MOÑO, probablemente de una raíz prerromana MȢNN- ‘bulto, protuberancia’, que parece ser variante de la sinónima BȢNN- (vid. BOÑIGA), cuyos representantes se hallan en todos los romances ibéricos y gálicos, y reaparecen en vasco y aun en los idiomas neocélticos.

1.ª doc.: 1438, Corbacho.

«Cómo iva fulana... el domingo de Pasqua arreada... un partidor tan esmerado e tan rico que es de flor de canela de filo de oro fino con mucha perlería, los moños con temblantes de oro e de partido cambray...» (ed. P. Pastor, p. 124)1. Falta en los diccionarios hasta Aut., pero en la ac. ‘nudo del cabello’ se citan ya en este libro ejs. de Lope y de Quevedo, a los cuales puedo agregar el que se lee en La Culta Latiniparla de este último (Cl. C., p. 169) y otro de Quiñones de B.: «liendres... no hay moño de buena o mala raza / que más de mil no tenga de esta caza» (NBAE XVIII, 569). Ésta es la ac. más generalizada hasta la actualidad. También es popular en la ac. ‘copete de plumas que tienen ciertas aves’ [Aut.]; más regional, pero bien vivo en Andalucía, es tomarlo por ‘lazo de cintas que adorna el cabello’ (así en Fernán Caballero, Pág. Escogidas, ed. Teubner 1924, p. 22, lín. 7); la Acad. define en general ‘lazo de cintas’ y Pagés cita ej. de Calderón que presenta este sentido claramente (otro ej. de Tirso, pero de sentido ambiguo). Hay además el femenino moña, que falta todavía en Aut.2, y sólo es ‘lazo o adorno de cintas’: aplicado al que se pone en el cabello de las mujeres es popular en Andalucía (Acad.) y en toda la Arg., desde Buenos Aires hasta San Juan3; se aplica también a los que se ponen a los toros y al torero, al penacho que protege contra las moscas la frente del caballo de montar; en Cádiz (BhZRPh. LXXXIX, 119), y en el Ecuador tiene sentidos parecidos al fundamental de moño («copete o penacho de plumas que tienen ciertas aves, y por extensión, las trenzas de las mujeres», Lemos, Semánt., s. v).

Nuestro vocablo tiene poca parentela fuera de los límites del castellano, a no ser el port. monetes «guedelhas raras, do que está calvo, ou vai calvejando» (Moraes, Fig., no Bluteau), monete «caracol de cabelo que faz parte do penteado das senhoras» (Fig.). Tomados indudablemente del castellano son el cat. monyo (hoy bastante arraigado, más que castanya) y el logud. mónzu ‘rodete del pelo de las mujeres’ (Wagner, RFE IX, 258: nacionalizado según el modelo de binza = viña, banzu = baño); seguramente lo son también el port. mônho «topete postiço que usavƟo as mulheres calvas» [h. 1650, en el Viriato de Garcia de Mascarenhas] y monha «laço de fitas com que se enfeita o pescoço dos toiros nas corridas», «roseta usada por toireiros na parte posterior da cabeça» [Fig.], que por su significado apunta hacia Andalucía.

El origen de nuestro vocablo apenas ha atraído la atención de los investigadores (falta en Diez y M-L.). Sólo sé que se hayan propuesto tres etimologías, ninguna aceptable ni apenas defendible: Cornu (GGr. I2, §§ 24, 121, 139), con la aprobación de Leite, pero con razonable protesta de Nascentes, lo traía del lat. NĶDŬLUS ‘nudito’, pasando por *nôlho, *nônho, pero es imposible el cambio de la inicial y en castellano el resultado debiera ser, si acaso, *nojo, pero más probablemente *noldo4. Sainéan (BhZRPh. I, 95), con muy poco fundamento semántico y no haciendo caso de la ñ, dijo que es lo mismo que mono «porque ciertos simios tienen abundante cabellera».

Algo más serio parece partir del lat. MŬNDUS ‘objetos de tocador’, ‘adornos femeninos’, según hace la Acad., pero claro está que ND no da ñ; Marcel Bataillon5 acude a paliar la dificultad partiendo de una variante osco-umbra *MUNNUS, pero éste sería el único caso conocido de que tales formas asimiladas hayan dejado descendencia romance6. Mejor sería si acaso postular un derivado *MUNDIUS, en relación con el *MUNDIARE al cual atribuye M-L. muñón y muñeca (REW 5747), pero además de que no estimo acertada esta otra etimología, empecemos por notar que un *MŬNDIUS habría dado *muenzo o *mueño en castellano (comp. VERGÜENZA); finalmente la falta total de descendientes romances de MUNDUS ‘adorno’ aconseja decididamente prescindir de la idea (por más que GdDD 4486b quiera arreglarla partiendo de un diminutivo *MUNDULUS, inverosímil y que es muy dudoso fonéticamente que pudiera dar moño).

En general nótese que así la falta de diptongación en castellano como la -n- del port. monete, indican que la ñ procede de -NN- doble etimológica y no de una combinación con yod. Luego nos vemos conducidos a la raíz estudiada en el art. BOÑIGA, véase. Al mismo grupo podrían pertenecer, con m- inicial, los cast. muñón y MUÑECA ‘protuberancia del antebrazo’, ‘figurilla que sirve de juguete’, ‘mojón’, cuyo significado fundamental ha de ser ‘objeto abultado’, y su radical primitivo fué moñ-, en vista del antiguo Monneka, el arag. (y cast.) moña ‘muñeca’, el gasc. mounaco, -eco, etc.; también el bearn. mounhoc «grosseur, bosse» (RLiR VII, 156), junto a bounho «tumeur, bosse», indica que el sentido inicial de moño fué ‘bulto de cabellos, plumas o cintas’; a ‘adorno de cintas’ se pudo llegar, además, por metonimia, porque tal adorno se pone en el moño7. Podemos aceptar la idea de M. P. (Oríg., 336-7) de que el cast. ant. Muñeca ‘mojón’ u ‘otero’ es lo mismo que el vasco muño ‘otero, ribazo’, y relacionar directamente, por nuestra parte, el vasco muño con el cast. moño, tanto más cuanto que en la misma relación semántica está el cast. cerro con su étimo lat. CէRRUS ‘copete’ y ‘moño de cabello’. Según indiqué en mi artículo BOÑIGA, la idea fundamental en todas partes es la de ‘objeto abultado’, y la base alterna entre *MŬNNO- y *MŬNNէO- (vasco muño, bearn. mounhoc), entre *BŬNNO- y *BŬNNէO-, con la acostumbrada vacilación vasco-ibérica entre B- y M-. El origen étnico de esta raíz es discutible puesto que también parece hallarse en idiomas célticos: galés bon, irl. y gaél. bun, ‘manojo de raíces de un árbol’. Es muy posible que en el fondo de todo haya un encuentro entre dos raíces homónimas BŬNNO- (hispana aborigen) y M֊NէJO- (indoeuropea) ‘cuello’ y ‘monte’ (gales mynydd, bret. ant. monid, córn. meneth, bret. mod. menez ‘monte’: Pedersen, Vgl. Gramm. I, p. 33)8.

DERIV.

Moñajo. Moñón. Moñudo. Desmoñar [Lope, Quevedo, Aut.].

1 Así el ms. del Corbacho (a. 1466); confirma Simpson. Las dos primeras ediciones, de h. 1500, traen las manos, lección que no parece probable.―

2 Ahí sólo ‘maniquí femenino’: será regresión de moñeca por MUÑECA; da Aut. también las acs. ‘enfado, desazón’ (Pagés da ej. del Romancero) y ‘borrachera’, pero en éstas parece ser deformación algo humorística de mohina y de mona, respectivamente, por una especie de juego de palabras.―

3 En esta provincia era costumbre antigua que las viudas pusieran una moña de crespón en la puerta de su casa (Bol. de la Junta de Historia de S. Juan III [1943], n.º 4, p. 7).―

4 Por lo demás, NODULUS no ha dejado descendencia romance, pues es improbable como étimo del it. nocchio, gnocco (comp. cat. y aran. nyoc): será el longob. knohha. Leite, Philol. Mirand. I, 284, cita un mirandés nolo de NODLU, que por lo demás falta en su glosario. Supongo que significa ‘nudo’, pero es claro que no es NODULUS, sino ultracorrección del port. ant. noo NODUS, según la oposición suolo: soo, muola: mo(a), etc.―

5 En Mona, étude étymologique, publ. en Cinquantenaire de la Fac. des Lettres d’Alger (1931), p. 12 de la tirada aparte.―

6 Aun si fuese cierta la teoría que atribuye a un sustrato dialectal itálico la asimilación general de ND en catalán, gascón y algún pueblo aragonés, es sabido que en estas hablas ND da n y no ñ o ny (como NN).―

7 No está claro si en el ej. del Corbacho significa ‘moño de cabello’ o ‘moño de cintas’.―

8 El irl. bun y galés bon suponen un tipo *B֊NUS según Pedersen (Vgl. Gramm. I, 361; II, 96), lo cual quizá obligue a mirar a BUNNO- como vocablo independiente, no céltico; o bien hubo en el celta continental una formación B֖NNO-, con otro sufijo; además, y esto es seguramente lo más probable, hay que contar con la posibilidad de que el tipo célt. *B֊NUS pertenezca al substrato ibero-libio del celta, lo cual justificaría las discrepancias en el pormenor fonético.