MIERA, ‘trementina del pino’, ‘aceite de enebro’, probablemente de un lat. vg. *MĔRA>, de origen incierto, tal vez céltico, aunque podría tratarse de un cruce del lat. MȷRRHA ‘mirra, gomorresina de un árbol de Arabia’ con MĔRUS ‘vino puro’: cruce explicable por la costumbre romana de perfumar el vino con mirra.
1.ª doc.: doc. de Sahagún de 1253.
La ac. ‘trementina de pino’ no figura todavía en Aut., pero mêra ‘resina de árbol’ es conocido en el portugués de Tras os Montes, así en el Sureste como en el Noroeste de esta región (RL III, 328; V, 97). De ahí quizá se pasara a ‘llovizna, niebla húmeda’, en particular la que daña al centeno y a las cucurbitáceas, ac. que tienen mera y merada en Galicia (Vall.; Lugrís; RL VII, 218; Álvarez Giménez; V. más derivados aquí, s. v. GARÚA; Sarm. 62v, 63r, la define como «niebla pegajosa»); por lo demás, méra ‘aceite de enebro’ pertenece al portugués común [Bluteau]. Acaso venga del mismo origen el nombre de población Miera en la provincia de Santander2, Mieres en Asturias. Gall. merado ‘malogrado’ («trocaráste nun figo merado», «o froito merado dos seus amores», Castelao 279.3f., 167.13).
Hasta ahora sólo M-L. ha estudiado el origen de miera. Sabido es que el lat. MĔRUS, propiamente ‘puro’, acabó por ser une de los nombres del ‘vino’, y en este sentido se ha conservado mierཙ en el dialecto de Bari y en el de Nápoles (REW 5535); M-L. supone que de ahí salga el cast. miera, evidentemente con traslado semántico de ‘vino’ a ‘aceite de enebro’. Pero este traslado semántico es inverosímil, tanto más cuanto que la miera es líquido aceitoso y repugnante. Por otra parte el judeofrancés meyre o merre, judeocatalán mira o mera, es el nombre de la mirra, y según Blondheim (Rom. XLIX, 380-1) mierre se halla en el mismo sentido en francés antiguo; de hecho, según Dupire, así hay que traducir mierre en el picardo Destrees, de princ. S. XVI, y no ‘vino’, como había hecho el editor H. Petersen (Rom. LIV, 287); y metra es errata por merra ‘mirra’ en un glosario latino trasmitido en ms. del S. IX (CGL V, 372.41). Estas formas no pueden explicarse como meras continuaciones del grecolatino MȷRRHA o MŬRRA ‘mirra’, que no darían cuenta del diptongo ie francés ni de la r sencilla del catalán. Como es bien conocida la costumbre de los romanos de perfumar el vino con mirra (Plinio XIV, xiii, 15; Catulo LXVI, 78), se comprende que el vulgo romano alteraría el extranjerismo MȷRRHA pronunciándolo *MĔRAl>, por influjo de MĔRUS ‘vino’. Ahora bien, la miera coincide con la mirra en emplearse como bálsamo curativo, y en extraerse de la resina de un árbol por incisión (así se hace aun con el aceite de enebro, según la descripción de Bluteau): es natural, pues, que se le aplicara este nombre.
No creo que pueda venir de un gót. *SMAÍRA3 ‘grasa, unto’, hermano del a. alem. ant. smëro íd. (alem. schmeer), neerl. smeer, ags. smeoro (ingl. smear), isl. ant. smj྿r, pues no sería fácil de explicar la caída de la s-4, y en gótico sólo se documenta la forma sufijada smaírthr. Es verdad que, contra lo que se había creído, este vocablo no es sólo germánico, sino que parece haber tenido considerable extensión en las lenguas indoeuropeas, ya que se encuentra además en tocario occid. Ɋmare ‘grasa’ (W. Krause, Tocharisch, 1971, p. 10), gr. σμυρ ζειν ‘embadurnar’ ‘pulir’; ahora bien hay en la misma familia indoeuropea variantes sin la s- y de significado relacionable con el de la palabra castellana: lat. medulla y lat. vg. merulla ‘meollo’, griego μύρον ‘savia’, ‘aceite oloroso de ungir’, y en particular el galés mer ‘médula’ junto al irl. ant. smiur (smera) ‘médula’; de suerte que bien puede tratarse de un celtismo *MĔRA con un sentido como ‘savia grasienta, médula de una planta’. Con carácter culto y sin cambio de significado myrrha dió el cast. mirra, documentado desde el Cid. Mirria J. Ruiz G 27a.
DERIV.
Mirrado. Mirrino. Comp. DESMIRRIADO.
1 No entiendo el sentido en Quiñones de B., NBAE XVIII, 804b: «en mi casa sin miera / irá un criado a avisar que coméis fuera». Acaso ‘sin burla, de verdad’, por las bromas pesadas que se hacían con los untos de miera, como explican Cervantes y su comentador, en el lugar citado (?).― ↩
2 De ahí seguramente el nombre de la comarca de Trasmiera, ya documentado en escritura de Santoña de 1191 (M. P., Oríg., 394).― ↩
3 Ni siquiera admitiendo confusión con el antiguo nombre germánico de la hormiga, neerl. mier f., neerl. medio miere, ags. mǴre, cf. esc. ant. maur (parientes del lat. formica, griego μύρμƓξ, etc.) y también en gótico debió ser miera, por lo menos tenía esta forma en el gótico de Crimea. Pero no se ve qué relación semántica haya entre la hormiga y el aceite de enebro.― ↩
4 Vising, en su artículo del ARom. I, trató de probar que la S- líquida puede desaparecer en los germanismos romances. No menciona el caso de miera. Pero la tesis de Vising, fundada sólo en etimologías discutibles o erróneas, no es aceptable. ↩