VERGÜENZA, del lat. VERECŬNDէA ‘reserva, pudor, respeto’, ‘vergüenza’; la forma estrictamente popular fué la antigua vergüeña, hoy ast. vergoña; la que hoy ha predominado viene probablemente de una antigua pronunciación semiculta vergundia cambiada en vergunzia, vergunza y vergüenza.

1.ª doc.: vergoina, 2.ª mitad S. X, Glosas de Silos, n.° 171 (pron. vergoña); vergüença, Cid.

En toda la Edad Media el idioma vacila entre vergüença1 y vergüeña. Aunque aquélla es la única forma del Cid y de Berceo y se encuentra en textos de todas las épocas, vergüeña y sus derivados (vergoñoso y avergoñar o envergoñar) aparecen con gran abundancia en los textos del S. XIII y primera mitad del XIV (1.ª Crón. Gral., Gr. Conq. de Ultr., Castigos del Rey D. Sancho, Sumas de Hist. Troyana, junto con -ença en J. Ruiz, etc.), y sigue apareciendo de vez en cuando hasta fines del XV (APal. 384b, 390d, 178b, junto a -ença 55b, 75d, 139d, 206b, 285b), pero ya en APal. parece haber sido un arcaísmo provincial, y apenas lo encontramos en autores literarios después del Marqués de Santillana; desde Nebr. inclusive sólo vemos la forma moderna. Hoy persiste vergoña en el asturiano de Colunga (V) y en mirandés, mientras que vergonza aparece en el Oeste de Asturias y en Galicia (ahí junto a vergoña, común con el port.), y vergüenza en Zamora, Extremadura y otras hablas de tipo leonés. El portugués medieval presenta una vacilación comparable entre vergonça y vergonha, pero el último tiende a imponerse desde el S. XV, y hoy está generalizado; en el S. XIV la Gral. Est. gallega utiliza vergoña 7.22 junto a vergoñosa 49.34; también vergonça frente a vergo[n]noso en la Cron. Troyana, si bien en ésta hay también casos de vergonçoso, y en las Ctgs. vergoña y vergoñoso (ambos con muchos ejs.) son generales. Para la documentación, V. el trabajo de Malkiel, Studies in Philol. 1944, XLI, 501-20; Cej. IV, § 752. En las demás lenguas romances no hay vacilación comparable: el cat. sólo conoce vergonya3, lo mismo en los romances de Francia e Italia; el logud. birgondza y el retorrom. vergondze responden a la fonética normal y general de estos idiomas, y así no importan mucho para el caso.

Sin duda alguna se ha exagerado la importancia de la dificultad que presenta el doble tratamiento vergüenza-vergüeña. Quien recuerde que Ge,i y D? siguen en toda la Romania occidental unos mismos caminos, y advierta que la combinación NGe,i vacila en castellano entre ñ y nz (LONGE > lueñe, pero SINGELLUS senzillo, GINGIVA enzía), no podrá sorprenderse mucho de la vacilación entre vergüença y vergüeña; verdad es que en este caso tenemos la sorda ç y no z antigua como en senzillo, enzía, franzir, unzir, etc., pero tampoco podemos olvidar que -D?- tras consonante (y aun a veces entre vocales) experimentó un ensordecimiento, dando HORDEOLUM orçuelo, VIRDIA berça, y en casos enteramente análogos al presente aparece GRANDIA > grança y los nombres germánicos ALDIGUNDIA > Alduença (-donça), THIUDIGUNDIA > Tedgüença y HINNIGUNDIA > Ennegüença (M. P., Oríg.1, p. 178, § 29). Luego es perfectamente superfluo recurrir a explicaciones descabelladas como la de Fouché (RH LXXVII, 12), quien pretende explicar (a)vergonçar por un imaginario e imposible *VERECUNDITIARE (y vergüença por analogía), o la de Ford (Old Sp. Sibilants, 44-6), que explica vergüença por analogía de los abstractos en -ENTIA, sin advertir que éstos terminan cultamente en -encia, y si ya es rara relativamente la forma popular -iença, más lo es todavía la semiculta -ença, que habría debido servir de modelo: como un *vergüencia ni siquiera existe, puede descartarse la idea sin insistir más.

Sin embargo, una vez reconocido el hecho de que la explicación del caso ha de ser fundamentalmente fonética, como dijeron bien M. P. (Manual, ed. 1941, p. 148) y M-L. (R. G. I, p. 431), queda todavía el deseo de buscar una explicación de la discrepancia. Ésta no parece ser de naturaleza dialectal, a juzgar por la repartición de las dos variantes en los autores antiguos. Más razonable sería admitir, en vista de la oposición entre riñe RINGIT y renzilla RINGELLA, o entre lueñe LONGE por una parte y los casos de senzillo, enzía, franzir, unzir, por la otra, que nz o es el resultado propio de la posición pretónica, y ñ el normal tras el acento: entonces se habría dicho primero vergüeña (-onha) frente a vergonçoso, avergonçar, y posteriormente cast. y port. habrían igualado en sentido opuesto. Esto es posible y quizá pudiera ser la explicación verdadera, aunque la repartición de formas en la Crón. Gral. gallega es la inversa a la que acabamos de señalar. La idea defendida por Malkiel de que vergüença representa una pronunciación semiculta o ultra-conservadora procedente de ambientes eclesiásticos, conventuales o literarios, puede sostenerse muy lógicamente, y es fácil formularla, en su aspecto fonético, en forma más completa de lo que hace su autor. Una pronunciación retardada vergunda se cambiaría en vergunza, y con trasposición de la , vergunza > vergüença al intervenir el ensordecimiento aludido; para el diptongo ue, comp. la forma estuence del Fuero Juzgo, resultante de IN-TŬNCԳ en hiato ante vocal; y por otra parte NASTURTIUM > mastuerzo y EXCURTIO > escuerzo, semicultismos por ser vocablos de naturalistas y hechiceros. Los aludidos nombres germánicos es natural, por su fecha de introducción, que presenten una evolución retardada, y en grança obraría el influjo del conexo grano, impidiendo que la N y la D? llegasen a fusionarse. Lo que apoya mejor el punto de vista de Malkiel es la aparición de esta forma semiculta bergundian ‘avergüenzan’ en un ambiente monástico del S. X como el representado por las Glosas de San Millán (n.° 75, en el sustantivo, más latinamente verecundia, n.° 17).

DERIV.

Vergonzante [1496, arag., BRAE VI, 743, ‘mendigo’; princ. S. XVII, Aut.]. Vergonzoso [-çoso, Berceo]. Avergonzar [-çar, Alex.: Cuervo, Dicc. I, 806-7], antes vergonçar [Gr. Conq. de Ultr.] y envergonçar [Cid... Nebr.], envergonçamiento (Nebr.); gall. avergoñaravergoña ao seu dono» Castelao 137.7). Desvergonzado [Alex.], desvergonzarse [Nebr.: Cuervo, Dicc. II, 1190-1], desvergüenza [1251, Calila 25.270; S. XV: Malkiel, n. 36], desvergonzamiento ant. (1.ª Crón. Gral.; Castigos de D. Sancho). Cultismos: verecundia y verecundo [ambos Acad. S. XIX], inverecundo.

Reverencia [Gonzalo de Berceo], de reverĕntĭa íd., derivado de reverērī ‘reverenciar’, y éste de vereri ‘ser modesto, tener respeto’ (de donde deriva verecundia); Cej. IV, § 75; reverencial [med. S. XVI, Aut.]; reverenciar [h. 1575]; reverenciable; reverenciador; reverente [Santillana (C. C. Smith, BHisp. LXI); -mente, Oudin; S. XVII, Aut.]; reverendo [Corbacho (C. C. Smith); 1545, Gracián, Aut.], reverendas; reberenda ‘la camella que está preñada’ (entre los moriscos de los SS. XIV-XV, Memorial Hist. Esp. V, 427ss.).

CPT.

Sinvergüenza [Acad. S. XX, pero es muy anterior], y los populares sinvergüencería (no sólo cub., Ca., 105) y sinvergonzón (Ca., 119); también se ha empleado alguna vez pocavergüenza («con la misma poca vergüenza que primero» G. de Alfarache, Cl. C. II, 266.9) = cat. pocavergonya.

1 Hay siempre ç sorda (y no z) en lo antiguo, y hoy en Cáceres (Espinosa, Arc. Dial., 35).―

2 Agréguese vergüeña en las Constituciones de Cartagena, de 1323-69 (G. Soriano, p. 196), vergoñoso en Sem Tob, copla 52. En los Proverbios del Marqués de Santillana (ed. 1530), vergüença (prov. 64, f°22r°2) se opone a vergoñosa (prov. 54, f°20r°1). Pero Santillana también emplea vergüeña y avergonçar (citas en Malkiel).―

3 Ignoramos lo que signifique un vergonça (ej. único) en el dicc. de rimas de Jaume Marc (1371). Será otra palabra. Si no, sería aragonesismo aislado, admitido a título de rima rara.