NIETA, del lat. vg. NĔPTA (lat. NĔPTIS) ‘nieta’, ‘sobrina’.
Está también en el glos. de Toledo, APal. (300
b), Nebr., etc. La mayor frecuencia del masculino
nieto en fuentes medievales [
nepto, doc. de 1022;
nietu, 1062, etc.; Oelschl.; Berceo, ms. bíblico del S. XIII I-j-8, J. Ruiz, etc.; Cej. VI, § 77] se explica por la mayor importancia del varón en genealogías, herencias y generalmente en la vida oficial de aquel tiempo; pero en realidad
nieto se sacó secundariamente de
nieta; es innovación común a los tres romances ibéricos y algunas hablas occitanas. En latín, el masculino era
NEPOS, -ĶTIS, y el femenino
NEPTIS; ambos reunían las acs. ‘nieto, -a’ y ‘sobrino, -a’; esta última ac. se conservó en navarro-aragonés hasta el S. XV (Serrano Sanz,
BRAE VIII, 369n.; V. el artículo
nieto del vocab. de Louis Cooper en su ed. del
Liber Regum), y la mantuvieron junto con la otra los representantes de
NEPOS, -PTIS, en Italia y Francia. En castellano y portugués, la supervivencia de
SOBRINUS permitió distinguir; el catalán opone
nét,
néta, ‘nieto, -a’, a
nebot,
-oda, ‘sobrino, -a’, arreglo hecho posible por el cambio del femenino
NEPTIS en
NEPTA. Es probable que esta forma se creara partiendo de los derivados muy frecuentes
NEPTICULA y
NEPTILLA (documentación en Walde-H.), que gracias a su carácter diminutivo se especializaron en la nieta, con exclusión de la sobrina; comp. el it.
nipotina ‘nieta’, que suele oponerse a
la nipote ‘la sobrina’. Partiendo de estos diminutivos se reformaría el primitivo
NEPTA, con terminación más corriente, forma que se documenta ya en inscripciones latinas del Sur de Francia (Niedermann,
ASNSL CXIV, 458;
Contrib.
à la critique des gloses lat., 36; también
NEPOTA, que quizá fuese ya sólo ‘sobrina’, en otra inscripción).
Nepote ‘favorito del Pontífice’ [Góngora, Quevedo], tomado del b. lat. ecles. nepos, -otis.