NEBLÍ, ‘especie de halcón’, probablemente alteración de *niblo, palabra hermana del it. nibbio, friul. nibli, ‘milano’, y procedente del lat. vg. NզBŬLUS, que parece resultar de *MզLVŬLUS, diminutivo del lat. MզLVUS íd., por una doble disimilación; en la España musulmana el vocablo se alteró en fuerza de una etimología popular que lo relacionaba con la villa de Niebla.

1.ª doc.: h. 1325.

Aparece primero en el Libro del Caballero de Juan Manuel (una vez neblí y otra, como adjetivo, falcón neblí: Rivad. LI, 251a24, y 250b5), y en el Libro de la Caza del mismo autor (4.10, 5.21 y 12ss.). Se trata de una especie de halcón noble y extranjero, que se cría en el Norte de Europa. Nebr.: «neblí, especie de halcón: accipiter columbarius»; más ejs. clásicos en Aut.; otro de Lope cité s. v. MILANO. Ayala (Caça 16, 38, 40, 45, 113) da la misma forma por corriente en Castilla y Portugal, explicando que al principio dijéronse nebis, y sólo por corrupción salió de ahí la forma moderna (vid. la cita en Eguílaz); esta afirmación, que no se confirma en parte alguna, se fundará en alguna etimología falsa que Ayala no nos comunica. El hecho es que ya en el S. X se les llamaba en el árabe cordobés aš-šāȝānqât al-lablîya, según el Rabí Ben Zaid (Dozy, Suppl. II, 513b), frase en la cual šāȝānqât significa ‘halcones’ y lablíya es plural del adjetivo, lablí que modifica a aquel sustantivo. El vocablo existe también en portugués, donde nibrí ya aparece en Fernan-des Ferreira (a. 1612; cita de CortesƟo), neblí en Galhegos (1636) y lo más común es la forma nebrí; en PAlc. aparece como árabe neblí, y hoy en Argelia le llaman, al parecer, el nebala.

Aseguró Gayangos, siguiendo al P. Guadix, que este nombre venía del de la villa de Niebla, donde se criaba este halcón; pero, como observan Dozy (Gloss., 324) y Baist (glos. a Juan Manuel), no hay datos documentales que apoyen este aserto. Dificultades formales no las habría, pues lablî es el gentilicio árabe de tipo normal que corresponde a Lábla, nombre árabe de dicha población, después cambiado disimilatoriamente en Niebla1. Sin embargo, creo que Dozy y Baist tuvieron razón al poner en duda esta etimología, tanto más cuanto que las noticias detalladas que da López de Ayala (ed. Bibl. Venatoria III, 160) confirman la procedencia nórdica que Aut. atribuye al neblí: según el canciller los traían de Suecia, Noruega y Prusia, a lo cual aludirá asimismo el nombre catalán falcó pelegrí, o extranjero. Lo que más me parece probar que la relación con Niebla es secundaria, es la semejanza extraordinaria con el it. nibbio, friul. nibli, ‘milano’; además nieble (2 veces) y nible aparecen como nombre de una ave de presa en el Ysopet de Lión (God. V, 496), el prov. alpino nible es ‘gavilán’, delfines niblo ‘milano’ (Mistral), y niblan en lugar de milan aparece en uno de los mss. del trovador Peire de Bussinhac (fin del S. XII). Es inverosímil que neblí no tenga relación con estas formas, y sin duda tiene razón M-L. (REW 5904) al derivarlas del lat. vg. NզBŬLUS, documentado una sola vez en un glosario Casinense trasmitido en un ms. del S. X2. Aunque M-L. no nos dijo cómo se explica esta forma, no hay gran dificultad en comprenderla si tenemos en cuenta que NILVUS aparece como variante de MILVUS en CGL V, 468.8 (comp. ALLG IV, 131), por evidente disimilación de las dos labiales M-V; a su vez NIBULUS resultará del diminutivo *NILVULUS por otra disimilación, que afectaría a la primera L. Así todo queda claro: de NIBULUS saldría primero *niblo en España, pero los andaluces relacionarían este nombre con el de la viña de Niebla, haciendo de él neblí; y ello tanto más naturalmente cuanto que los neblíes, según Ben Zaid, salen del «Mar Grande», o sea del Océano (junto al cual está Niebla), MILVULUS aparece también en la segunda parte del mozár. Ʌurrubîbal, que R. Martí traduce por accipiter ‘azor’; la primera es alhorro (alforre), V. s. v. ALFERRAZ.

1 Un paralelo nos lo podría proporcionar el sustantivo šāȝânq arriba citado, que otras veces aparece en un plural diferente šuȝâniq (plural fracto tetrasílabo). Por el propio Ben Zaid sabemos que estos halcones se hallaban en Valencia (Dozy, Suppl. I, 738b, 739a), de suerte que se puede ver ahí el cat. xodenc, habitante de Xodos, población de la provincia de Castellón de la Plana.―

2 Aunque no figura en el Corpus Glossarum Emendatarum, el sentido es claro: «hicter: foedatio faciei nibuli, id est avis». Hicter es latinización del gr. ƴκτερος ‘ictericia’, enfermedad a la cual le conviene la perífrasis ‘deformación de la cara’.