LISONJA, derivado regresivo de lisonjar ‘lisonjear’ y lisonjero, que antiguamente fueron losenjar, losenjero (de donde las formas modernas, por metátesis vocálica); éstos se tomaron de oc. ant. lauzenjar, lauzengier, íd., derivados de lauzenja ‘lisonja’ (y lauzemnhe ‘alabanza’), que probablemente proceden del b. lat. LAUDEMIA, -EMIUM, derivados de LAUDARE ‘alabar’ con la terminación del antónimo BLASPHEMIA, -EMIUM, ‘vituperio’.
1.ª doc.: Lossenja, med. S. XIII, Buenos Proverbios, 35.23 (así en el manuscrito del S. XIV; la forma moderna en el del XV, ed. Knust, p. 531); 1.ª Crón. Gral., 665al8; lesonja, 1328-35, Conde Luc., ed. H. Ureña, p. 421; lisonja, Lucano, Alf. X (Almazán); 1330, J. Ruiz, 183a, 672b, 1437d.
Cej. VII, § 11. De
losenjar tenemos ejs. anteriores, del S. XIII:
Disputa del Alma y el Cuerpo, v. 31 («o son los palafrés que los qüendes ie los res / te solién dar por to
losenjar?»);
1.ª Crón.
Gral. (en
Infantes de Lara, 224.19);
Cuento del Emperador Otas («yo non vos quiero
losenjar nin traer; más quiero vos desengañar», 396.24). De ahí se pasó primero a
*losinjar por influjo del grupo de consonantes palatal, y después por metátesis a
lisonjar, que no es raro en la Edad Media: Crónica de 1344 (
Infantes de Lara, 267.1), Sem Tob, 494
2;
Conde Luc., p. 127;
lesonjar,
Conde Luc., p. 243. Es también antiguo
losenjero: Berceo, 5.
Lor., 22;
Loores, 4;
Duelo, 83;
Alex., 51, 1507;
Gr.
Conq.
de Ultr., 518;
lisonjero ya en el
Zifar, 13.20. El vasco ha conservado hasta hoy formas sin metátesis:
losentxatu ‘lisonjear’ (Azkue,
Homen.
a M.
P. II, 90),
losincha,
losencha ‘lisonja, adulación’,
losinchari(
a) ‘lisonjero, adulador’ (Manterola),
lusintxa (
Auñ. I, 162. 32). Está fuera de duda que se trata de préstamos de oc. ant.
lauzenja ‘lisonja, adulación’,
lauzenjar ‘lisonjear’,
lauzengier ‘lisonjero’, motivados por el enorme desarrollo que tomó esta noción en la ideología de los trovadores. Nótese que la variante oc.
lauzemnhe ‘alabanza’ (Levy,
Petit Dict.; Raynouard IV, 28
b) pasó también a la Península con sentido peyorativo: «se aquel
lousinhamento n? tirƟ logo do seu
coraç?», ‘lisonja’, en los
Padres de Mérida de h. 1400 (
RL XXVII, 48); por lo demás, en portugués se dice normalmente
lisonja,
lisonjar,
lisonjeiro. Lo mismo que el vocablo occitano pasó al portugués y castellano, así como al catalán antiguo (
llausenjar,
llausenger), también se trasmitió al it.
lusinga,
lusingare, y al fr. ant.
losenge ‘lisonja’; pero en francés coexiste una variante autóctona, sin el matiz peyorativo desarrollado por la casuística amorosa de los provenzales:
louange ‘alabanza’. Es imposible separar a éste y a
lauzemnhe de la variante
lauzenja, admitiendo como étimo del último un fráncico
*LAUSINGA ‘mentira’, sólo fundado en el ags.
lêasing,
lêasung, isl. mod.
lausung íd., derivados del ags.
lêas ‘falso, mentiroso’, como hacen Baist,
ZRPh., XXXIX, 616, M-L. (
REW 4947), Gamillscheg (
EWFS;
R.
G. I, 225); además de que esta separación es imposible, nótese que la forma en
-A no se documenta en germánico, y que el adjetivo germánico
laus,
los sólo tiene el sentido etimológico de ‘suelto, libre, desprovisto’ en los dialectos continentales y escandinavos más próximos geográfica y cronológicamente al fráncico, por lo cual no es de creer que en este idioma tuviera otro sentido. Es evidente, pues, que Diez tenía razón al juntar
lauzenja y
louange y derivarlos de
LAUS, -DIS, ‘alabanza’, o de
LAUDARE ‘alabar’. En cuanto al sufijo, la variante
lauzemnhe (también
laudime,
lauzesme,
laudeme; vid. Raynouard, y Levy,
P.
S.
W.), paralela a
vendemnha,
vendémia, fr.
vendange,
VINDEMIA, indica claramente el camino: la
j no procederá de una
G etimológica, sino de la
I de un grupo
M?, lo mismo que en
blastenjar ‘vituperar’,
blastenh(
e)
blastenha ‘vituperio’, procedentes de *
BLASTEMIUM, -
EMIA, por
BLASPHEMIUM, -
EMIA3>. El tipo LAUDEMIUM lo hallamos en bajo latín, especialmente en la ac. ‘aprobación que daba el señor a una transacción comercial realizada por el enfiteuta’, ‘derecho que se pagaba para obtener esta aprobación o alabanza’ (vid. Lespy-Raymond, Dict. Béarnais, s. n. laudimi), de donde oc. ant, laudime, lauzesmes, lauzisme, cat. lluisme, cat. ant. lloïsme (con -s- secundaria como en regisme REGզMEN), y los cultismos cast. e it. laudemio. Pero tuvo también el sentido general de ‘alabanza’, de donde ‘adulación’; y su terminación debemos explicarla por influjo de su opuesto BLASPHEMIUM, BLASPHEMIA, ‘vituperio’: sabido es que posteriormente se sacaron de ahí otras formaciones abstractas, sobre todo en francés, donde la terminación coincidía con la de chalenge ‘acusación’: de ahí fr. ant. laidenge, costenge, haenge y hoy vidange4.
Wartburg (FEW V, 212), Gamillscheg y otros explican el fr. losange ‘rombo de un escudo’ a base del galo *LAUSA ‘losa’. Esta explicación, como ya observa Bloch, tiene el defecto de suponer para losange una ac. ‘en forma de losa’ que no está documentada en parte alguna, y además obliga a admitir en galo un sufijo -INGA, cuando lo único que parece haber existido en este idioma es -INCA. Por este motivo llegué a admitir en el DCEC la posibilidad de que el fr. losange ‘alabanza’ fuera la misma palabra que losange ‘rombo’, posibilidad que ya rechacé en las adiciones a aquel diccionario. En efecto, M. Rodinson, Studi Levi Della Vida II, 1956, 425-35, confirma por un lado que es falsa la etimología LAUSA para losange ‘rombo’, pero prueba además que la identificación con losange ‘alabanza’ es también secundaria. El vocablo primitivamente significó un pastel de forma romboide, y se tomó del ár. laȬzînaǤ íd.; éste a su vez vendría del pelvi lauzēnak, derivado de laȮz ‘almendra’, lo cual ya no está claro, pues esta última palabra es propiamente arábiga y no irania, y sin embargo la sufijación -înaǤ, desde luego, no se explica en árabe; pero si (creo) en iranio. Nuestro vocablo debió de tomarlo el francés directamente del árabe, durante las Cruzadas, y se empareja con otros arabismos en materia de pastelería, como mazapán y mazamorra. De ahí el cast. lisonja ‘rombo en el escudo’ [1546-8, Fz. de Oviedo; 1588, Argote; Andrés Muñoz; Fcha.] y losange ‘íd.’ [1734, Aut.].
DERIV.
Lisonjear [APal. 171d; Nebr.], antes lisonjar (V. arriba); lisonjeador [lisonjador, Rim. de Palacio, 280, 701; alisonjeador, 1438, según me comunica D. Agustín del Campo]; lisonjeante. Lisonjero (V. arriba); lisonjería.
1 «Porque veades que non vos lo digo por lesonja, tan bien como vos diré las aposturas que en vos entiendo, tan bien vos diré las cosas en que las gentes tienen que non sodes apuesto».― ↩
2 Así en el códice de la Bibl. Nacional; lisongear en el del Escorial, pero no es posible por el metro.― ↩
3 En muchos de los casos de la grafía oc. lauzenga se tratará de la frecuente representación de ja por ga. Es verdad que hallamos lauzenga en rima con lenga, venga, tenga, en Flamenca, por lo cual no cabe dudar que existieron también formas con g velar, de las cuales el it. lusinga. Pero es muy natural que en el Sur del territorio occitano se crearan estas formas dada la gran frecuencia del sufijo germánico -enga = -enja en Lemosín, Auvernia y Delfinado, mucho más fecundo que el excepcional -enja = -emnha; es verosímil que el vocablo se creara en el Lemosín por los grandes poetas amorosos, como Ventadorn y Bornelh, y el primero de todos, Guillermo de Poitiers, y de ahí se extendiera al Sur.― ↩
4 Que el fr. ant. losange sea formación independiente de la occitana y derivada de los (LAUS) con el sufijo -enge (tan poco vivaz), como quiere Jeanroy (Poésie Lyr. des Troub. II, 110 n. 3), es increíble. No importa que ya se halle en la épica del S. XII y que un ej. suelto ya salga en 1119 (en oc. todavía es más antiguo, fin S. XI): esto sólo puede probar cuan pronto y cuan generalmente se abrieron paso en el Norte las ideas de los trovadores, aun antes de que aparecieran sus imitadores líricos, los trouvères. ↩