidad en la zona de Barcelona y los Pirineos que en el Sur del territorio lingüístico catalán, y hay apelativos como palomí ‘especie de hongo’ en el Alto Pallars y en todas partes: es decir, el catalán primitivo distinguía entre colom ‘paloma’ y paloma ‘torcaz’ a la manera latina y occitana. Es sabido que en Gascuña se llaman paloumères las colinas donde los aficionados se dedican a la caza de palomas silvestres, y el nombre de lugar catalán Palomera designa en general lugares elevados apropiados para este efecto. De hecho en el Alto Pallars sigue empleándose paloma en el sentido de ‘clase pequeña de paloma torcaz’ (frente a colom ‘paloma’), BDC XXIII, 301; para muchísimas huellas del vocablo en todas las regiones catalanas, vid. Ag., Griera, etc. En vista de los numerosos testimonios de COLUMBUS en el mozárabe de Toledo y Andalucía (Simonet, p. 124; Asín, §§ 153-6, 417) parece más bien, por el contrario, que fué éste el que perdió terreno con la Reconquista. Una vez más se comprueba que «castellano» no es sinónimo de iberorromance, ni quintaesencia del mismo.