LOAR, del lat. LAUDARE ‘alabar’; como el vocablo más castizo fué alabar, desde los orígenes del idioma, y en la misma época su sinónimo aparece en la forma latinizante laudar, es posible que loar sea forma tomada en la Edad Media del francés o del catalán.

1.ª doc.: laudar, Cid; loar, h. 1250, Setenario, f° 4 v° a; 1.ª Crón. Gral., 186al6, 846b51; Juan Manuel; Juan Ruiz.

Loar se halla en alguna de las poesías de Berceo (p. ej. Loores 144, 147), pero se trata de obras de las que no poseemos edición fidedigna; donde la tenemos, aparece siempre laudar (Mil., 22, 27b, 496, 497, 546, 790a, 829; Sacrif., 182; S. Dom., 303, 308, 643). La misma forma hallamos en Fn. Gonz. 680c. Por otra parte, de loar y sus derivados sólo hay algunos ejs. en la 2.ª mitad del S. XIII (loa, en el Apol., 77, de lenguaje aragonés y catalanizante), aunque luego se generaliza: loamiento, Yúçuf, 1; loar, en Calila (ed. Allen, 150.220, 73.424)1, en Juan Manuel, Juan Ruiz, APal., Nebr., etc. Nunca fué palabra muy corriente, aunque pertenecía al lenguaje noble, y aun podía salir en algún proverbio de estilo elevado; J. de Valdés cita uno y al mismo tiempo observa que no es palabra del todo desusada: lloar por alabar, es vocablo tolerable, y assí dezimos: Cierra tu puerta y loa tus vezinos» (Diál. de la L., 112.15); Cej. VII, § 17. Después del Siglo de Oro ha seguido viviendo en el lenguaje escrito, pero acentuando aún su rareza. Como no es muy probable que el latinismo laudar se hubiera introducido en un vocabulario tan estrictamente romance como el del Cid si loar fuese corriente, cabe sospechar que el castellano tomó esta forma del francés ant. loer (hoy louer) o del cat. ant. loar (hoy lloar). Puede ser uno de tantos vocablos de gente de Iglesia introducidos por el movimiento cluniacense.

Más vivaz se ha demostrado el cat. lloar, aunque literario en el día, y quizá algo más aun el port. y gall. louvar («gabemos e louvemos a pintura tradicional» Castelao 36.25).

DERIV.

Loa [Apol., 77d]; gall. louva (no port. mod.): «en louva da vida luxada de Maria de Médicis» Castelao 62.13). Loable [APal. 86b, 341b; Nebr.], algo más usado que loar. Loadero. Loador. Loamiento ant. [Yúçuf, 1]. Loanza ant. [APal. 128d, 199d], comp. cat. lloança, gall. louvanza (no port.): «un esprito superior a toda louvanza» (Castelao 189.30). Loor [loor, S. Or., 18d (f.), Sacrif., 34b (m.), S. Dom., 349d, pero ahí V trae lodor], comp. oc. lauzor, cat. llaor, port. y gall. louvor («en louvor de nosa tradición», Castelao 301.25). Desloar [Nebr.]. Conloar ant. [Aut.; conloyar, Cid, 3558]. Trasloar.

Voces tomadas del latín por vía culta: Laudable. Laudar, conservado hasta hoy en el sentido de ‘dictar sentencia el arbitro’; laudo. Laudatorio; laudatoria; laudativo. Laude ‘alabanza’ [Berceo], tomado del lat. laus, -dis íd.; para la ac. ‘piedra sepulcral’, que también parece procedente de laus, V. s. v. LÁPIDA. Gall. alaudo ‘alabanza’ (Castelao 233.2f., 219.23: «deitaba alaudos á sua bonitura»), ajeno al portugués y a cuya conservación (o formación?) habrán contribuido los cast. alabanza y halago. Laudemio [Aut., con ej. de Machado de Chaves], tomado del b. lat. galicano y catalán laudemium, para cuya formación, V. s. v. LISONJA. Gall. laudar en el sentido de ‘pagar laudemio o renta a un señor’ fué empleado como verbo rústico por Sarm., CaG. 107v y copla n.° 953: «Pedro por sus tierras lauda al Conde de Maceda». Colaudar.

CPT.

Port. louvaminha ‘lisonja’, ‘alabanza excesiva y afectada’ (documentado por Moraes en varios escritores del S. XVI y por CortesƟo en Don Duarte, h. 1430), louvaminhar (datos en el Elucidario de Viterbo), louvaminheiro ‘el amigo de louvaminhar’ (h. 1430, Don Duarte); pertenecieron ya a la terminología poética medieval de los cantares de louvaminha que el trovador Martin Moxa (quizá gallego o leonés, aunque se le creyó aragonés, y que escribía entre 1270 y 1330) llama louvamĩares (en rima con logares, etc.) (R. Lapa, CEsc. 418.29); y loomiñar se encuentra ya en la Gral. Est. gall. del S. XIV: «Yo... vioa Jupiter e pagouse dela et falou lle, et começou de a lóómjnar em suas palavras» (250.9). Evidente préstamo del occitano, de la frase lemosina lauza amia ‘alaba a la amiga, a la amada’; para la evolución fonética, cf. el posesivo mía > mĩa > minha. Se ha conservado también en gall. actual aloumiñar ‘acariciar, arrullar; agasajar; halagar, adular’ (Vall.; DAcG. con ej. de Fz. Magariños)2; con variantes loumiñar y loumiñeiro ‘acariciador, cariñoso’ (Vall.), aloumiño ‘persuasión’ (Vall.), aluminar ‘inspirar, persuadir’ (Lugrís, citas de Pintos y del P. Sobreira en DAcG.), forma contaminada por alumear o alumiar ‘iluminar’, ‘aconsejar’.

1 Aunque esta obra es de 1251, sus manuscritos son muy posteriores y contienen bastante modernización.―

2 También en Castelao alumiñar un filio y verbas aloumiñantes ‘palabras halagüeñas’, 168.18, 183.3.