MARCAR, de origen germánico, probablemente tomado del it. marcare ‘señalar una persona o cosa (esp. una mercancía) para que se distinga de otras’, y éste seguramente del longob. *MARKAN (a. alem. ant. mẹrken ‘atender, notar’, ags. mearcian ‘señalar con una marca, anotar’, ags. mearc, escand. ant. mark ‘signo, señal, marca’).
1.ª doc.: 1488, N. Recopil. V, xxii, 81.
Es visible en todo esto el carácter secundario e importado que tiene el vocablo en España. Pero no lo es menos, aunque por otras razones, en Francia. Ahí la q de marquer y marque es señal visible de procedencia forastera, y lo confirma la fecha: marque no aparece hasta med. S. XV (God. V, 262a, en el picardo Monstrelet) y el verbo marquer no se registra antes, aunque un ej. de marqueur en 1328 (God. X, 126c, en Agen) parece indicar que ya había empezado a correr en el siglo precedente, por lo menos en el Sur de Francia. Difícilmente podemos admitir una procedencia occitana, pues allí el vocablo no se documenta tampoco hasta el S. XV (Nimes, 1438, en Rayn. IV, 156a; Limoges, 1440, en Levy, V, 220a), y tampoco cabe achacar la q francesa a un influjo dialectal normando-picardo, pues lo que se halla en francés antiguo no es marchier, marche, sino solamente merchier, merche, y sobre todo el masculino merc, frecuentísimo desde el S. XII: ahora bien a estas formas correspondería merquier, merque, en normando-picardo. También en lengua de Oc la única forma castiza y antigua es mercar, merca, frecuente en la Edad Media, y hoy todavía muy vivaz en gascón. Estas formas con e son indudablemente las únicas genuinas en Francia, y procederán de un fránc. *MԷRKJAN o de un sustantivo de la misma familia. La patria romance de las formas con a hay que buscarla fuera de Francia y España, es decir, en Italia, donde en efecto nuestra familia está arraigada desde antiguo. Fra Guittone d’Arezzo († 1294) emplea ya marcare «segnare, notare» (junto con marcare «coniare, battere», que puede derivar de marco ‘moneda’; Monaci, Crest., pp. 297, 693), en el sentido ‘imprimir una marca de infamia’ lo hallamos en muchos estatutos lígures medievales, entre ellos uno de 1381 (Rossi, Misc. di Storia d’It. XLIV, 177b), para ‘señalar con marca comercial’ está en docs. de 1384 y 1389 (Edler, Gloss. of Med. terms of business), y Tommaseo lo registra en el sentido de ‘poner una marca oficial en una arma’ en Matteo Villani († 1363), y «segnare i pesi e le misure» en varios estatutos antiguos; además tenemos la variante marchiare en Giovanni Villani († 1348) y en Bellincioni († 1492), en sentido comercial en doc. de 1376 (Edler) y hoy sigue siendo normal en esta ac.; hay también los sustantivos, que creo postverbales, marco [1389, Edler], marchio y marca, no menos antiguos. De Italia han de proceder, pues, las formas de los demás romances. Y en efecto la reducción del tipo germánico *MARKJAN a *MARKAN es normal en la fonética longobarda, y ejemplificada en palabras de estructura parecida por los germanismos italianos (Gamillscheg, R. G. II, p. 216); otros vocablos de esta procedencia presentan la J todavía conservada, de suerte que no sería imposible que marchiare correspondiera a la forma más antigua *MARKJAN No hay dificultad en suponer que el verbo *MARKJAN existiera ya en germánico con el sentido de ‘marcar’, pues en anglosajón las acs. ‘señalar con dibujo, estampilla, etc.’, ‘anotar’, ‘destinar’, se registran ya alrededor del año 1000 (luego son autóctonas y no debidas a un influjo romance; vid. NED, s. v. mark), y el verbo alemán mẹrken pertenece ya a la fase del alto alemán antiguo. Por lo demás no puede descartarse del todo la posibilidad de que el sustantivo marca o it. marco en el sentido de ‘señal’ sea lo primario y que de ahí derive el verbo marcare (el ags. mearc ya se registra con este sentido en 950), pero la vacilación de la terminación marca ~ marco en romance más bien parece indicar que el verbo sea primario, y además hay discordancia entre la terminación femenina de la forma romance predominante y la terminación consonántica de los sustantivos germánicos del mismo sentido (el alem. mod. marke será forma de influjo francés, como ya dice el NED).
Por lo demás es preciso distinguir marca ‘señal’ y marcar, de otras palabras del mismo radical que entraron en romance por vías diversas. Marcar en el sentido de ‘multar’ y ‘tomar represalias’, con el sustantivo marca ‘confiscación’, ‘represalias’, parece ser oriundo del Sur de Francia, de donde proceden los ejs. más antiguos, y es posible que deba separarse totalmente de marcar ‘señalar’, derivándolo de oc. ant. marcar ‘pisotear’ (para el cual V. MARCHAR) 4; de la lengua de Oc ha de ser tomado el cast. ant. marcar que en el mismo sentido cita Cej. (La Lengua de Cerv., s. v.) en un doc. de 1220.
Marca ‘frontera’ o ‘territorio fronterizo’ parece ser el sentido etimológico de la familia germánica (de donde se pasó a ‘señal que marca un límite’ y luego ‘señal’), y en este sentido el vocablo pasó temprano al galorrománico por conducto del fráncico (Gamillscheg, R. G. I, p. 157); desde el occitano o desde el latín galicano se extendió el vocablo a España, donde ya lo registra Nebr., si bien como voz nueva. En gallego-portugués existió también. Pero lo que aquí se halla, y con arraigo mucho mayor es un masculino marco ‘mojón’, todavía vivo en gallego (Vall. cita un adagio popular; RL VII 217); Sarm. CaG. 72v, 216r, sólo cita topónimos pero es frecuentísimo con este carácter5, y tanto o más en Portugal: lo mismo como piedra clavada por el hombre que como roca aprovechada para marcar un límite [1091, CortesƟo, Subs.], y en fin significa ‘frontera’ ‘límite’ («a ribeira de Caya é marco de Reino a Reino», entre Portugal y Castilla, en Sá de Miranda, etc.). No es fácil asegurar si es innovación portuguesa sacada de marca o si es tanto o más antiguo que éste, mas parece más bien esto último; y aunque en gótico y a. al. ant. sólo se halle marka, el ags. mearc ‘límite’ y el isl. ant. mark (neutro) ‘signo’ dan pie para creer lo mismo.
Hay luego otro vocablo que creo emparentado, pero no como germanismo sino palabra de substrato: gall. cómaro, port. ant. cómaro, mod. cômoro. Define Sarm. conjuntamente cómaro y su derivado comareiro «aquellos límites de las heredades que por no ararse están siempre verdes» (CaG. 105v); en particular comareiro es la ‘ladera hacia una pared, donde se siembra algo’ (149v), 108v, 215v, 218v, 221v; aunque en Pontevedra se dice más bien birta (literalmente ‘ruptura’), y en Xubia pronuncian camareiro (forma alterada paronomásticamente); es voz más o menos conocida en todas partes; también Vall. explica claramente comareiro y cómaro ‘faja o residuo de tierra dejada a inculto, o a campo, alrededor de una heredad labrantía, para que sirva de tránsito o pasto’, y Lugrís, abreviando, cómero ‘pequeño ribazo’, pero en definitiva resulta siempre que entre las dos heredades hay una linde ―marcada o no por pared― y así forzosamente hay que dejar junto a ella una franja de terreno no labrada; de ahí los sentidos secundarios de ‘montón de tierra que separa’, «peça de terrƟo ajardinado» y «muro que nas propriedades rústicas sustenta a pressƟo dos terrenos declivosos», muy desarrollados en los textos portugueses; y cómbaro ‘prado de secano’ que Aníbal Otero recoge en el Alfoz de Lugo (Apéndice a Eladio).
En portugués propiamente dicho hallamos muchos casos de cômaro en diplomas de 925, 1059, 1250, etc., y CortesƟo sólo cita de cômoro uno antiguo de 986, que se debería comprobar; más tarde, en el período clásico, en el país vecino se propaga y prepondera la forma asimilada cômoro, pero Sarm. señala comaros y comareiros en escrituras medievales de Pontevedra (69v) y comareiro en una de 1355 (88r)6.
Creo que tenemos en esto un vocablo de substrato, de la misma raíz indoeuropea MER-G- que ha dado el germ. mark, el lat. margo ‘margen, linde’ y el persa mod. marz ‘país limítrofe’; en las lenguas célticas está documentada una forma de la misma raíz, con estructura distinta, MROGI (irl. ant. mruig) o MROGA (galo broga, -brogoi), etc. (IEW 738 Ernout-M.); en una lengua de substrato, del grupo del sorotáptico, fácilmente se podía formar un derivado en KOM- apuntando a la idea de ‘co-lindar’, ‘limitarse recíprocamente dos vecinos’: tal derivado existe en anglosajón gemearc ‘frontera, franja fronteriza, delimitación’, y a él correspondería rigurosamente el supuesto *KÓMMERGO-, pues es bastante normal que tales derivados llevasen acentuación inicial. Pero al latinizarse el país, la G, fonema débil sobre todo ante vocal labial (AGŬRIU, AGŬSTU se reducen a AÚRIU, AÚSTU en tantos lugares), se perdió pronto, por presentar la terminación átona -ERGO- con sílaba cerrada, un tipo estructural inusitado en la lengua. Del resultante CÓMMERO- pasaron los más a cómaro (cf. cuévano, lábana, it. òrafo, etc.) y otros a cômoro o hasta cômbro.
Rechazo sin vacilar el étimo CUMULUS que se ha dado tantas veces para esta palabra, no sólo porque en portugués y gallego esto sólo podía dar cóm(o)o, sino porque el significado no corresponde. Así por lo semántico como en el aspecto fonético (puesto que -MB- no se cambia en -m- en gall.-port.), debemos rechazar como étimo el célt. KOMBERO- ‘confluencia’ o KOMBORO- ‘acumuladizo, conglomerado’ (IEW 132.1f., 130.3f.), con los cuales sólo cabría combinar, a lo sumo, suponiendo que en Galicia y Portugal se superpusieron al KÓMMORGO- o sorotáptico, confundiéndose con él en lo acentual y en la terminación fonética.
No hace falta, pues es fácil que KOMMERGO- se redujera pronto a *KOMMERO-. No examinaré ahora a fondo otra idea etimológica que aparece menos natural desde el punto de vista semántico, pero que acaso valdría la pena de explorar algo más. El irl. ant. comarbe, -ba, que se traduce como ‘co-heredero’ (Pok., IEW 781.8f.) o ‘cofrade’ (Weisgerber, Rhen. Germ.-Célt. 362), aplicado a San Benito (colega de los monjes irlandeses de Fleury en 650-670) es derivado en KOM- de un ORBHO- ‘desamparado, huérfano’ (> ‘joven heredero’); habiendo verbos en irlandés de la misma raíz, con otros prefijos, que significan ‘entregar’ (ro-eirpset, no-m-erpimm) no sería inconcebible que, en otras hablas célticas, el tipo KÓM-ORBO- hubiese tomado el sentido de ‘terreno abandonado’; para más documentación de ORBIO- en irlandés y en nombres galos, vid. Pedersen, Vgl. Gr. I, 117s., y H. Schmidt, ZCPh. XXVI, 252. Del mismo *KOMMERGO- quizá sea variante Combarcio, lugar del municipio de Tineo, occidente de Asturias (que no puede ir con el gall.-port. várzea, leon. bárcena, pues está ya afuera de la zona donde se pierde la -N- intervocálica) (supongo erróneas las grafías Combacio y Combarice que dan otros). Otro derivado prerromano de esta raíz sería *MERGAUCIA > *mer(g)ouza > gall. marouzas, marouciñas ‘ribazos de broza y piedras que suele haber entre los comareiros, como tierra inútil’ (Sarm. CaG. 108v), trasm. marouça ‘torrƟo de terra’ (Moraes, 10.ª ed.).
Finalmente marco ‘moneda’ es ya muy antiguo en Castilla, y documentado con frecuencia, no sólo desde el Cid, sino además en docs. desde 1026 (Oelschl.); hay también la variante marca [1120; M. P., Cid, 748; Mateu, Glos. Esp. de Numismática, s. v.]. Propiamente el marco o marca era el patrón ponderal o pesa tomada como modelo y contraste de la moneda de valor legal. En este sentido el vocablo es evolución semántica de la idea de ‘signo’ y figura ya en los varios idiomas germánicos occidentales y nórdicos desde fecha antigua: la forma germánica parece haber sido MARKA (Gamillscheg, R. G. I, p. 186), que tomada en romance por un plural neutro daría lugar a la formación de un singular nuevo *MARCU; según el citado autor el vocablo se habría extendido en romance desde Francia, aunque en realidad no puede descartarse del todo una procedencia directa del gótico en español. Partiendo de la idea de ‘patrón de moneda’ se pasó a sentidos análogos, como ‘instrumento de que usan los zapateros para tomar la medida de los zapatos’ [Aut.], y también, pasando por ‘patrón (en general)’7 se pasó a ‘cerco que rodea una puerta o ventana’ [Muñoz, princ. S. XVII] y ‘moldura que circunda una pintura’ [Muñoz, Lope].
DERIV.
Marca (V. arriba). Marcador (V. arriba). Marcación. Marco (V. arriba). Comarca [h. 1540, P. Mexía], derivado de marca ‘frontera’; comarcar [princ. S. XIV, Zifar, 36.17; 1480, N. Recopil. VII, vii, 3]; gall. ant. comarca ‘territorio colindante’ [Ctgs. 115.166]; gall. ant. comarcar ‘lindar’ [Gral. Est. gall. 57.9]; comarcano [S. XVI, Aut.; los comarcanos vaqueros y pastores, en el navarro Arbolanche, 48r13]. Demarcar [h. 1600, Mariana]; demarcación.
Marqués [hacia 1340, Poema de Alfonso XI, 1310d, 1726a; Glosario de Palacio; Alonso de Pal. 265b], tomado de oc. ant. marqués íd., derivado de marca, en el sentido de ‘jefe de un territorio fronterizo’; marquesa; marquesado [1479, BHisp. LVIII, 361; Nebr.]; marquesote ‘joven rico desocupado’ [frecuente en Lope, M. P., RFE XXII, 392-3]; marquesota [Academia 1884, no 1817]8; marquesina o marquesa [ambos ya en Academia 1869], imitados del fr. marquise íd., antes ‘toldo tendido sobre la tienda de un oficial’ (así llamada porque de esta manera se distinguía de las demás). Marqueta. Marquetería, tomado del fr. marqueterie, derivado de marqueté ‘taraceado’. Marquilla. Marquista.
CPT.
Margrave, tomado del alem. markgraf, compuesto de mark ‘frontera’, y graf ‘conde’; margraviato.
1 Marquar, lección de Janer en Sta. M. Egipciaca v. 556 (p. 311b) es inaceptable por el sentido, además de su inverosimilitud cronológica. Quizá deba leerse menguar con Pidal.― ↩
2 «Esta muger es marcada ramera, según tú me dixiste: quanto con ella te passó has de creer que no caresce de engaño», acto 19, Cl. C. II, 188. De ahí el jergal marca ‘prostituta’ [1609, J. Hidalgo], también fr. marque [S. XV, Villon], como ya reconoció Dauzat (Rom. XLVIII, 409-10). Marquise en el mismo sentido [1628] es floreo verbal y no forma primitiva (como quisiera Sainéan Sources Indig. I, 363; otra explicación inaceptable del mismo, BhZRPh. I, 67). De ahí cast. marquisa y marquida (< marquisa × marcada), también en Hidalgo.― ↩
3 Es verdad que en este caso hay algún ej. de paso de -KJAN a -cire (o. c., p. 227), pero pudo haber otro tratamiento en circunstancias dialectales o cronológicas diferentes.― ↩
4 Tilander, Rom. LVII, 429-31, cree que se debe partir de la marca impresa a las mercancías confiscadas; lo cual tiene el grave inconveniente de suponer para el occitano del S. XII la existencia de un marca ‘señal’ que allí no aparece hasta el XV y como italianismo, siendo merca lo único autóctono. Faire marca es postverbal de marcar y no al revés. Marcar ‘imponer represalias’ se introduce también en Cataluña en el S. XIII (glos. de Oliver a las Costumbres de Tortosa; Du C.).― ↩
5 Lo emplea él mismo en el sentido de linde del término de una población: «lugar de Magallanes se pone por marco» en una escritura medieval de Pontevedra, dice analizándola y quizá leyéndolo en ella (89v). Y, hablando de los montes de Marcón, al SE. y cerca de Pontevedra: «se llamaría así por aquella alta peña fita, que parece marco o marcón, y de hecho allí se dividen algunas feligresías (p. 32).― ↩
6 Además también anotó Sarm. una forma alterada camaro ‘comareiro, comaro’ en la Ría del Ferrol (CaG. 221v).― ↩
7 De diversos marcos es ‘de diversos tipos o clases’ en J. Ruiz 1110b.― ↩
8 Éste y quizá el anterior se tomarían del cat., donde marquesota es ya medieval (Cobles de la Marquesota). ↩