LEGAÑA, voz común al castellano con el catalán y la lengua de Oc; la forma más extendida y antigua, y probablemente la primitiva, es lagaña; el origen es incierto, pero como son improbables las etimologías romances que se han sugerido, es verosímil que sea prerromano, quizá del mismo origen proto-hispánico que el vasco lakaiña (y su familia laka, lakar, lakatz), que significa ‘gajo’, ‘hebra’, ‘nudo de árbol’, ‘aspereza’, suponiendo que el sentido básico fuese algo como ‘brizna’, ‘broza’, ‘menudencia’.

1.ª doc.: laganya, refranes aragoneses del S. XIV1; legaña, quizá ya en Fragoso (1581, cita de Aut.), legañoso en Oudin.

Predomina ampliamente en lo antiguo la forma con a. Así en los tres glosarios de h. 1400 publ. p. Castro; en el Canc. de Baena («vos... mirastes con lagaña / a quien dais loores tantos», Íñigo de Stúñiga, n.° 576, v. 3); en el Corbacho (a. 1438: ed. P. Pastor, 136.22); en la Celestina (h. 1490: «ay ojos que de lagañas se agradan», IX, ed. Cl. C. II, 31.11); APal. (136b>, 184b, 241b, 249b, 365b); el Quijote («mira con unos antojos que hazen parecer... a la pobreza riqueza, y a las lagañas perlas», II, xix, 71b); Quevedo2; en el aragonés Juan de Vidós, a. 1671 (DHist., s. v. catarata), etc.; Cej. VII, § 46. Hoy sigue siendo la forma empleada vulgarmente en Albacete (RFE XXVII, 235), Cáceres y Salamanca (Espinosa, Arc. Dial. 178), Asturias (llagaña, Vigón), Cuba, Uruguay (A. F. Padrón, en Bol. de Filol. de Montevideo III, 153), Arg. (ya en Ascasubi, S. Vega, v. 2824, sentido figurado ‘hombre ruin’), y en muchísimas partes de España y América.

Legaña, es bastante tardío, pues C. de las Casas (1570), Percivale (1591) y Covarr. (1611) sólo registran todavía la forma con a, y ésta es todavía la que prefiere Aut., si bien advirtiendo «dícese comúnmente legaña», forma de la cual cita ejemplos en Fragoso, que por lo demás debiera comprobarse.

En catalán se suele escribir lleganya, pero sabido es que en el habla barcelonesa, rosellonesa, balear y de la mayor parte de Cataluña no se distingue la e de la a pretónica; de los dialectos que distinguen tengo anotado llaganya en dos localidades pallaresas y lleganya en otras dos, en el País Valenciano dicen llaganya (Escrig; M. Gadea, Tèrra del II, 156), sustituído en la Ciudad y Huerta de Valencia por el vulgarismo maganya, debido a una confusión con esta palabra, que significa ‘perjuicio, daño’3. Es frecuente en la Edad Media, desde el S. XIII («leganya en uy», Lulio, Doctrina Pueril; lagaynós, Costumbres de Tortosa; «los ulls són fets laganyosos, los labis grochs, lo cuyro dessecat», A. Canals, Arra de Anima, 149; «los ulls... lagrimosos, ab laganya», Curial, N. Cl., III, 224, etc.); cierto B. Lagaios (grafía arcaica por llaganyós) se cita en un doc. de Cervera del S. XII (Pujol, Docs. en Vulgar, 6.19); recuérdese la figura de Asnar Lagaya (que seguramente hay que leer como Laganya), el héroe de la reconquista de Vall-de-roures (prov. Teruel) en el S. XII.

En lengua de Oc laganha se documenta desde la primera mitad del S. XIV, y el derivado laganhós ya en el Jaufré, que es de h. 1230 (Raynouard IV, 7)4; hoy el vocablo se extiende desde los Bajos Alpes (lagan ‘gota que le cae al legañoso’) hasta los Bajos Pirineos, y por el Norte llega hasta el Drôme (a juzgar por laganhousa «fauvette»), el Aveyron (logógno en Vayssier), la Dordogne (St. Pierre-de-Chignac) y la Gironda (Moureau, La Teste), vid. FEW V, 130-l5; casi en todas partes tiene a en la primera sílaba, salvo en St. Pierre-de-Chignac, el Gers y los Altos Pirineos, donde aparecen formas con e (Rohlfs, RLiR VII, 132)6. Por el Oeste lagaña, -nha, llega hasta el gallego y el portugués de Tras os Montes, pero es voz ajena al portugués común, que en este sentido emplea remeta.

Aunque nada trae el REW, se han propuesto varias etimologías romances, que por lo demás no merecen aprobación. Ya Puigblanch (Vinaza, Bibl., p. 830) propuso una base *LEMICANĔA, que derivaría de un adjetivo *LEMէCUS ‘legañoso’, a su vez derivado del gr. λƲμƓ, ‘legaña’, también empleado alguna vez en latín, pero sin descendencia romance; aunque siguieran sus huellas M. P. en su Manual de Gram. Hist., y Brüch (Misc. Schuchardt 1922, 58), esta etimología no se puede tomar en serio, entre otras razones porque sería imposible pasar de lengaña a legaña: en tal posición no se produce nunca la eliminación disimilatoria de una nasal7.

Bourciez, Bulletin Hispanique III, 232, propuso un *LAGANĔA, derivado del gr. λάƔανον ‘especie de buñuelo’, también empleado alguna vez en latín, y hoy conservado en el romance de la Magna Grecia (Rohlfs, EWUG n.° 1205): pero claro está que estas hablas italianas pudieron tomarlo del griego local, y desde luego esto no prueba en absoluto que el vocablo perteneciera al latín vulgar general, como sería preciso para que con él se formara un derivado romance de tipo arcaico como el supuesto; por lo demás, en lo semántico es idea bastante inverosímil, pues si es natural que se haya comparado la legaña con un trocito de mantequilla (alem. augenbutter), de ninguna manera lo sería la comparación con un buñuelo; finalmente así nos cerraríamos toda posibilidad de explicar la variante legaña, pues si fonéticamente es frecuentísimo el paso de e-á a a-á, la evolución contraria no se registra, y sería difícil hallar una contaminación que hubiera podido actuar en los tres romances que conocen la forma con e. En conclusión, pese al favor que esta idea ha encontrado en el FEW, es ciertamente inaceptable. Spitzer pensó primero en LէGARE ‘atar’ (Neuphil. Mitt., 1913, 171), después en LIQUARE ‘derretirse’ (Lexik. a. d. Kat., 87), del cual esperaríamos más bien *leguaña, y además no es vocablo conservado en iberorrománico. El supuesto de Schuchardt (ZRPh. XXIX, 561) de que el lat. LACCA ‘tumor’ y ‘planta de savia medicinal’ tuviera una variante *LACA (de la cual podría derivar lagaña) con la ac. de ‘resina de árbol’, que él supone etimológica, derivando el vocablo del indostánico lab ‘laca’, además de ser excesivamente hipotético, tropieza con el hecho de que esta forma es reducción moderna del scr. lākɊā. Tampoco merece atención la idea de Vogel (Neuphil. Stud. V, 49) y Sainéan (Sources Indig. I, 194) de derivar de LACUS ‘lago’, sea a base de ‘niebla que se levanta del lago’ (comparando el sentido del cat. llegany ‘nubecita’), sea a base de ‘charco’ > ‘lodo’; ni la base *LէPPէCANEA que sugiere Covarr.8

Algo más razonable parece la idea de Baist (KJRPh. VI, 393) de derivar nuestro vocablo de la misma raíz céltica que LÉGAMO: la dilación de legaña en lagaña sería tan natural como la que vemos en BALANZA, SALVAJE, varraco, etc., y semánticamente no habría dificultad; pero además de los tropiezos con que choca el origen céltico de légamo y que debemos contar con la posibilidad de una alteración de lámago > lágamo, lég-, o una derivación de LէGARE (puesto que el légamo es lodo pegajoso), las dificultades principales estriban en que el área de legaña es mucho más amplia que la de légamo (ajeno al catalán y la lengua de Oc) y en que según vamos a ver nuestro vocablo parece haber tenido la sorda -C- como consonante originaria. En efecto, hoy se dice lacanho en Lescun y otras hablas gasconas que conservan las sordas originarias, y la forma mozárabe era laqáȳna, documentada por R. Martí en el S. XIII, con la traducción lippitudo. Llamó la atención Simonet (s. v. lacáina) hacia la semejanza con el vco. lakaiña ‘gajo’ (aunque no pueda aceptarse, por imposibilidad fonética, su etimología LACէNէA ‘franja’.

Desde luego esta idea merecía más atención de la que hasta ahora se le ha prestado, aunque los sentidos de la citada voz vasca sean múltiples y complicados: ‘ramilla que se desgaja de otra’, ‘cada una de las partes en que se divide un racimo de uvas’, ‘gajo de naranja, de ajo, etc.’, por otra parte ‘hebra de hilo’, ‘cada uno de los manojos de pelo de que se hace una trenza, o de los cabos que constituyen una cuerda’, acs. propias de Vizcaya y Guipúzcoa, mientras que en bajo-navarro es ‘porción de lino, lana, cabellos, etc.’; no hay que dudar de que lakaiña va con lakatz ‘gajo (en sus varios matices)’, y además ‘nudo de rama, saliente en un árbol o pared, púa de injerto, rama de arbusto’ (de ahí lakazdun ‘palo que tiene nudos’), y con lakar ‘nudos de una rama, rama nudosa’, que también vale ‘aspereza del terreno’ y ‘casquijo, guijo’; una forma más primitiva parece ser laka, que además de ‘hilo torcido’ es ‘almud de granos’, ‘maquila que se paga por la molienda’ (de donde lakari ‘celemín’ y lakatu ‘distribuir la harina en el molino’, ‘cobrar la molienda’). La idea fundamental me parece ser la de ‘brizna’, de donde ‘hebra’, de ahí ‘porción de pelo’ y luego ‘de grano’, etc.; por otra parte, de ‘brizna’ se pasaría a ‘objeto menudo’, o sea ‘nudo, aspereza’, ‘guijo’, y por la misma idea se pueden explicar los otros derivados lakasta (> cat. llagosta, oc. lagasta), lakats y lakain en el sentido de ‘garrapata’, en algunas partes especialmente la garrapata pequeña o rezno, pues este último significa además ‘guedejas, cabellera sobre la nuca’ (comp. lakaiña ‘parte de una trenza’). De la noción de ‘brizna’, ‘objeto menudo’, ‘chuchería’ se llega muy fácilmente a ‘legaña’, tanto más cuanto que no en todas partes nuestro vocablo designa la secreción ocular: el cat. llegany es ‘nube pequeña’, el oc. laganho designa el ‘euforbio’, el ‘diente de león’ y el ‘ranúnculo’.

La idea de que exista un parentesco aborigen con el vasco es sumamente verosímil dada el área del vocablo a ambos lados del Pirineo, y recibe una confirmación tan curiosa como inesperada gracias a la glosa catalana lagayna (S. XIII), que en el Vocabulista de R. Martí lleva la palabra ȝā (en árabe ‘mota en el ojo’, ‘brizna de paja’) y está en dicho vocabulario traduciendo el lat. festuca, de este mismo significado: luego parece que en el catalán primitivo llaganya (del cual lagayna es grafía arcaica de tipo corriente) significó precisamente ‘brizna’ como en vasco; claro está que era facilísimo pasar de ‘mota o broza en el ojo’ a ‘legaña’9.

Creo, en efecto, poder asegurar que este cambio semántico se ha producido en otras partes: el port. remela ‘legaña’ había sido ramela (S. XVI: Moraes, Fig.), y por lo tanto significó primeramente ‘ramita, brizna’, ‘mota (en el ojo)’; el origen del it. cispa, engad. tschierpla, ‘legaña’, apenas se ha indagado, pero como junto a él está (s)cerpellino, scerpellato ‘(ojo) que tiene los párpados vueltos del revés’ (comp. cispellino ‘legañoso’), (s)cerpellone ‘error grosero’, scerpellare «penzolare», me parece claro que ha de venir del tosc. scerpare, friul. cerpì (zerpì) ‘podar los sarmientos’, que en la primera ed. del REW se derivaban de DISCĔRPĔRE, y por lo tanto el sentido básico de tschierpla, cispa, será también ‘ramita, brizna, mota’10.

Desde luego es inadmisible la etimología *LICAGO, -GINIS (híbrida de «celta» con sufijo latino, inexistente en celta), admitida por GdDD, en relación con el presunto étimo de légamo y liga. Por otra parte, lo único que se puede suponer como celta es LEG- ‘pósito’, que no convendría en lo semántico (además -AGINEM no da -aña en castellano, aunque dé este resultado en ciertas hablas y dialectos romances).

DERIV.

Legañoso [lag- Vidal Mayor; Dios prescribe que no se allegue a su servicio el que fuere «giboso o lagaynnoso, oviere nuve en el ojo... o... en el cuerpo empeines» (Levít. XXI, 20, S. XIII, Bibl. Med. p. 161); APal. 61d, 74d]. Legañil.

1 «Agüelo dormidor, laganya lo cuebre», RFE XIV, 366.―

2 «No finjan ríos sus ojos, porque no somos servidos de beber lagañas ni aguas de cataratas», Premática de 1600, ed. Hz. Ureña, p. 176.―

3 Los tres testimonios medievales sacados de textos del dialecto occidental traen también a; leganya, en Lulio, figura en ms. que confunde ya muchas veces los dos fonemas.―

4 Un arroyo hoy llamado Lagagnoux en el Aude, y Rivus Lipidus o Lipposus en el S. XIII, lleva el nombre de Laquaies o Laguajes (que debe entenderse Laganies) en doc. de 1212 (Sabarthès).―

5 La semejanza con el lionés bagagne íd., parece ser fortuita, pues será sencillamente derivado de baga «crotte», como admite Sainéan, Sources Indig. I, 194.―

6 Bourciez cita además una forma gascona liganho. Pero laganho se oye aun en el gascón pirenaico, así en el Bearne como en el Alto Garona.―

7 Por el contrario, es claro que el aislado astur. lengona se debe a una propagación de nasal, de tipo corriente.―

8 Nótese, con todo, que no es idea tan descabellada como el *LEMICANEA que ha encontrado favor en algunos romanistas, pues al fin LIPPUS era el vocablo normal para ‘legañoso’ en latín, y la reducción fonética de *lepgaña a legaña no sería tan difícil. Sin embargo, y a pesar del cremonés lepegà ‘gotear el ojo’, citado por el REW, es una base demasiado construida.―

9 Es verdad que el propio R. Martí traduce lippitudo por el citado ár. ȝā, de lo cual podría deducir alguien que en el árabe de España este vocablo hubiese tomado la ac. ‘legaña’. Pero como el lat. festuca no significa ‘legaña’, sino siempre ‘mota, brizna’, es forzoso admitir que en uno de los dos artículos ȝā no es traducción de la palabra latina correspondiente, sino meramente un vocablo de sentido conexo, sugerido al autor por la palabra en cuestión; ahora bien, como los léxicos árabes no reconocen a ȝā otro sentido que ‘mota, brizna’, hemos de suponer que es en el artículo lippitudo donde no es traducción, sino vocablo de sentido próximo. De todos modos, aunque ȝā hubiese significado ‘legaña’ en el árabe de España, el artículo de R. Martí nos proporcionaría la prueba de que es posible pasar de la idea de ‘mota, brizna’ a la de ‘legaña’.―

10 No sé si el friul. sgarbel ‘legaña’ va con el galorrománico GARBA ‘gavilla’. Con esta etimología vasca la forma legaña puede sin duda explicarse por una variante en la base prerromana del vocablo. Comp. alternancias vascas como baltz ~ beliz, barri ~ berri, azkan ~ azken, azur ~ e(n)zur, apaiz ~ apez, por lo dicho arriba acerca de la dificultad en explicar legaña de otros modos; pero opina Michelena, BSVAP XII, 367: «para explicar desde el punto de vista vasco la alternancia lagaña ~ legaña sería acaso mejor citar ejs. de disimilación del tipo alkar ~ elkar, que no son raros; los que se aducen admiten explicaciones particulares, a excepción de azkan ~ azken, que es un ej. de asimilación».