PALANGANA, ‘jofaina’, voz común a los tres romances hispánicos, de origen incierto; como los utensilios designados con este nombre no tienen relación con palancas, y por lo tanto no se ve en qué forma podría derivar de este vocablo, quizá proceda de un hispano-lat. *PALAGANA, nombre de las artesillas o bateas empleadas por los buscadores de oro, derivado del ibérico PALAGA ‘pepita de oro’; etimología dudosa por la fecha tardía en que aparece el vocablo.

1.ª doc.: 1680, Pragmática de Tasas.

Aut., el primer diccionario que lo recoge, define «vaso o vasija de diferentes hechuras, lo más común es ser prolongada y profunda, con un borde al rededor, de quatro dedos de ancho, en el qual, a ambos lados, tiene una muesca o cortadura en media luna, en la qual entra el pescuezo, para bañar el Barbero la barba; sirve también para lavarse las manos y otros usos; hácense de plata, azófar, estaño u barro; otros dicen palancana». Terr. define como «vaso en que comúnmente se lavan las manos». La Acad. mantuvo la definición de Aut. hasta 1843 por lo menos, pero en 1884 aparece modificada así: «vasija de diferentes hechuras, lo más común es ser redonda, con un borde de dos dedos de ancho; sirve para lavarse las manos y para otros usos; hácese de plata, azófar, estaño o loza»1. Esto es, en efecto, lo que hoy se entiende comúnmente por palangana.

Es voz de uso muy extendido, aunque no general en la actualidad, ya que en muchos puntos, por lo menos en muchos puntos de España, se prefiere jofaina, y aun puede afirmarse que así lo hacen generalmente los españoles que evitan el uso de provincianismos en su vocabulario. Por otra parte, el uso del vocablo que nos interesa está también muy difundido en España, al menos en su periferia. En el Alto Aragón, Valle de Vio, palangana (VKR X, 244); en el Roncal, palancana (Bergmann, Grenzgebiet Arag. u. Nav., 37), también en la prov. de Palencia (RDTP I, 672), y la misma forma en el Oeste de Asturias y otras partes de esta región, aunque allí también se dice almofia (Acevedo-F.; voz que Rato traduce por «palangana»); según datos personales, muy necesitados de comprobación, palangana es usual en Jibraltar (junto a lavamanos), en Almería (donde es menos popular que zafa), palancana en la prov. de Santander, etc. En todos estos lugares, y también en América, se trata de la vasija moderna empleada como lavamanos. En el Nuevo Mundo creo que es el vocablo común en todas partes: desde luego en Cuba2, Colombia3 y puedo asegurar personalmente que es general en la Arg.; según Malaret es ‘fuente, plato grande’ en América Central y Colombia; para Chile, V. adelante. Figuradamente se dice un palangana el ‘hablador o fanfarrón’ en el Perú, el ‘descarado y hablador que se mete a hablar entre personas de respeto’ en Chile4, el ‘jactancioso y embustero’ en Costa Rica lo mismo y ‘fanfarrón’ en el Ecuador5, y en acs. semejantes se registra en el Uruguay, Arg. y Bolivia; Arona parte de la ac. ‘hablador, fanfarrón’ porque la palangana «todo es boca» y compara el arag. jarro ‘hablador, charlatán’: no es inverosímil que tenga razón, pues en el Algarbe plangana es ‘mentira’, lo cual se dice gamela en portugués jergal (Bessa)6.

Fuera del castellano tenemos palangana en portugués, documentado desde principios del S. XVIII, «vaso de barro, que tem muyta circumferència e pouco pé, serve de lavar as mƟos, etc.» (Bluteau, Moraes)7; y en catalán, ahí con el mismo sentido que en castellano, y no sé con qué antigüedad, pues Ag. sólo da un ej. de 1789 («palangana de plata feta a la vellura»); hoy es de uso general, y no sólo se cree palabra castiza, sino que en Barcelona se estimaría incorrecto emplearla en castellano en lugar de jofaina; Griera (BDC XX, 216) la registra en todas las Baleares y todo el Principado (hasta el Berguedà y el Pallars), con la variante palancana en Ibiza (Pz. Cabrero confirma el ibic. palancana, pero en la ac. ‘bandeja’) y catalán oriental [?]; palangrana en Menorca, palangana en catalán oriental y Mallorca. La variante palancana ‘jofaina’ es también la conocida en el valenciano de Játiva y Novetlè, si bien es cierto que allí se considera que lo castizo es decir safa. En cambio al Este de ahí, en el pueblo costeño y hortícola de Xaraco, emplean palancana en la actualidad como nombre de un motor para sacar agua del subsuelo, provisto de una rueda de palas de madera, de donde La Palancaneta como nombre ya tradicional de una partida de huertas; se dice de motores pequeños, pero en otra parte del término me hablan de «un vapor gran en palancana» que drena toda una amplia zona. Finalmente hay palangana en el Sur de Cerdeña y en Sicilia, «bacino, piccolo bacile» (voces que comprenden la bacía de barbero y el lavamanos), pero deben considerarse hispanismos, como reconoce M-L. (REW 6455)8.

Guarnerio y Salvioni creen que palangana deriva de palanca y que primero habría significado ‘cada uno de los dos cubos que el aguador lleva a los dos extremos de la pértiga’ (comp. el fr. palanche como nombre de esta especie peculiar de pértiga), etimología que niega M-L. Hay, efectivamente, ciertas dificultades: en primer lugar la voz palanca en la Península Ibérica, y en toda la Romania, excepto Rumania, Sicilia y algún punto del Sur de Italia, sólo presenta formas en -ca9, y aunque es verdad que también se encuentra palancana10, la forma predominante en -g- no se explicaría en un derivado formado en un país donde tal forma no existe en el primitivo. Este detalle quizá no baste para desacreditar esta etimología a los ojos de todos, y ni siquiera me induce personalmente a mirarla como del todo imposible; pero es evidente que nos obliga a extremar la crítica en el aspecto semántico. Ahora bien, la explicación de Guarnerio, de suponer que la palangana fuese primero un cubo llevado con pértiga, es en extremo inverosímil, pues hay demasiada diferencia en la forma y el empleo de las dos vasijas; tampoco hay que pensar en una comporta para uvas, agua, etc.; más razonable sería pensar que la formación con palanca aludiera al palanganero o armazón de madera en que hoy se colocan las palanganas, pero la verdad es que este trípode se hace de tablillas demasiado endebles para merecer el nombre de palancas; o bien podríamos pensar en las palanganas empotradas a lo largo de un tablón de madera en una tienda de barbero a la antigua (comp. palanque ‘estante anaquel, barrera’ documentado en portugués por G. Viana, Apost., 212), pero así y todo hemos de partir de objetos de existencia hipotética, y esta consideración, junto con el escrúpulo fonético aludido, basta para dejar en grave duda esta etimología.

He aquí una conjetura que, al menos desde el punto de vista fonético y formativo, no presenta ninguna dificultad. Sabido es que palaga era para los antiguos hispanos, según el testimonio de Plinio, el nombre de la pepita de oro: «in arrugiis.. inveniuntur ita massae [auri], necnon in puteis [‘pozos de mina’], et denas excedentes libras; palagas, alii palacurnas, iidem quod minutum es balucem vocant» (Nat. Hist. XXX, 77). Hay variantes mss. patacas y palacranas. Una lectur atenta parece indicar que palaga es el término genérico generalmente conocido, y que otros («alii» llaman a las grandes palacurnas, y a las pequeñas o arenillas auríferas, baluces. No hay duda alguna d que las tres palabras pertenecen a una misma raíz con sufijos diferentes, pues en Marcial y en Justin se halla paluces en lugar de baluces, y en Vegecio, en el Codex Theodosianus y en muchas glosas se encuentra baluca; además Estrabón11, basándos en el testimonio de un testigo ocular, el técnico mi nero Posidonio, nos dice que la pepita de oro en España se llamaba πάλα, donde tenemos el primitivo, del cual procede palaga o palaca, quiza con el sufijo ibero-vasco -aga o -aca, que suele tener funciones de colectivo12. La búsqueda y explotación del oro fué mirada ya en la Antigüedad como algo típicamente español (Marcial, XII, lvii, 9; etc.), y el beneficio de los aluviones auríferos no sólo se practicaba en España más que en parte alguna, èn tiempo de Estrabón y de Plinio, sino que ha seguido practicándose desde entonces sin interrupción hasta la actualidad, en que todavía constituye una vieja industria local de procedimientos arcaicos, así en el Darro granadino como en el Tajo y en los ríos de Galicia: V. los detalles que proporciona la Enciclopedia Espasa, s. v. oro, p. 599b, donde se mencionan los artesilleros del Tajo, y las «aureanas» o aldeanas buscadoras de oro, que lavan las arenas del Sil, el Miño, el Navia y el Boeza. Para este menester se emplea una batea de plancha de madera o de hoja de lata en Méjico y América del Sur, hecha de calabaza en África (ibid. p. 600b), una especie de palangana de metal y de fondo puntiagudo en otras partes (V. la fig. 1 en la p. 602), una artesa bastante profunda de madera en el Tajo, o una cuenca de mano, manejada por las mujeres gallegas. Esto es antiquísimo, pues ya Estrabón nos describe a estas mujeres españolas (ƔυναƗκας) empleando una especie de colador (ƊȎƓτƲριον, IV, vi, 12), y en otro pasaje una σκάưƓ (III, ii, 8), es decir, precisamente una gamella o artesa, de barro o de madera.

¿Quién calificará de muy atrevida la hipótesis de que esta gamella se llamase *PALAGANA, puesto que servía para encontrar palagas?13. La evolución fonética no presentaría dificultad alguna: comp. manzana, mancha y tantos otros casos de nasal propagada, entre ellos sangartana < sagartana, otra palabra bien ibérica (vid. LAGARTO); incluso palancana podría ser variante primitiva, puesto que palaga alterna con palaca, palacrana, paluca, etc. (o bien palancana se debería a la contaminación de palanca). En lo semántico, nótese que no siempre la palangana ha sido de estaño o de porcelana, sino también de loza, y que ha designado utensilio de un carácter más elemental y primitivo. Hoy pelangana en Tras os Montes es una especie de cazuela: «tijela grande ou bacia de barro branco vidrado, de loiça coimbresa», también llamada fonte (RL XVI, 259), «grande tegela» y «tabuleiro em que vƟo os assados á mesa» en el portugués general según Fig., «infusa, cántara» en el Minho, ‘vasija de cobre en forma de fuente, para guisar pescado al horno, asar carne o verdura, etc.’ en Menorca, ‘fuente para servir los guisados a la mesa’ en Mallorca (Griera), ibic. palancana ‘bandeja’, y en Chile es un «instrumento de madera, de una pieza, de poco fondo y de forma ovalada, que se usa para limpiar el trigo de las malas semillas, con cierto movimiento que se hace con ambas manos» (Román), es decir, algo muy semejante a la batea de la aureana, lo mismo en su finalidad que en el movimiento que ésta debe imprimirle para ir separando las pepitas de la arena o escoria que las disimula.

Que esta etimología es dudosa a causa de la fecha tardía en que palangana se presenta en la tradición lexicográfica, me apresuro a reconocerlo y a exhortar a los futuros investigadores a que busquen ejs. más antiguos o demuestren la inexistencia de los mismos. Nótese, de todos modos, que el sinónimo y concurrente de palangana, jofaina, está tan ausente como aquél de los diccionarios del Siglo de Oro (C. de las Casas, Percivale, Oudin, Covarr., Franciosini), y que si lo tenemos documentado desde algunas décadas antes es gracias al azar que deparó a los lexicógrafos de Aut. un ej. literario algo anterior; en cuanto a zafa es todavía de fecha posterior a palangana, y sin embargo ambos han de ser reliquias de la dominación musulmana14.

DERIV.

Palanganero [Acad. S. XIX].

1 Desde 1914 o 1899 se sustituye esto por una mera referencia al artículo jofaina.―

2 Me citan el dicho popular «el que no tiene batea, se baña en la palangana».―

3 Según mi informador también se conoce cofaina, pero como nombre de un objeto algo diferente.―

4 Así en la Arg.: «sus años se volverán para atrás... porque la verdadera juventud no es de los palanganas, empieza de nuevo cuando uno quiere», Fausto Burgos, La Prensa de B. A., 12-IX-1943. Según Garzón ‘botarate: hombre alborotado y de poco juicio’, y en Tucumán ‘alabancioso’. En Draghi, Canc., p. 149, un poeta chileno habla de una china palangana.―

5 Lemos, Barb. Fonéticos, s. v. palanganear. Aquí un palanganas; en las otras partes en singular.―

6 Se podría pensar que el sentido primitivo fuese ‘petimetre’, pues en la Argentina he oído y leído algunas veces la frase futre palangana; entonces se partiría del aseo excesivo del elegante. Pero esto es más hipotético.―

7 El ej. de Pardo Bazán citado por Pagés parece indicar que se emplea en Galicia. En la frase «chula» amollar as palanganas (Bluteau) o dar ás palanganas (que en RL XVI, 259, se cita en el Anatómico Jocoso) ‘huir’, se trata, como insinúa Gonçalves Viana, de un homónimo, pelangana «pele, mole e pendente; carne magra ou engelhada» (Fig.; también pelanha, cast. pellingo; derivado de pele ‘piel’), con el sentido de ‘pierna, zancajo’.―

8 Y no voces autóctonas, como piensan al parecer Guarnerio, Misc. Ascoli, p. 240, y Salvioni, RIL XL, 1049.―

9 Es verdad que Percivale (1591) registra como castellanos palanguero «a maker of leavers» y palanguín como variante de palanquín, pero como sólo da palanca y palanco, aquellas formas han de ser erratas de lectura o de impresión, por las correspondientes en q, según indica precisamente esta limitación.―

10 Hay ej. de esta forma en el madrileño Quintana, h. 1830 (cita de Pagés), con referencia a un bacín de plata para limosnas. Es también la que prefiere Terr. Para la extensión de la forma con -c- en León y Asturias, Fz. Gonzz., Sajambre, 319. En las Vascongadas debe de emplearse palancana (quizá junto a palangana) pues Azkue se sirve de aquella forma, junto con barreño para traducir al vasco aspil § 4; creo que en algún artículo emplea la forma con -g-.―

11 Gaeogr., III, ii, 8.―

12 Como observan Kleinhans y Bertoldi (Silloge Ascoli, 509) la vacilación entre b- y p- es típica del ibérico, de suerte que la palabra no puede pertenecer al sustrato celta. Yo me permitiría conjeturar que haya identidad con BULUCA, BULUCEA, PUL- (vid. BUGALLA), que Bertoldi estudia allí como nombre prerromano de la ciruela (REW 1390, 1390a): comp. pepita de oro frente a pepita ‘semilla de melón y otros frutos’. Por otra parte, con nuestro palacrana se puede identificar el pallacana que Plinio (XIX, 105) da como equivalencia «latina» del gr. gethyon ‘cebollino, cebollana’, y Hesiquio lo cita como empleado en Siria, localizaciones que no pueden asombrar en un vocablo del substrato mediterráneo.―

13 Aun puede conjeturarse que el palacrana o palacurna de Plinio se deba a una mala inteligencia y en realidad se aplicara a la gamella de pepitas y no a las pepitas mismas.―

14 No sé si Quintana al emplear palancana con referencia a la bacía de plata que se puso junto a la cabeza degollada del Condestable Álvaro de Luna se basa en una fuente antigua (ed. 1897, II, 641). No parece, pues no la hallo en las fuentes coetáneas que narran el suceso. La Crónica de Juan II (Rivad. LXVIII, 863b) habla de un bacín de plata; Mariana, de una bacía (Rivad. XXXI, 139a). Los romances (Rivad. XVI, 64ss.), los testigos del proceso que se hizo h. el a. 1500 (León de Corral, D. Álvaro de Luna), la Crónica del Condestable, las cartas del Centón Epistolario, y otras fuentes que cita Quintana, hablan de la exposición de la cabeza colgada de un garfio, pero no mencionan la bacía; Zurita no está a mi alcance. Quizá se encuentre en otros documentos relativos a tan famoso hecho.