MECHA, palabra común con el portugués, y afín al fr. meche, probablemente tomada de este último en fecha antigua; pero el fr. mèche a su vez es de origen incierto: su hermano el oc. meca íd. indica una base *MĔCCA, quizá de origen prerromano.

1.ª doc.: Berceo.

«Ant el cuerpo precioso que Dios mucho amaba / colgaba una lámpara que siempre alumnaba: / nunqua, días nin noches, sin olio non estaba, / fuera quando el ministro la mecha li cambiaba», S. Mill., 331. También en el glos. del Escorial («mecula: mecha»); en Enrique de Villena: «metido en ceniza el vaso tendréis, / con lámpara e mecha el fuego le deis, / fará la materia ser seca en delante» (RFE XIX, 178); APal. «scatex... un linaje de matula o mecha» (437d); Nebr. «mecha de candil: lichnus, mixus»; Juan de Valdés «oído he contender a mugercillas sobre qual es mejor vocablo, mecha o torcida; yo por mejor tengo mecha...; Candil sin mecha, ¿qué aprovecha?» (Diál. de la L. 112.24). Otros ejs. de las varias acs. modernas en Aut. Como puede apreciarse es voz de uso constante desde fecha bastante antigua, y hoy general.

Del portugués mecha hay ejemplos abundantes desde princ. S. XVII por lo menos (D. do Couto; V. otros en Bluteau y Moraes), y es posible que sea allí tan antiguo como en castellano (adviértase, sin embargo, que en portugués, además de torcida, sufrió el vocablo la concurrencia del antiguno y arraigado MATULA). En catalán metxa [1643] no es voz castiza (sólo lo es el celtismo ble), y allí sólo se emplea en las acs. técnicas ‘mecha para dar fuego a minas y barrenos’, ‘haz de hilas’, ‘haz de fibras textiles para hacer hilo’, ‘saliente de una pieza que se mete en otra’.

El fr. mèche es voz antigua y bien arraigada, de gran desarrollo semántico en el idioma; aunque los lexicógrafos medievalistas no se han ocupado mucho de mèche, se documenta ya varias veces en el S. XIV y seguramente antes (no puedo fechar el glosario que cita God. X, 134c, comp. V, 210a): no hay duda de que es tan antigua como el idioma. En lengua de Oc se halla meca en dos textos languedocianos del S. XIV, y mecha (forma septentrional, o mera grafía) ya a med. S. XIII; hoy la forma afrancesada mecho se ha generalizado en casi todo el territorio occitano, pero en Gascuña persiste mèque f. «mèche», «roupie», mèco f. «bouchon, tampon, emplâtre, sotte personne» (Haut Bigorre), «moelle du bois» (Gers), vid. Palay1. La comparación de la forma francesa con la occitana indica inequívocamente una base en -CCA, según reconocen Gamillscheg y Bloch: aquél supone *MԷCCA, éste *MÌCCA ; en realidad el francés y el occitano antiguo admitirían, además de éstos, *MÈCCA , y el vocalismo abierto del gascón supone precisamente este último.

Como étimo se viene señalando el gr. μύξα ‘moco’, ‘pábilo’ (lat. MYXApábilo’), desde el tiempo de Diez (Wb., 213), pero los expedientes fonéticos a que éste recurre para explicarse la evolución de la X son inaceptables, y M-L. (REW 5804) habría hecho bien en decir que esta etimología es imposible y no «dudosa». Queda la sugestión de Horning (ZFSL X, 243) de que MYXA se cruzara con MŬCCUS ‘moco’ en galorromance, aceptada no sin vacilaciones por sus sucesores. Hay una serie de pequeñas dificultades, que entre todas llevan a desechar esta idea: el resultado de tal cruce debiera ser *MYCCUS (que sólo cruzándose de nuevo con MYXA habría llegado a *MYCCA), ‘pábilo’ no es lo mismo que ‘mecha’ (aunque puede pasarse de lo uno a lo otro), y sobre todo tropezamos con la Ĕl>2>. Es probable que sea otra la etimología, quizá prerromana, como indudablemente lo es la del cat. ble, oc. bleze, ‘mecha, torcida’3; acaso debamos prestar atención a la idea que sugiere Gamillscheg: parentesco con el irl. ant. meccon ‘raíz’, irl. mod. meacan ‘zanahoria’. Gamillscheg se expresa con dudas y tiene razón en hacerlo así. En lo fonético no habría gran dificultad, pues como observa Pedersen (Vgl. Gramm. d. kelt. Spr. I, 159) dicha palabra irlandesa parece suponer una base céltica meqon-, con alternancia flexiva meqn-: -qn- da -kk-, de donde, combinándose las dos formas flexivas, el tipo mekkon- supuesto por el irlandés antiguo; ahora bien, nada se opondría a que supusiéramos que en galo meqn- dió mekk-, y que de ahí se formara el femenino galorromance *MĔCCA. Aunque el vocablo en cuestión sólo parece hallarse en irlandés y no en las lenguas britónicas, no sería demasiado audez atribuirlo al galo, puesto que según Pedersen tiene afines en germánico, báltico, eslavo y griego. Pero el aspecto semántico de la cuestión es menos incitante, pues las fuentes irlandesas medievales traducen el vocablo no sólo por ‘raíz’, sino también ‘bulbo, tubérculo’ (Windisch, s. v. mecon, sust. masc.), y a juzgar por el irl. mod. meacan ‘zanahoria’, y por otra parte el a. alem. ant. mâgo, eslavón makŭ, gr. μƲκων ‘adormidera’, la idea de ‘bulbo, tubérculo’ ha de ser la fundamental; ahora bien, esto ya nos lleva muy lejos de la idea de ‘mecha’4, de suerte que si no se hallan más datos célticos que aconsejen lo contrario, habremos de dejar la idea en cuarentena, y buscar, si acaso, otro origen prerromano5.

Queda finalmente la cuestión de si el cast.-port. mecha es autóctono o tomado del francés, que no podrá resolverse definitivamente mientras no conozcamos con seguridad la etimología última del vocablo. El hecho de que el cast. mecha ya se documente a princ. S. XIII podría inducirnos a creerlo autóctono, admitiendo un étimo diminutivo *MECCŬLA6; sin embargo, no creo que en apoyo de esta idea pueda aducirse el tardío mecula del glosario del Escorial, que probablemente es errata de lectura por metula (vid. MATULA), sin relación etimológica con mecha. Ante el pasaje de Berceo, me inclino a creer que en castellano y portugués tenemos uno de los galicismos de carácter eclesiástico introducidos por los monjes de Cluny; el it. miccia ha de ser también galicismo7. Para las acs. secundarias de mecha me bastará referirme a Aut.8.

DERIV.

Mechar [Aut.]9; amechar (ast. ‘despabilar la mecha del candil’ V); enmechar. Mechazo. Mecherom. de candil: nasus, mixa», Nebr.]; mechera. Mechón [Oudin]; mechoso; mechusa gnía. ‘cabeza’ [J. Hidalgo; ejs. en Hill].

1 Según Mistral meco «moelle de sureau, moelle d’un os, en Gascogne». Behrens, Festgabe Mussafia, 84, observa que es la misma palabra que mèche, y compara para la evolución semántica oc. fieu de l’esquino, alem. dial. rückstrang: luego la idea básica sería la de ‘cordón’. Compara además necho que según Mistral también reuniría las acs. ‘mecha’ y ‘médula’. La ac. «moelle du bois» anotada por Palay podría sugerir otro camino semántico. En cuanto a la variante meuco de Mistral, no resulta claro de este diccionario que tenga el sentido de ‘médula’ (Behrens la explicaria por cruce con meulo MEDULLA).―

2 ¿Habría quizá la pronunciación tardía de la υ griega como ō, a que se ha referido alguna vez M-L., y que quizá explique πάπǢρος > papel, papier, βούτǢρον > gasc. boudé, μǭυρτος > prov. nerto? Pero son casos todos que pueden explicarse de otras maneras, y que de todos modos tienen y no ȇ.―

3 El gót. *BLESA (deducido del a. alem. med. blas ‘cirio, antorcha’), admitido en el FEW I, 406b, no es posible por razones fonéticas. Las formas romances postulan como base una forma *BLԷDէNU, o algo análogo, sin duda celta (MELENA, nota).―

4 Las denominaciones de la ‘mecha’ suelen basarse en la idea de ‘torsión’: cast. torcida, ár. fatîla o maftûla (V. MATULA), alem. docht, wieche; o bien ‘moco, pábilo’: gall. pábilo ‘mecha’, etc.; o proceden del gr. Ɔλλύχνιον, derivado de λύχνος; ‘lámpara’ (> it. lucignolo, fr. lumignon). Todo esto nos deja lejos incluso de meccon ‘raíz’.―

5 Claro que debe dejerse abierta la posibilidad de que MEKK- evolucionara en galo hacia la idea de ‘raíz filamentosa’ y de ahí luego ‘mecha’. El origen vegetal del cat. ble reforzaría esta posibilidad hasta cierto punto. En favor del étimo MYXA + MUCCUS, alega Bloch que mèche se cruzó nuevamente con moucher en hablas del Oriente de Francia, y recuerda en sentido contrario candela para ‘moco’. También se podrá tener en cuenta el b. lat. nixa frente a lemos. necho, it. (dial.?) niccia, citados por Diez. Pero son apoyes muy débiles y vagos.―

6 Nótese, empero, que el punto de partida en castellano debiera tener Է, pues la palatal tardía ch < CCL no habría impedido la diptongación. Lo cual se contradice con el gasc. mèco.―

7 La idea de Barbier, RL XIII, 142, de que mecha venga de un *MISCULA, trasposición de *MYXULA, no tiene verosimilitud alguna. No hay casos paralelos de trasposición. Tampoco es de creer que mechar «larder» venga de *MISCULAREmezclar’. Todo esto es construído e inverosímil.―

8 Agréguese la cubana ‘la parte delgada en que termina un látigo, etc.’ (Ca., 52).―

9 Para la ac. ‘pringar o lardar (a un esclavo como castigo o tormento)’, vid. Ca., 90-91; aparecería ya en el S. XVI, pero sólo cita ejs. de pringar en este sentido. De ahí, más que de la del cirujano es posible que venga la frase aguantar la mecha (vid. Ca., 113). O quizá más bien del que sujeta la mecha de un cohete, etc.