LIMETA, ‘frasco de cristal para vino’, diminutivo de lima o nima íd. (documentados ambos en mozárabe), y éstos del lat. NէMBUS ‘chaparrón’, ‘nube cargada de agua’, ‘frasco para vino’.

1.ª doc.: 2.° cuarto del S. XVI, Sánchez de Badajoz.

En su Recopilación en Metro II, 242, se lee «Negra, lava esas limetas, / hínchelas de tinto y blanco». También en Lope de Rueda: «hay ragea y unas limetas de vino que él mismo s’está diciendo: bebéme, cómeme, bebéme, cómeme» (Cl. C., 243 = Acad. II, 202). Falta en Nebr. y APal., y Covarr. se limita a definirlo como «género de vasos», pero Oudin precisa más «une espèce de phiole de verre comme ce que l’on appelle a Paris un bocal», y Aut. «cierta vasija de vidrio a modo de redoma, que sirve para poner en ella vino u otro liquor». El vocablo no pertenece hoy al uso común español, lo cual puede explicar la vaguedad de la definición de la Acad. «botella de vientre ancho y corto, y cuello bastante largo», pero es usual en Andalucía según Simonet, Benoliel (BRAE XV, 217) nos informa de que limeta «botella» es usual entre los judíos de Marruecos, y en América está ampliamente difundido: con este mismo sentido lo emplean los cubanos de Tierradentro (Pichardo, p. 161), en Chile designa una botella de vidrio a juzgar por la frase proverbial «no es lo mismo soplar que hacer limetas»1, y es palabra usual en el gauchesco argentino con la ac. transcrita arriba2.

Simonet, en su Glosario, s. v. límma y nîma, relacionó con estas dos formas, empleadas, respectivamente, aquélla por R. Martí (S. XIII) con la definición «fiala», y ésta por el cordobés Abenhayán († 1064) y el africano Abenalhaxxá (S. XIII) en el sentido de ‘especie de botella o redoma de cristal’. No hay manera de explicar nîma como voz arábiga (no corresponde al sentido de la raíz n-w-m ‘soñar’ y no hay una raíz n-y-m). En cuanto a límma, Dozy (Suppl. II, 550a) lo coloca junto a malámm, «réceptacle», «vase de forme sphérique avec deux très-petites anses», empleado en Egipto según dos fuentes modernas; quizá no sería del todo imposible sacar estos vocablos de la raíz árabe l-m-m, aunque nada semejante a estas palabras traen en ella los diccionarios clásicos ni vulgares (Beaussier, Lerchundi, Fagnan, etc.) y el sentido general de la raíz (‘reunir’, ‘estar cerca de algo’) está completamente alejado3, pero la existencia de nîma en autores más antiguos, inseparable de límma, está indicando que el origen de éste ha de ser otro.

Lo señaló ya el propio Simonet en el lat. NէMBUS, que Marcial empleó en el sentido de una botella de cristal para echar agua o vino: entre los epigramas destinados a inscribirse en objetos regalados (apophoreta) figura uno con el título Nimbus vitreus, cuyo texto reza «A love qui veniet, miscenda ad pocula largas / fundet nimbus aquas: hic tibi vina dabit» (XIV, 112); nótese que los epigramas que preceden y siguen se refieren también a vasijas (urceus fictilis, calices Saguntini, ampulla potoria, patena Cumana, calices vitrei, la-gena vinaria). No sólo el sentido es claro, sino que la comparación que hace Marcial con el nubarrón preñado de agua, enviado por Júpiter, nos explica con evidencia el origen de la denominación, a base de nimbus ‘chaparrón’, ‘nube tempestuosa’: también el nimbo de vidrio estaba destinado a arrojar en abundancia, ora agua, ora un chubasco de vino (de ahí el chiste)4. Que nimbus se disimilaba corrientemente en limbus nos consta ya en latín, por fuentes diversas: así nos lo advierte Servio al comentar un pasaje de la Eneida (II, 615; ALLG XI, 119), y en San Isidoro, Etym. XIII, x, 3, el ms. K trae la variante lymbus en lugar de nimbus «densitas nubis intempesta et obscura»; era pronunciación tan extendida que determinó el nacimiento de una ultracorrección nimbus empleada en el sentido de limbus ‘orla’, ‘cinta de lienzo dorado que las mujeres se ponen en la frente’: nimbus escriben en este sentido San Isidoro (Etym. XIX, xxxi, 2) y Petronio, las lecciones limbus y nimbus coexisten en los mss. de Arnobio, y Forcellini observa que limbus era en realidad lo único correcto en esta ac. Está claro, pues, que nimbus y limbus pudieron también coexistir en el sentido de ‘limeta’, y derivar de ahí los mozár. límma y nîma, y el cast. limeta, causará tanto menos escrúpulo cuanto que la asimilación de MB en m es normal en castellano, y el sufijo -eta es particularmente favorecido en mozárabe y en andaluz, NէMBUSno podía tener otra cosa que I breve, según la fonética latina, y de hecho lo comprueba el it. nembo; lo cual ocasiona una primera duda por la i y no e castellana, pero el mozárabe conserva a menudo la i en este caso (RPhCal. I, 89, n. 23), lo cual nos vuelve a confirmar en la procedencia mozárabe de la voz castellana. Sin embargo, el hecho es que precisamente el mozárabe no asimila MB en m, contra lo que hacen el castellano, aragonés y catalán; pero no es demasiado difícil admitir que el vocablo pasó a los mozárabes desde el Norte de España5. Sea que el vocablo se heredara directamente del latín o pasara a través de los musulmanes de España, la etimología parece asegurada; de España pasaría al árabe, y extendido hasta Egipto daría lugar al nuevo derivado árabe malámm, para el cual contaba este idioma con muchos modelos de nombres de instrumento en ma- que coexisten con sinónimos desprovistos de tal prefijo. Para nombres de vasijas análogas de procedencia romance en árabe, V. ALIARA y REDOMA (?). Es probable que NIMBUS dejara también descendencia en el Sur de Italia: calabr. limba, limma, ‘vasija de barro’, salent. limmu, limba, Tarento limmo «conca, catino», sic. lemmu «catino», Abruzo y Campania rimba ‘vasija de barro’, gr. de Bova y de Ótranto limba, limbeȓȓa ‘tegame’, limbo, limbuȓȓi, limbuna ‘vasija de barro para lavar’ (Rohlfs, EWUG 1257), gr. de Epiro y de Cefalonia λίμπα ‘vasija de barro’, ‘charco’, alb. limb, lim ‘gamella’, ‘plato’, maltes lenbi «mastellone per lavare la roba», a los cuales Rohlfs sospecha origen griego (comp. λίƔμα ‘escudilla’, en glosas), pero el especialista G. Meyer (Roman. Lehnworte im Ngr., 45) los mira como romanismos griegos, y M. L. Wagner (Byz.-Ngr. Jahrb. VIII, 211) relaciona ya con el límma de R. Martí, sin pronunciarse acerca del origen. Aunque el sentido sea algo diferente del de limeta, difícilmente podrá dudarse de que el étimo de esta familia es también NIMBUS, a cuyo vocalismo corresponde perfectamente6.

1 Guzmán Maturana, D. P. Garuya, p. 300; íd. en Acad. como chileno.―

2 «Cuando la ocasión llegó / cenaron a lo divino / con dos limetas de vino / que la patrona sacó», Ascasubi, Santos Vega, v. 245; M. Fierro I, 706. Y los ejs. que cita Tiscornia, M. Fierro coment., p. 432. De ahí figuradamente ‘la frente de las personas, particularmente si es ancha y abultada’, ‘la cabeza de las mismas, especialmente si carece de pelo’, según Garzón (comp. Segovia). V. además M. L. Wagner, RFE XX, 177.―

3 En autores vulgares llega a significar ‘tocar levemente’, ‘indicar’, por lo tanto se comprende que el infinitivo de la 4.ª forma, rigiendo el sustantivo múskir ‘bebida embriagante, mosto’, signifique en un autor clásico ‘beber vino’ (Dozy, Suppl. II, 549b), pero claro que ahí estamos siempre en la idea de ‘tocar, catar, probar’, y no sería fácil derivar de ahí un sustantivo con el sentido de ‘botella’.―

4 No hay otros testimonios en latín, pero éste basta, por lo claro, y más tratándose de un español como Marcial. Friedlander en su edición de Leipzig, 1886, explica que es una vasija de cristal con muchas aberturas, para rociar con líquidos; ignoro la fuente de esta descripción (aceptada por Daremberg-Saglio y Pauly-Wissowa) que no se funda en el texto de Marcial, y quizá no pase de una fantasía. En su sentido propio y como cultismo científico se tomó nimbo en el S. XIX; de ahí nimbar.―

5 Entonces un cast. *nma o *lma se cambiaría en nima, lima, por la pronunciación árabe, que no habiendo consonante enfática prefería la i a la . O bien podemos admitir una pronunciación semiculta cast. nima, lima, pronunciación que se justificaría por el empleo como vasija litúrgica; entonces podríamos prescindir totalmente del intermedio mozárabe o hispanoárabe.―

6 Recordando el cat. figueta ‘limeta’ (ALC, mapa 93) se podría suponer que esta vasija se llamó ‘higo’ en unas partes y en otras ‘lima, limón’ por comparación con la forma de estos frutos. Tratándose de un higo todavía se concibe la comparación con una limeta ventruda, pero en realidad no veo semejanza alguna con un limón o lima. Por otra parte, como el figueta del Principado se continúa por el Norte (Rosellón, Valle de Arán) con fiola (fr. fiole, lat. PHIALA), más bien creería yo que figueta es cambio de sufijo de fi(g)ola y tiene la misma procedencia.