MOGATE, A MEDIO ~, ‘con descuido, a medias’: no consta que esta palabra haya tenido otro uso que éste y se desconoce su origen.

1.ª doc.: 1605, Pícara Justina.

He aquí los textos antiguos donde se halla. «Miró a medio mogate, al uso pícaro, / y viendo un libro sin título ni prólogo, / hizo el columbrón y pino de Ícaro», Pícara Justina, ed. Puyol I, 53; «le convirtieron en mona... no es posible este metamórfosis; mas quando mis culpas lo hizieran posible, sólo me consolara con que ay ya en el mundo tantas monas de medio mogate, que si yo lo fuera, fuera entre tantas monas, monarcha», ibid. II, 175; el Maestro Correas (1623) explica que esta locución se aplica «a lo que se hace con poco cuidado»; escribió Calderón «fué amor / de medio mogate esse, / y este es de mogate entero» (Aut.); Quiñones de B., en una sátira contra las frases hechas o tópicos de la conversación, se burla de ésta diciendo «aquesto es disparate / que es a medio mogate» (Puyol en dicha ed., III, 114); finalmente Quevedo la critica en la misma forma en el Cuento de Cuentos: «era el bellaco socarrón y mal hablado, y dijo... que no era barro casarse, y que él no se había de casar a medio mogate». Hay dos variantes fonéticas, que no sé hasta qué punto correspondieron a una realidad pronunciada. En la Pícara Justina I, 60: «tampoco me pareció cosa indigna de pechos nobles sufrir bayas y fisgas de fisgones rateros y de medio mocate, que aun el águila, según veemos, muestra... estar muy paciente y serena quando la corneja se pone, papo a papo, a partir peras con ella, y aun a hazer de ella burla con visajes y ademanes, sin que esto gaste un adarme de su paciencia»; en el Rinconete y Cortadillo de Cervantes: «así como Monipodio bajó, al punto todos los que aguardándole estaban le hicieron una profunda y larga reverencia, excepto los dos bravos, que, a medio magote, como entre ellos se dice, le quitaron los capelos, y luego volvieron a su paseo» (así en las dos primeras ediciones, enmendado en mogate por los editores posteriores)1.

Parece ser frase anticuada en el lenguaje común, puesto que todos los editores sienten la necesidad de comentarla, pero todavía se lee en algún escritor castizo de los SS. XVIII y XIX, como Gallardo y Moratín (escribió éste «nunca la he dado licencia de tener otro mal que alguna jaquequilla de medio mogate»). Por lo demás no se halla en los principales diccionarios dialectales, en portugués, etc.; y aunque en la Pícara y en el Rinconete está categóricamente calificada de locución germanesca, tampoco figura en Juan Hidalgo ni en el libro reciente de Hill.

En realidad no consta cuál fué el sentido primitivo de esta expresión. Escribió Covarr.: «es nombre arábigo, y significa cobertura o baño que cubre alguna cosa, y assí particularmente llamamos mogate el vidriado basto y grossero con que los alfahareros cubren el barro de los platos y escudillas; y porque algunas vezes no cubre más que sola la una haz se llamó ésta obra de medio mogate; su raíz es mugati, que en Arábigo vale cubierto o dissimulado: y de allí llamaron mogatos y moxigatos a los dissimulados». Nada hay de inverosímil en sí en esta explicación semántica, copiada luego servilmente por muchos diccionarios2, entre ellos Aut. y la Acad.; pero que mogate significase ‘barnizado’ no consta en otra parte alguna, y el crítico escarmentado por las infinitas invenciones de Covarr. tiene el derecho y el deber de desconfiar. Con su coletilla lo prueba el propio lexicógrafo, pues la forma mogato es evidentemente inventada para justificar su inadmisible etimología de MOJIGATO, de origen bien conocido y sin relación con el árabe; aunque Aut. y la Acad. copien otra vez a Covarr., una forma mogato ‘hipócrita, mojigato’ no ha existido ciertamente nunca. En cuanto a mogate, observa prudentemente Dozy, después de explicar que Covarr. piensa en muġáttī, participio activo de ġáttà ‘cubrir, tapar’: «esta opinión me parece bastante plausible; sin embargo, no he encontrado en diccionarios ni en autores arábigos palabras derivadas de ġáttà que signifiquen ‘hipócrita’ o ‘barniz’». No puedo hacer más que corroborar esta afirmación del sabio arabista, pero acentuando sus dudas, pues además de las numerosas fuentes de que él disponía (Suppl. II, 217b), he consultado vanamente otras que entonces no eran accesibles (Beaussier, Lerchundi, Fagnan, Ben Sedira, Gasselin, etc.). Todo indica, pues, que estamos ante una conjetura infundada de Covarr. Me abstendré de sustituirla por nada positivo, pues hay que tener sumo cuidado con las palabras de germanía, de orígenes a veces insospechables, mientras una casualidad no nos depare algún precioso indicio3.

1 El primer borrador de Cervantes trae en su lugar «de través y al desgaire le quitaron los sombreros». Ed. crítica de Rz. Marín, p. 277; Cl. C., p. 174.―

2 Ya lo hace Oudin en su ed. de 1616, pero nada decía en 1607. Está claro, pues, que copia a Covarr. (1611).―

3 Recordando los catalanismos bastante numerosos del lenguaje de los jácaros, y tomando en cuenta el significado del primer ej. de la Pícara y la forma cervantina, ¿habrá que pensar en el cat. mig d’amagat ‘medio a escondidas’? Desde luego es idea sugestiva, mas por ahora hay que dejarla en cuarentena. ¿O partir más bien de mocat en el sentido de ‘a medio sonarse’? ¿O del árabe muġáƫƫas ‘zambullido, bautizado’ (V. artículo anterior)? Las posibilidades son muchas, pero no pasan de tales. La de Covarr. es otra más, aunque pretenda pasar por algo cierto.