LUENGO, ‘largo’, ant., del lat. L֊NGUS ‘largo’.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Glosas Silenses; doc. de 994, Oelschl; etc.).

Fue de uso general en toda la Edad Media (ejs. al azar: S. Mill., 128; Alex., 58, 136; Fn. Gonz., 7, 188; aún APal. 17b, 48d, 252b: Nebr. «luenga cosa: longus»). En el S. XVI ya pasa a ser vocablo anticuado, aunque no de un modo brusco; J. de Valdés quisiera preservarlo en su lengua procer: «luengo por largo, aunque lo usan pocos, yo lo uso de buena gana», pero se apresura a citar el estilo arcaico del refranero: «de luengas vías, luengas mentiras» (Diál. de la L., 111.17); todavía figura en el primer Lazarillo (1554), pero ya no en el de Luna (1620), vid. la observación de M. P., Antol. de Pros., 85; después sigue hallándose algunas veces en verso (un ej. en Góngora; Aut. cita en Ant. de Mendoza, a. 1625), pero en el Quijote es ya palabra característica del estilo arcaico de los trozos caballerescos y otros análogos; longo en la biblia moderna judeoespañola de Constantinopla (BRAE V, 351); Cej. VII, § 23. La variante rarísima lungo citada por Acad. ha de ser italianismo ocasional. Comp. LARGO.

DERIV.

Luenga ant. ‘tardanza’; a luengas ‘a la larga’ (Alex., 830); luenga ‘buró, greda’, al Oeste de Barbastro (Gálvez C, BRAE XXII, 489). Longa ‘nota de la música antigua’, latinismo. Longar; longares. Longazo. Longincuo, tomado del lat. longinquus íd. Longitud [1492, Woodbr.; 1548, Pedro de Medina], tomado del lat. longĭtūdo, -dĭnis, íd.; antes se dijo longura, longor, longueza o longadura; longitudinal. Longuera1 (Llongueres es frecuente en la toponimia catalana, y formas parecidas están bien representadas en Italia y el Friul, Prati, RLiR XII, 50). Longuería. Gall. longueirón (marisco que describe Sarm. CaG. 184r, etc., cf. Pensado, p. 212; Castelao 43.15, 218.8)2. Longuetas. Longuezuelo. Longuiso. Lueñe3 [orígenes del idioma: Glosas de Silos, escrito luenge; Berceo luen o lueñe, etc.; frecuente en toda la Edad Media, p. ej. Sta. M. Egipc, 338; Alex., 486, 1271; Gr. Conq. de Ultr., 453; Sem Tob, 102; Danza de la Muerte, 18; lueñes, Nebr.; alueñe, Calila, Rivad. LI, 41, 484; hoy todavía conservado en Asturias, lloñi en Colunga, llonxi y tsuenxi en el Oeste de esta región (Vigón), que a su vez se dan la mano con el port. longe, gall. lonxe], del lat. L֊NGE íd., más tarde sustituido en castellanos por LEJOS (véase)5.

Alongar [doc. de 934; Cid, etc.; vid. Cuervo, Dicc. I, 354-5]. Delongar. Elongación. Oblongo [Aut.], de oblŏngus íd.; oblongada. Prolongar [APal. 87d, 93b; 391b: «prorrogare es distraer prolongar y espender»], tomado de prolongare íd.; alterado en perlongar en el lenguaje marítimo, acaso por imitación del cat. perllongar; prolonga; prolongación; prolongado; prolongador; prolongamiento. Lontano [princ. S. XV, en F. Manuel de Lando y en otra composición anónima, vid. Terlingen, y Canc. de Baena, n.° 285, v. 71; hoy aisladamente en León: Puebla de Lillo lontano ‘lejano’, en Goy, Susarón, p. 497], italianismo ocasional de los poetas italianizantes del Cancionero de Baena, del it. lontano, y éste del lat. *LONGITANUS (fr. lointain, oc. lonhdan, cat. llunyedà); lontananza [Terr.].

CPT.

Longánimo; longanimidad. Longevo [ya J. de Mena (Lida)], tomado del lat. longaevus, compuesto con aevus ‘edad’; longevidad.

1 Bera-Mend., traduciendo el vco. alor-zerrenda, que quiere decir ‘tira de sembrado o cultivo’. De origen romance es sin duda el vco. longaiña; -aina, de Roncal, Salazar, Aézcoa y Baztán, y además vizcaíno ‘capote, levitón’; cat. Llongaina es un topónimo menor bastante esparcido por Cataluña.―

2 Marroquí long, malag. longueról, pg. longueirão, gall. longueirón ‘solen dactylus’ (marisco), vid. Simonet, Lerchundi y Sarm. CaG. 237r, 84r, 200r, 217r, A15r, A17r.―

3 La forma aragonesa luent (Tilander, Fueros de Aragón, pp. 460, 542, con su derivado lonteza ‘lejanía’) enlaza con el cat. dial. llunt (Castellón de la Plana, etc.), en lugar del cat. lluny; habrá una contaminación, acaso con sovint ‘a menudo’, que etimológicamente era sovín o soviny (SUBINDE). Desde luego estos aragoneses luent, lonteza, no pueden explicarse por los lat. LONGITER, LONGITUDO, como quisiera Tilander, Studia Neophil. XIX, 313.―

4 Creo que el tratamiento fonético es regular y estrictamente castellano, contra lo que sugiere Baist (GGr. I2, § 24): el diptongo ue no es ahí diptongación espontánea, sino suma de la ֊ (que no diptongaría ante palatal) más la yod involucrada en la ñ, comp. el antiguo vergüeña VERECUNDIA, cuero C֊RIUM.―

5 Más datos acerca de lueñe en la n. 17 de Cuervo a la Gramática de Bello y DHist., s. v. aluén y alueñe. Para la trasformación del adverbio lueñe en el adjetivo lueñe y más tarde lueño, especialmente en la locución lueñas tierras (íd. en el cat. llunyes terres), V. datos en Cej., La Lengua de Cervantes, s. v.