SELVA, del lat. SէLVA ‘bosque’.

1.ª doc.: h. 1275, 1.ª Crón. Gral., 8a12 («la selva Nemea»); J. Ruiz.

«Andávanse las liebres en la selva allegadas, / sonó un poco la selva, e fueron espantadas», 1445a, b; así S y T; silva en G. Esta vacilación formal se observa también en una poesía de Juan de Andújar, donde selva ‘bosque’ (v. 19) alterna con silva (v. 42, y en la pág. anterior), sin distinción de sentido (Canc. de Stúñiga, pp. 71, 72). Aun cuando selva no está representado en la toponimia de Castilla y Aragón (o lo está muy poco), mientras lo está en la catalana, y silva en la de Galicia, Portugal, León y Asturias (Silva, Silvela, Silveira, Silvota), es de creer que SILVA (acaso junto con LUCUS) sería el viejo término heredado del latín para expresar la idea de ‘bosque’, pues esta última palabra es extranjerismo entrado en fecha relativamente tardía, y el arabismo jara no podía tener muchos siglos de Antigüedad cuando empieza la transmisión literaria castellana. En todo caso es claro que selva presenta claras señales fonéticas de trasmisión popular1, y aun la variante silva propia del gallegoportugués y no ajena del todo al castellano, debe de corresponder a un estrato popular, con evolución especial de է u otra perturbación fonética, en vista de la original evolución semántica hacia la idea de ‘zarza’, que sufrió el vocablo en el Occidente ibérico2. De todos modos bosque ganó terreno rápidamente relegando pronto selva al terreno de lo arcaico o poético; como voz poética y noble, inspirándose en el latín, exhumó este arcaísmo Juan de Mena, cuando ya estaba tan olvidado en el idioma corriente, que Nebr. toma esta palabra por una innovación personal del poeta («selva dixo Juan de Mena por bosque» declara en su dicc.). Pero no se trata de un latinismo ni de un italianismo, como pudiera creerse, según prueba el uso por poetas anteriores a la influencia italiana; tampoco es probable que estemos ante un occitanismo poético. Sea como quiera, selva nunca volvió a ser palabra del fondo popular; pero aparece en muchos textos. Del habla arcaica la toman los Libros de Caballerías, y de ahí Cervantes en el Quijote; del lenguaje poético de Mena la heredan varios líricos del S. XVI y señaladamente Góngora, que la emplea docenas de veces, en calidad de palabra noble. En el S. XIX queda fijado el matiz de ‘bosque intrincado y muy espeso, a la manera de los tropicales’, que ya empieza a insinuarse en la definición de Aut.

DERIV.

Selvoso [S. XVII, Cej. IX, p. 109]. Enselvar; enselvado. Salvaje [Gral. Est. II/1, 150a, 197b, etc.; J. Ruiz 912b], del oc. y cat. salvatge íd., y éste del lat. SէLVATէCUS ‘propio del bosque’; del it. se tomó la variante selvático en el S. XVI [Fz. de Oviedo, Quinquagenas, p. 445, como palabra típica de Italia; Cervantes; Villegas; pero ya lo habían empleado en el S. XV Mena, Cor., ed. de ¿1489?, 75r, Santillana (C. C. Smith, BHisp. LXI), etc.], y por compromiso entre las dos formas o por influjo de selva se dijo también selvaje [1616, Ant. de Cáceres, en Cej. IX, p. 109; Vz. de Guevara, El Rey en su Imag., v. 329]; salvajada; salvajería [Aut.]; salvajez [Luc. de Alf. X (Almazán)]; salvajina [J. Ruiz], y el raro salvajino, -a: Ley salvagina ‘ley salvaje’ Gómez Manrique (Lida, Mena, 267); salvajismo; salvajuelo; selvatiquez.

Cultismos. Silvano [Villena, Trab. Herc., p. 13; Garcilaso]. Silvestre [h. 1440, A. Torre (C. C. Smith, BHisp. LXI); A. Cartagena, Bibl. Aut. Esp., T. 116, p. 237; Santillana, Canc. Cast. S. XV, NBAE, I, p. 461b; 1499, Comendador Griego, Aut.]; asilvestrado. Silvoso. Ensilvecer.

CPT.

Silvicultor; silvicultura.

1 Por lo menos en Aragón y en los Pirineos SILVA presenta considerable desarrollo semántico, que prueba su carácter hereditario: b. arag. selva ‘carga de leña verde destinada al fuego’ (Puyoles-Val.), Ansó, Echo selva «panne de la charpente d’un toit», bearn. seubo íd. (BhZRPh. LXXXV, § 135), comp. el fr. bois ‘bosque’ > ‘leña, madera’.―

2 Silva como nombre de una fruta montesina [‘mora de zarzal’] está ya en el leonés Fr. D. de Valencia, princ. S. XV, Canc. de Baena, n.º 502, v. 32; hoy es «especie de arveja silvestre» en ast. (V), ‘zarza’ en Zamora, con silveira y silvarega ‘zarzal’, que es ya el sentido que debe de tener en la Gral. Est. gall. de princ. S. XIV: «buscando madeyros de que fazese seus estorm?tos de sua música, achavƟ as silvas tƟ espesas...» (18.26) aunque se trata de una trad. del castellano, por lo que es posible que la idea de ‘bosque’ y la de ‘zarzal’ se hayan confundido un poco en la mente del traductor; en otros textos gall. arcaicos figura sólo el colectivo silvar ‘zarzal’: «caen en un mui gran silvar» Ctgs. 138.30, «tod’aquel era cercado d’? grƟ silvar» Crón. Troy. II 246.27. G. de Diego (Gram. Gall. p. 68) y A. Castro (RFE V, 41) creen se trata de un tratamiento normal en la fonética luso-leonesa, y reúnen ejs., pero no le falta razón a Leite de V. (RL XXIII, 188) al observar que estos ejs. son diferentes, y heterogéneos entre sí. Todas las explicaciones dadas se prestan a objeciones; M-L. (ASNSL CXXII, 405, n. 1) parte del silabeo latino arcaico silüa (Horacio, etc.), admitiendo metafonía como en mingua, lingua, pero de ser así esperaríamos *silgua (además de que la coexistencia de lengua, mengua y aun veuva ‘vida’ en portugués antiguo hasta el S. XV, RL XXVII, s. v., podría sugerir una acción muy tardía de la ? incompatible con la antigua consonantización de silva); mejor la de Leite de V., SPINA *SէLVĔAespino del bosque’, irreprochable fonéticamente, y aceptable en los aspectos morfológico y semántico, pero siendo hipotética tampoco acaba de convencer. El cast. silva en el sentido de ‘colección literaria miscelánea’ fué ya empleado por Pero Mejía [1541]; también está en Aut. en el sentido de ‘composición métrica’; ambas acs. son comunes con el port. silva y el it. selva, y silva se empleaba ya en latín como título de obras literarias (Estacio, etc.).